Soul Eater C2

Capítulo 2: Despedidas

Después de que Raguna se fue, caminé a la tumba de mi madre con pasos tambaleantes.

No recogí las monedas de oro que estaban en el suelo. No fue por lo que Raguna dijo; fue simplemente por mi orgullo.

Sin embargo, sentí que empezaba a lamentar esa decisión cuando me dirigía a la tumba.

Incluso si lograra equipar mi alma, dudo que cualquier cosa que manifestara tuviera un brillo dorado como el de Raguna. Apuesto a que tomaría una forma desagradable y asquerosa.

Mientras yo estaba teniendo esos pensamientos de auto desprecio,

[Sora.]

Una voz tranquilizadora me rozó los oídos como una brisa que corría por un campo de hierba.

Mi corazón deprimido volvió a la vida al escuchar ese sonido.

Cuando miré, había una joven con su glamoroso cabello negro que se balanceaba con el viento en la tumba de mi madre, justo enfrente.

Era mi prometida, Ayaka Azurite.

[Ayaka, así que viniste aquí.]

[Sí, había algo por lo que tenía que disculparme con Shizuya-sama.]

[… ¿Algo por lo que tenías que disculparte con mi madre?]

[Sí. Me pidieron que me convirtiera en tu fuerza, Sora. Pero al final… no pude hacer nada. Vine a disculparme con ella por eso.]

Ayaka me miró con una expresión solitaria en su cara mientras decía eso.

Aunque estaba prometida a mí, era una alumna de la misma edad que yo y también un genio espadachín que estaba a un nivel comparable al de Raguna.

Sin embargo, nunca se ha jactado de sus talentos y no despreciaba a las personas que eran más débiles que ella.

Ella tomaba la iniciativa y se emparejaba conmigo durante el entrenamiento, y a veces incluso me daba entrenamiento especial hasta altas horas de la noche.

En nuestros días libres, a veces me llevaba a la ciudad a la fuerza para cambiar de ritmo cuando yo estaba atascado practicando mis balanceos.

No había nadie que no estuviera celoso de este matrimonio entre nosotros mientras se hacía más bonita, fuerte y digna a medida que crecía. Había algunos como Raguna que tomaban acciones más allá de los celos y la seducían descaradamente.

Sin embargo, Ayaka nunca les prestaba atención y respondía con una sonrisa como siempre lo ha hecho. No fue sólo una o dos veces donde saboreé completamente esta felicidad al pensar que nos íbamos a casar.

Una de las razones por las que trabajé tan duro para fortalecerme fue porque quería ser un hombre digno de ella.

Para ser honesto, cuando mi padre me expulso, tuve una leve expectativa de que Ayaka vendría conmigo.

Pero—

[*Hahhhh…*]

Esa expectativa se había roto cuando la vi suspirar profundamente.

[A-Ayaka…?]

[El único con el que estoy comprometida es el heredero de la casa Mitsurugi, así que ya no estoy comprometida contigo dado que has sido expulsado. Nunca te he odiado, Sora. Siempre te esforzaste al máximo para ser fuerte… pero eso no significa que me gustaras tampoco.]

[¿Qué…?]

[Sé que estoy diciendo algo horrible. Pero podría ser malo si tienes algunas ideas extrañas sobre confiar en mi familia después de dejar la isla. Por eso, te lo dejo claro aquí y ahora.]

[E-Espera un momento—]

[Sora. El sentimiento que tenía hacia ti no era amor, sino compasión. La decepción podría añadirse a eso ahora. No puedo llegar a querer a alguien que es inferior a mí.]

[—!]

[No sé qué vas a hacer a partir de ahora ni cómo vivirás. Pero como eres alguien que nunca se rinde, puede que estés pensando en hacerte un nombre como aventurero o como soldado y hacer que el maestro te acepte de nuevo algún día… Sin embargo, creo que es mejor que te rindas con la espada. Es poco probable que el maestro traiga a alguien que ha sido expulsado… Y, sobre todo, sería un sueño loco para alguien que ni siquiera puede hacer dos rondas con un guerrero de dientes de dragón lograrlo con una espada… Deberías dejarlo todo y vivir una vida pacífica. Shizuya-sama seguramente lo entendería.]

Después de decir esto con piedad en sus ojos, Ayaka me dijo ‘Adiós’.

Y luego, se dio la vuelta y se fue. Nunca dejó de mover los pies, ni siquiera una vez miró hacia atrás.

… No puedo recordar muy bien hacia dónde caminé después de eso.

Antes de darme cuenta, sentí la brisa marina en el muelle. Tenía un billete de ida al continente principal en la mano.

En ese momento, un par de hermanos con expresiones sombrías estaban ante mí.

Gozu Cima. Como observador de la familia, él siempre ha estado cuidando de mí desde que era un bebé. Con una complexión grande como la de un oso y una cara honesta, realmente daba la apariencia de un guerrero fuerte.

La otra persona era su hermana menor, Cecil Cima.

Ella y yo éramos como un par de hermanos desde que era un niño. Podía recordar los días en que caminaba detrás de ella y la llamaba ‘nee-sama, nee-sama’ como si fuera ayer. Especialmente después de que mi madre falleció, ella me cuidó mientras era tan amable como lo era mi madre.

Si son estas dos personas, ¿Vendrán conmigo a diferencia de Ayaka?

Los miré mientras me aferraba a esa esperanza, pero pronto explotaron como burbujas.

[Siento lo de la ceremonia de prueba. Fue porque no podía sacar el poder del joven maest— no, quiero decir, Sora-dono. Lo siento mucho por eso. Espero que puedan encontrar un mentor digno en el continente principal. Joven— Oh, ¿Qué voy a hacer de ahora en adelante? Como criado de la casa Mitsurugi, debo obedecer las palabras del señor. Por favor, no te preocupes por mí y cuídate, Sora-dono. Espero que te mantengas sano para siempre.]

[Toma, te he preparado una caja de almuerzo. Por favor, cómetelo en el barco. Además, seré responsable de cuidar la tumba de Shizuya-sama, así que, por favor, no te preocupes. Sí, ¿Qué voy a hacer de ahora en adelante? U-Um… en realidad, no podía decirte esto ya que pensé que no debería distraerte cuando estabas a punto de tomar tu ceremonia de prueba… Justo el otro día, hablé con el maestro sobre convertirme en su amante… así que creo que me quedaré a su lado…]

El guerrero que era como un hermano mayor para mí, sinceramente me deseó lo mejor.

Y la mujer que vi como una hermana mayor se sonrojaba cuando hablaba de ser la concubina de mi padre.

Los dos ni siquiera mencionaron la idea de venir conmigo.

Después de que me vieron subir al barco, empecé a salir de la Isla demoníaca.

El par de hermanos se despidieron unas cuantas veces desde el muelle antes de que se dieran la vuelta con lo que parecía ser un indicio de arrepentimiento.

Les miré fijamente la espalda mientras se iban. El puño que formé temblaba como antes.

Qué gente tan desalmada. Pero sé que estaría mal que les guardara rencor por esto. En vez de eso, debería agradecerles por venir a despedirme después de que fui expulsado por su maestro y desterrado de nuestra escuela. De hecho, ningún otro conocido mío había venido a despedirme.

Pero por mucho que me dijera eso, mis manos no paraban de temblar. Las lágrimas que caían de mis ojos tampoco se detenían.

—Definitivamente volveré algún día. Tendré el poder que necesito para luchar en esta isla y volveré.

Me dije eso una y otra vez mientras murmuraba esas palabras en mi mente. Hacia los dos que me dejaron, hacia el hermano menor que me ahuyento, hacia la que rompió conmigo, y más que nadie, hacia mi padre que no se preocupó en absoluto.

Repetí esas mismas palabras por siempre.