Capítulo IX: Una Muerte Aterradora.
–Lo primero que quiero que hagas, es tomar un baño, ahora mismo, no puedes quedarte así –
Lo que trataba era de normalizar la situación por el momento, ella se vio (hasta ese momento) a sí misma y gimió.
– ¡Estoy toda sucia! No me gusta que Sempai me vea así –
Ella parecía estar de humor para dejar todo este asunto de lado por el momento… Ya ni siquiera me preguntaba cómo es que era capaz de aceptar esto de una forma tan…normal. Sé perfectamente que la gente se horrorizaría al encontrarse con alguien como ella… pero yo no sentía el más mínimo remordimiento… creo que algo está mal conmigo.
Mi familia estaba en la casa y por ello, había que ser muy cuidadosos, el sólo hecho de que la vieran cubierta de sangre armaría un escándalo, ni siquiera me preguntaba cómo es que había llegado hasta aquí sin ser vista por nadie. Ella era sin duda excepcional.
Salí de mi alcoba para preparar el baño, no había nadie en el pasillo, así que traje a Kitsune de vuelta y la metí al baño. Ella no dijo absolutamente nada. Sólo se metió al baño, y evidentemente yo tuve que meterme con ella. Si mi familia tocaba la puerta y nadie contestaba, intentarían abrir, al menos así podía decir que era yo quien estaba tomando un baño. Una mala excusa de cualquier modo.
–Sempai ¿Qué hago? –
Kitsune me miraba con la cara roja por la vergüenza, pero, a decir verdad, no teníamos tiempo para vergüenzas, me acordé de algo que mi madre hacía cuando éramos niños.
–Ahora Banzai –
– ¡Banzai! –
Ella alzó los brazos, al momento que ella hizo eso, yo levante su blusa y se la quité de un sólo jalón, ella se quedó con los ojos abiertos, yo hice como si fuera lo más natural del mundo, aunque por la cara que puso tenía ganas de reírme.
–Sempai… yo… –
–Tranquilízate, necesitamos que tomes un baño, de todas formas, no puede haber nada que no haya visto antes, así que no hay de qué avergonzarse –
–Pero Sempai… eso es eso… Y esto es esto –
–Sin peros señorita, estamos en estado de emergencia, así que Kitsune debe ser obediente y soportar la pena ¿Está bien? –
Ella bajó la cara, por supuesto que esto no era para nada de su agrado, pero no se podía hacer nada… me preguntaba ahora como es que era capaz de desvestirla sin sentir deseo, supongo que estaba demasiado preocupado por el asunto de “la chica de las notas” como para pensar de forma normal… soy raro… lo sé.
–Sí, Sempai –
Eso fue lo que ella dijo, después de unos momentos le quité toda la ropa y la envié a la bañera. Ella se veía triste, yo me ocupe de lavar su ropa… esta es la primera vez que lavo la ropa de una chica, siempre pensé que debería ser más especial… pero en realidad ahora no estaba pensando en eso… en lo único que pensaba, es en que mi familia no descubriera que ella estaba allí, o la sangre de su ropa.
De todos modos, Kitsune parecía haberse relajado en la bañera, yo no me quité la ropa para nada, a pesar de que estaba quedando empapada, no quería darle un falso mensaje. Pero pensé en acercarme a ella, aunque fuera un poco, era mi primera vez en un baño con una chica, al menos debería ser amable con ella.
–El agua hasta los hombros, Kitsune–chan –
Le ordené, mientras corría el biombo que separa el cuarto de lavado del baño, ella volteó a verme con los ojos llenos de amor.
–Sí, Sempai –
Ella se sumergió como le dije, entonces me acerque a ella y comencé a cepillar su cabello, sirvió para quitarle algunas hojitas y ramas que ella tenía en el cabello enredadas, supongo que había pasado por un momento difícil en un parque o algo así, luego busque una toalla y haciéndola levantarse, la coloque sobre su espalda.
–Tienes que tallarte y lavarte bien, mientras tanto lavaré tu cabello, ¿está bien? –
–Si Sempai, por favor –
Se sentó y comenzó a tallarse, yo no le preste atención, sabía que, si lo hacía, la cosa podría desviarse y eso no era una buena idea, menos en un momento así, en que teníamos que permanecer escondidos.
–Pensé que Sempai estaba enfadado conmigo de nuevo… pero… Sempai está cuidando de mi… me siento halagada –
–Soy tu novio, Kitsune–chan, es mi deber cuidar de ti –
Eso fue lo que le dije, aunque supongo que el asunto iba mucho más allá de la relación que teníamos, yo me sentía responsable por lo que pudiera ocurrir, y creo que eso tenía mucho que ver.
–Kitsune, no quiero que vuelvas a exponerte al peligro de esta forma ¿entiendes? –
Le dije mientras ella regresaba a la bañera, ella me abrazó por un momento, yo me senté al lado de ella
– ¿Sempai no quiere entrar a la bañera? –
Yo negué con la cabeza… como ya había dicho, tenía algo de miedo de que la cosa se fuera del lado incorrecto… mis padres escucharan… vinieran a ver qué sucede… etc.…
––––––––––
–Supongo que dormiremos juntos también hoy… necesito echar llave a mi alcoba esta noche, pero ¿Qué sucederá si deseas ir al baño? –
– ¡Sempai! –
Ella tenía la cara roja de nuevo… claro que pienso que ella se ve linda cuando se sonroja, pero más que nada, estaba pensando en voz alta, por eso es que dije e hice todas esas cosas sin sentir pena alguna.
–Lo siento, creo que he estado demasiado simple el día de hoy, lamento no tratarte como a una dama –
–No hay problema Sempai… me sorprendo mucho cuando dices cosas extrañas, pero Sempai es realista a veces… mucho más de lo que puedo soportar –
Me reí un poco de lo que dijo, de todos modos, resolví dejar la puerta abierta, o al menos sin llave, para que ella pudiera abrir en caso de ser necesario, sólo esperando a que mis padres no tuvieran esa extraña costumbre que tienen de cuando en cuando, de entrar sin tocar la puerta.
Kitsune chan tenía puesta una playera mía que me había pedido para dormir, según ella dijo, le daría un buen sueño e impediría que soñara pesadillas. A mí me pareció un gesto lindo, la luz aún estaba encendida y ella estaba tumbada de espaldas sobre mi cama, mirándome con los ojos muy abiertos, yo caminaba de un lado a otro, pensativo… ella tomó una expresión deprimida.
– ¿Sempai? ¿Por qué haces esto? –
–Porque si no lo hago no seremos capaces de dormir tranquilos –
– ¿Y porque no puedes dormir tranquilo? –
Pensé que era una pregunta tonta… hasta que volteé a verla, había lágrimas en su rostro que ella se esforzaba por detener.
– ¿Es por mi causa? ¿Por qué tomas tantos problemas por mí? Se suponía que yo debía cuidar de Sempai, pero sólo le traigo problemas y más problemas ¿Por qué Sempai no se harta? –
Bueno, creo que en realidad nunca había respondido a esa pregunta, es cierto que le he dicho cientos, quizá miles de veces, que me agrada estar con ella, que me gusta, que lo es todo para mí, pero nunca he tenido la oportunidad de explicarle por qué es así… de todos modos, ni siquiera yo tenía una respuesta clara ¿Cómo iba a responderle a ella? En ese momento, me vinieron a la cabeza los consejos que recibí de Yaru–chan.
–Kitsune–chan, si te lo digo ahora ¿Prometes que jamás volverás a dudarlo? ¿Jamás volverás a pensar que me voy a hartar de ti? –
–Si –
–Yo… te amo, Kitsune, pero más que eso, has cambiado mi vida y ahora mismo no sé qué sería de mi si no hubieras aparecido, yo… soy alguien muy distinto de quien era cuando te conocí, y casi me asusta tener que decir lo mucho que me gusta ser quien soy ahora… me gusta ser “Sempai.” –
Ella me escuchó muy atentamente a todo cuanto le dije, al igual que siempre, creo que es parte de ese amor loco que ella siente por mí. Yo continué.
–Tus desastres, tus locuras, tu inocencia… tu cara bonita, tu sonrisa, tu elegancia…las vergüenzas que me has hecho pasar, la forma en que cuidas cada detalle de esta relación, el calor con el que me recibes a medio día para ir a la escuela, y el cómo te emocionas el viernes por la noche porque el día de salir se acerca…todo eso pinta de colores mi vida… no fuiste la única cuya vida adquirió un sentido el día en que conociste el amor, yo también lo conocí contigo, mi vida cambio y yo cambie. En realidad, me gusta como es todo esto… el día que te vi por primera vez… en aquella callejuela… quedé…fascinado con aquel espectáculo, sé que no es algo de lo que deba maravillarme, pero no pude evitarlo… porque, de todos modos, yo sabía, que no ibas a hacerme daño, que nunca lo harías… puede sonar egoísta, pero es la verdad… –
Kitsune guardó silencio por un rato, como si tratara de asimilar todo lo que le había dicho. Después de eso, enrojeció y se llevó sus manos a la cara, cubriéndose.
–Es… lo más bonito… que Sempai me ha dicho nunca… yo… no sé qué decir. –
E hizo algo que normalmente una chica haría estando sola en su habitación, abrazó una almohada y comenzó a girar de un lado a otro, eso duró un momento. Luego saltó sobre mí y me abrazó con dulzura, podía sentir el cariño emanar de ella cuando coloco su cara contra mi hombro.
–Sempai… yo sabía que eras el indicado… siempre lo supe… sólo tenía miedo de no poder amarte como tú te merecías… perdóname… fui tonta. –
– ¿Dónde quedó esa confianza absoluta que tenías? –
Ella me miró por un momento, su cara adquirió un semblante muy serio, cosa que nunca había ocurrido, me quedé sin palabras mientras ella se acomodaba el cabello detrás de la oreja.
–Yo no tenía la intención de hacer esto… yo no quería hacerte pasar por todas estas cosas, me dije a mi misma que tenía que controlarme muchas veces, pero cuando algo amenaza con llevarte lejos, no logro contenerme. Yo quería que Sempai fuera feliz conmigo, pero todo comenzó a ponerse raro, y acabé causando muchos problemas, así que comencé a pensar que tal vez esto no era lo que Sempai quería, y que quizá a Sempai no le gustaba mi modo de amar… eso me asustó, lo siento, Sempai, yo sólo quería que estuvieras conmigo, yo no quería que todo esto fuera así. –
Me dijo ella, parecía pensativa, y como dije, tenía un semblante extraño en el rostro, era más… maduro en cierta forma.
–A mí me gusta como es. –
Respondí simplemente, estábamos hablando en voz baja. Kitsune me miró con los ojos iluminados.
–No, no es cierto… no me gusta por cómo es, me gusta porque eres tú, y si esto es lo que tiene que ser para que yo pueda estar contigo, entonces que así sea… Kitsune–chan, no tengo miedo. –
– ¿A Sempai le gusta mi manera de amar? –
–Si –
Respondí a esa última pregunta sin pensarlo ni un momento, creo que también me había sincerado conmigo mismo, cosa que pienso que me ayudaría bastante. No había duda alguna en mi de lo que tenía que hacer, pero para ser sincero, todavía tenía miedo de hacerlo. Ese miedo se esfumó con el beso que me dio después de que le dije “si” y nos besamos, en silencio.
Un amor absoluto… ¿Qué fácil no? Una novia hermosa, educada y leal, que sólo tiene ojos para ti, que hará cualquier cosa que le pidas, sin replicar, que te besa, que te abraza, te hace el desayuno, se acuesta contigo, que enloquece si no estás cerca de ella, que mataría a cualquiera por ti, a quien no le importa nada que no seas tú… Una mujer a quien puedes hacer lo que desees, puedes pedirle lo que desees, y te seguirá adorando como a un dios… ¿Quién no desea una mujer así?
Pero ¿Qué hay de lo que uno tiene que dar? Eso no lo piensan. Este asunto, y todos los relacionados con Kitsune, tienen que ser tratados con la firme convicción de que tu novia es más importante que cualquier otra cosa en el mundo, y no cualquiera puede sostener eso mientras mira de frente al peligro de la forma en como lo hemos estado haciendo Kitsune y yo. Es allí donde comienza la verdadera prueba. No puedes estar entre el fuego sin quemarte, menos amándolo como amo yo a Kitsune, en algún momento tu alma se quema, se incinera, y tú tienes que aprender a vivir con eso. ¿Alguien está realmente listo para algo así? Nadie lo está.
Porque detrás de la promesa de no abandonarla, está lo verdaderamente duro del asunto. ¿Estás dispuesto realmente a cumplir esa promesa? ¿Incluso si mueres? ¿Incluso si matas? Hay que estar dispuesto a un gran sacrificio para conseguirlo. Tus padres, hermanos, amigos, tu vida, tus sueños, tus aspiraciones, tu moral, tu miedo, tu humanidad y tu privacidad… todo, al diablo. Todo es muy fácil, hasta que llega el momento de corresponder, hasta que llega el momento de sacrificar… entonces, al igual que ella, debes estar dispuesto a cualquier cosa para proteger ese amor… debes estar listo para matar y morir por ello… y morir es algo en lo que nadie quiere siquiera pensar. Entonces es cuando comienza la verdadera prueba… y no puedes fallar… no se necesita ser un genio para entender que aquí, si fallas; tú, o tu novia, o incluso ambos, acabaran muertos… fallar no es una opción.
Bueno, yo ya he escogido este camino, no hay marcha atrás.
––––––––––
Estábamos acostados en la cama, tapados con las cobijas y la luz ya estaba apagada, Kitsune–chan estaba aferrada a mi brazo para dormir, yo acariciaba su mejilla con cariño.
–Sempai… me avergonzó muchas, muchas veces el día de hoy… ¿No crees que al menos merezco que me mimes un poco para disculparte? –
Yo volteé a verla, ella tenía una sonrisa ladina en su rostro, y me miraba con los ojos muy abiertos.
– ¿Y cómo qué es lo que debo hacer para mimarte como tú dices? –
Ella enrojeció y comenzó a patalear por debajo de las cobijas, luego se cubrió con la almohada, no era yo tan inocente para caer en su juego sin resistirme.
–Eres injusto… injusto… ¿Por qué quieres que una chica diga cosas así? Sempai, injusto, malo, cruel –
–Sólo tu mente te ha traicionado, Kitsune–chan, en realidad, quien debería estarte diciendo eso soy yo, ¿No crees que has sido una chica mala? –
– ¿Soy una niña mala? –
Me miró con sus ojos llorosos, y con la cara llena de rubor, y una sonrisa llena de deseo… No puede ser posible, así que esta chica siempre consigue lo que quiere ¿No?
–Si soy tan mala, Sempai puede hacer lo que considere que debe ser mi castigo –
Aquí vamos otra vez… Dios–sama, líbrame por favor de esta naturaleza, soy un ser humano y estoy loco por mi novia… soy débil ante las insinuaciones de esta niña.
Suspiré, después de todo era mi novia. ¿No se supone que estas cosas sucedan así? ¿Alguien haría algo diferente cuando su novia duerme a su lado?
Me levanté entonces, moviendo las cobijas, ella me miraba ir y tomar algunas cosas de uno de los cajones de mi alcoba, cuando regresé a la cama y puse las cosas sobre ella, ella reprimió un grito de sorpresa… creo que había un poco de miedo en su rostro… espero que nadie se pregunte como es que tengo estas cosas o por qué las tengo. Las conseguí mientras averiguaba cosas de Kitsune en el tiempo que ella me acosaba.
–Bueno entonces, creo que es hora de mostrarle a Kitsune–chan, lo que les sucede a las chicas que preguntan cosas pervertidas por la noche. –
–Sempai… yo no lo decía en serio… bueno, tengo algo de curiosidad… sobre algunas cosas de allí… pero… ¿En verdad voy a ser castigada? –
Ella se sentó sobre la cama y comenzó a retroceder, yo me adelanté y la tomé del brazo, Kitsune tuvo un sobresalto y me miró suplicante.
–Bueno, te lo mereces, así que no se puede hacer nada, quédate quieta, porque si no hago esto bien, te va a doler un poco –
Comencé por quitarle la blusa, ella me miraba con miedo en su cara, no voy a mentir, me gusto esa expresión, más porque sabía que, realmente, no tenía pensado lastimarla… mucho… Por fortuna ella no sabía eso, comencé a vendarle los ojos, ella daba muestras de tener miedo, pero no se resistió, supongo yo que era una buena señal.
– ¿Y si lo haces bien? –
Me preguntó mientras le vendaba los ojos y le desabrochaba el sostén.
–Entonces te dolerá mucho –
–Sempai…tengo miedo… por favor… ten piedad de mí. –
–No prometo nada. –
––––––––––
Me despertó el ruido la puerta, era algo, frenético. Traté de moverme, fue entonces cuando recordé que Kitsune estaba justo al lado mío, ella dormía apaciblemente… Maldición, si mi familia se daba cuenta de que había alguien aquí, o más bien de que había pasado la noche con ella de nuevo, estaríamos en serios problemas.
Me apresure a vestirme, todo esto en el más grande de los silencios, no habría forma de ocultar que ella estaba aquí si ella despertaba, eso era evidente.
Volvió a tocar la puerta, me di cuenta por eso de que no se trataba de mis padres, sino de Kirara, que seguramente iba a decirme que el desayuno se enfriaba.
–Onii–san, abre pronto, o me comeré tu yogurt –
Fue lo que ella me dijo detrás de la puerta. Para entonces yo ya había terminado de vestirme a la carrera, y pude abrir la puerta, ella miró al interior de mi cuarto por un momento, y entonces sucedió el desastre.
Kitsune despertó en el momento en que abrí la puerta, intentó levantarse, y como no pudo, comenzó a chillarme, como si la cosa no pudiera ponerse peor.
–Sempai… ¡desátame por favor! –
Kirara se quedó helada cuando escuchó eso, me empujó con fuerza hacia un lado y entró a mi alcoba, la decoración no llamó su atención en ese momento, lo que llamó su atención, fue que Kitsune estaba en mi cama, desnuda y medio cubierta con la sabana, atada de pies y manos. Eso la dejó completamente en shock.
–Seré buena, lo prometo, desátame por favor –
Kirara la miró moverse en la cama, yo estaba más nervioso que nunca, pero en cuanto ella se percató de que era observada, se acomodó y saludó levantando un poco su cabeza. Yo me llevé una palma a la mano.
–Ataka–chan, buenos días –
Dijo ella, Kirara la miró de arriba abajo. Luego se dio la vuelta y se fue. Me quede pensando por unos segundos en lo que sería mejor hacer, si Kirara abría la boca, seguramente tendría un escándalo, pero la voz de Kitsune me devolvió a la realidad.
–Sempai… ¿Me vas a dejar así? No puedo abrazarte si estoy atada –
Se quejaba ella, bueno, no tuve opción. Me acerqué a ella y comencé a desatarle las manos, cuando ella sintió que sus manos estaban libres, lo primero que hizo fue saltar sobre mí, yo estaba desatando sus pies, por lo que ella quedó a mi espalda. Me abrazo por el cuello. Aún estaba completamente desnuda.
–Sempai, Sempai me convirtió en una chica sumisa anoche ¿Fui una buena chica? ¿Sempai quedó complacido? –
Esa pregunta me hizo sonrojar, no es algo que uno normalmente hable por la mañana ¿O sí? Ah, a veces mi inexperiencia y las incongruencias de Kitsune me juegan malas bromas, pero no podía hacer otra cosa que devolverle la sonrisa y responderle lo más sinceramente que pudiera.
–Tengo que admitir que mejora con el paso del tiempo –
Le dije eso mientras sentía el calor de su cuerpo entrar por el mío, por la forma en que me abrazaba, ella continuó hablando del tema, al parecer, en ese momento ella no sentía ninguna vergüenza, no sé si eso era una buena o una mala señal. Creo que después de todo no importaba mucho.
––––––––––
De todos modos, no es como si fuera importante ahora lo que pudiera pensar mi familia… bueno, si era importante, pero había cosas que eran más importantes que eso.
Puse el abrigo a Kitsune mientras salíamos, ella parecía complacida. Era hora de que Kirara entrara a la escuela de todos modos, así que mi padre se ofreció a llevarnos a todos de paso. Yo acompañé a Kitsune–chan a la escuela. Durante el trayecto en el automóvil de mi padre, ella tomó mi celular.
Como no conocía la contraseña me lo mostró y me miró acusadoramente.
– ¿Quieres la clave no? Bien, escribe tu nombre, pero al revés –
Kitsune comenzó a hurgar en mi celular después de eso, supongo yo que buscaba alguna evidencia de que la engañaba ¿Cómo iba a engañarla si no la soltaba ni un momento? Bueno, de todos modos, no podía hacerse nada…
– ¿Nada verdad? –
Pregunté, ella me miró sonriendo y se acostó sobre mí, supongo yo que tenía sueño, Kirara no se atrevía a mirarnos a ninguno de los dos, creo que algo le mencioné durante el camino, Kirara sólo me echo una mirada de repulsión y se alejó de mí lo más que pudo.
–Yashite, creo que sería problemático para la reputación de ambas si las ven bajar del auto contigo, así que, quédate arriba ¿de acuerdo? –
–De acuerdo –
Le dije a mi padre, quien venía mirándonos por el retrovisor, Kitsune no parecía muy complacida, se aferró a mí, pero yo sostuve su mano.
–Recuerda nuestro pequeño asunto pendiente Kitsune, que no se te escape –
Ella mostró una sonrisa, me soltó por un momento y me dijo:
–Sí, Sempai –
–Onii–san, por favor deja de hablar de esas cosas tan temprano en la mañana, yo estoy aquí ¿sabes? –
Supongo que mi hermana lo malentendió por completo, de todos modos, no tenía intención alguna de hacerla entender de lo que hablaba, si ella quería pensar que hablábamos de cosas sexuales, por mi estaba bien, incluso yo sabía que así, ella no preguntaría más.
Después de un rato ambas chicas se bajaron del auto, mi padre arrancó después de que nos aseguramos de que habían entrado a la escuela.
–Tal vez… debimos permitir que Kitsune–chan se diera un baño, bueno, de todos modos, no es como si sus compañeros fueran a entenderlo –
Dijo mi padre a media voz, yo voltee a verlo, ahora iba en el asiento del copiloto. Mi padre no me miraba, o por, mejor dicho, no osaba mirarme, yo me avergoncé un poco, primero mi madre, ahora mi padre.
– ¿Te parece que está mal? Otou–san –
–No está mal, siempre y cuando no suceda nada más que eso, y por ello mismo te pregunto, Yashite ¿Tomaste las precauciones? –
–Sí, Otou–san –
Por supuesto que no había tomado ninguna precaución, no estaba seguro de que Kitsune–chan fuera a permitirlo, la guía decía que no era una buena idea. Y, por otro lado, las dos veces había ocurrido tan… repentinamente.
Regresamos a la casa y me preparé para ir a la escuela. Luego revise mis cuentas de correo para ver si había alguna novedad… algo me interesó, boletos para un viaje a Okinawa, a mitad de precio para las vacaciones, podría ahorrar, y quizá sería capaz de pasar unos días en Okinawa, lejos de mi familia, al lado de Kitsune. No le diré nada de esto a Kitsune, quiero que sea sorpresa.
Después de eso me di un baño y me fui. Me alegré un poco de que Kitsune asistiera a la escuela, ella no me dijo claramente “quiero ir a la escuela” pero a pesar de que sus acosos no me molestan en absoluto, pienso que es bueno que ella haga las cosas que debe hacer. Cuando regresé de la escuela, Kirara aún no había llegado, yo me senté en el sofá de la sala. Me sentía bastante extraño porque no había visto a Kitsune–chan en todo el día.
Alguien toco la puerta, yo salí de la sala de estar, y observé entrar a Kirara, parecía que llevaba una carga extra.
– ¿Qué son todas esas cosas hija? –
Preguntó mi madre, ella dejo todo antes de responder.
–He sido invitada a una fiesta, por el cumpleaños de una de mis amigas de la escuela, pero como ella tuvo que irse temprano, me encargó que llevara su mochila a la fiesta, parecía apurada con algo –
Fue lo que explicó Kirara, yo escuchaba lo que debía desde el pasillo cercano al cuarto de baño, podía verla desde aquí, pero ella no me presto la más mínima atención.
–Pero sabes que las fiestas son tarde, y tú no puedes estar tarde en la noche sola… no entiendo porque la emoción si sabes perfectamente que no puedes ir. –
–Kaa–san, es una fiesta elegante ¿No puedes confiar en mi por un momento? –
–No creo que tu padre lo apruebe, si puedes convencerlo antes de la fiesta, entonces irás, en caso contrario, deberías llamar a tu amiga para que recoja su mochila. –
–La fiesta es mañana por la noche, es el domingo. –
En ese momento bajé las escaleras… era raro que mi hermana quisiera ir a una fiesta, pero aquello no era mi asunto, o eso era lo que yo pensaba… y claro, me equivoqué.
– ¿Has visto a Kitsune–chan de camino acá? –
Pregunté aleatoriamente, era raro que aún no hubiera tocado la puerta. Kitsune y Kirara nunca fueron las mejores amigas, no era como que fueran a venir juntas, incluso aunque llevaran el mismo camino. Ambas tenían sus propios pensamientos acerca de la otra, y por el momento (y quizá por siempre) lo mejor era que estuvieran separadas, sin embargo, nunca llegaban a tiempos diferentes, normalmente una entraba, la otra tocaba tres o cuatro minutos después.
–No he visto a tu novia rara desde el receso, cuando mi amiga se fue también. –
–Ya veo –
Respondí con la misma frialdad que ella, y le dirigí una mirada de desprecio, ella volteó inmediatamente y me sostuvo del brazo.
–No tengo la culpa de odiarla, ¿Sabes lo mucho que tengo que sufrir por tu novia en el salón de clases? –
Ella me reclamó, mi madre nos miraba sonriendo, creo que para ella no tenía un significado tan profundo, pero, por otro lado, tal vez sólo pensaba que era una pelea de hermanos… yo también lo pensé así al principio.
–Esto no se trata de ti. –
Le dije, y me solté por la fuerza, ella se quedó sin palabras, mientras que yo, sin mirarla, me dirigí a mi alcoba, era hora de ir al trabajo, pero Kitsune no aparecía, esto no era normal, tenía un mal presentimiento.
––––––––––
Katabe Kitsune, despertó en una habitación que no conocía, sentada. Las paredes eran de concreto sólido y no había ventanas, de hecho, esa silla y una mesa eran todo lo que la joven podía ver en ese sitio.
–Al fin despertaste, Katabe–san –
Kitsune no respondió de momento, no estaba alarmada, más bien estaba confundida, creyó que estaba soñando, pero tal vez de haber estado soñando Sempai debería estaba en alguna parte. Le dolía la cabeza y no podía moverse. Estaba atada a la silla de pies y manos, eso era todo.
La luz del foco lastimaba sus ojos, pero ella alzó la cara para poder ver a quien le hablaba, no se parecía a la voz de Sempai… ¿Quién era entonces?
–Vaya que has tardado bastante, es algo tarde afuera ¿estás consiente? –
Era una voz conocida la que le hablaba, la voz de una chica no parecía muy cuerda de todos modos, a ella le recordaba… a sí misma.
–Creo que si ¿Dónde está Sempai? –
Primero lo primero, le dolía la cabeza y apenas empezaba a ser consiente del estado en el que se hallaba, pero había algo para Katabe Kitsune que era más, mucho más importante que su propia existencia. Esto no gusto para nada a su interlocutora.
– ¿Sempai? ¿Ataka Sempai? ¿Cómo puedes preguntar por él en el estado en el que te encuentras? preguntas por él en lugar de preguntar dónde estás –
Se burló la otra chica. Pero tampoco parecía complacida por el hecho de que Katabe Kitsune preguntara aquello, de hecho, al parecer, esta chica hubiera preferido que ella se asustara, lo malo es que Kitsune no conocía el miedo, no de esa manera, en todo caso. Sólo había una cosa que a Kitsune–chan le daba miedo, y eso era perder a Sempai, él no estaba cerca, no había nada que temer.
– ¿Eres la chica de las notas? –
Preguntó Kitsune finalmente, al parecer su cerebro comenzaba a trabajar con normalidad luego del golpe…ah, sí, recibió un golpe muy fuerte en la cabeza… luego perdió el conocimiento… ¿la chica de las notas la había golpeado?
– ¡Me descubriste! Eres muy lista, ahora veo cómo es que una chica tan fea puede estar al lado de Ataka–Sempai, dime, Kitsune–chan ¿Sempai sabe lo que eres? ¿Sabe que eres un monstruo? Porque a pesar de todo lo que has hecho, Sempai sigue contigo ¿Sabe lo que eres? ¿O sólo eres buena mintiendo? –
–Yo nunca le mentí a Sempai, Sempai me ama a mí, y solamente a mí. –
–Pareces muy segura, pero pienso que puedo hacer un mejor trabajo que tú, después de todo, ya has tenido a Sempai por un tiempo, es mi turno ¿entiendes? ¿Sabes lo que va a pasarte? –
Kitsune por fin comprendió de lo que se trataba, de hecho, siempre tuvo pinta de esto, desde que ella entendió que le habían tendido una trampa, ella lo había entendido gracias a Sempai. Ella entendía ahora que la chica de las notas no era otra cosa que su rival.
–Eres formidable por haberme tomado con la baja guardia, te felicito por ello, Kawashime Midori, pero… llegas tarde… Sempai es sólo mío, y siempre lo será, si fueras un poco mejor en tus tareas, te habrías dado cuenta de ello. –
Kitsune no se asustó, después de todo, ella creía firmemente en todo cuanto su Sempai le había dicho, no importaba lo que le sucediera si Sempai seguía amándola después de todo… incluso si esta chica le mataba allí mismo, Sempai seguro se daría cuenta y nunca perdonaría a Midori por ello, eso era porque la única que podía hacer feliz a Sempai era Kitsune, nadie más que ella.
–Ya he tomado todo lo que alguien puede tomar de Sempai… has llegado tarde. –
Kitsune se reía mientras decía eso, Midori no estaba nada contenta, de hecho, eso la puso de muy mal humor, sacó una navaja de su bolsa y se acercó a Kitsune. Ella se rio estrepitosamente. Ambas estaban atravesando el mismo episodio, claro está que en sentidos opuestos.
–Sempai me ama, y yo lo amo a él, con locura… he sido una con él, Sempai me ha hecho su mujer… él solamente me ha visto a mí, y yo sólo lo veo a él. –
Le decía Kitsune, aquello comenzó a estresar mucho a Midori, quien no conocía aquellos detalles de la relación. Como sea, no podía usar los métodos convencionales, sabía que nada le haría abandonar ese amor loco por Ataka Yashite, a quien ella afirmaba amar también. No podía chantajearla, matar a sus seres queridos no iba a servir de nada, porque no los había y amenazarla… tampoco era probable que sucumbiera… Midori reconoció que la había tomado con la guardia baja, por eso es que ahora tenía ventaja, pero eso no le aseguraba la victoria.
Además, Kitsune contaba ya con el cariño de Ataka–Sempai, ella tenía que hacer que Kitsune renunciara a él, o que él renunciara a ella… pero el problema es que Midori no sabía tanto de “Sempai” como Kitsune, ella no sabía cómo reaccionaría Yashite si se enteraba de que ella, Midori, era también un monstruo y que estaba enamorada de él. Esos pensamientos la detuvieron para matar a Kitsune.
–Vaya, que miedo, saber que puedes idear en tan poco tiempo tan grande cantidad de mentiras… pero mentir no te servirá ¿sabes? Porque debo ser yo quien tome la virilidad de Sempai… así que deja tus imaginaciones de lado por un momento –
Midori no deseaba creer aquello, no porque rechazaría a Sempai si fuera cierto, sino porque no deseaba creer que el hombre que ocupaba sus sueños había estado con otra mujer, eso no era posible, ella era mucho más hermosa ¿Ataka–Sempai iba a acostarse con una mujer tan horrenda?
–Tu no entiendes nada…no necesito mentir acerca de lo que Sempai me ha hecho, ya te lo dije, he sido una con Sempai, recordarlo me hace sentir húmeda de nuevo ¿sabes? –
– ¡Cállate! Ataka–Sempai no le haría eso a algo como tú, él nunca le entregaría su calor a un monstruo… Cállate –
El principal problema con el pensamiento de Midori, es que ella realmente creía eso, ella creía firmemente que, si Ataka Sempai descubría lo que eran, las rechazaría a ambas, para la mente de Midori, el hecho de que Kitsune permaneciera con Sempai sólo podía deberse a que éste no sabía nada acerca de todo aquel asunto.
Y por ello no podía permitir que Ataka–Sempai viera ese lado de ella. Por otro lado, Kitsune–chan reía, aquello se convirtió en una guerra psicológica de la cual Midori no estaba tan segura de salir victoriosa.
– ¿No quieres saber? Te lo diré de todos modos… Sempai… me vendó los ojos, luego me ató de pies y manos, y me maltrató… lo hizo porque me ama ¿vez? Me golpeo en cada parte de mi cuerpo, el trasero, los pechos, la espalda y las piernas… Sempai haló mi cabello, mientras me decía muchas, muchas cosas sucias al oído… y me hizo suya… me montó como a un animal… una y otra… y otra vez, tan doloroso… tan maravilloso… y si yo me atrevía a quejarme, me golpeaba, el amor de Sempai puede doler mucho si el así lo desea… me puso una cola de perro en el trasero… me puso un collar al cuello… y me hizo ladrar mientras me montaba… y tiraba del collar para ahorcarme mientras lo hacía… así es su forma de castigar… su forma de demostrar que me desea… y eso sólo lo hace conmigo… por eso estoy segura de que sólo me ama a mí, sólo es cruel conmigo, sólo es lindo conmigo… Sempai es feliz porque ¡está conmigo! –
Kitsune estaba riendo de forma psicótica mientras hablaba, ya ni siquiera parecía importarle que Midori le escuchara, pero aquello había sido demasiado para que Midori lo soportara en el estado en el que estaba, colocó una navaja en el cuello de Kitsune…
Pero matarla podía ser una pésima opción, pues no sabía que tanto tardaría Ataka Sempai en darse cuenta de lo ocurrido. Si eso sucedía, era probable que todo esto no hubiera servido para nada. Era cierto, el objetivo de la trampa había sido que atrapasen a Kitsune, pero Mayuri había actuado muy estúpidamente. Y el plan falló por alguna otra razón. Necesitaba que Kitsune terminara con Sempai, quizá había una forma de lograrlo…
–Cuando hayamos terminado, te retractaras de lo que has dicho, y me entregaras a Sempai… mañana le dirás que no lo amas y que es libre, después te mataré… mañana es mi cumpleaños y tú vas a darme el mejor regalo de cumpleaños que pueda darme alguien, me vas a entregar a Ataka Sempai –
–Inténtalo –
Retó Kitsune, Midori hizo algo con una batería de auto que estaba detrás de la silla.
–Nunca te entregaría a Sempai, es mío, y sólo mío –
Midori se levantó, tenía algo extraño en las manos y estaba parada detrás de Kitsune. Respondió al reto:
–Eso está por verse –