“Cuando la lluvia cae del cielo azul, a la hora del caballo, el gran rey Zorro toma a su prometida”
–Masaoka Shiki
Capítulo I: Una Muerte Platónica.
“Todo aquello que se hace por amor, está por encima del bien y del mal.”
-Frederich Nietzche.
Un artista, del que no recuerdo el nombre, dijo una vez:
“La inspiración existe, pero te tiene que encontrar trabajando.”
Mientras recordaba aquella frase, intentaba en vano concentrarme en escribir mi ensayo, sin embargo, me faltaban las ideas, o, mejor dicho, no tenía ninguna. A mí estas cosas suelen ocurrirme, tengo la idea principal, pero no puedo escribirla, es muy molesto. Sobre todo, porque para el momento en que me decido a poner manos a la obra, ya lo he imaginado todo completo, y ya que he imaginado el final, me cuesta mucho trabajo regresar para comenzar a escribir el principio.
Hacía calor como en la mayoría de las noches de verano, y después de más o menos veinte minutos de estar trabajando arduamente en lo mismo, me rendí, al menos por el momento.
Me puse de pie y estiré los brazos para deshacerme de la pereza que me invadía como si se tratara de alguna enfermedad. La música de Hatsune Miku sonaba en mi ordenador, y aunque las luces estaban apagadas, la luz de la pantalla dejaba notar algunos posters de anime que había en el cuarto, los cuales ahora mismo no hace al caso nombrar.
Decidiendo que nada bueno iba a salir si seguía presionando a mi mente, decidí tomar un pequeño descanso, y con ello un refrigerio. Tuve la extraña sensación de que alguien me observaba, así que aproveché para cerrar las cortinas del cuarto, luego de eso, la ventana de mi pantalla dejó de mostrar el escrito (en blanco) para mostrar la imagen de algún anime, cerré la pantalla, y salí del cuarto.
Tras salir del cuarto, bajé en silencio las escaleras hacia la primera planta, donde está la cocina. No es hora de que haya nadie despierto en mi casa, así que todo debería estar más que silencioso ahora. También estaba oscuro, pero estaba utilizando mi celular para alumbrar mi camino. Mi madre debe estar dormida en su alcoba, y mi padre está de viaje de negocios, y no volverá en toda la semana, por lo que la casa está ahora muy silenciosa. Un mensaje sonó en mi celular. Normalmente es un sonido apenas perceptible, pero en la quietud y oscuridad de las escaleras de mi casa, resonó como si fuera una alarma anti–bombas. Rápidamente tomé el celular y apagué el tono. Juraría que lo había puesto en silencio. Un mensaje, ni siquiera vi de quien era, no eran estas horas para estar enviando mensajes a la gente que trata de elaborar un ensayo ¿Qué está pensando quien quiera que lo haya mandado?
Con más cautela de la necesaria, a causa del pequeño sobresalto del celular (cuyo mensaje ni siquiera me tomé la molestia de leer) terminé de bajar las escaleras y entré a la cocina.
Creo que, si tuviera que escoger entre toda la casa mi habitación favorita, aparte de la mía, esa sería la cocina, eso es porque, en la cocina esta la segunda cosa que más me gusta en el mundo, que es la comida caliente y deliciosa. Mi casa tiene una cocina maravillosa, un refrigerador que guarda las delicias más grandiosas que pudiera imaginar, y una estufa que convierte lo que sea en algo comestible, es una maravilla.
Comenzamos por unas cuantas patatas fritas (patatas de verdad) combinado con algunos fideos que se llaman espaguetis, un trozo de pollo y algo de salsa de soja, unas bolas de arroz, y un enorme plato de pescado bien preparado, ahora bien, todo al microondas, cinco minutos deberían bastar.
Conseguí unos cuantos minutos libres entonces, quizá debería revisar el mensaje del celular.
Cuando leí el mensaje de mi celular, me dio algo de desconcierto, pero algo de rabia también… sólo había tres puntos escritos en él (tanta alarma por esta tontería ¿eh?) aparte de todo, no era un numero de alguien conocido, aunque también suceden casos en donde tienes que pedir prestado el celular a alguien para que te permita mandar un mensaje, pensando en que quizá alguno de mis camaradas había pedido el celular prestado a sus padres o hermanos, cerré de nuevo el celular con un suspiro.
El leve sonido que anuncia las puertas del cielo, el sonido del microondas anunciando que ya está la comida. Olvidé el pequeño coraje mientras tomaba el plato con ambas manos, y lentamente, con la agilidad y la cautela de un zorro, regresé a mi habitación.
Levanté el computador para mirar algo mientras comía.
Cuando terminé de comer, volví a abrir el texto… cielos, este blanco que aparece en el documento es realmente intimidante, pero esta vez no me vencerá, continuaré… maldito ensayo, te juro que serás escrito ¡aunque sea lo último que haga!
––––––––––––––––––
Nunca supe en que momento me quedé dormido, pero lo siguiente que supe es que mi madre estaba tocando la puerta… me levanté con un sobresalto, me quedé dormido justo enfrente del computador… ah, este ensayo… parece que finalmente lo terminé.
–Es de mañana, Shin. –
Se escuchó la voz de mi madre, parecía tranquila, pero en realidad, por el tono de voz, puedo asegurar que tiene prisa.
–El desayuno está en la mesa, baja pronto ¿entiendes? –
Eso dijo y bajó las escaleras, pude escuchar el sonido de la puerta, no me percaté del porqué de la prisa de mi madre hasta que vi la hora en el computador. ¡Mierda! Llegaré tarde.
Me puse de pie como pude y sin pensarlo me metí al baño, debería tardar aproximadamente 3.67 minutos bañándome y si lo hago con suficiente prisa habré terminado de desayunar en 7.89 minutos, lo que da un total de 11 minutos y 16 centésimas, si calculo el tiempo que tardaré en ordenar mis cosas para irme a la escuela, llegaré solamente una hora tarde… ¡Mierda!
––––––––––––––––––
Salí pedaleando como un maníaco de mi casa, de nada iba a servir haber hecho el ensayo si llegaba después de la hora indicada para entregarlo. Respiraba agitadamente mientras conducía mi bicicleta, los lentes estuvieron a punto de caerse dos o tres veces, pero llegue 45 minutos tarde a la escuela, de todos modos, aún tenía 15 minutos para llegar al salón de clase y entregar mi ensayo. Sin embargo, estaba muy cansado por la carrera en bicicleta, y pedirle a mis piernas que subieran las escaleras de los tres pisos hasta el salón era pedir imposibles en ese momento, decidí aprovechar el tiempo que (según yo) tenía y me senté por un momento. En ese momento alguien se aceró a mí y me dio un golpe en el hombro derecho.
–Hey, hombre, parece que estuvieras huyendo de algo. –
Es Itami, un compañero de mi clase es algo tonto y obstinado, pero es un buen sujeto. Pero no fue sino hasta ese momento, que me percaté de que había más de mis compañeros de clase que bajaban por las escaleras.
– Mi ensayo… yo… ¿Terminó la clase? –
Le pregunté a Itami, quien se rascó la cabeza un momento antes de sonreír.
–Bueno, la verdad es que no ha recibido los ensayos el día de hoy, verás, se ha reportado enfermo, y hemos trabajado normalmente. Es una suerte ¿No lo crees? –
Este idiota ¿Cómo puede decirle eso a alguien que se tomó toda la noche tratando de escribir un ensayo?
–Ah, maldición, eso quiere decir que trabajé toda la noche en vano ¿Por qué tenía que pasarme todo hoy? –
Me quejé, pero el idiota de Itami sólo rio, quizá él le encontraba alguna gracia, pero yo no pude hacerlo, por lo que sólo me levanté.
–Estoy sediento, comprare algo para beber, te veo en un rato. –
Le dije a Itami, y me alejé de allí, haciendo una seña con la mano.
––––––––––––––––––
Ese fracaso había bastado para arruinarme el día, o eso fue lo que pensé mientras tomaba un jugo de la máquina expendedora, tratando de recuperar el aliento y prepararme para la siguiente clase. No me agradaba la idea de todos modos, la maestra no es muy agradable que digamos.
Se supone que es una maestra que trata de ser estricta, pero a veces las cosas se salen de control y es demasiado intensa… en fin, eso no es importante, ni para ella ni para mí. Y, por otro lado, eso tampoco viene al caso con todo esto.
Fue en ese momento cuando la vi pasar…
Caminando justo frente a mí, y sin notar que yo estaba allí, pude ver a la chica más linda de la escuela pasar caminando junto con algunas chicas que deberían ser sus amigas. Katabe Takeshi, de la clase 1–E. la chica de la que estoy enamorado… aunque es sólo de un lado, vamos, es un secreto, vaya.
Ella caminaba tranquilamente con algunas de sus amigas, es extremadamente hermosa, cabellos amarillos y ojos claros… no se ve una mujer como esa todos los días. Compartía algunas notas con su pequeño grupo de amigas. Jamás le he hablado, y a este paso no lo haré nunca. Así que ella nunca ha notado mi existencia y ese pensamiento me entristece.
No, no debo pensar así, si tengo algo de suerte y además ocurre un milagro grandioso, tal vez sea capaz de saludarla de vez en cuando… ahí vamos de nuevo con esos pensamientos absurdos, pero hombre, como sonríe.
–Shin–kun. – escuché un grito por la espalda.
Cuando voltee a ver, era Yaru–chan, una chica de mi clase, nada especial, pero es lista y mi amiga, además, ella es muy escandalosa.
–Llevo un largo rato llamándote, pero veo que estabas ocupado con tus sueños de amor. –
Me dijo, acercándose, enrojecí enseguida. Siempre trate de tener todo esto en secreto, pero no me fue posible debido a que ella es Yaru–chan. Aunque también puede que sea el hecho de que no soy muy discreto. Ella dice que incluso me ha visto babear mientras la veo, pero debe estar exagerando (espero que ella este exagerando en verdad).
–Ah, Yaru–chan. –
Le respondí con la voz molesta, sobre todo por haber sido interrumpido mientras mis ojos se deleitaban con ver a Katabe–chan sonreír.
– ¡Que pasa con ese saludo! No tienes que desquitarte con los demás porque te falta valor para hablarle. –
Me respondió ella, ofendida, yo no pude hacer otra cosa que asentir levemente, antes de gritar.
– ¡Ha–ha–hablarle! ¿Qué se supone que le diga? Yo no puedo hacer algo como eso, ella es una diosa ¿sabes? –
Supongo que no se puede evitar esa reacción, si fuera cualquier persona podría decirse que también exagero, pero es Katabe Takeshi de quien estamos hablando, uno no puede simplemente ir hasta donde ella está y decirle “Hola”
–Sí, sí, si “Romeo–san”. –
Se burló Yaru–chan, tenía una expresión complicada en su rostro, pero la cambio de inmediato.
–Lo que quería decirte es que encontramos esto en tu banca al llegar, normalmente hubieras estado allí desde el primer momento ¿no? Pero como esta vez no estabas allí, no lo viste a su momento, sin embargo, unas amigas y yo la guardamos, así que…. –
Y extendió hacia mí un sobre de papel.
¿Podría ser una nota de amor? Me preguntaba mientras miraba el sobre. No había corazones, ni nombres escritos de forma linda en ellos, sólo tenía escrito mi nombre Ataka Yashite (Shin) pero ¿Por qué alguien escribiría una nota para mí? Abandonando la idea de que fuera una nota de amor, guardé el sobre. Yaru–chan me miró con ojos encendidos.
– ¿No vas a abrirlo? Quiero saber que dice ¿Tienes idea de lo terrible que fue querer saber lo que decía y no abrirlo? Deberías agradecerme y recompensarme por guardar tan celosamente tu privacidad ¿no? –
–En todo caso, esa protección a mi privacidad de la que hablas no fue sino protegerla de ti misma ¿no es así? –
Respondí, Yaru–chan vaciló levemente.
–Bueno, admito que tienes razón en eso, pero ¡aun así, deberías agradecerme que no la abrí y la leí enfrente de toda la clase! Vamos, ábrela, incluso puede que sea una nota de amor. –
–No lo creo, no parece una nota de amor en todo caso, las notas de amor son diferentes ¿no? –
Le pregunté, si, si era una nota de amor, entonces era una nota de amor muy escuálida.
–Has pasado demasiado tiempo pensando en esto ¿no? Las cartas de amor no son como se ven en los animes y los mangas, sobre todo si la persona que lo envía no quiere que parezca una nota de amor. –
Saque la nota para mirarla de nuevo. La verdad, es que no deseaba que Yaru–chan tuviera razón, sobre todo por la forma en que había sido interrumpido, pero, por otro lado, lo que ella me estaba diciendo tenía mucha lógica, sobre todo si se trataba de una chica tímida, como tantas que hay en los mangas y los animes.
–El mundo no es tan simple como te lo han pintado, vamos ábrela. –
–Aunque tengas razón, creo que la veré cuando esté a solas, gracias por traerla de todos modos, Yaru–chan. –
Le dije y guardé el sobre en mi bolsa en el pantalón. Yaru–chan hizo una mueca de decepción, pero yo había vuelto repentinamente al mundo real, aunque ella se encargó de enviarme de nuevo al mundo de los sueños.
– ¿Ehhhhh? ¿Qué si es una nota de Katabe Takeshi–san? –
Preguntó, yo le tapé la boca para que no hablara tan fuerte, luego mi imaginación voló mientras mis oídos procesaban la maravillosa posibilidad de que sus palabras fueran ciertas.
– ¿Es posible? –
Pregunté desesperado después, ella asintió mientras quitaba mi mano de su cara, luego tosió levemente.
–Katabe–san siempre llega temprano a esta escuela, pudo haberla dejado allí antes de que nadie se diera cuenta. –
Finalmente me di por vencido, no podría estar tranquilo, pensando en que tal vez, sólo tal vez, en una posibilidad muy remota, Yaru–chan pudiera tener razón, tomé el sobre y lo rasgué por un lado con mucho cuidado. Esto es completamente nuevo para mí, pero con el corazón bombeando con fuerza saqué finalmente el papel del sobre.
Al abrirlo se me cayó de las manos y por poco el viento se lo lleva, de no ser porque la curiosidad movió a Yaru–chan y ella tomó el papel doblado. Lo miró un momento, sin desdoblarlo, y luego me lo dio.
Yo tomé el papel con ambas manos, y lo desdoblé nervioso, me quedé estupefacto, porque a pesar de todas las expectativas, eran sólo un montón de números. Estaban escritos con simbolismos que normalmente se usarían en clase de aritmética, pero no tenía nada de sentido.
11/21… 13.3– x 777/3 1<3
–No lo comprendo ¿Un examen sorpresa? Esto no tiene nada de sentido. –
Mientras me quejaba, Yaru–chan veía el papel atentamente.
–Bueno, me acabo de dar cuenta de dos cosas, la primera es que eres un verdadero idiota, la segunda es que parece que, si es una nota de amor, o el principio de una. –
–Oh, claro, ¿Cómo puedes asegurarlo si ni siquiera está firmada? ¡Claro! Es sólo que no había pensado en lo románticas que eran las matemáticas. –
Le pregunté, tratando de sonar sarcástico, sólo entonces me di cuenta de que ella me había llamado idiota, estaba a punto de reclamar por esto cuando ella me dio un golpe.
–Por lo visto es alguien muy cuidadosa con sus sentimientos, en el cruce de la calle 11 y la avenida 21 hay un parque bastante tranquilo y solitario, a la 1 y media de la tarde, este domingo. El 1<3 es un “I” del inglés, que quiere decir yo y un corazón. –
–Pero que rebuscado, quien quiera que sea, es alguien aficionada a los acertijos, si no es que te equivocas. –
Me quejé, aunque estaba casi convenció de que ella se equivocaba. Pero ella me miró como si sintiera lástima por mí, aunque luego lo aclaró, no era por mí.
–Siento lastima por quien quiera que estuviera lo suficientemente ciega para enamorarse de un cabeza hueca insensible y bueno para nada como tú. –
Yaru–chan se dio la vuelta, luego me miró por encima del hombro.
–Puedo estar equivocada, eso es una posibilidad también, pero considerando que tienes una vida un tanto miserable, creo que deberías intentar mi teoría, si todo sale bien, quizá puedas dejar de ser un otaku cualquiera y tener una vida normal, con una novia. –
Hizo señas de querer irse.
–Espera ¿Qué hay de aquello de que fuera de Katabe–san? –
Le pregunté mientras se iba.
–No te aseguro nada. –
Fue su respuesta, y se alejó, la campana de la escuela estaba sonando, hora de regresar al salón, yo guardé el papel en mi bolsillo, y seguí a Yaru–chan al salón de clase.
––––––––––
Al terminar las clases, salí del salón bastante pensativo, para que negarlo, ese asunto del sobre me ocupaba la cabeza, a pesar de que ya había intentado varias veces pensar en otra cosa, pero cuando a uno le suceden este tipo de cosas, simplemente te ocupan la cabeza sin que puedas hacer realmente nada para impedirlo. Pensaba en estas cosas cuando Itami me alcanzó por detrás:
–Hey, hombre, parece que tienes un asunto importante entre manos ¿Puedo saber de qué se trata? –
Itami suele ser despreocupado, por lo que un comentario como ese, viniendo de él, era algo para tomarse en serio.
–No es nada, es sólo que todo ese asunto del sobre me trae distraído. –
–El sobre ¿eh? –
Preguntó, fue entonces cuando me di cuenta de que quizá había hablado demasiado, pero Itami lo tomó con normalidad.
–Muchos hablaron de ese sobre cuando lo encontramos en tu banca al llegar a la escuela, Yaru–chan lo tomó inmediatamente y lo guardó, pero si realmente te molesta, entonces tal vez deberías olvidarlo. –
Lo miré por un momento, como si no pudiera creer lo que me estaba diciendo, (o que fuera Itami quien me lo decía) pero Itami sólo se rascó la cabeza, luego continuó.
–No se supone que una nota sea algo para entristecerte o preocuparte, si no para animarte ¿o no? Si esto no te anima para nada, entonces quiere decir que de alguna forma no está bien. –
Quizá Itami tenía razón, mientras caminaba, comencé a pensar lentamente en olvidarlo, de nada iba a servir preocuparme por ahora de algo como eso, fue en ese momento que alguien más se acercó.
–Disculpa…–
Una voz desconocida, poco refinada, de mujer y con prisa, se escuchó por atrás de nosotros, Itami y yo nos dimos la vuelta para mirar quien era, y una chica delgada y con pecas, con el cabello negro y con apariencia infantil se acercó por detrás de nosotros.
Ninguno de los dos comprendimos muy bien por qué nos hablaba, así que la dejamos que recuperara el aliento.
–Perdonen, me han dicho que uno de ustedes es del salón 1–C ¿Es verdad? –
Ambos, Itami y yo, nos señalamos el uno al otro, pensando que tenía que ver con las labores escolares o algo parecido, pero era diferente.
–En tal caso, por favor, ¿podrían acompañarme un momento? –
Nos encogimos de hombros mientras nos mirábamos el uno al otro, luego los tres echamos a caminar y pasamos los edificios de salones en silencio, así que al lado de nosotros estaba el jardín de la escuela, que de hecho es bastante bello, y está muy bien cuidado (todo gracias al incansable trabajo de Saori–san, nuestra amable jardinera) y fue entonces cuando mi humor y mi estabilidad emocional dieron un giro inesperado.
Al parecer, esta chica misteriosa, formaba parte del círculo de amigas de Katabe–chan. Me quedé helado cuando la encontré junto con otras tres chicas, sentada en las bancas de los jardines de la escuela. Fue tan mágico que casi me desmayo. Ella se puso de pie elegantemente en cuanto nos vio.
–Mucho gusto, mi nombre es Katabe Takeshi, del salón 1–E, lamento mucho la intromisión. –
Dijo ella, acomodándose el cabello elegantemente con la mano derecha, mientras yo estaba congelado a punto de desmayarme, mi corazón palpitaba tan rápido, que no tuve forma de pensar en una respuesta correcta.
–Mi nombre es Otoshi Itami, y mi compañero es Ataka Yashite, ambos somos del salón 1–C, y es un placer. –
Itami, me has salvado, sólo tuve que inclinarme y no quedé como un idiota. Es lo bueno de contar con compañeros confiables, estoy tan feliz de que nos hayamos conocido, Itami.
–Bien, es un verdadero placer, y muchas gracias por venir. –
Dijo ella, y juro que pensé que era una especie de ángel hablando sobre alguna misión especial como en los videojuegos RPG, de todos modos, no estaba taaaaan lejos de la realidad como todo el mundo pensaría. Ella tomó en ese momento su bolsa y sacó una pequeña revista que parecía acerca de modas y esas cosas. Unos zapatos que se veían caros estaban en la portada. Ahhh, ella es tan femenina. No, no, ella le da el verdadero significado a la palabra “femenina,” y esos ojos… Oh, Dios–sama, estoy tan feliz de haber nacido, gracias Mamá, gracias Papá.
–Lamento mucho esto, pero una de mis amigas me prestó esta revista el día de ayer, y he prometido que se la devolvería esta tarde, sin embargo, parece que hoy no ha venido, y… no podré encontrarme con ella mañana, a causa de las actividades de su club.
Su voz era dulce, agradable, parecía que ella volvía hermosa cualquier sitio en el que ella se parara, era verdaderamente maravilloso. Un milagro me estaba ocurriendo a mí, Yashite, y yo no podía estar más contento por ello.
–Shin–kun, ya que puedes resolver esto solo, me adelantaré ¿bien? –
Itami dijo algo repentino, y todas las miradas se clavaron en él, pero el pareció no darle importancia.
–Espera ¿te vas ahora? –
Pregunté con un balbuceo, pero Itami no dio cabida a mis reclamos, Y sólo se alejó, agitando la mano, lo hubiera seguido, pero las miradas de todas las chicas se clavaron en mí, incluyendo claro a Katabe–chan, que me miraba atentamente, como si deseara determinar qué era lo que yo iba a hacer después. “No hay opción” me dije a mi mismo, tosí levemente y miré a Katabe–chan de nuevo, ella estaba de pie, con su mochila color gris al hombro y la revista en las manos.
– ¿Puedes entregársela por mí? Apreciaría mucho que lo hicieras. –
Puso sus ojos en mí, las otras chicas, por alguna razón, aunque estaban en silencio, me miraban como si fuera a morir en caso de negarme, aunque no había ninguna necesidad de eso, porque yo nunca, y lo digo en serio, nunca, podría rechazar una petición que viniera de Katabe–san.
Tomé la revista con ambas manos, y sentí electricidad corriendo por ella cuando ella soltó la revista, ni siquiera era importante a quien tuviera que entregársela, sólo asentí con la cabeza, y cuando hice eso, ella mostró la mejor sonrisa que hasta ahora le había visto.
–Muchas gracias, te lo encargo entonces, y por favor, perdóname por las molestias. –
Me dijo ella, con su dulce y melodiosa voz, los árboles se movieron al mismo tiempo que su cabello con el viento, mientras ella se daba la vuelta, sus amigas la siguieron, ellas no dijeron palabra (lo cual celebro mucho) sólo se dieron la vuelta tras de ella y se fueron, como una princesa seguida de sus damas de honor, o como esas florecillas pequeñas que resaltan la belleza de la flor central en los arreglos florales. Me quedé atónito mientras la miraba marcharse, suspiré, tranquilizándome y entonces ocurrió lo más genial que me pudo haber ocurrido en ese momento.
Ella, Katabe Takeshi se giró mientras caminaba, y me miró con una sonrisa, fue sólo un instante, pero hizo una seña diciéndome adiós con la mano, se veía un poco ruborizada, pero sonrió, y esa sonrisa era para mí. Me sentí el hombre más dichoso del mundo por eso. Agité la mano con fuerza para despedirme, ella se giró de nuevo y continuó su marcha, mientras yo estaba absorto observándola caminar.
Creo que este ha sido el día más maravilloso de mi vida después de todo.
––––––––––––––
Salí de la escuela por la puerta lateral, que está justo enfrente de los jardines, mientras caminaba, iba pensando en lo maravilloso de esa sonrisa, todavía tratando de creer yo mismo que todo aquello había pasado en verdad, y sintiendo la felicidad misma en mi cabeza.
El tiempo se volvió lento mientras caminaba, y las imágenes saltaban a mi cabeza, pasando de su sonrisa a la cámara lenta con que la vi alejarse. Soy tan afortunado que creo que voy a explotar… Alguien me abrazó con fuerza.
–Duele, duele Itami. –
Fue lo único que dije, ¡No pueden dejarme disfrutarlo ni un momento! Fui traído violentamente al mundo real, Maldita sea.
– ¿Te le has declarado? ¿La besaste? –
Comenzó a preguntar, yo sólo me preocupé por zafarme de su abrazo molesto, luego recordé que él se había marchado casi enseguida.
–No he hecho nada, tonto, sólo acepté el favor que tu tan descaradamente te negaste a aceptar. –
Reclamé… Este idiota… ¿Por qué demonios se marchó tan pronto? Pude haber arruinado todo, con tan sólo un detalle que hubiera hecho mal… No, de hecho, si salió también, fue porque la presciencia de Katabe–san me impidió reaccionar.
–Bueno, a ti te gusta, y pensé que no podía estar allí haciéndola de violinista. Era tu momento. –
Esa fue su respuesta, este sujeto realmente tenía un motivo, a pesar de que siempre luce tan despreocupado, se rascó la cabeza y volvió a acosarme con preguntas.
– ¿Qué ha pasado entonces? –
Preguntó Itami, vaya que es terco. Pero no puede culparse, supongo que, si los lugares estuvieran invertidos, yo estaría preguntando casi con la misma insistencia.
–No ha pasado nada más que lo que he dicho, he aceptado su petición, y, además, no veo como podría pasar algo más si no hemos intercambiado más de cinco palabras. –
Expliqué. Eso era algo apresurado para la situación en la que yo estaba, de todas formas, no he cambiado de parecer con respecto a mi pensamiento en la mañana acerca del mismo tema. En realidad, no creo que yo, alguien tan simple, tenga oportunidad alguna, se lo dije a Itami.
–Vaya hombre, por ese pensamiento puedo decir que no vas a conseguirla, ¿Sabes que hay muchos chicos en esta escuela que la tienen en la mira? –
– ¿En la mira? –
No logré entender la expresión que usaba Itami, o más bien no quise entenderla, me daba terror entender que, siendo sinceros, ella era bastante linda, así pues, evidentemente había de llamar la atención de muchos, aparte de mí, la imagen de ella de la mano con un desconocido inundo mi cabeza… Fue horrible de sólo pensarlo. Me llevé las manos a la cabeza, revolviéndome el cabello con desesperación.
–Bueno, su pecho no es algo presumiblemente bueno, pero no está mal, y esas caderas son perfectas…–
– ¡Oye! –
Tuve que interrumpirlo, no es que nunca me haya fijado en esos detalles, pero que alguien como él los dijera sólo así, en voz alta y a plena luz del día, era demasiado, bajé la cabeza al imaginar algo que no debía imaginar a estas horas del día.
–Has venido sólo para atormentarme con tus cosas ¿No? –
Pregunté finalmente, mientras él se reía a carcajadas, bueno, bueno, este sujeto al parecer no tiene ningún remedio. Tal vez soy yo quien se toma las cosas demasiado serias.
–Escucha Shin, sólo quiero decirte que debes hacer tu movimiento pronto, otros ya lo han hecho, y afortunadamente han sido rechazados, pero te puedo asegurar que no pasará mucho tiempo antes de que ella acepte una confesión. –
––––––––––
Como si no tuviera ya suficientes cosas con que atormentarme, ese estúpido de Itami llegó para decirme que me apresurara a hacer un movimiento en Katabe Takeshi. Pero, por otro lado, puede que tenga razón… ah, maldición, si tan sólo no me hubiera dicho eso.
Pienso en estas cosas mientras tomo un baño, antes de salir y comer, pero parece que por más que lo pienso no he llegado a ninguna conclusión. ¿Qué debería hacer en estos momentos?
Alguien tocó la puerta. Parece que mi hermana quiere tomar un baño también. Tengo una hermana menor, su nombre es Ataka Kirara, está en tercer grado de Junior High y es muy molesta, es sólo un año menor que yo. Sin embargo, puedo asegurarles a todos que la adoro, aunque no soy tan idiota como para demostrárselo. Todo el mundo sabe que demostrar a tu hermana menor que le quieres es sinónimo de una sentencia de muerte.
–Onii–san, sal ya del baño, quiero bañarme ahora. –
Se escuchó desde detrás de la puerta. Qué remedio, me apresuré a salir, y cuando salí ella estaba allí fuera, me mostró la lengua, me dio un golpe, y entró al cuarto de baño. Momentos después ella salió del baño con un sobre blanco de papel.
–Onii–san, se te ha caído tu sobre, ven a por él o lo mojare y lo tirare en el bote de basura. –
Me di la vuelta cuando escuché aquello, con tanto alboroto no había tenido tiempo de recordar que ese sobre aún estaba en mi bolsillo.
– ¿Es una carta de amor? Porque se la daré a Otou–san si lo es ¿Lo es? –
Bueno, no es como si fuera algo que todo el mundo pudiera entender, así que en realidad no habría problema si la leyera.
–Idiota, ¿parece una carta de amor? Puedes verla si quieres. –
Le asegure, ella sin perder el tiempo, abrió el sobre y sacó el papel que estaba dentro, lo miró por un momento.
– ¿Quieres saber qué dice? –
Preguntó ella, su expresión había cambiado, ella se veía ahora seria, podríamos decir que incluso parecía preocupada, me miró con los ojos muy abiertos.
– ¿¡Lo entiendes!? –
Fue mi pregunta. Ella negó con la cabeza, pero me devolvió el papel.
–Pero se de alguien que podría llegar a entenderlo, es sólo que… bueno, yo debo bañarme, no sé por qué me meto en asuntos que no son míos, perdona, Onii–san. –
Me dijo y cerró la puerta del baño nuevamente, yo me quede allí parado por unos momentos, ella abrió la puerta del baño de nuevo y me miró.
–Ten mucho cuidado Onii–san, mantente alejado de eso, lo que sea que sea. –
Esas fueron sus palabras. Ignoro por completo la razón que le llevó a decirme aquellas palabras, pero cuando ella salió de bañarse, había vuelto a ser la misma hermana pequeña molesta que siempre es, así que no quise mencionar el tema, pero aquello fue razón suficiente para tirar el sobre. Trate de olvidarme de aquello, fuera lo que fuera, ya que el acontecimiento de la tarde había disipado mis dudas acerca de si era posible que la carta fuera de Katabe–chan.
Por ello, no había razón para seguir pensando en el asunto, mucho menos para acudir a aquella cita. O eso pensé
–––––––––––
A la mañana siguiente, cuando me levanté para irme a la escuela, bajé las escaleras y me acerqué a la puerta, había varias cosas en el correo, incluyendo, para mi asombro, un nuevo sobre con mi nombre escrito.
De no haber sido porque este era nuevo, hubiera creído que era el mismo del que me había desecho la noche anterior. Lo tomé con manos temblorosas, la somnolencia de recién haberme levantado desapareció al instante por el acontecimiento. En ese momento también, mi madre bajó por las escaleras, con algo de prisa como siempre.
– ¿Hay algo importante allí? –
Me preguntó, señalando al pequeño montón de cartas que habían sido puestas bajo la puerta, pero negué con la cabeza.
–Como sea, hay comida en el…. –
Ya no escuché, ella siguió hablando, pero yo estaba absorto con el nuevo sobre en las manos, subí a mi cuarto después de que le dije a mi madre “Si, Kaa–san” y una vez cerré la puerta, abrí el nuevo sobre.
“Veo que has perdido el anterior, te entrego éste por si olvidas el lugar y la fecha… No lo pierdas, Sempai”
Después de esas letras, estaba de nuevo los mismos números que en el sobre anterior, no pude evitar el escalofrío, traté de relajarme por un momento ¿Qué demonios era esta sensación? ¿Qué demonios estaba pasando? Y lo que era aún más importante ¿Qué demonios iba a pasar?
La parte más difícil de aceptar es que quien quiera que fuera, supiera dónde vivo, y por el título de Sempai, entendí que no era nadie de la escuela a la que asisto. Traté de encontrar algo de lógica en todo este asunto, o cuando menos algo que me explicara todos estos extraños acontecimientos, ¿Por qué ahora? y ¿Por qué a mí? pero por más que lo intenté, no logré sacar ninguna conclusión.
–––––––––––
Al día siguiente, en el salón de clases, continuaba pensando en todo aquel asunto, así que no pude concentrarme en las clases, salimos de la clase de inglés y en el pasillo me encontré con Yaru–chan, quien comía un chocolate. Ella se acercó corriendo hasta donde yo estaba.
–Oye, oye, Shin–kun, escuché que tuviste un pequeño acercamiento con aquella chica ¿Cuál era su nombre? Ah, ya lo recuerdo, Katabe Takeshi. Tienes suerte, pues no hay mucha gente que pueda decir lo mismo que tú ahora ¿No? Como sea… ¿Se te confesó o algo? O ¿Para qué te quería? –
Ella estaba hablando demasiado alto y la mitad de los hombres que estaban cerca voltearon a vernos, clavando sus miradas en nosotros, de alguna forma, resultaba bastante doloroso.
–Vaya, tu sí que tienes placer por armar escándalos. –
Le reclamé, lo que menos quería era armar un escándalo sobre algo tan pequeño e insignificante, después de todo, sólo me había pedido un favor. Era algo que podría pedir a cualquiera, no había nada de especial en ello.
–Sólo ha sido un favor, no ha sido nada para armar semejante escándalo, además, por otro lado, no creo que sea algo en lo que debas inmiscuirte. –
Ella mostró una estúpida cara de ternura y tenía los ojos llorosos, es la clase de expresión que utiliza mi hermana cuando quiere algo, o cuando quiere que me sienta culpable, por ello, nunca caigo en esa trampa, mucho menos tratándose de Yaru–chan.
–Eres muy cruel, yo sólo quiero ayudarte ¿Sabes? –
– ¿Y qué vas a querer a cambio? –
Fue mi respuesta, ella hizo un ademán de estar ofendida, pero luego sus ojos brillaron, ladinos.
–Si me compras un pedazo de pastel de chocolate, estaremos más que saldados, ¿Sabes? La nueva pastelería tiene… –
Y comenzó a delirar con el chocolate, ni siquiera le presté atención, sólo seguí caminando y ella caminó a mi lado, diciendo cosas que yo ni siquiera venía escuchando. De pronto, Itami se acercó a nosotros. Me habló sólo a mí.
–Hey hombre ¿Quieres acompañarme por un jugo? Te invitaré uno si vienes conmigo. –
Dijo, Yaru–chan se puso frente de él, mirándolo con los ojos encendidos, y coloco sus puños en su cintura, demostrando que estaba enojada.
–Oye, Itami cabeza hueca, has visto que también estoy aquí ¿No hay nada para la pobre Yaru–sama? –
Itami y yo reímos por el honorifico que ella uso para definirse a sí misma, sobre todo porque el decir “pobre” y el honorifico “sama” son algo contradictorios, pero ella haló la camisa de Itami.
–Me invitaras un jugo ¿Cierto? Te matare si no lo haces. –
Amenazó y con el puño hizo seña de querer golpearlo. Itami retrocedió y asintió con la cabeza, parece que esta chica es capaz de hacerte temblar si lo desea.
Yaru–chan me miró después de eso.
–No me has contado que harás con el asunto del sobre, si todo ha pasado como me he enterado, entonces es seguro que no fue entregado por Katabe Takeshi–san ¿Abandonaras el asunto? –
Dude un momento en responder, pues el hecho de que apareciera un segundo sobre en el correo de esa misma mañana me hacía pensar en muchas cosas, había estado tratando de pensar en otra cosa, para distraerme, pero al final parece que no estaré en paz hasta que resuelva este asunto.
– ¿Abandonarlo? Como esperas que Shin haga eso, ningún hombre es lo suficientemente idiota para dejar ir una oportunidad como esa. Es decir… se trata de la primera carta de amor que uno recibe, es bastante buena suerte recibirla en tu primer año de preparatoria ¿No, Shin? –
Mire a este sujeto con una sonrisa extraña, tenía varias emociones encontradas, pero todas coincidían en que tenía que saber primero que se supone que era todo este juego, quizá así podría estar en paz y concentrarme en lo que tenía que hacer de mí mismo, quizá invitar a Katabe al festival. Sin embargo, no dije nada de esto a ninguno de los dos, ya está visto que tan buenos son para guardar secretos, así que sólo los miré y les dije:
–A decir verdad, todavía no sé si esto es real, o si se trata de alguna especie de broma, como sea, llegaré hasta donde pueda llegar con esto. –
–––––––––––––
A la tarde de ese mismo día, me encontraba en los jardines de la escuela, disfrutando del sol un poco, aunque el viento no dejaba de embarrar tierra contra mis lentes. Me relajé un momento.
No es que me molestara la compañía de Yaru–chan y de Itami, al contrario, son buenos amigos, pero a veces uno necesita relajarse un poco, ambos son del tipo explosivo, incluso creo que si salieran entre ellos se llevarían bien, pero yo pienso que soy más del tipo tranquilo. Aunque, no tan tranquilo como la persona que llegó en ese momento, sin que lo notara.
–Este… Ataka Yashite–san si mal no recuerdo. –
Cuando abrí los ojos, el viento jugaba con el cabello largo y hermoso de Katabe–chan, que estaba parada justo enfrente de mí. Me incorporé de inmediato con un sobresalto, es una pena que me encontrara tan relajado.
–Yo… lo siento, disfrutaba del sol, y…. –
Comencé a explicarme, pero ella simplemente rio, colocando su mano en su cara, hasta su forma de reír es elegante, sin duda alguna, me quedé en silencio unos momentos, cautivado por lo encantador que resultaba verla reír, luego ella me miró y sonrió.
– ¿Puedo sentarme Ataka–kun? –
Esa pregunta fue totalmente inesperada, ella me miraba como si pensara en sí misma como una molestia. Mientras estaba atónito, ella intento explicarse.
–Bueno, mis amigas aún están dentro del salón de clase, pero yo he terminado mi examen y salí un momento, pensé que era buen momento para venir…. –
No pude dejarla terminar, ella estaba comenzando a sonrojarse, así que asentí con alegría y le hice espacio en la banca de la que me había apoderado casi por completo, pensando que estaría solo. Pero aquello fue algo completamente inesperado para mí. ¿Por qué ella iba a preferir sentarse aquí, junto a mí, en vez de buscar una banca vacía?
Ella se sentó elegantemente y restiró su falda, para luego colocar su mochila entre ella y yo, un aroma suave y limpio, como floral, emanaba de sus cosas de la escuela, cosa con lo que yo estaba muy contento.
–Ante todo, quiero darte las gracias por el favor que me hiciste, ella me ha marcado ya y me ha dicho que le entregaste la revista apenas llegó al salón, lo cual, como sin duda entiendes, habla bien de mí. –
Ella sonrió al decir esto, al parecer, es una muchacha que cuida mucho de su reputación, eso no es tan malo supongo. Yo la miraba sin decir palabra, así que ella continuo.
–Ahora, hay algo más que quisiera pedirte. –
Me dijo, me quedé perplejo, porque ella no parecía del tipo que suele solicitar un favor tras otro, hombre, ella sí que es una caja de sorpresas. De todas formas, al igual que la vez anterior, yo no tenía razón alguna para negarme, pero lo que ella me pidió, era completamente distinto a lo que yo imaginaba.
–El siguiente fin de semana, como sin duda ya sabes, es el paseo escolar, y dentro de este dejarán que nosotros los alumnos, paseemos un poco por los alrededores. –
Yo asentí, sabiendo que ella no había terminado. Ya estaba enterado de aquella cosa del paseo escolar, pero, a decir verdad, ni siquiera tenía planeado ir, pues no me gustan ese tipo de cosas, y ya que los maestros aseguraron que quien deseara faltar ese día podría hacerlo, pensé que mi plan estaba hecho. Ahora parece que tendría que cambiarlo.
–Sin embargo, puede ser que Megu–chan se pase el día con su novio de tercer año, y mis otras amigas no podrán asistir. No quisiera pasar el día yo sola, así que si no tienes nada que hacer ¿Podrías acompañarme? –
Me había preparado mentalmente para escuchar algo así, pero por alguna razón, el impacto de sus palabras en mi cerebro fue mucho mayor de lo que yo esperaba. Mi pregunta en este momento era ¿Por qué ella se mostraba tan interesada en mí?
– ¿Estas segura de que eso es lo que quieres? ¿Qué deseas que YO sea tu acompañante? –
Mis dudas salieron mucho más rápido de mi boca de lo que yo esperaba, no pueden culparme, estaba muy nervioso, y si esto fuera un manga, estaría saliéndome vapor de la cabeza. Ella malinterpretó mi pregunta.
– ¿Pienso mal? O es sólo que ya tienes planes… si es así me disculpo. –
–Bueno, ciertamente no tengo planes para algo como eso, porque en realidad ni siquiera tenía pensado ir, Itami estará lejos y Yaru–chan saldrá con sus padres a no sé dónde, así que… tampoco quería ir al paseo yo sólo. –
Me expliqué, a medida que me explicaba, el semblante deprimido que Katabe–chan había mostrado luego de lo último que dijo, cambió hasta una sonrisa que reflejaba tranquilidad y confianza, finalmente, ella me miró.
–No quiero interrumpir nada, pero debo decir que me agradaría que pudieras pasear conmigo durante el viaje escolar, no se nos permitirá ir en el mismo transporte, porque somos de salones distintos, pero al menos podríamos pasar el rato juntos en el acuario y sentarnos al lado del otro durante la proyección. –
–Aun no acabo de comprender lo que te lleva a pedirme que te acompañe, pero si eso es lo que quieres, estaré muy feliz de poder acompañarte, Katabe–san. –
Enrojecí enseguida, había hablado demasiado, pero ella sólo se rio, acomodó su cabello detrás de su oído, y mi dirigió una mirada acusadora.
–He oído muy buenas cosas de ti, pero parece que estaban equivocados, si eres la clase de rufián que trata de averiguar de primera instancia los secretos del corazón de una dama. –
Duras palabras, se clavaron como el hielo en mi corazón, pero ella sonrió después de eso.
–Puedes decir que es una broma, no hablaba en serio, sé que has dicho todo aquello sin pensar, pero ¿puedo entonces contar con tu compañía el día del paseo? –
–Por supuesto. –
Dije eso en voz demasiado alta, y ella pareció sorprenderse un poco, pero no dijo nada acerca de eso. Después de aquello ella se puso de pie, se sacudió la falda con ambas manos, y luego se giró hacia donde yo estaba absorto mirándola.
–Muchísimas gracias por aceptar. –
Me dijo y sonriendo, se marchó, yo me quede allí, sin saber qué hacer.
Después de eso, comenzó a llover, aunque para mí era el más radiante de los días, en un instante, imagine todo lo que podía pasar en el viaje escolar, y porque no decirlo, muchas cosas más… un millón de imágenes pasaron frente a mis ojos mientras miraba la ventana de mi casa. La lluvia no cesó.
Mis planes cambiaron dramáticamente en aquel momento, esperaría el día del paseo para poder pasear con la chica más bonita de la escuela. Pero ese día jamás llegó.