Capitulo X: Una Muerte Implacable.
Ahora que sólo restaba confirmar mis teorías, llamé a Yaru–chan.
–Shin, es todo un acontecimiento recibir tu llamada por cierto ¿Por qué me pediste que llamara a todo el mundo? Fuiste tú quien se lo pidió a Itami ¿no? Realmente no lo entiendo. –
–Yaru–chan, hay mucho que tengo que contarte, necesito que nos encontremos, como de costumbre, pero necesito que traigas a ese tonto de Itami contigo –
–Bueno… veras… no creo que tenga permiso de mis padres para salir a esta hora… –
–Nunca dije que fuera a ser en este instante, tengo que confirmar algo antes, pero no le digas a Itami hasta que te haya vuelto a llamar, llamare mañana por la mañana, para entonces, necesito que nos encontremos ¿Te parece? –
–Sí, estaré esperando entonces, me alegraría mucho que me dijeras que rayos está pasando… hasta mañana entonces. –
–Hasta mañana –
Respondió y colgué. Era pasada la media noche, mi hermana se había ido a dormir luego de que mi padre dijera que no podía ir a la fiesta mañana, seguro que mis padres se extrañarían de que Kitsune no estuviera aquí como cada domingo, pero… todavía hay algo que tengo que confirmar.
¿Qué había en esa mochila? Que a la amiga de mi hermana le estorbaba. Baje las escaleras en el más absoluto de los silencios. Tomé la mochila de la sala de la casa, que era donde ésta se había quedado. Había discutido con Kirara en la tarde, pues mi padre le aseguró que no podría ir a la fiesta si no iba yo con ella. Kirara y yo no estábamos en los mejores términos, así que ella se negó. Yo le dije a mi padre que preguntaría a Kitsune, y si ella lo deseaba podía acompañar a mi hermana. Así habíamos quedado en esa tarde.
No fue curiosidad lo que me impulsó a abrir esa mochila y vaciar su contenido en la mesa, después de todo, realmente no me interesaba lo que una chica de Junior High pudiera guardar en ella, eso a no ser que estuviera relacionado con aquella famosa “Chica de las notas” de lo cual yo estaba casi convencido. El mirar el contenido de esa mochila me convenció.
Así que esta mochila realmente pertenecía a la chica de las notas de la que Kitsune hablaba. Si esto era así, entonces por alguna razón, ella había logrado capturar a Kitsune.
Kirara describió el lugar de la fiesta como una mansión apartada y grande, donde había un gran salón en el que celebrarían el cumpleaños de la hija menor de la familia, Kawashime Midori, la chica de las notas, la Yandere rival de Kitsune. Supe ese último detalle al mirar las fotografías que había en la mochila había fotografías de momentos que yo había pasado con Kitsune–chan, paseando, comiendo, tomando un helado… en todas ellas, la cara y cuerpo de Kitsune había sido cortado o quemado. ¿Eran estas fotografías una invitación a venir? ¿Midori sabía que abriría la mochila? ¿O sólo se le escapo el detalle?
No me gusta que me pongan a prueba, y mucho menos de esta forma, pero pienso que ella sabía que abriría la mochila. Una rabia infinita se apoderó de mi cuando entendí que esta persona era la causa del daño que mi pequeña Kitsune–chan estaba recibiendo. Fui invadido por una ira asesina… ya habría tiempo para eso.
Una mansión elegante y con muchas habitaciones, apartada de la ciudad. Una fiesta elegante, mejor busco mis mejores ropas. La guía que me dio Itami salió a relucir una vez más, había funcionado la primera vez, no veo porque no funcionaría la segunda. Si todo es como está escrito, Kawashime Midori tiene a Kitsune encerrada, no va a matarla hasta que yo la vea, del mismo modo en que Kitsune hizo con Amatsune. La conmoción de la fiesta debería servirle como distracción para después tener un sitio seguro donde ocultar el cuerpo. Pero sus cálculos están mal, porque todos asumen que tendré miedo. Y yo me estoy volviendo tristemente un experto en esto.
Así que por eso es que invitó a Kirara especialmente ¿eh? Incluso le dio una invitación formal ¿Acaso me subestimó?
En este asunto, cualquier error te puede costar la vida, ya lo había mencionado, así que no tenía que haber ningún error, no puedo dejar ni un sólo cabo suelto. Por suerte, la información es algo que sobra, si sabes en donde buscarla. Yo recordaba a Midori, la había visto aquí una vez, parece que en ese momento ella puso su atención en mí… pero… yo no podía tolerar eso, el hecho de que ella siguiera respirando, era un insulto para Kitsune, así pues, sólo había una cosa por hacer.
Los detalles de la misión son entonces:
Entrar a la mansión sin que sepan que estoy allí.
Parece que no se podía entrar sin invitación. Tendría que ingeniármelas para entrar sin ser visto por ella, si era una Yandere, seguramente intentaría pasar el tiempo pegada a mí, y evidentemente no iba a permitirme liberar a Kitsune…
Encontrar a Kitsune y asegurarme de que ella esté bien.
Ella tiene que estar escondida y encerrada en algún sitio en ese lugar, el evento principal, según los planes de la propia Midori, parece ser un evento parecido al ocurrido en el almacén. La cosa podría complicarse mucho si Midori me veía antes de liberar a Kitsune.
Asegurar la muerte de Kawashime Midori y su familia.
En cualquier caso, necesitaría dejar el lugar sin testigos, eso implicaba cuando menos a la familia de Midori. Lo lamento mucho, señor y señora Kawashime, su hija ha firmado ya su sentencia de muerte. Mi hermana tenía que salir de allí ilesa, y sin haber visto nada. Eso también es importante.
Me dirigí a mi habitación y saqué una caja de debajo de la cama. Eran cosas especiales para casos especiales, cosas que nunca esperé tener que utilizar realmente. El arma con que había disparado aquel sujeto, que había intentado matarme, una botella con veneno, una cuerda de plástico irrompible… todo estaba aquí. Sólo tenía que saber qué era lo que iba a llevarme y como iba a utilizarlo. El arma, una 9mm de lo más corriente, lo más probable es que estuviera fichada por la policía, pues había estado en manos de delincuentes, había tres cargadores, los conseguí con tiempo después en el mercado negro, por cualquier eventualidad que pudiera surgir. El cable, podías asfixiar a alguien con esto, si sabías usarlo, por desgracia, aquello era algo que sólo funcionaba si tomabas a tu enemigo desprevenido. El veneno, cianuro que había confiscado a Kitsune–chan, no era una buena idea que ella tuviera esto en sus manos, ya que ella no sabía realmente como usarlo sin ser atrapada.
Una navaja suiza, sé abrir cerraduras con esto. Itami la compró y aprendió a abrir cerraduras, las quería para abrir los vestidores de las chicas. También tenía el plano del lugar donde se haría la fiesta, cortesía de mi pequeña hermana Kirara, que intentaba demostrarle a mi padre que era un lugar cien por cien, seguro, cosa que yo estaba a punto de refutar. Por suerte, conociendo el nombre y la ubicación del lugar, internet me obsequió información mucho más precisa.
Si la fiesta no se cancelaba, significaría que todo estaba completamente normal.
No dormí nada por estar planeando todo, pero para cuando amaneció, yo ya tenía un plan.
––––––––––
Caminé hacia la salida de mi casa a las seis de la mañana, me había dado tiempo de tomar un baño, limpié mi cuerpo con mucha dedicación. Prepare mi ropa, perfectamente planchada y acomodada. Me vestí con todo el tiempo del mundo, cuidando cada detalle. Un smoking negro y una corbata pequeña a cuadros. Creo que parecía alguien haciendo cosplay de un hombre de negocios. Pero aquello no era importante. Me puse guantes y me afeité, aunque no había realmente mucho que quitar de mi cara. De todas maneras, quería estar presentable. Salí de mi casa muy temprano, me sentía como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que vi a Kitsune, el hecho de volver a verla emocionaba.
Cuando me encontré con Yaru–chan, ella se veía especialmente animada, Itami también estaba allí. Me enteré de que ellos dos habían comenzado a salir… eran las nueve de la mañana. De todos modos, parecía que ahora Yaru–chan deseaba pasar cada segundo de su vida cerca de Itami. No creo que tuvieran ningún problema, por más que Itami se veía algo asustado… ¿Qué harías de estar en mi situación, amigo?
Itami había venido a desayunar a casa de Yaru–chan con su familia, y había pasado un momento difícil según parecía, con el señor Okaname, pero creo que lo que más agrado al padre de Yaru–chan (y a ella) fue que Itami llegara temprano y trajera flores para Yaruhime.
Me hubiera gustado conversar más acerca de su nueva relación, pero yo estaba demasiado concentrado en mis propios asuntos, además, en estos momentos sentía algo de envidia de Yaru–chan e Itami.
– ¿No vas a pasar? –
Preguntó Itami, ya había terminado el desayuno. Y ahora ambos estaban afuera de la casa, hablando conmigo.
–Por cierto, parece que vas muy elegante ¿A dónde irás? –
–Hay una fiesta esta noche, en la mansión de invierno de Kawashime, habrán escuchado algo de ella, a algunos kilómetros fuera de la ciudad, bueno, una de las razones por las que vengo, es porque quiero que vengan conmigo y con mi hermana –
– ¡Yay! ¿Has oído eso Itami? tendremos una fiesta esta noche… tengo que arreglarme para verme bien. –
–Así que está decidido que iremos ¿no? Por cierto, puedo usar el automóvil de papá, no creo que haya ningún problema mientras conduzca con cuidado ¿eh? –
–Esa es la idea Itami, dado que va mi hermana pequeña, no quería que hubiera peligro alguno, eres algo loco, pero no con los automóviles, según sé –
, Yaru–chan me miró por un momento, supongo que se dio cuenta de que la invitación no era sin razón.
– ¿Y tu novia? –
–La veré allá –
– ¿No ira con nosotros entonces? –
–Ella no puede venir –
Esa fue la conversación, Yaru–chan me miró inquisidoramente y alzó una ceja, luego suspiró.
–Shin ¿Por qué no me dices que pasa? ¿Qué es lo que quieres? –
Yo no pude menos que sonreír, engañarla no iba a ser fácil, así que decidí no intentar mentir, que era diferente a contarle toda la verdad.
–La verdad es que necesito que me hagan un par de favores, primero, necesito que mantengan a mi hermana vigilada, no digo que sean su niñera, sólo que estén cerca de ella, yo… tengo algunos asuntos que resolver allí, y no quiero que ella se entere –
–Estas empezando a asustarme, ¿Estas metido en algo raro? –
Levanté la cara y sonreí ligeramente, creo que ella era mucho más suspicaz que Itami, después de todo. Pero sólo le respondí:
–No me he metido en nada raro, yo soy ese algo raro, Yaruhime. –
–Creo que entiendo –
–Es mejor que no entiendas, así está bien por ahora, como he dicho, llegado el momento, les contaré todo a ti y a Itami, pero por ahora necesito que me hagan otro favor. –
–Dímelo, si está a mi alcance, lo haré –
–Quiero que se vayan cuando les diga que se vayan y quiero que cierren las puertas cuando eso suceda, que se lleven a mi hermana y se vayan, y no se les ocurra regresar. –
–Eso suena aún más aterrador que lo anterior, no sé si deba hacer lo que me pides. –
–Yaru–chan, eres mi amiga, Itami es mi amigo, y nunca haría nada que pudiera ponerlos en peligro, pero necesito que hagas las cosas exactamente cómo te las he pedido, comprenderás que es muy bueno que te deban un favor, en especial alguien que sabe ciertas cosas que podrían afectar tu nueva relación, positiva o negativamente. –
– ¿Estás diciendo que sabes donde Itami esconde su pornografía? ¿O que sabes dónde escondo yo la mía? –
Era una broma, evidentemente, Yaru–chan estaba obligada a suavizar la situación, porque bajo esa apariencia de broma, ella entendió que yo sabía algo importante.
–Ambas cosas, y más –
Le dije, y sonreí. En ese momento Itami regresó con nosotros.
–Está hecho, tenemos automóvil hoy en la noche. –
Eso fue lo que dijo Itami, Yaru–chan sonrió, y yo también. Todo estaba saliendo muy bien, sólo tenía que seguir así.
Dejé a Yaru–chan con Itami después de eso, haciéndole prometer a Yaru que todo pasaría tal como lo había dicho, después de eso, necesitaba verificar personalmente el lugar de la fiesta, así que me dirigí hacia allí. Tendría que estar de regreso a la hora de regresar de la escuela, para que Itami pasara por Yaru–chan y luego pasara por nosotros, es decir, por Kirara y por mí. Como a Yaru–chan, a Itami se le hizo raro que mi novia no contara entre los pasajeros del automóvil.
––––––––––
Nunca había matado a una persona antes, ¿Jalaría del gatillo llegado el momento? ¿O fallaría como el cobarde que siempre he sido? Pensaba en eso mientras miraba mi arma. ¿Habría aprendido el arte de matar sin sentirlo? Me preguntaba eso ahora mientras estaba en mi alcoba, esperando a que llegaran por mí. La pistola estaba en mis manos, yo la miraba, nunca la había disparado… tenía miedo de no poder hacerlo.
La imagen del rostro de Kitsune me devolvió a la realidad.
A trabajar se ha dicho.
Itami llegó en el carro poco antes del atardecer, Kirara se estaba terminando de arreglar. Yo hablaba con mis padres, explicándoles que yo iría con ella, así que no tenían nada que temer.
–No es que no confiemos en ti, Shin, pero… –
Comenzó mi madre, pero mi padre terminó.
–La fiesta está algo alejada de la ciudad, y tu hermana es una chica… no queremos pensar que algo malo pueda ocurrirle. –
–Ella estará paseando con sus compañeras de clase, no creo que vaya a permitirse a todo el mundo estar donde quiera, no es esa clase de fiesta –
Expliqué. Por lo que había podido deducir, la fiesta que tendría lugar en la mansión Kawashime era de mucha clase, muy probablemente habría muchos cocineros, meseros, gente llevando y trayendo cosas, claro que aquello no podía decírselos en ese momento.
–Además, mi hermana regresará temprano, me asegurare de que el automóvil la deje en la puerta de la casa. –
– ¿Y ese chico que conduce es de fiar? –
Preguntó mi padre, yo sólo sonreí.
–Mi amiga Yaru–chan, su novia, va con él, no hay nada que temer, además, yo también necesito ir, tengo que distraerme un poco. –
Después de eso, mis padres aceptaron, Itami estaba parado frente al carro cuando bajé, debo decir que se veía bastante elegante. Yaru–chan también estaba bonita. Eso quisiera decir, pero mi cabeza estaba ocupada. “Kawashime Midori, tu existencia es un insulto, uno que no puedo perdonar.”
El atardecer, íbamos cuatro en el auto, mi hermana Kirara, Yaruhime, Itami, y yo. Había algo sonando en la radio, una canción americana, yo decidí relajarme un poco, antes de que todo se pusiera feo, bajé la ventanilla del auto, pues estaba en el asiento del copiloto, y encendí un cigarrillo.
–Onii–san ¿Qué estás haciendo? –
Mi hermana parecía bastante asustada, Itami me miró extrañado, lo olvidé por completo, ellos no sabían nada de esto… bueno, por lo que sé, podría morir el día de hoy, así que… qué más da.
–Tu Onii–san te ha hecho un favor el día de hoy, puedes devolverlo haciendo como que no has visto nada. –
Eso fue lo que le dije a Kirara.
La ciudad de Tokio se ilumino a nuestras espaldas, ya habíamos salido del área urbanizada, y faltaba realmente poco para llegar a la mansión. Trataba de vaciar mi mente mientras las dos chicas, es decir, mi hermana y Yaru–chan miraban al horizonte. Por este sitio ya no había más automóviles aparte del nuestro, por lo que pudimos cruzar la montaña sin contratiempos, la mansión estaba justo al bajar la última pendiente, cuando le pedí a Itami que detuviera el auto, el momento había llegado.
Itami detuvo el auto, cuando le dije que tenía algo que hacer, luego miré a Yaru–chan, ella me dijo:
–He comprendido todo, tienes mi número, mándanos un mensaje cuando sea el momento de salir. –
Después de eso, tomé mis cosas, es decir, una mochila y me alejé de la carretera, la mansión era completamente visible, y no estaba tan lejos, pero tenía que llegar a pie, y comenzar antes de que supieran que estaba sucediendo.
––––––––––
Deje pasar aproximadamente una hora después de que me dejaron allí, luego comencé a andar, algo que tengo que decir, es que no planeaba entrar directamente a la mansión, no quería que nadie supiera que yo estaba allí hasta tener la seguridad de que todo estaba bajo control, además, no era precisamente una visita amistosa. Como sea, camine directamente hacia la mansión.
Para asegurarme de que todo saliera como tenía que salir, me dirigí primero a la parte trasera de las afueras de la mansión, allí había un gran cajón de acero, que contenía cables de teléfono, y las cámaras de seguridad también estaban conectadas allí, cortar esos cables fue cuestión de segundos, pero me asegure de que nadie pudiera llamar a la policía o saber lo que estaba pasando.
Sé estas cosas, porque mi padre se dedicaba al negocio de fabricación de cámaras de seguridad, y yo le había hecho preguntas con anterioridad. Claro que mi padre no era quien las instalaba, él sólo las vendía, pero tenía una idea general de cómo estaban instaladas y posicionadas. Después de cortar esos cables, desaparecí sin ser detectado por nada ni nadie, y me dirigí de vuelta a la entrada
Había mucha gente y mucha luz en las cercanías de la mansión, al menos diez personas estaban allí, ya fuera fumando o conversando, no era posible entrar sin ser visto, así que sólo tenía que parecer otra persona. Necesitaba un disfraz. Pero había traído las cosas estrictamente necesarias conmigo, así como un vestido y zapatos para Kitsune, pues necesitaba que se viera presentable para la fiesta. Había un sujeto fumando parado junto a un árbol, alejado de los demás, supongo yo que era un mesero, o un cocinero. Eso era todo.
Caminar sigilosamente entre arboles no es lo mismo que en la ciudad, allí es más fácil. Aquí tus pasos se escuchan, aunque no quieras. Rápido, rápido, rápido y silencioso. El sujeto volteó, yo me oculté tras el árbol para que no me viera y el hombre volvió a su cigarrillo, yo me acerqué por detrás. Un corte en la yugular, preciso y silencioso, necesito que no se manche con la sangre o no me servirá para nada… excelente. Un punto para Yashite, por su primer asesinato.
Ni siquiera gritó, sólo se atragantó con su propia sangre y murió, después hay que esconder el cuerpo, sin manchar la ropa, lo cargué completamente, pesaba, y mucho, lo llevé con dificultad a través de los árboles, y lo solté con cuidado, para no hacer ruido. Vi una luz a lo lejos… un policía… ¡Mierda!
Me oculté entre la maleza mientras el policía se acercaba, eran dos, no podía usar el arma ahora, no todavía…
– ¿Estás seguro de que viste algo? –
–Vi algo moverse, era algo deforme, lo juro –
Seguramente la silueta de un cuerpo llevando a otro se deformaba por la poca luz en el interior del bosque, aquello pudo haber llamado la atención, que ahora usaban sus linternas para buscarme, sin saber que buscaban.
–Vámonos ya, aquí no hay nada –
–Bien, pero si lo vemos de nuevo vendrás a buscarlo conmigo… podríamos haber descubierto una criatura rara –
–Tu vez demasiada ciencia ficción amigo, andando la fiesta está abajo en la mansión, aquí no hay más que algunos cuantos animales. –
Se detuvieron justo antes de llegar al árbol en el que había recargado el cadáver. En cuanto comenzaron a irse yo me acerqué al cuerpo y lo desvestí para cambiarme de ropa. ¿Dónde había visto esto antes? Bueno, no importa, continuemos. Es hora de entrar.
No había más policías en la mansión, como Kirara había asegurado, así que parece ser que eso me aumentaba las posibilidades de salir vivo de esta, pero, de todos modos, aquella mansión era grande, y al parecer, tenía muchas habitaciones, aunque no creo que mi pequeña Kitsune estuviera durmiendo plácidamente en una de ellas, más bien, pienso que necesitaba llegar al sótano, si es que tenía uno.
La puerta que el personal contratado para atender la fiesta usaba era visiblemente más pequeña que la que usaban los invitados, todo estaba muy bien iluminado. Había un pequeño jardín de fuentes y piedras a mi derecha, a mi izquierda estaba la cocina. Hubiera sido raro de todos modos, que alguien del personal entrara por la puerta de los invitados, y aquí mi deseo era entrar sin ser visto… así que… soy un mesero, tengo que actuar como tal.
Cuando entré por la cocina, el cocinero me miró por un momento, luego volvió a sus labores, yo tomé algunas copas que estaban en la barra de la cocina, las puse en una charola y subí directamente al salón. Pude ver a Kirara hablando con Midori, quien traída un lujoso vestido y estaba elegantemente peinada. Yaru–chan estaba con su novio, sentados en una mesa cercana a donde Kirara estaba, hablaban entre ellos. Con la charola en la mano me dirigí a la puerta y salí por allí. Luego tiré la charola al cesto de basura, buscando por todos lados una escalera que me dirigiera hacia abajo.
Como no la encontré en ese momento, volví a tomar la charola, ya sin nada, y bajé justo por donde había subido. Fueron tres viajes completos para encontrar por fin las escaleras que bajaban. Pero no podía bajar, así como así, necesitaba reducir el número de invitados, lo que me temía. Aquí saltaría la alarma.
Tengo que admitir que dudé un momento sobre lo que iba a hacer, pero el pensar en Kitsune me devolvió a la memoria la razón por la que yo estaba aquí. ¿Matar por amor? Tengo que intentarlo.
Parece que Midori no ha hecho su movimiento, aunque es probable que ahora que ha hablado con Kirara me esté esperando. Debo actuar rápido.
“Acabo de ver a uno de los meseros caminar frente a nosotros, Itami dice que se parece a ti ¿verdad que está loco? Te estamos esperando, la del cumpleaños parece impaciente por verte.”
Recibí ese mensaje de Yaru–chan, estaba claro que pronto mi disfraz iba a dejar de serlo si esto continuaba así.
Me acerque a la sopa miso, y vacié el cianuro en ella. También tengo arsénico, por si eso falla, luego de eso, fui al baño, saque mi ropa original de la mochila, y respondí el mensaje de Yaru–chan:
“No creo que tarde mucho en verlos, pero puedo decirles que no toquen el miso, sabe muy… muy feo”
Ya que no era un mesero, estaba claro que no podía permanecer por más tiempo en aquel sitio, es decir la cocina, así que decidí salir de allí cuanto antes, sin embargo, un sujeto, vestido de traje, llamó mucho la atención de los otros dos meseros que estaban allí cerca, y cometí el error de tropezarme mientras caminaba.
– ¿Eh? ¿Qué haces aquí? Esta área es sólo para el personal, ve a la fiesta, es arriba –
–Lo siento, me perdí, y necesitaba usar el baño –
Esa fue mi excusa, pero el mesero que me reprehendía se lo tomo con bastante calma, para mi suerte.
–Eh, mira, ¿en serio? Vaya, los chicos como tú quieren saber que vamos a servir ¿o no? Pues bien, te diré que la comida es sor–pre–sa, te llevare con tus padres si te encuentro espiando de nuevo… largo –
Vaya, parece que a los que trabajan en esto les molesta que uno quiera saber lo que habrá de comer antes de tiempo, esto no es un restaurante y ellos se lo toman muy en serio, después de aquel pequeño incidente, subí las escaleras.
El salón era más o menos grande, mas adaptado al estilo occidental que al japonés, pero aun así era bonito. Había grandes ventanas y mesas y sillas. Un candelabro enorme iluminaba el lugar. Los invitados estaban todos vestidos de etiqueta, por lo que sé, la madre de Midori es de Europa, y el padre de ella es japonés, por lo que su casa parece más como una combinación de ambos estilos, al menos esta mansión. Había un aparato de sonido en el lugar, que tenía música clásica y vals sonando… sin duda, una fiesta de lo más elegante. Parece que mi enemiga era lo que podríamos llamar, una Ojou–sama, en toda la extensión del término.
–Ataka–Sempai –
Escuché la voz de quien menos quería escuchar, Midori estaba parada justo detrás de aquellas escaleras, me detuve un momento antes de mirarla, no debía detectar que la odiaba, o comenzaría a sospechar… Eso fue lo que pensé.
– ¿Por qué no me dijiste que estabas aquí? Baila conmigo un poco, por favor. –
Sus padres me miraron con miradas asesinas, supongo que ellos no sabían nada. Yo tuve ganas de preguntarle que había hecho con mi novia, pero aquello únicamente la alarmaría, tenía que confiar, tenía que tener fe en que Kitsune estaba todavía con vida.
–Kawashime–san, por ahora yo… –
En ese momento, Kirara se acercó desde detrás de mí.
–Llegas tarde, Onii–san, ven ahora, tus amigos me han pedido que te lleve allí en cuanto te vea, podrás bailar con quien tú quieras más tarde. –
No entendí porque me rescató hasta que nos alejamos de Midori, entonces mi hermana volteó a verme.
–No quise decírtelo antes, Onii–san, porque puede que te incomode lo que voy a decirte, pero Midori–san tiene sus ojos puestos en ti, desde que te conoció, pero tú ya tienes una novia, y creo que no deberías coquetear con ninguna otra… es decir… Kitsune–chan… no es de mi agrado… pero no me gusta la idea de que engañes a nadie. –
Todo lo que pude es decir gracias, luego me encontré con Itami y con Yaru–chan. Hable con ellos un momento.
– ¿Todo bien? –
Preguntó Itami cuando me vio. Mi plan de permanecer anónimo se había terminado y la sopa estaba envenenada, pronto, en cuanto la sirvieran, comenzaría a armarse un alboroto. Me hubiera gustado permanecer oculto más tiempo, pero no me fue posible. Ahora tenía que actuar rápido.
–Todo bien, pero es hora, Yaruhime. –
Ella me miró por un momento, luego asintió, Itami también asintió.
–Yaru–chan me ha contado todo, estamos listos para irnos ¿Kirara lo está? –
–Sáquenla de aquí, arrástrenla fuera si es necesario –
Fue lo que les dije, luego me fui de allí, cuidándome de que nadie me viera cerrar el biombo detrás de mí.
Esperé al menos veinte minutos más, luego vi a los meseros entrar al salón con platos en las charolas, en lugar de copas, uno de ellos venía diciendo que les faltaba uno. El otro insistía en que no era así.
Ya que no tenía que preocuparme por las cámaras, me decidí a bajar al sótano. Baje las escaleras con mucho tiento, estaba inmensamente nervioso, y rezando a Dios–sama porque mi pequeña Yandere estuviera allí, y estuviera viva.
“Ya nos estamos yendo, estaban a punto de servir la sopa, no hay nadie afuera, e Itami está cerrando la puerta, buena suerte, Shin”
Entonces todo estaba hecho. Ahora, es el momento de trabajar.
––––––––––
Al asomarme pude ver que en el sótano había dos puertas, parece que son habitaciones que normalmente estarían reservadas para utensilios de limpieza, jardinería o herramientas, pero estaba casi seguro de que Kitsune estaba allí, sólo allí pudo haber escondido Midori a alguien, sin que sus padres la descubrieran.
Lo que vi después de eso, puso en duda todas mis teorías, había alguien más allí, no era Midori, era un hombre de mediana edad, estaba allí sentado durmiendo, parecía que estaba ¿De guardia? ¿Había alguien involucrado en esta atrocidad? No quise creerlo.
Tomé el arma, si se movía, dispararía, pero no se movió, me acerqué lentamente, sin hacer ruido al caminar, mirando hacia atrás constantemente, era probable que Midori tardara poco en aparecer. En ese momento comencé a escuchar alboroto. Parece que la sopa les sentó bien a los invitados. La mayoría supongo, eran familiares y amigos de Midori y de sus padres. Se escucharon gritos, toses, carraspeos… ¿Cuántos habían muerto? No pude imaginarlo de momento, era evidente que no todos comerían, si alguien ve que el otro se está muriendo por lo que comió, lo primero que haces es tratar de ayudarlo, y te olvidas de comer.
Entonces el hombre se levantó y me miró, creo que era el jardinero o algo así, su ropa estaba manchada de tierra.
– ¿Qué demonios haces tú aquí? –
Preguntó el hombre, estaba visiblemente enojado. Yo no respondí, no estaba seguro de si este hombre sabía o no lo que estaba pasando. Y eso me hizo dudar, así que abrí la puerta de golpe.
–No debiste hacer eso… muchacho. –
Me dijo el hombre, fue como si sintiera lastima por mí, o por lo que fuera a pasarme ahora, yo no tenía necesidad de la lastima de un desconocido. Ahora estaba enojado. Bajé mi mano, y cuando volví a levantarla, ya tenía la pistola en las manos, el hombre levantó las manos.
–No dispares, tengo una esposa y un hijo, no dispares. –
– ¿Sabías que ella estaba aquí? –
–La señorita me amenazó, si alguien la encontraba, me acusará de que le he hecho algo… nunca le he hecho nada ¿sabes? Pero perderé mi trabajo, lo perderé todo, ellos nunca me creerán más de lo que creen a su hija… por eso yo…–
Ahora era él quien estaba sudando, se hincó, pero no lo dejé terminar, le disparé en el estómago, el disparo resonó con violencia en todo el sótano de la casa, cosa que probablemente no importara mucho porque arriba todo el mundo estaba en medio de la conmoción.
– ¿Qué le hiciste? –
Le pregunté, necesitaba averiguar si este perro había tocado a mí Kitsune, pero el negó con la cabeza.
–No le he hecho nada… sólo me dijeron que cuidara de que nadie se acercara… que… golpeara a cualquiera que se acercara, los señores nunca bajan aquí, mucho menos en su fiesta –
Comprendí al instante lo que estaba pasando, no tenía necesidad de más explicaciones, hice un segundo tiro, y sus sesos volaron manchando todo alrededor, guardé mi pistola y entré en la habitación.
––––––––––
Supongo que hubo quien realmente escuchó los disparos, pero eso no importaba de momento. Cuando me acerqué a Kitsune, ella estaba atada a la silla en la que parecía estar semiconsciente, sus brazos y piernas tenían algunas quemaduras, su cara estaba intacta, su ropa estaba rasgada y al parecer la habían atormentado… aquel pensamiento me quebró por completo, me hinqué frente a ella y me puse a llorar… levanté un poco su cara, ella estaba inconsciente… pero viva…acerque mis labios a los suyos.
“Ay amor de mi vida, ¿en qué estado has acabado por culpa de mi incompetencia? Yo te he hecho ya el mayor daño que podía hacerte… mi Kitsune… despierta por favor… mataré y moriré si es preciso… pero no me arrebates lo que más amo en el mundo, No puedes dejarme en este sitio sólo a mí, Amor mío… despierta, por clemencia… no me abandones”
Supongo que, si algún día tengo que rogar por mi vida, no lo haré con tanto sentimiento y con tanta urgencia como le rogaba a Kitsune que despertara. Estaba besando sus manos y llorando…pero mi novia fue paciente conmigo, ella fue indulgente conmigo, porque despertó.
–Sempai –
Escuché la voz que más anhelaba oír, entonces levanté la vista.
– ¿Qué haces aquí? Es peligroso, ella es muy peligrosa –
Ella apenas podía hablar, parecía que aún estaba en un estado de semi–conciencia, pero yo la besé, no pude evitarlo, sus manos y pies ya estaban desatadas, y conforme fue recuperando la conciencia las fue poniendo sobre mis hombros, abrazándome.
–Vine a sacarte de aquí… no puedo vivir si no estás a mi lado ¿sabías? –
Eso fue lo que le dije, ella comenzó a llorar.
–Sempai… mi Sempai… mi lindo Sempai… no importa, que yo esté aquí, si tu estas afuera y bien… yo mantuve mi palabra… yo dije que nunca nada me haría renunciar a Sempai… y lo sostuve. –
–Sé que lo hiciste… sé que lo hiciste mi amor… yo debí protegerte mejor, debí cuidarte mejor –
Estaba llorando, no sé si de rabia por saber lo que le había ocurrido, o de alegría por haberle encontrado viva. Kitsune negó con la cabeza, estaba recuperando la conciencia bastante bien, cosa que me alegró mucho como para pensar en que el tiempo se estaba pasando allí afuera.
–Yo… debí ser más cuidadosa… fue culpa mía… Sempai… por favor, no llores… no me gusta verte llorar –
Eso fue lo que me dijo, ¡Carajo! como si pudiera evitarlo en un momento así, luego recordé algo importante.
–Te he traído chocolate ¿vez? Es tu favorito. –
Ella me miró mientras la soltaba de la cintura y sacaba el chocolate, una barra enorme de chocolate, oscuro, que era el preferido de Kitsune, porque decía que sabía parecido a mis labios. Cuando la desaté, ella cayó sobre mí, supongo que le faltaban fuerzas, pero el chocolate ayudaría un poco… espero.
–Lo comeré si Sempai deja de llorar y me lo da en la boca –
–Claro que si amor mío, claro que si –
Contuve mis lágrimas para complacer a Kitsune, mientras deslizaba lentamente el chocolate en su boca, ella me mordía los dedos juguetonamente, mientras estaba recostada sobre mis piernas, no sé cuánto tiempo pasamos en ese momento, pero una vez que ella terminó el chocolate, la ayude a ponerse de pie.
–Sempai, ¿me extrañaste? –
Me preguntó, yo la abracé y la bese con cariño, en algún momento de todo esto, estaba casi seguro de que no la volvería a ver… casi muero de sólo pensarlo.
–Habría muerto de no haberte encontrado aquí… no puedo vivir sin ti. –
–Sempai sólo me ama a mí, sólo yo puedo amar a Sempai. –
Parece que cualquiera que fuera el objetivo de Midori, no logro quebrar ese amor tan gigantesco que ella tenía por mí, no lloré por complacerla, porque se lo merecía, porque no quería ser un egoísta que únicamente piensa en sus propios sentimientos… por eso contuve mis lágrimas, pero ganas no me faltaron… luego de eso, la inspiración llegó a mí, recordé lo que tenía que hacer. Había llegado la hora de pagar por todo lo que he recibido de ella.
–Kitsune, amor mío, te he comprado un vestido, debes ponértelo ¿sí? –
Ella me miró y una sonrisa enorme se dibujó en su rostro, el brillo que sus ojos habían perdido regresó, brillando más azules que nunca.
–Un presente de Sempai… me siento tan halagada. Muchísimas gracias Sempai. ¡Te amo! –
Eso fue lo que ella me dijo, parece que no tendría muchos problemas en superar lo que había pasado, siempre y cuando yo me mantuviera con ella, claro está. Ella se puso el vestido, se veía tan hermosa que casi me voy de espaldas, también tenía zapatos nuevos, a los que me agradeció aún más. Arriba, el alboroto continuaba armándose, parece que pronto se darían cuenta de lo que había ocurrido, pero era tarde para ellos. Estaban condenados.
– ¿Mi hermosa Kitsune–hime esta lista? Tenemos una fiesta importante a la cual asistir. –
– ¿Qué clase de fiesta? –
Ella me preguntaba con algo de… desconfianza, creo, pero le di algo más que le hacía falta, esto la puso de buen humor de nuevo.
–Una muy sangrienta. –
Le expliqué, entregándole en sus manos el cuchillo que ella siempre traía en su bolso. Ella sonrió y me siguió, yo llevaba la pistola en las manos.
– ¿Sempai? ¿Va a matar conmigo? ¿En verdad? –
Su rostro comenzaba a cambiar, parece que ella estaba forzando un episodio psicótico ¿Era capaz de hacerlo por voluntad? Si así era, eso me vendría bien, yo estaba… inspirado, tan sólo de imaginar el dolor que le habían causado a la mujer que amaba.
–Te dije que lo haríamos juntos, que acabaríamos con quien ha querido separarnos. –
Ella sonrió, estaba todo listo, detrás del biombo, se escuchaba el alboroto reinante, algunos trataban de hablar por teléfono, comenzó a llover. Miré el reloj de mi celular ¿Por qué no había policías aquí aun? El celular decía “sin cobertura, problemas en las redes” ¿Un regalo del dios zorro?
Siempre tuve la impresión de que cierta deidad estaba presente en mi vida desde que Kitsune llegó a ella, aquello sin duda significaba algo, pero como no soy especialmente supersticioso, jamás lo mencioné, sólo que ahora… bueno, era demasiada coincidencia. Tenía que concentrarme en lo siguiente, fue entonces cuando entramos por la puerta del salón:
Todos voltearon a vernos, al menos los que seguían vivos, había aproximadamente veinte personas, y treinta cadáveres, yo miré a ambos lados, la música seguía sonando, nadie se tomaría la molestia de apagarla.
Yo alcé los brazos, mostrando mi arma a todo el mundo, Kitsune entró detrás de mí, con el cuchillo en la mano. Midori nos miraba completamente aterrada.
–Damas y caballeros… ¡Que dé comienzo la celebración! –
––––––––––
Las imágenes que siguieron fueron borrosas, yo recuerdo haber comenzado, disparando a lo primero que tenía enfrente, luego de eso Kitsune comenzó a acuchillar a todos aquellos que comenzaron a correr en todas direcciones, parecían un montón de gallinas, yo me reía y seguía disparando.
Todo comenzó a teñirse de rojo, y el terror comenzó a pintar las paredes y el piso con sombras, recuerdo haber visto un par de veces a Midori, pero no le preste atención, tampoco le disparé, porque entendía que Kitsune querría matarla con sus propias manos… no importa, era su rival después de todo, yo sólo me concentré en divertirme con lo que tenía.
Entendía a Kitsune perfectamente, eliminar a aquellos que le había daño a tus seres queridos era divertido, habían tratado de separarnos, todos ellos, merecían morir. Recuerdo que estaba riendo. Todo daba muchas vueltas, yo comencé a marearme en medio de aquella felicidad, mientras buscaba algo que se moviera para dispararle.
Los sesos volaban, y los cuerpos caían. Una brisa color rojo cubrió el área, como el agua de una fuente cuando el viento sopla, sigamos soplando entonces. Había un par de guardias que trataron de detenernos, pero realmente no estaban del todo dispuestos a luchar… fue decepcionante, también encontré a los meseros y los cocineros, que trataban de escapar por los jardines de la mansión, pero las puertas habían quedado atrancadas, no pudieron salir. Afuera de la mansión todo estaba oscuro, no quedaba nadie afuera, cuando regresé adentro, al salón donde se estaba llevando a cabo la fiesta, me encontré con que Midori y Kitsune ya habían comenzado su combate.
En el salón solamente quedábamos los padres de Midori, Kitsune, Midori y yo. No había ya nadie más con vida.
Su padre miraba la escena, como esperando el momento para intervenir, pero eso era algo que yo no podía permitir. Ahora que lo pienso, puede que el hombre tampoco estuviera muy seguro de que hacer o que decir.
–Creo que debería sentarse y mirar el espectáculo… siéntese, y disfrute antes de morir. –
–Veo que no hay forma de razonar contigo muchacho, así que no lo voy a intentar, te arrepentirás algún día de todo esto. Espero que estés preparado. –
No me parece que fuera un mal sujeto, aun sabiendo que iba a morir, tuvo honor y guardó mucho la compostura, esa es la clase de personas que me agrada conocer, por desgracia, las acciones de su hija habían sellado su fortuna, sólo faltaba esperar.
Esas dos Yandere estaban trabadas en una lucha con cuchillos, yo no sé de dónde sacaron esa agilidad, pero era sorprendente ver a dos depredadores batirse así.
Su madre se llevó las manos a la cara, gimiendo.
–No sé cómo pasó esto, pero por dios, que termine ya de una vez… que termine. –
– ¿Quiere que termine? Muy bien, haré que esto termine de una vez –
Le dije a la señora, estaba riéndome, aunque no era gracioso, creo que en aquel momento me pareció gracioso. En fin, yo ya no sentía nada de culpa, y ese momento era todo un espectáculo que deseaba seguir disfrutando, no pude escuchar nada de lo que se decían, pero Kitsune–chan tendría su venganza, y yo con eso podía estar tranquilo.
– ¡Kitsune–chan! ¡Amor mío! No deseo interrumpirte ¿sabes? Pero se me ha ocurrido algo, si matas a esa mujer antes de que pasen tres minutos, me casare contigo. –
Una risa resonó en toda la habitación, pienso que debe haber sido aterrador para los padres de Midori, pero yo no era capaz de sentir terror. De pronto ella comenzó a gritar.
– ¿Has escuchado eso? Rival–chan. Sempai ha dicho que se casará conmigo si te mato, ¡se casará conmigo! –
Comenzó a pelear con ella aún más salvajemente, y Midori comenzó a perder de vista los movimientos de su oponente, estaba claro que Kitsune estaba muy inspirada, así que pienso que hice bien en decirle eso, de todos modos, la lucha no duró mucho más que eso, para ser precisos, fueron menos de tres minutos, Kitsune atravesó el pecho de su rival con ese enorme cuchillo de ella, Midori se quedó de pie unos momentos, miraba hacia donde nosotros estábamos, pero yo no le preste atención alguna… creo que la odiaba.
“Ya veo… Ataka Sempai… lo sabía”
Las últimas palabras de Midori resonaron en la habitación mientras ella se desplomaba en el suelo.
Kitsune estaba riendo mientras el cuerpo de Kawashime Midori terminaba de desangrarse, ya en el suelo, su madre, quien estaba mirando la escena, se levantó, yo disparé a su padre, dos veces, luego a su madre, quien ya corría hacia donde se hallaba su hija, pero murió antes de poder alcanzarla.
Finalmente teníamos paz.
––––––––––
Los charcos de sangre eran más de lo que llegué a imaginar que vería jamás, yo estaba cansado, sentado contra la pared, y fumándome un cigarrillo. Me faltaba el aliento, sólo miraba a Kitsune–chan, quien tenía una sonrisa triunfal en el rostro, después de todo su rival había muerto.
Ni siquiera los grandes dramas de acción pueden lograr una emoción como esta. Ella estaba roja de sus mejillas, y tenía todo el hermoso vestido manchado de sangre. Por demás, era evidente que estaba feliz, sentada y mirando simplemente al techo, con la mirada perdida, deleitándose con el placer de haber acabado con su enemiga.
La luz de la única lámpara que había quedado intacta era débil y reflejaba con debilidad las sombras de los cuerpos tendidos sin vida sobre el piso de madera.
Nunca había visto una lucha con tanta ferocidad. No se parecía en nada a la pelea que había visto en aquella callejuela, donde Kitsune hizo gala de su estilo y precisión. Esto fue más como una lucha, entre dos depredadores, en la que quizá no debí haber estado en medio. Supongo que, dentro de sus propios términos, la presa por la que se peleaban era yo.
Para alguien que no esté listo para estas cosas, tiene que haber resultado aterrador.
Creo que en parte el estado en el que me hallaba y la ira tan grande que sentí, ayudaron a que no me acobardara. Si hubo algo que me hizo entrar en todo esto, fue el miedo a perder a Kitsune, de todos modos, ella no parecía pensar de la misma forma, para ella, esto sólo se había tratado de defender lo que era suyo, sin importarle el costo… bueno, debo admitir que a mí tampoco me importó mucho cuánto costaría esto.
Pienso que, la parte que no deseaba admitir es que poco a poco, me estaba volviendo como ella. No… yo ya era como ella. ¿Qué más da? Ya es tarde para cualquier cosa que no sea seguir adelante. Lo hecho, hecho está.
Ella se puso de pie, y puedo jurar que las sombras le dibujaron a su espalda nueve colas de zorro, o quizá sólo he visto demasiado anime, no lo sé, estaba demasiado maravillado con lo que estaba viendo frente a mí. Ella estaba de pie frente a mí, con sus ropas hermosas llenas de sangre y raídas, y me miraba con ojos llenos de amor, de celos, de posesividad, de devoción y de locura. Entonces Kitsune sonrió.
Comencé a reírme mientras fumaba y la veía allí parada, ella se acercó lentamente, pisando uno de los cadáveres en su camino, sin darle la más mínima importancia. Como si del cadáver de un oso se tratara, de esos que después de muertos usan como alfombras.
No necesito explicar, que esta vez, su estado de psicosis seguía allí, pero al parecer estaba semiconsciente… para que se entienda, es como si estuviera drogada… Me puse de pie, y estaba ligeramente mareado.
Kitsune me miró, complacida y lo que era más, estaba excitada, es difícil de explicar, porque yo siempre creí que su estado de psicosis, de alguna manera, era lo opuesto a… ya saben. Pero al parecer todo esto había terminado por combinar ambas cosas… este debería ser el resultado…debo decir que es lo más hermoso que he visto, nunca imagine que algo así pudiera suceder. Me sentí afortunado en ese momento, porque entendí que esta persona frente a mí era la verdadera Kitsune, sin fachadas y sin máscaras, esta era sin duda, su verdadera personalidad, y me gustaba, mucho, mi corazón latía con fuerza simplemente por sostenerle la mirada.
–Sempai… estás ebrio. –
Fue lo que me dijo Kitsune, con una sonrisa de complicidad en el rostro, eso comprobó mi teoría, ella sonreía y se balanceaba como si hubiera bebido, y yo debo de haber estado igual. Quizá no exista mucha gente que pudiera entender todas estas cosas con la misma claridad que yo las veía. Tal vez solamente alguien que haya estado en una situación similar, comprenda realmente lo que estoy diciendo. Pero yo la entendía, y después de que me dijo eso, nos reímos, como si fuera un chiste que solamente para nosotros tenía gracia.
–Estás ebrio de sangre. –
Completó Kitsune–chan, supongo que tenía razón, yo sólo sonreí, y me levanté, estaba cansado, pero de algún modo, la adrenalina me bastaba para mantenerme de pie.
–Lo mismo digo. –
Respondí y ella sonrió, no era la sonrisa tierna que siempre tenía, pero era, a su modo, mucho más encantadora. ¿Qué tan loco tiene uno que estar para encontrar encantadora aquella sonrisa? No lo sé, ni quiero saberlo, pero al menos, si eso era estar loco, me gustaba estarlo.
Mientras estábamos en ese estado, nos quedamos mirando el uno al otro un rato, en ese momento escuchamos ruido de instrumentos musicales.
–Nos van a poner música. –
Bueno, no es como que fuera para nosotros, sólo éramos los únicos que quedábamos vivos en esta enorme mansión, y nadie se molestó en apagar la música que seguía sonando. Esta vez, era una canción de una película americana.
–Me gusta ese vals, es una bella canción. –
Agregó Kitsune, no sé en qué estaba pensando, supongo que era el momento, pero me acerqué a ella, y tomé su mano con delicadeza, ella me miraba a los ojos fijamente. Como dije, no sé en qué demonios estaba pensando, cuando le pedí:
–Baila conmigo esta pieza. –
Sus ojos se abrieron, y brillaron a la luz de la pequeña lámpara, una sonrisa se dibujó en su cara blanca manchada de sangre.
Asintió y la tomé por la cintura, acercándome a ella, no sé yo, si aquello tenía algo de romántico, creo que, de haber estado en mis cinco sentidos, lo hubiera juzgado macabro y grotesco, pero en aquel momento, no nos importaron los charcos de sangre y los cadáveres en el suelo, bailamos sobre ellos como si de nada se tratara, la música comenzó a hacerse más y más rápida.
Comenzamos a dar vueltas alrededor del cuarto, comenzando por pisar los cadáveres y la sangre, sus ojos solamente me veían a mí y los míos solamente la veían a ella, Ella enrollo sus brazos en mi cuello, yo la tomaba por la cintura. Y en ese estado psicótico comenzamos a reírnos, bailando al son de un viejo vals, y dando vueltas en aquella sangrienta una habitación.
Y continuamos todo lo que duro aquella pieza, que al parecer era bastante larga. Y a pesar de que no soy especialmente conocedor de la música occidental, sabía que la canción era italiana y siempre pensé que era una buena melodía. Pero ella no era mala para esto… yo sí, un poco.
Mientras bailábamos, nuestros cuerpos comenzaron a calentarse, ya que estábamos pegados el uno al otro, la fricción al movernos podía sentirse en mi piel, y me imagino que en la suya. Creo que, para ella, después de un rato, la situación se volvió insufrible.
Si tuviera que describir cómo se veía en este momento, yo diría que parecía más una vampiresa de esas que salen en las películas de horror occidentales. Era una especie de “Episodio Yandere Feliz” que yo no había siquiera imaginado que existiera. No tengo palabras para describir que era. Quizá debería dejar de intentarlo. Ella me miró con sus hermosos ojos azules, y me susurró al oído.
–Sempai, te amo tanto, sería maravilloso que pudiéramos estar así por siempre… ¿Puedes oírlas Sempai? ¿Puedes escuchar las voces? Yo las escucho… –
Me dijo ella, yo cerré los ojos por un momento, sin dejar de bailar.
–Sí, puedo oírlas, Kitsune. –
Ella se pegó aún más a mí, supongo que se sentía unida a mí, más de lo que nunca se había sentido, y no era algo que sólo ella pudiera sentir en ese momento. Estábamos sudando un poco, y nuestra respiración aún era irregular, pero podía oír lo que Kitsune me decía que escuchaba.
– ¿Qué te dicen? Sempai, quiero que me digas, ¿Qué es lo que te dicen las voces? –
Su voz sonaba en extremo seductora, así que la besé, sin dejar de bailar, creo que ambos teníamos la cara roja y la mirada perdida, lo digo porque era lo que yo podía ver en ella, pero no me importó, cuando el beso terminó, ella estaba jadeando, yo le dije al oído, con voz calmada.
–Me dicen, que eres solamente mía… y que no hay nada… nadie… que pueda cambiar eso… escucho las voces en mi cabeza… diciéndome que Kitsune será solamente mía por siempre. –
Ella pegó su cuerpo al mío después de escuchar eso, yo bajé mi mano hasta donde la cintura deja de llamarse así.
Ya para ese momento, tenía toda clase de ideas locas en mi cabeza acerca de cómo iba a terminar esa noche, puedo decir que ya no estaba sosteniéndola con delicadeza, de hecho, creo que estaba usando tanta fuerza, que, si ella no estuviera en el trance en el que se encontraba, le habría resultado dolorosamente desagradable. Pero ella no se quejó, continúo aferrándose a mí de la misma forma, mientras la música cesaba de oírse. Ella echó su cuerpo hacia atrás entonces, sin soltarme.
Y entonces, en ese momento tan maravilloso, ella finalmente admitió lo que ambos habíamos sabido desde hacía tanto, y que ella nunca se había atrevido a decir.
– ¡Yo soy la novia de Sempai, solamente yo, sólo yo puedo hacerlo feliz, y cortaré en mil pedazos a cualquiera que trate de alejar a Sempai de mi lado! –
Su voz sonaba un tanto histérica, para entonces el vals había terminado, y aquellas palabras resonaron en todo el lugar, de todos modos, no había nadie (vivo) aparte de mí que pudiera escucharla. Nos separamos unos segundos, pero entonces ella volvió a besarme. No era el beso tierno que ella solía dar, sino uno desquiciado, posesivo, y muy seductor. Eso venía bien con mis planes.
–Llévame a casa, Sempai, llévame a casa, necesito mucho tiempo para demostrarle a Sempai cuanto lo amo. –
Me pidió Kitsune con una voz suplicante.
Hicimos un pequeño fuego en la casa, en un sitio que nos aseguramos de que no fuera a apagarse, y que pareciera un incendio accidental. Como la lluvia había terminado no tuvimos problemas para irnos. Nos cambiamos de ropa, usamos ropa de la que había en la casa, nos lavamos la cara y las manos, luego salimos de allí. Había luces en el bosque, luces en las montañas que estaban allí para iluminarnos el camino a casa.