Kitsune no Kekkon C13

Capítulo XIII: Una Muerte Resistente.

Un cierto día, Kitsune estaba haciendo limpieza en mi alcoba mientras le había pedido que esperara allí a que regresara con unas compras, la primavera acababa de comenzar y comenzaba a hacer calor, así que las ventanas de mi alcoba estaban abiertas. La tienda de conveniencia está a un lado de mi casa, fui allí porque con la ventana abierta es fácil que ella me vea hacer todo el trayecto de mi casa hasta allí y volver. Tengo la impresión de que eso fue precisamente lo que hizo que Kitsune me permitiese hacer ese viaje solo.

Esa es la clase de persona que Kitsune es… no puede hacerse nada. Y como he dicho antes, no es como que me moleste en absoluto, es la mejor novia que alguien puede desear, si saber qué hacer en casos como el que iba relatando.

Ninguna relación está exenta de problemas y la mía no es la excepción, la única diferencia aquí es la razón de los problemas y lo mucho que puede complicarse un asunto relativamente simple. Cuando regresé, encontré a Kitsune sentada junto a la ventana. El viento jugaba traviesamente con su cabello dorado y suelto, y ella había abandonado sus labores, completamente absorta en sus pensamientos. Por un momento su expresión me extrañó un poco, era una que solo podía poner cuando ella estaba excesivamente triste. Una lágrima resbaló por su rostro.

–Sempai. –

Me dijo en cuanto se dio cuenta de que estaba allí mirándola, sus ojos azules entraron por mis ojos y oprimieron mi corazón, anunciándome que algo estaba seriamente mal. Y entonces cerré la puerta detrás de mí, a sabiendas de que ella no diría una sola palabra hasta que estuviéramos en privado. Mentalmente, yo trataba de recorrer todo lo que había hecho en busca de una pista para lo que sea que ella tuviera, pero no lo conseguí. Una segunda lágrima resbaló por su mejilla, su mano sostenía su cuchillo, así que lo que sea que estuviera ocurriendo, era grave.

–Kitsune–chan. –

No me atreví a moverme, ella lo interpretó como que era necesario que ella me dijera lo que estaba ocurriéndole, así que evitando mi mirada (cosa que ella nunca hacía) sacó un manga y lo arrojó con desanimo sobre la mesa, estaba abierto. Al parecer ella lo había encontrado y lo había ojeado un poco, eso fue fatal.

Cuando comencé a salir con Kitsune, y comencé a conocerla mejor, fui dejando todas estas cosas en el olvido, no es como que no me hubieran servido o fueran del todo falsas, muchas cosas me ayudaron, pero cuando el asunto se volvió íntimo y yo comencé a conocer a Kitsune, de una forma más personal, por decirlo de alguna forma, se volvieron… obsoletos. Esto es porque en la mayoría de ellos se satirizan cosas que son importantes para alguien como Kitsune, y eso fue precisamente lo que ocurrió aquí.

El manga trataba de una chica… como ella. Una Yandere que se la pasa acosando a un chico para obligarlo a que salga con ella. En la historia el chico sólo huye de ella, llamándola enferma y rara, dentro de la historia del manga tiene su gracia, porque la chica sólo sonríe y continua… no es el caso de Kitsune.

El problema es que Kitsune es una chica que puede ser herida con mucha facilidad, y pienso que ella sabe perfectamente que lo que hace no es normal, pero se justifica porque ella ama a una persona y amarla significa estar dispuesto a todo por esa persona, si yo simplemente le dijera a Kitsune algo como eso, ella muy probablemente se pondría a llorar y perdería el control.

–Sempai… nunca me dijiste ¿Por qué no llamaste a la policía? –

Me preguntó ella, bajando la cara, como si pensara que ahora la situación iba cambiar, como si ella hubiere visto algo que no debería ver, yo sonreí complaciente y me acerqué a ella.

–Es sólo una historia, Kitsune–chan, no tiene nada que ver con nuestra relación, y no llamé a la policía porque no tenía razón para hacerlo. –

Ella se molestó un poco, abrió la revista y me mostró una escena donde la chica sigue al chico a través de un callejón, sin que éste lo note. Acto seguido el chico se da cuenta y echa a correr. Admito que tenía su parte de razón en todo esto, si no se trataba de ella, entonces ¿Qué estaba haciendo yo con esa revista?

– ¿Nunca te pasó por la cabeza? ¿Nunca has pensado, ni un momento, que soy rara? –

Me preguntó, su acento era áspero, y alcancé a entender que ella ya sabía la verdad a esa pregunta, quiero decir que ella sabría si le mentía, decir la verdad no iba a ser fácil de todos modos. Cerré los ojos un momento antes de responder. Nunca he mentido a Kitsune y no iba a comenzar ahora, en parte por su condición especial, en parte porque me parece cruel mentirle a alguien que es un libro abierto para ti, en parte porque en realidad tampoco me agradan las mentiras.

–Claro que lo pensé. –

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras yo admitía eso con un suspiro. Me senté sobre la cama sin dejar de mirarla de frente, era lo menos que podía hacer al admitir algo como eso.

–Sempai piensa que soy rara, Sempai piensa que estoy loca. –

Comenzó a decir Kitsune, estaba temblando y su condición mental comenzó a degenerarse con una rapidez impresionante.

–Esto no es acerca de ser rara o normal, Kitsune, tampoco voy a dejar de quererte por ello, lo que sea que haya en esa revista no es más que eso, es solamente papel. –

– ¡No es verdad! Es cierto, todo eso es cierto, es cierto que Sempai piensa que estoy enferma y también es cierto que me gusta mirar a Sempai cuando él no se da cuenta… Sempai tiene esto para protegerse de mí. –

Me puse de pie, ese último comentario no me gustó para nada, iba a golpearla en realidad, porque esa es precisamente la clase de afirmaciones que hacen que yo pierda el control… pero en cuando me puse de pie ella me miró con los ojos inundados de lágrimas, no pude golpearla, ni siquiera levantar las manos contra una chica tan hermosa e indefensa, así que suspiré y la tomé por los hombros.

–Soy rara… Sempai piensa que soy rara, estoy enferma… ella tenía razón, la revista tiene razón… Onee–chan tenía razón. –

Al admitir eso, ella cambió su expresión, como si el hecho de reconocer eso la convirtiese automáticamente en un monstruo, aunque estuviera equivocada. Ella se soltó con violencia y se arrinconó contra la pared, tomando su cuchillo intentó cortarse el cuello. La detuve bastante a tiempo, aunque sin mucha suerte. Lo digo porque cuando sujeté el cuchillo lo sujeté de la parte afilada y mi sangre estalló a escasos sentimientos de su rostro, manchándola.

Ella abrió los ojos, completamente atónita, me miró después de eso… temblando de los pies a la cabeza.

–Le hice daño… yo herí a Sempai… Sempai está sangrando, y ¡Es mi culpa! –

La sorpresa le hizo soltar el cuchillo, y el llanto estalló justo después de que éste cayó al suelo con ese sonido tan característico de un problema cuando llegaba a este punto. Se llevó las manos a la cabeza y apretó sus cabellos con desesperación.

–No es tu culpa Kitsune, no ha pasado nada. –

Le dije, y acaricié su mejilla (con la mano que no estaba sangrando, porque no quería darle un falso mensaje) ella me miró, seguía llorando y aún no había recuperado del todo la lucidez, pero quizá el hecho de sentirse tan culpable, la hizo estarse quieta un poco. Mi mano aún sangraba, pero el corte no era tan profundo como para estar preocupado por ello.

–Kitsune–chan, escúchame, la vida es mucho más complicada que solamente decir “eres rara” y no puedes basar tu opinión sobre ti misma en un juicio tan parcial como lo es el de una revista, o una chica muerta. –

Le dije, Kitsune estaba escuchándome, y la calma comenzó a volver lentamente hacia ella.

–Pero Sempai lo piensa también. –

Replicó ella, respirando con algo de trabajo por la crisis que acaba de pasar.

–Me desharé de estas cosas después, no son importantes después de todo, y sí, es cierto que pensé en algún momento que eras rara, pero eso fue antes de conocer muchas cosas de ti, y aunque no puedo mentirte diciendo que nunca lo creí, también debo decir que eso no me importó mucho cuando acudí al parque ese domingo. –

Entonces extendí mi mano para que ella se pusiera de pie, Kitsune tomó mi mano con algo de miedo, como si no estuviera segura de creer en mis palabras.

–Entonces Sempai está bien conmigo ¿Aunque sea rara? –

Yo asentí y ella se puso de pie, luego volteó a ver la revista.

–Sempai… ¿Por qué él…? –

La interrumpí tomando la revista y arrojándola a la basura, ya bastante problema había tenido por culpa de un sujeto que ni siquiera era real.

–Siempre odié a ese protagonista de todos modos. –

– ¿Por qué? –

Preguntó ella, mirándola a los ojos entendí que la respuesta que le diera sería importante para ella. Esto no se trataba de las diferencias que hubiera entre Kitsune y la chica de la revista.

–Porque es un llorón, mira que desperdiciar el amor de una chica tan linda y amable. –

Kitsune bajó la cabeza sonriendo y ruborizada.

–“Una chica tan linda y amable” –

Repitiendo esas palabras, Kitsune juntó sus manos, como si tratara de grabar esas palabras en su cabeza para borrar el mal rato que aquello nos había hecho pasar. Después de eso ella se acercó a mí y me abrazó con fuerza, pegando su rostro a mi hombro.

–Sempai… te amo. –

Me dijo ella, y yo acaricié su cabeza. Creo que quien debería aprender la diferencia entre la vida real y la ficción es ella.

––––––––––

Pasaron algunos días después de aquello, y mi vida escolar con Kitsune fue bien los primeros cinco días, después de eso, comenzaron los problemas. El día en que todo comenzó, yo estaba tomando el almuerzo junto con Kitsune, en la cafetería.

Tuvimos algunos problemas, ya que, al parecer, todos los chicos de segundo grado ven a las chicas de primero como si se tratara de un rebaño. Supongo que su idea funciona de vez en cuando… pero no con mi Kitsune. Como dije, no había pasado una semana desde el inicio de clases, cuando casi todas las chicas que entraron a primer grado consiguieron pareja… fue como una cacería. Ignoro en realidad como se sentirían las chicas de primero al respecto de esto, porque no tengo ninguna oportunidad de preguntarles, pero tal vez hubo opiniones muy divididas.

Como era de esperarse, todo este fenómeno escolar, atrajo la atención de comité de disciplina, cuyo trabajo es mantener el orden en la escuela, todo esto se volvió complicado cuando los chicos y chicas de inicio de cursos entraron a nuestra preparatoria. Supongo yo que su trabajo aumento en gran medida, aunque también aumento su personal.

El comité disciplinario también se vio en aprietos durante algunos días… y uno de esos aprietos, fue precisamente nuestra situación. Siempre hemos sido una pareja bastante… vistosa, al menos en lo que respecta a la mayoría de las personas. Nos tomamos de las manos y caminamos juntos, ella se sienta sobre mis piernas cuando estamos descansando, me acompaña a mi clase, o yo a la suya.

Si el consejo estudiantil era una especie de gobierno escolar, el comité disciplinario era la policía. Se les tenía por sujetos peligrosos, y durante mucho tiempo, quien llevaba la banda azul y verde del comité, era tratado con deferencia y respeto por los demás alumnos. La diferencia quizá estaba en que el consejo recibía el mismo trato de los maestros, quienes no pensaban en el comité disciplinario como algo más que alumnos, en todo caso.

Todo eso cambio con la muerte de Asaki Najiko.

Sin su dirección, la escuela se sumió en un caos invisible en el que nadie hacia realmente caso de nadie, hablando enteramente de alumnos. Los clubes metieron un montón de papeleos para conservar sus privilegios, y el consejo estudiantil desbordó de trabajo, tanto, que no pudieron con él, y degeneraron en una especie de organización que a ojos de los demás, ahora no era más que un club campestre. De todos modos, también comenzaron a circular rumores de lo más extraños posibles. Algunos de ellos decían que Asaki–Sempai fue mandada matar por las propias autoridades escolares, otros que había sido asesinada por estudiantes, en venganza, algunos más, dijeron que ella se había suicidado, al no soportar la presión a la que se veía sometida. Independientemente de cualquiera que fuera la causa, la muerte de la presidenta del consejo estudiantil cambio las reglas por completo. El consejo estudiantil perdió tanto poder que estuvieron a punto de ser disueltos a finales del ciclo pasado. Si eso no ocurrió, fue porque estos afirmaron tener mucha información acerca de ciertas… irregularidades. Los maestros y personal administrativo prefirieron no arriesgarse y no concluyeron las labores del consejo estudiantil. Pero que nadie se engañe, el consejo había dejado de existir.

El comité disciplinario, se convirtió entonces en el brazo de las autoridades escolares, y durante un tiempo funcionó, pero después de lo ocurrido con la presidenta del consejo, realmente ya nadie tenía el menor miedo. Puede que sea una reacción dentro del psique, relacionada con la facilidad con la que Asaki–Sempai había dejado de existir. Como dije, el comité disciplinario escolar pasó a depender absolutamente de la docencia, en ocasiones utilizado para sancionar a alumnos que habían formado parte del grupo de la ex presidencia, bajo los más estúpidos pretextos… algunos de ellos fueron expulsados, y esto convirtió las teorías de algunos acerca de la responsabilidad de los maestros en la muerte de Asaki–Sempai en verdaderas leyendas creías por casi todo el grupo estudiantil. Y estoy algo cansado de todo esto, parece un drama sobre mafias y luchas de poderes. En realidad, no me interesa lo que sucedió en verdad con Asaki–Sempai, y tampoco me interesa el comité disciplinario, de no ser porque se vio involucrado en el pequeño incidente que mencionaba.

Kitsune estaba de lo más feliz en aquellos tiempos, ya que ahora no había forma de que se separara de mí. Por ello, en cuanto sonaba la campana del almuerzo, ella corría justo al pasillo donde estaba mi edificio, allí la encontraba y almorzábamos juntos. Pero un cierto día, fue distinto.

Justo antes de que ella pudiera llegar hasta donde yo estaba, alguien la alcanzó y la llamó, yo me quedé mirando, curioso, sin acercarme ni decirle nada. De todos modos, aquello no podía sino retrasar un momento nuestro almuerzo.

Sin embargo, desde donde estaba, pude escuchar por completo la conversación que ella estaba teniendo. La estaban invitando a almorzar… era de suponerse, Kitsune, después de todo, era bonita, me atrevo a decir que ahora era la chica más hermosa de la escuela, aunque quizá lo digo sólo porque se trata de mi novia, pero, a decir verdad, no me cabe la menor duda de la razón que llevó a mi recién llegado rival, a invitar a Kitsune a salir, sobre todo en plena época de “cacería.” Sin embargo, no pude evitar sentir una rabia intensa y un nudo helado en la garganta cuando lo vi.

Kitsune se detuvo en ese momento, mientras alguien de segundo grado se le acercaba por detrás, ella se giró y volteó a verlo.

– ¿Necesitas algo? –

Preguntó ella, a sabiendas de que yo estaba mirándola, aunque creo que incluso de no haber sido así, ella hubiera actuado de la misma manera, su voz sonaba carente de emociones.

–Bueno, yo… mi nombre es Kubo Ririte. Y deseaba saber si quieres acompañarme a almorzar. –

– ¿Por qué haría eso? –

La pregunta de Kitsune lo dejo perplejo, bueno, no es algo que alguien preguntaría en esa situación, el sujeto se inclinó y le pidió por favor, Kitsune–chan negó con la cabeza.

–Escucha… como–te–llames –san, tengo novio, y me está mirando, agradecería que no volvieras a acercarte… adiós. –

Después de eso, Kitsune–chan se dio la vuelta y vino hacia mí, tenía la cara de alguien que ha hecho algo malo, pensé que mi coraje se desvanecería, pero el sujeto no parece haberse rendido con eso, quiero decir que se acercó a ella de nuevo y tocó su hombro. En el preciso instante en que la mano de este sujeto tocó su hombro, Kitsune se dio la vuelta y le dio una bofetada. Justo como se esperaba de mi novia, por eso es que la amo, pero no pude pensar en ese momento. Estaba enfadado, porque ese tipo se atrevió a tocar a mi novia.

– ¿Qué se supone que te pasa? –

Le preguntó el tipo, enojado, decidí acercarme a ella, aquello podía salirse de control y no precisamente a favor de Kitsune, pues había demasiada gente que estaba mirándolos, aparte de mí, la bofetada de Kitsune llamó mucho la atención.

–Creo que te dije que no te acercaras a mí, así que por favor no me toques. –

–Ella es mi novia, si has terminado con esta tontería, lárgate. –

Yo estaba parado justo al lado de Kitsune, las personas nos miraban a ambos, pero parece que a ninguno de los dos nos importaba demasiado, ella me echó ambos brazos al cuello, y yo la rodeé por la cintura, mi otra mano estaba en la mochila, tuve que controlarme mucho para no sacar mi arma.

– ¿Quién demonios crees que eres? Vas a pagar por esto, lo juro. –

Creo que el tal Kubo–san fue herido en el orgullo, algunas chicas de primeros y segundos grados miraban la escena, creo que debe de haberles parecido de lo más encantadora, otros chicos hacían burla de lo ocurrido a Kubo, quien no tuvo más remedio que darse la vuelta e irse, todavía con una mano en la mejilla, después de eso, me alejé con Kitsune básicamente colgada de mi cuello.

––––––––––

Paso un buen rato antes de que pudiera superar mi coraje, la imagen de ese sujeto sobre el hombro de mi novia rondaba mi mente como una abeja molesta. A pesar de que Kitsune reaccionó como mejor podía esperarse, aquella imagen siguió molestándome.

Creo que el hecho de que no pudiera tranquilizarme hizo sentir a Kitsune culpable.

–Sempai… ¿Hice algo mal? –

–No es eso. –

No presté realmente atención a las palabras de mi novia, la imagen de todo aquello me molestaba demasiado ¿Era esto lo que sentía Kitsune–chan cuando alguna mujer se acercaba a mí? Ahora entiendo porque se descontrolaba… es horrible, es como si algo te perforara el cráneo.

Estábamos en la azotea del edificio de segundos grados, donde por extraño que pareciera, no había nadie más, aun así, no podía estar. Encendí un cigarrillo, porque aquello siempre me calmaba los nervios, pero esta vez no funcionó. Cuando me di cuenta, Kitsune–chan estaba llorando, en silencio.

–Lo siento…de verdad, lo lamento mucho. –

Ella estaba sollozando, yo le puse la mano en la cabeza, y comencé a acariciar su cabello, sin mirarla, quería decir algo para que ella se sintiera mejor, pero mi rabia sólo me dejaría decir alguna estupidez si le hablaba ahora.

–Debí ser más rápida, no debí dejar que me tocara, lo siento, de verdad… no dejes de amarme por esto… somos una linda pareja… yo te amo. –

Ella seguía llorando, y parecía desesperarse, yo simplemente volteé a verla, estaba enfadado, pero el problema no era con ella, evidentemente, así que la besé, allí donde estaba.

–Yo te amo, Kitsune–chan, más que a nada en este mundo, por eso no puedo permitir que nadie se acerque a ti, no me gusta. –

–No dejaré que nadie me toque, soy tuya, de tu propiedad, no me interesa nadie más, esto no volverá a ocurrir, yo te pertenezco… –

Ella parecía desesperarse por hacerme creer en lo que me decía, pero yo no desconfiaba de Kitsune, y quería que ella lo entendiera, la silencié de nuevo con un beso, luego me puse de pie, porque escuché ruido en las escaleras, Kitsune se levantó también. Yo miraba a la puerta de las escaleras mientras asentía.

–No, claro que esto no va a volver a ocurrir, Kubo Ririte es hombre muerto. –

––––––––––

Kitsune–chan estuvo especialmente dócil todo aquel día, bueno, a decir verdad, siempre lo es, pero ese día exageró un poco. Incluso por la noche, fue como si ella tratara de demostrar lo que había dicho durante el día. Mis padres no estaban y al parecer Kirara tampoco… no puedo decir que no haya sido grandioso, pero ni siquiera así pude librarme de esa imagen de Kubo tocando a mi novia. Era una locura, pero lo entendía, entendía que no tendría paz hasta que ese maldito bastardo estuviera muerto.

La cosa se complicó al día siguiente, cuando Kitsune y yo tomábamos el desayuno, fuimos alcanzados por el comité disciplinario. Por fortuna, yo nunca había cometido una sola falta, (Kitsune era nueva en la escuela) así que no pudieron hacer mucho más que levantarme un reporte por mala conducta.

Ahora bien, uno sólo de esos reportes era mucho problema en tiempos de Asaki–Sempai, ahora sólo valían como antecedente. Si uno comenzaba a acumular esos reportes, vendrían sanciones mucho más fuertes, podías ser suspendido por uno o varios días, o incluso, expulsado del colegio. Dos chicas con cara de nerds se acercaron hasta donde Kitsune y yo tomábamos el aire, sentados. Ella estaba sobre mis rodillas, las dos chicas nos miraron como si sintieran asco por nosotros. Kitsune se levantó inmediatamente, parece que ella lo malinterpretó, de todos modos, ellas no se acercaron demasiado, y extendieron la famosa hoja azul a las manos de la propia Kitsune.

– ¿Que se supone que es esto? –

–Ustedes dos son demasiado demostrativos aquí en la escuela, así que el comité disciplinario ha levantado un reporte de faltas a la moral contra la señorita Katabe Kitsune y el señor Ataka Yashite. –

Eso fue lo que dijo una de las chicas, de lentes y con el cabello rojo trenzado, parecía que de verdad estaban haciendo bien su papel, al menos en un principio sospeché que realmente se trataba de algo así, pero al mirar con más detenimiento, pude ver al cobarde de Kubo parado tras los jardines de la escuela, así que de eso se trata.

Les arrebaté el papel con violencia.

–No me jodas. –

Rompí el papel por la mitad y lo dejé caer al suelo, una de las chicas me miraba con desconcierto, la otra con rabia, Kitsune estaba parada delante de mí, la nota azul cayó al suelo. Aquello debería ser suficiente para que levantaran la segunda (y última) nota de advertencia, pero esas no iban a entregármela, supongo.

–Creo que no sabes con quien te estas metiendo, Ataka Yashite, del salón 2–C, esto va a tener consecuencias. –

– ¿Crees que podrás contra todo el comité disciplinario? –

Aquellas chicas eran las dos reclutas de primero, claro que tenían fe en su jefe, y claro que pensaban que esto que estaban haciendo era lo correcto, yo me paré frente a Kitsune por un momento y le hablé a la primera chica que había hablado:

–Dile a tu jefe, que esas palabras, se las regreso… en cuanto a ti, esto no es sobre disciplina, esto es sobre el escándalo en que fue avergonzado tu jefe el día de ayer, así pues, es personal. –

Tome a Kitsune del brazo y la llevé conmigo, alejándonos del lugar, antes de marcharme, voltee a ver a Kubo, quien sonreía desde donde estaba, no iba a dejarme en paz, pero ¿porque sólo Kubo y sus secuaces estaban aquí, y no todo el comité, como era su costumbre? ni siquiera me moleste en averiguarlo.

––––––––––

El rumor de lo que había dicho y hecho corrió como fuego por la escuela, ¡Alguien había desafiado al comité disciplinario! Era de lo que hablaba todo el mundo. Pronto, aquello se llenó de mil mentiras, o verdades convertidas en leyendas, muchos alumnos comenzaron a apoyar mi causa sin que yo se los pidiera… si es que se le puede llamar “causa” a lo que tengo en contra de ese sujeto.

Si, esto llamó demasiado la atención.

Muchas chicas de primero y segundo grado se vieron pronto apoyando a Kitsune, por decirlo de alguna forma, nuestra relación y nuestro problema, se convirtió pronto en un símbolo de resistencia en contra de una organización que había degenerado en una inmensa red de soplones al servicio exclusivo de los directivos del plantel.

Creo que, si algo me impido matar inmediatamente a Kubo, fue precisamente la atención tan inmensa que nuestro caso estaba llamando, si lo mataba en estos momentos, sería señalado por la policía como el principal sospechoso, cosa que en mi situación sería extraordinariamente inconveniente. Aunque pudiera librarme de ser arrestado, la atención de la policía era lo que menos necesitaba en mi situación… por eso fue que no lo asesiné ese mismo día, ni al siguiente, ni al siguiente.

Yo estaba acostumbrado a cuidarme, a permanecer alerta, a escapar y ocultarme, pero cuando Kitsune–chan estaba cerca, me relajaba de una forma extraordinaria. Ahora el comité disciplinario me mantenía en la mira, lo mismo que a Kitsune.

–Tienes que hacer el papel de una buena estudiante. –

Fue lo que le dije a ella, estábamos en un salón de clases vacío. Era ya hora de que los alumnos hubieran regresado a sus casas.

–Puedo eliminarlo. –

–Llamaras demasiado la atención, y eso es lo que menos queremos ahora. –

–Ya hemos llamado la atención Sempai, en clase las chicas no dejan de hablar de esto, los chicos también, estoy alegre de que todo el mundo sepa que somos novios, pero nadie deja de molestarme con cosas como “Haz tu mejor esfuerzo” y “Tienes nuestro apoyo” … es muy estresante. –

Se quejó Kitsune, de acuerdo, ella no estaba acostumbrada a ser el centro de atención, pero cuando ella entró a la escuela le prohibí actuar de manera que pudiera delatarnos. Y no me refiero a la relación sino a los pormenores de nuestra relación, en otras palabras, los asesinatos. Era lógico que las chicas de la escuela encontraran muy romántica y encantadora mi relación con Kitsune–chan, al menos la parte que ellos podían ver.

Entonces hice la peor de las sugerencias, mencionando precisamente aquello que no debía mencionar.

–Tenemos que permanecer más distantes… –

– ¡No quiero! –

Kitsune–chan ni siquiera me dejo terminar, en cuanto oyó la palabra “distantes” comenzó a estresarse, es extraño, pero ella no se había estresado en mucho tiempo… yo me llevé una palma a la cabeza, era más que obvio que ella no iba a aceptar eso.

–Yo… acabo de entrar a la escuela de Sempai, lo hice para poder estar con Sempai… ¿Es que Sempai piensa que soy una molestia? ¿Hay alguien más? –

–No, no hay nadie más, eres la única en mi vida, ya hemos tenido esta conversación antes. –

–Sí, lo hemos hablado antes, ¡antes de que Sempai dijera que debemos ser distantes! –

Ella comenzó a gritar, al parecer, no había nadie más en el salón, pero era obvio que alguien podría escucharnos, no estábamos solos en toda la escuela. Decidí calmarme, aquello realmente me hizo enojar, pero ella no iba a calmarse hasta que no se convenciera de que yo estaba allí con ella, y sólo con ella.

–Vaya, parece que toda esa fachada del gran amor se cae cuando están solos. –

Una voz salió de la puerta del salón, creo que llegó en un pésimo momento, Kitsune estaba a punto de un episodio psicótico y este idiota sólo iba a acelerarlo, Kubo entró con otras dos personas.

–Voy a matar a este maldito… –

Comenzó a decir Kitsune–chan, como ya he mencionado, si algo le molesta, es que duden de ese amor tan grande que yo sé que me tiene… eso la pone del peor de los humores. Trague saliva antes de tomar a Kitsune por un brazo, con violencia, la jale hacia mí por la espalda y me acerqué a su oído.

–Ese es mi presa, me la pagaras si me lo quitas… –

Después de eso la solté. Tengo que admitir que yo también estaba a punto de asesinar al sujeto, se necesitan grandes cantidades de fuerza de voluntad para permanecer tranquilo en un momento como aquel, en los que sólo piensas en volar esa cabeza y con eso, la sonrisa de hijo de perra de su cara.

Solté a Kitsune y la coloqué detrás de mí, sé que he actuado como un patán todo este rato con ella, pero ya encontrare el modo de disculparme, ella se quedó detrás de mí de todos modos, mirando a Kubo con los ojos encendidos.

–Nuestra relación no es problema tuyo, no tienes por qué hablar de ello. –

Eso fue lo que le dije, él se acercó, bastante seguro de sí mismo.

–Pero si es de lo que todo el mundo habla, ¿O es que sólo está prohibido para el comité disciplinario? –

Preguntó él, mostrando con orgullo la banda azul y verde, y aproximándose más hacia nosotros, se paró con soberbia frente a mí, yo no me moví, si el tipo quería pelea, aceptaría gustoso.

–Hablando de cosas más serias, creo que cometes un error, uno que podría costarte muy caro, demasiado por la niñería que estas peleando… lo digo en serio. –

Aquel imbécil me jodía en serio, Kitsune lo miraba también con los ojos rabiosos, mientras que, al parecer, sus acompañantes, una de las chicas de primer grado y otro sujeto al que nunca había visto, nos miraban con asco.

– ¿Has venido hasta aquí sólo para molestarme los oídos? ¿O es que ya no te sientes tan seguro como antes? –

Quien peleaba aquí una niñería era él, yo sólo quería asesinarlo por haberse atrevido a molestar a Kitsune–chan, por haberse atrevido a tocarla, de todos modos, si alguna vez hubiera deseado sólo olvidarlo, este tipo no me lo hubiera permitido.

–No necesito ninguna seguridad, nunca ha sido expulsado un miembro del comité disciplinario y no van a comenzar ahora, lo cual es algo que tu no necesitas entender ¿verdad? Todo lo que tienes que hacer es hacer que esa novia tuya se disculpe públicamente por lo que pasó, y asunto arreglado. –

Así que de eso se trataba, parece ser que el tipo quería recuperar el orgullo perdido, y planeaba valerse de mi Kitsune para ello, aquello me pareció increíble, increíble y muy estúpido, comencé a reírme, los otros sujetos del comité me miraron extrañados.

–Estas amenazándome con expulsarme, ¿en verdad tienes poder para ello? ¿O has venido a fanfarronear? Ella no va a disculparse de nada, fuiste tú quien se acercó a molestarla, así que me gustaría que ella quedara fuera de esto, en cuanto a lo que me has dicho después, déjame decirte una cosa, la escuela me importa una mierda, si quieres que me expulsen, te sugiero que lo intentes, pero a mi novia no la toca nadie. –

La expulsión era, a su juicio, la pena máxima que se podía aplicar tal vez pensó que yo me retractaría si lo mencionaba, por desgracia, como dije antes, la escuela realmente no me importaba demasiado.

–Eso también va a ser un problema, porque precisamente, el comité ha decidido que la señorita Katabe Kitsune debe quedar en detención. –

Aquello si fue una sorpresa, yo arqueé una ceja, el asunto me parecía divertido, ya que no iba a permitir que le pusieran una mano encima, fue entonces que él trató de tomarla por el brazo, yo lo detuve de la muñeca, aquello era sin duda, la mejor forma de decirle que iba en serio… No permitiré que la toquen.

– ¿En verdad tienes una idea del problema en el que te estas metiendo, Ataka–san? ¿Sabes lo que evadir una detención implica? –

Me pregunto Kubo, algo nervioso porque yo no estaba pensando en cosas escolares, quizá se dio cuenta de que esto iría más allá de todo eso. Después de todo, el poder del comité se extiende sólo para asuntos escolares.

–Voy a explicarte la situación, Kubo, dejémonos de joder, si un perro ladra en mi jardín, lo único que ocurre es que acaba con los colmillos rotos, supongo que entiendes, que esto no se trata de la escuela. –

No grite, no sirve de nada, y, por otro lado, no quería que hubiera más espectadores de los que ya había, era evidente que el escuchar esta conversación, quizá había sellado la sentencia de muerte de estas dos personas también. Lo decidiría después. Ni que hacerle. Kitsune estaba callada detrás de mí. Los tres tipos salieron después de eso.

– ¿Sempai va a ser expulsado? –

Me preguntó Kitsune, yo negué con la cabeza, sin voltear a verla.

–Necesita muchas pruebas para poder hacer algo de esa categoría, no hay problema, porque no va a alcanzar a reunirlas todas. De todos modos, perdona por sugerir algo tan idiota, no quiero que te distancies de mí, es más, no quiero que te separes ni un momento. –

– ¡Yay! Entonces… perdóname Sempai… por pensar en quitarte a tu presa, tú la reclamaste después de todo. –

Me dijo ella, yo volteé a verla, ella estaba sonriendo, la jalé de nuevo hacia mí con un movimiento algo brusco, y la besé en los labios. Al parecer ella se encontraba complacida por el hecho de que yo estuviera llevando las cosas de este modo, es cierto, este es el único modo de demostrar amor que puede convencerla de que estoy siendo sincero, sin embargo, también estaba tratando de convencerme a mí mismo, de que Kitsune era solamente mía.

Kitsune me lo permitió, supongo que ella lo sabía, y lo entendía.

– ¿Sempai quiere a su novia como premio? Está bien de todos modos, soy tuya, Sempai. –

–Eres mi premio. –

Repetí, mientras la apoyaba contra una banca, y metía mi mano entre sus piernas.

––––––––––

Tuve que adelantar los planes todo lo que pude, necesitaba que mi respuesta a todo esto fuera rotunda, o el problema nunca terminaría. Pero, por otro lado, si se enteraban de otro homicidio en la escuela, la cosa se pondría realmente seria. Los maestros y personal docente habían estado siendo interrogados, y tras la muerte de Asaki, saltaron a relucir las desapariciones de Katabe Takeshi y Sawara Amatsune. Esa parte fue la que me mantuvo consiente de que no podía matar a nadie.

En los tiempos en los que se viven estos días en la escuela, las cosas están muy tensas por todos lados, sólo tienes que dejar que esta tensión se acumule, y podrás manejarla. Durante los días que siguieron, le pedí a Kitsune que se mantuviera al margen y que solamente vigilara que nada extraño pasara.

Pero por mucho que planeara, las cosas no podían salir bien si solamente éramos dos personas actuando, necesitábamos un cómplice. Eso añadía más problemas a la situación, pues no había mucha gente en el mundo que estuviera dispuesta a participar en algo así, y mucho menos sin recibir nada a cambio. Nuestras posibilidades de encontrarlo en la escuela eran nulas, a menos que…

La encontré en una de las estudiantes de primer año, una de las dos chicas que siempre acompañaban a Kubo, llamada Kotori. No recuerdo su apellido, y no era importante en ese momento. Hablé con Kitsune sobre ello.

–Necesito atraer su atención, la necesito para mi plan. –

– ¿No podemos simplemente matarla? –

Me preguntó Kitsune–chan, íbamos camino a casa ese día, a ella le disgustaba la idea, pero yo entendía que lo que ella estaba diciéndome es que no quería que me acercara a otra mujer. Por desgracia, en un hombre de nada iba a servir lo que planeaba hacer, y, por otro lado, había una razón especial para que fuera específicamente Kotori.

–No, la necesito viva –

Le contesté, ella me miró, algo enfadada.

– ¿Por qué la necesitas? –

–No soy sólo yo, la necesitamos viva para que esto salga bien. –

Esa fue mi respuesta, después de eso, aquel día transcurrió sin cambios.

––––––––––

Las medidas en favor del comité se recrudecieron después de eso, los estudiantes la pasaron algo mal cuando comenzaron a ser detenidos por las razones más arbitrarias… nada de eso me importa, pero cometieron un error, se metieron con mi novia.

Caminábamos a casa después de la escuela, ella parecía estresada, pero en realidad no sabía cómo decirle que todo iba a estar bien, siempre tengo que estar escogiendo mis palabras, y eso a veces es bastante… molesto… pero… me estoy molestando con la persona equivocada.

“Quizá asistir a la misma escuela no fue la mejor idea”

Murmuré eso en voz alta, Kitsune volteó a verme, visiblemente enfadada, maldición, no pude callarme la boca sólo un momento.

– ¿Estoy siendo una molestia, Sempai? –

–No, claro que no. –

Respondí, arrepentido por haber pensado eso, y arrepentido por decirlo en voz alta también.

–Ya veo. –

Ella no dijo más durante el camino a casa, sólo caminaba detrás de mí, pero yo venía demasiado ocupado en mis propios pensamientos para darme cuenta, ella estaba teniendo un episodio justo ahora.

La puerta de mi cuarto se cerró después de eso, pude escuchar el KAA–CHAN antes de arrojar mi mochila sobre la cama. Entonces me di cuenta de que ella tenía un episodio, porque cuando volteé la vista, ella tenía algo en las manos.

– ¿Kitsune–chan? –

–Lo siento, Sempai. –

¿Qué demonios? Quería decir eso, pero mi garganta recibió un piquete y no respondió, yo sujete la mano de ella, sin poder creer lo que estaba pasando ¿Me había atacado a mí? ¿Por qué? Ah… ya veo… fue lo que dije hace un rato… ya veo… soy un completo idiota ¿No?… si… seguro que sí.

––––––––––

¿Dónde diablos estoy? ¿Por qué no puedo ver nada? ¿Ella le hizo algo a mi vista? Maldición no entiendo nada, no puedo moverme, me duele todo el cuerpo.

Todos esos pensamientos se atiborraron en mi cabeza.

–Shh, no hagas ruido Sempai, o tus padres despertarán, estás en casa. –

Escuché la voz de Kitsune, y a pesar de que ella me había atacado, esa voz reconfortó mi corazón, aunque ella no sonaba para nada feliz.

–Ahora que despertaste, voy a quitar la venda de tus ojos, les he dicho a tus padres que estabas cansado y tomarías una siesta, así que no hagas ruido. –

– ¿Por qué les has dicho eso? –

Supongo que una vez que me tranquilicé, lo primero que hice fue enfadarme… quiero decir ¡Qué demonios le pasa! Ella me atacó… ella nunca me habría atacado antes ¿Qué está pasando aquí? Entonces ella se acercó, pude sentir sus manos en mi cabeza, mientras ella me quitaba algo que me había puesto para vendarme… me sentí como un idiota por pensar en que algo peor había pasado. Cuando ella me quitó la venda, me di cuenta de dos cosas, primero, era de noche y estaba nevando, segunda, ella estaba desnuda. Bueno, no es que sea extraño, pero… en fin.

– ¿Me ataste a una silla? ¿Por qué? –

–Bueno, creo que necesitas estar así un tiempo, no quiero que me odies por lo que hice, pero si no lo hago, es casi seguro que te perderé, y no quiero que te alejes de mí, así que pensé que no podías irte si estabas atado. –

Bueno, su razonamiento tiene mucha lógica, el problema es que es una lógica muy infantil, ella no está pensando para nada en las consecuencias de sus actos, ah… pero nuevamente, esto tiene que ser mi culpa, ella no actuará mal si yo soy bueno con ella, al parecer fui yo quien cometió la falta… aunque creo que más bien me niego rotundamente a culparla.

–Tienes razón, no puedo irme si estoy atado, pero… tampoco me iré si me desatas ¿sabes? –

–Mentiroso –

Ella me dijo eso con cierto desdén, tengo que admitir que fue, hasta cierto punto, doloroso, creo que esta vez realmente hice enfadar a Kitsune.

–No te miento, Kitsune–chan, te estoy diciendo la verdad. –

–Bueno, basta de eso, tengo que preguntarte algo ¿Has hablado con Kotori? –

–Claro que no, ni siquiera he tenido oportunidad de hacer nada. –

–Entonces lo hice a tiempo. –

Y suspiró, ah, dios, va a ser difícil convencerla después de lo que dije, ella tiene la firme idea de que planeo abandonarla ahora, pero digo la verdad cuando digo que no era en serio… yo sólo no pensé en lo que decía… merezco estar atado maldita sea… pero, en fin, esto no se trata de eso, ahora a arreglar el problema como el hombre que soy.

– ¿Hiciste a tiempo qué? ¿Atarme? –

–Si te dejo que hables con ella, te parecerá linda, le gustaras mucho, se enamorarán ¿Crees que puedo permitir eso? –

–No voy a enamorarme de todas las mujeres que veo, Kitsune, eres la única en mi vida, y no te permito que dudes de esas palabras. –

–Ahora soy la única en tu mundo, pero estabas pensando en cambiarte de escuela, ¿Crees que estaré bien sin ti como tú lo estarás sin mí? –

–Kitsune, siempre serás la única en mi mundo, necesito que entiendas eso, e independientemente de lo que suceda, no eres una molestia. –

–Lo dices para que te desate, no puedes engañarme, Sempai, recuerda que soy tu novia, es mi trabajo conocerte. –

No estábamos gritándonos, ella no estaba llorando, ni parecía triste, creo que tenía mucho coraje, es todo, yo no estaba hablándole de mal modo tampoco, ella tenía razón, conocerme es su trabajo, el mío es tenerle paciencia y entender porque hace lo que hace, así que no me resultaba extraño. Creo que eso debería ser de ayuda en esto.

–No me importa si no me desatas –

Eso fue lo que le dije, alcé la cara y la miré a los ojos, ella sostuvo mi mirada y frunció el ceño, tal vez mi mirada resultaba retadora.

– ¿Ah, en verdad? Quieres decir que, si te digo que te quedarás allí atado a esa silla, seguirás diciendo “No eres una molestia” tal como ahora haces ¿Es así? –

Ella estaba retando mi paciencia, supongo que no tenía más remedio que seguirle la corriente.

– ¿Estarás siempre conmigo? Porque si es así, no necesito nada más, eso sin contar que tendrás que alimentarme a diario, también hay otras cosas que no puedo hacer si estoy atado y que tendrás que suplir de todos modos, a diario, nuestras noches tendrán que ser un poco diferentes, porque no podré acariciar tu suave piel, tendrás que hacer todo el trabajo tú sola, también tienes que bañarme y muchas otras cosas, si puedes hacer eso y seguir amándome como lo has hecho siempre, entonces, si… no me importa estar atado. –

Ella se sentó frente a mí, sobre la cama y cruzó las piernas con sensualidad y elegancia, como he dicho antes, estaba desnuda.

–A mí no me importaría… hacer todas esas cosas… pero… es cierto que echaría de menos tus abrazos… y tampoco podríamos caminar hacia la escuela… –

Ella comenzaba a parecer más confundida que enojada, yo sonreí, no porque esto estuviera saliéndome bien, sino porque, de todos modos, entendía su modo de querer… y por si a alguien le quedara todavía la duda, no le tengo miedo.

– ¡Sempai! –

Ella se enfureció de pronto, aquello fue raro, era más como si la hubiera tomado en un momento vergonzoso, pero cuando eso pasaba, su reacción nunca había sido así, era más… tímida. Ahora parecía enfadada y a punto de abofetearme, si es que ella realmente podía hacer esa expresión en su rostro.

–No puedo creer que estés engañando a mi corazón, estas intentando burlarte ¿verdad? ¿Verdad? –

–Eh, esto es chantaje, Kitsune–chan. –

–Si te suelto huirás lejos de mí, por eso tienes que estar atado. –

Entonces Kitsune se sentó sobre mis piernas, puedo decir que, de no haber estado atado, en ese momento me hubiera lanzado sobre ella, pero… tengo que soportarlo, de todos modos, mi cuerpo no parecía pensar lo mismo. Menos aún, cuando ella tenía la cara tan roja y los ojos llorosos.

–Si te resulta tan vergonzoso ¿Por qué no te bajas? –

–Cállate, Sempai… no hables. –

– ¿Qué estas intentando hacer? –

–Tú puedes decirme muchas cosas, pero ¿sabes? Soy tu novia, y puedo averiguar por mis propios medios… si aún me quieres. –

De acuerdo, hasta aquí llegó mi sentido de la lógica, era muy extraño mirar que ella fuera tan agresiva, cuando su lengua estaba siendo tan tímida. Esto no tiene ninguna congruencia. Ella acercó su nariz y comenzó a olfatear mi cuello, mi cara y mi cabello, entonces aproveché la situación y la besé. Es el beso más largo que le he dado, incluso estaba mordiendo sus labios.

– ¿Sempai? –

Me preguntó a media voz cuando nos separamos. Sonreía y parecía complacida, yo me perdí en sus ojos, esos ojos azules de verdad que me volverán loco un día, si no es que lo han hecho ya.

– ¿No estas enfadado conmigo? –

Me preguntó Kitsune, yo negué con la cabeza.

–Bueno, no me gustó lo que hiciste, si eso es lo que preguntas, pero… bueno… yo dije una tontería en primer lugar, así que… creo que está bien… –

– ¿Qué harás si te desato? –

–Por ahora me gustaría volver a besarte… ¿No puedo? –

–No, no Sempai, no puedes… –

Ella me dijo eso dándome la espalda, pero como estaba desnuda sobre mí, podía ver y sentir su trasero sobre mi entrepierna, comencé a pensar que tal vez no era una buena idea que me desatara ahora… quiero decir que, si iba a hacerlo con ella, estaba bien así.

-Kitsune-chan, me he comportado como un idiota y lo lamento, por favor, no quisiera que dejaras de amarme por eso. –

Me disculpé, ella se llevó las manos al pecho, porque ella sabía que una disculpa como esa era cosa seria.

Después de eso, ella se puso de pie. Caminó hasta la ventana y cerró la cortina, creo que se dio cuenta de que estaba desnuda y que alguien más podría verla, yo sólo me quedé mirándola moverse, era agradable, en más de un sentido, suspiró y me miro a los ojos, con las manos en el pecho como cuando está a punto de decir algo muy importante.

–Sempai es un tonto, sé que lo que dijiste esta tarde no era en serio, lo entiendo ahora Sempai, yo también te dije cosas que no quiero decir en verdad, pero estaba asustada, Sempai, si un día me vuelvo una molestia, si un día ya no puedes lidiar conmigo, por favor, mátame. –

Eso me dio un gran golpe al corazón, me enfurecí, pero traté de ocultarlo, ella se acercó con un cuchillo, y cortó las cuerdas que ataban mi mano derecha, le di la bofetada más dura que he dado a alguien en mi vida.

– ¿Cómo te atreves a decirme eso? –

Le dije, no estaba gritándole, pero no pude evitar las lágrimas que resbalaban por mi cara.

Ella cayó al suelo con el golpe, el cuchillo sonó en el suelo también, luego ella se levantó, mirándome como si no entendiera nada, y se llevó las manos a la cara, con lágrimas en los ojos y sangre en la nariz.

–Debiste apuñalarme con ese cuchillo, en vez de decir algo como eso, idiota, jamás vuelvas a decirme eso. –

Mi coraje se salió de control, pienso yo, pero aquello me hizo enojar mucho más que el hecho de que me haya atacado y atado a la silla, de lo segundo yo tenía la culpa, pero el haberme dicho algo así es sólo su culpa, y me hizo rabiar. Me arrepentí quince segundos después de haberla golpeado, pero ella ya estaba llorando.

–Sempai… Sempai… –

–Si vas a decir cosas como esas, no te atrevas a desatarme, sé que lo que dije estuvo mal, sé que he hecho todo mal, pero, aunque así fuera, todavía no me merezco que dudes de lo que siento así como así. Te golpearé si vuelves a decir algo como eso, ahora sácame de esta silla inmediatamente. –

–Sí, Sempai. –

Me lamenté por lo que le había dicho antes, ahora parecía que sólo lo había dicho para que me desatara, pero no dije nada, estaba demasiado enfadado por lo que ella había dicho, y con sinceridad, cuando eso sucede ni siquiera puedo pensar con claridad.

Ella se cubrió la cara con una mano, mientras tomaba el cuchillo con la otra y comenzaba a desatarme los pies, lo único que hice cuando estuve libre fue acostarme en mi cama, de modo que no pudiera verle la cara ni ella a mí, Kitsune permaneció llorando un momento, casi en silencio.

Después de un rato ella se puso su pijama y se acostó detrás de mí, yo no quise hacerle caso, me urgía disculparme, pero no quería que ella volviera a pensar en algo así, por eso tenía que mostrarle que eso me hizo enfadar mucho más que lo de la silla, sólo así ella lo entenderá.

Ella acarició mi espalda con sus manos, tengo que admitir que eso me hizo despejar mi coraje un poco, pero aún estaba enojado.

– ¿Todavía estas despierta? –

Le pregunté sin voltear, ella no respondió, sólo siguió acariciándome, yo quité su mano de mi espalda y continúe ignorándola, después de unos momentos ella comenzó a restregar su mejilla contra mi espalda, como un perrito o un gatito.

–Perdóname por lo que hice. –

Sollozó Kitsune, a media voz.

– ¿Por lo que hiciste? –

–Sólo no me odies, no me ignores, por favor… duele… y mucho. –

Finalmente me di la vuelta, como se sabe, no puedo ignorar a mi novia, mucho menos en ese estado, me di la vuelta y la miré a los ojos, o, mejor dicho, la forcé a mirarme, ella no se resistió. Su mirada me hizo darme cuenta de que ella estaba sintiéndose muy insegura. Entendía ese sufrimiento, después de todo.

–No estoy enojado por lo de la silla, estoy enojado por lo que me dijiste, ¿Cómo te atreviste a pedirme tan solemnemente que te matara? ¿Tienes una idea de lo mucho que me dolió escucharte decir eso? He tratado de mil maneras de demostrarte cuánto te adoro, cuánto me importas, cuánto amo estar contigo y cuán feliz soy de que seas mi novia ¿No te basta? ¿Aún no me puedes creer? O es sólo que mi forma de hacer las cosas, mi forma de quererte no es suficiente para ti. –

–No es eso… ¡No es eso! Sempai, no te enfades, yo no quise dudar de tu amor, sé que prometí que no dudaría de nuevo… es sólo que… –

Y enmudeció, estaba llorando de nuevo.

– ¿Qué? Con un demonio ¿Qué? –

–Tengo miedo. En la escuela, hay muchas chicas muy bonitas, y yo, no sé que tengo de especial, ¿Y si un día sólo dejas de quererme? Y entonces me digo a mi misma que eso no va a pasar nunca… pero nunca puedo convencerme, entonces voy a donde Sempai, y le sonrió para que Sempai piense que soy hermosa y que no me puede abandonar, y me pongo nerviosa… yo te necesito, yo… no sabría qué hacer si tú no estás a mi lado, no puedo vivir si no estás, no puedo… moriré si me haces falta un día… yo no pienso que Sempai me engañe, sólo… no puedo evitar sentir miedo… y si un día Sempai se cansa de todo esto, de vivir limpiando mis desastres, de que lo avergüence, de mis celos, de mi amor… y prefiere una vida tranquila al lado de una mujer normal, una que no cause tantos problemas a Sempai, yo… prefiero morirme que ver eso un día… eso era lo que quería decir. –

Estaba mirándola a los ojos mientras ella me hablaba. De cierta forma entendía su sufrimiento, y siendo sincero, no era la única que se sentía de esa forma en ocasiones.

– ¿Y por qué iba a querer una mujer que no fueras tú? Tú te estás pensando que salgo contigo porque estoy obligado, o algún rollo de esos… te has olvidado de que lo escogí, escogí aceptar tus sentimientos ese día, en aquel almacén… yo ya sabía que eres así, y así es como quiero que seas… y sigo escogiendo limpiar desastres, porque me gusta hacerlo, me gusta que seas tú quien me avergüence, me gusta ser tu novio, y hasta que no entiendas eso, tu miedo no va a desaparecer, y una cosa más, me gustan tus celos, y tus tonterías, me gusta verte sonreír y me gusta hacerte enojar, me gustas cuando caminas, cuando te bañas, cuando duermes y pareces un ángel, cuando despierto y veo tu rostro junto al mío, y si quieres decir que eres una molestia, y nadie va a sacarte esa idea de la cabeza, entonces ¿Qué si yo quiero vivir con eso? –

– ¿Y por qué alguien querría hacer eso? –

Mustió, tratando de dejar de llorar y secándose las lágrimas, me miraba consternada.

– ¿Por amor? ¿No es suficiente razón que alguien se enamore de ti, Kitsune–chan? Porque estoy enamorado de ti, y también tengo miedo de perderte, y también me siento inseguro a veces…–

Kitsune me interrumpió en ese momento, alarmada.

–No sería capaz de hacerlo, Sempai, yo te amo, no podría abandonarte… –

Comenzó a decir… yo asentí con la cabeza.

–Y entonces haces lo mismo que ahora, vienes a donde estoy con tu cara bonita y tu sonrisa encantadora y dices cosas como esa, y me haces creerlo, cuando pienso en todo lo que hemos pasado juntos, lo creo ¿No es eso suficiente? ¿O es que tú no puedes creerme como yo te creo? –

Kitsune comenzó a llorar mientras la miraba a los ojos.

–Yo sólo… yo sólo no quiero perderte… –

Acaricié su cara después de eso

–Estaremos siempre juntos, Kitsune–chan. –

Después de cada tormenta viene la calma, y esto no fue la excepción, Kitsune asintió a esas últimas palabras y luego comenzó a llorar. Yo me tranquilicé, ella me abrazó, y lloró hasta el cansancio, pidió perdón unas cincuenta veces mientras lloraba, yo acaricié su cabeza y su rostro, dejándola desahogarse.

Me levanté después de un momento y tomando un trozo de servilleta lo puse en su cara y limpié la sangre, odio este sentimiento, me sentía inmensamente culpable, creo que, como de costumbre, me excedí. Ella me miraba con sus ojos llenos de lágrimas, no dijo una sola palabra, pero al menos sonrió. Luego volví a acostarme junto a ella, acaricié su cabeza, y la abracé hasta que ella se quedó dormida… tengo que actuar rápido… o esto puede ponerse muy feo. El estrés al que debe verse sometida por todo lo que está ocurriendo es muy grande… debo cuidar de ella… nada más importa.