Kitsune no Kekkon C2

Capitulo II: Una Muerte Misteriosa.

Asaki Najiko

Todo comenzó con ella, en el momento en que nos dimos cuenta de su existencia. Yaru–chan y yo estábamos en la escuela el viernes que siguió a todo lo que he dicho anteriormente. Itami estaba en el salón de aritmética, pidiéndole, o, mejor dicho, suplicando al maestro, que cambiara la calificación reprobatoria que éste había puesto en su historial. Sin éxito, según nosotros pensábamos.

No era que el maestro fuera del todo inaccesible, pero Itami… bueno, era Itami, nunca le había interesado realmente la aritmética, y cuando Kotsuba Sensei se dio cuenta de eso, inmediatamente tomó cierto recelo hacia Itami. Incluso yo, trataba de no parecer tan cercano a él, por cierto, miedo que tenía a recibir represalias.

Mientras que Itami suplicaba por su historial académico, Yaru–chan y yo estábamos conversando acerca de cosas de las que ahora no soy capaz de recordar, pero que en aquel momento eran bastante usuales entre nosotros. Estaba a punto de salir una revista de videojuegos… creo que de eso se trataba.

Itami salió de aquel salón, cabizbajo y pensativo, pero no le dimos demasiada importancia. Al menos eso fue lo que pensé. Yaru–chan miraba a Itami con cara de preocupación.

–Parece que no ha conseguido mucho. –

Fue lo que me dijo Yaru–chan, en voz baja, se veía bastante preocupada.

–Es normal, es Kotsuba Sensei de quien estamos hablando, una vez que él dice algo, querer hacerle cambiar de opinión es pedir imposibles. –

–Puede que tengas razón, pero, aun así, ese tonto no se merece salir mal en las pruebas, se ha esforzado, de eso estoy segura. –

Tenía razón, si alguien había sido testigo del esfuerzo que Itami había puesto en los exámenes de recuperación era ella, No en vano había estado ayudándolo a estudiar durante todos los fines de semana del mes. Todo fue inútil, al parecer.

Cuando Itami se acercó a nosotros, su semblante era… ¿Cómo describirlo? Sombrío.

–Me ha dicho que no. –

Anunció cuando llego, y se desplomó en la silla justo al lado de mí.

–Eso pasa porque eres idiota. –

Le respondió Yaru–chan, enojada, pero no parecía que estuviera enfadada con él, más bien pienso que con quien estaba enfadada era con el propio Sensei.

En ese momento, pasaron dos muchachas frente a nosotros. Claro que había muchos estudiantes en la escuela, y también era lógico que pasaran frente a nosotros ya que estábamos sentados en los asientos que estaban libres en el pasillo del primer edificio. Pero el asunto llamó la atención por el hecho de que Itami se quedó mirando a una de ellas con una cara ridícula. Era la presidenta del consejo estudiantil: Asaki Najiko.

Asaki Najiko, o Asaki–Sempai, lo que para nosotros sería lo más correcto, ya que estamos en primer año, era la presidenta del consejo estudiantil, y como en todos los clichés de los mangas y animes, usaba lentes que la hacían parecer interesante. Sea como sea, era bastante hermosa.

Asaki–Sempai era de una belleza distinta a Katabe Takeshi. Era más… mujer, por expresarlo de alguna manera, piernas bonitas, cintura delgada, caderas y pechos firmes, y grandes. Sus manos y su cara blancas. Cabello negro, largo, y bien cuidado. Ojos pequeños y bonitos. Tenía las uñas pintadas y llevaba al cuello un collar que parecía bastante costoso. La presencia de Asaki–Sempai irradiaba respeto y admiración. Por ello era muy admirada no sólo por los hombres, sino por muchas de las mujeres de primeros y segundos grados. Si decimos que Katabe Takeshi es la feminidad personificada, Asaki Najiko es la arrogancia con anteojos.

El pobre de Itami quedó prensado de ella en cuanto la vio en el discurso de bienvenida. Como muchos otros de primero segundo e incluso tercero. Pero la presencia de alguien como ella debe hacer la confesión extremadamente difícil. Ante todo, es la presidenta, y aparte de bonita, da la impresión de que es muy inteligente. Siempre tiene libros en las manos. Es la clase de mujer que sabes que está fuera de tu alcance con sólo verla pasar, justo como Itami en estos momentos.

Yaru–chan devolvió a Itami a la realidad de una forma más cruel que a mí.

– ¿Quieres dejar de mirarla como si fueras un perro esperando un trozo de carne? Estoy segura de que la harás sentir asco. –

Eso fue lo que le dijo, por desgracia, eso llegó a oídos de Asaki–Sempai.

– ¿Disculpa? ¿Quién es el pedazo de carne aquí? –

Fue la pregunta que ella hizo, los tres nos quedamos congelados, ella se había dado la vuelta, y no parecía contenta.

–Maldición, me escuchó. –

Me dijo Yaru–chan en voz baja, se quedó allí, sin poder hacer nada para zafarse del problema, Itami sólo la miraba. Fue algo muy extraño, pero tuve la impresión de mirar a dos pequeños corderos, en el momento en que un lobo adulto se ha percatado de que están solos.

–Yo únicamente… le… decía a Itami–kun… que… no la mirara de esa manera. –

Trató de explicar Yaru–chan, pero Asaki–Sempai se lo tomó de mala manera, sin escuchar realmente la explicación de Yaru–chan. Ella cruzó sus brazos aristocráticamente. Luego sonrió.

– ¿Y de qué manera es como no debe mirarme? –

Maldición, ella lo disfruta, aquí viene… el momento en que un águila juega con un pequeño conejo antes de aniquilarlo.

–No debe ser… lascivo… yo… perdón. –

La voz de la respuesta de Yaru–chan se fue apagando lentamente, hasta que ese último “Gomenasai” se escuchó apenas, y de no ser por el increíble silencio, se hubiera perdido. Se hizo el silencio, porque todos estaban mirándonos, en espera de saber la resolución de todo ese lío.

–Tu eres Okaname Yaruhime ¿verdad? –

Preguntó después de al parecer, pensarlo un momento, Yaru–chan asintió con la cabeza, Asaki Sempai se hinchó de orgullo y poder, lista para descargar su golpe final.

–Yo pienso que deberías preocuparte más por cómo se escucha lo que dices, en vez de las miradas de las demás personas, como puedes ver, tus palabras causan alboroto, y alboroto significa desorden, y el comité disciplinario esta para mantener el orden ¿Entiendes? –

La arrogancia de esas palabras estuvo bien calculada, Yaru–chan sólo atinó a asentir con la cabeza. Lo más importante era lo que Asaki–Sempai no dijo, que, si se volvía a topar con un desorden a causa de ella, tendría al comité disciplinario encima en segundos. Asaki–Sempai puede ser muy peligrosa si se le provoca, esa es la otra razón por la que los hombres más o menos cuerdos nos mantenemos alejados de ella, todos tenemos una o dos cosas que ocultar del comité disciplinario y del consejo estudiantil. De todos modos, creo que fue un gesto de lástima el hecho de que ella no decidiera aplastarla allí mismo.

Asaki dirigió ahora su mirada hacia el pobre e indefenso Itami, quien, de hecho, seguía mirándola con los ojos perdidos. Me pregunto si es así como me veo cuando miro a Katabe–chan.

–Y tú eres…. –

De nuevo, había arrogancia en las palabras de la presidenta. Realmente nosotros, los de primer año, no éramos conscientes de que tan lejos podía llegar la mano de Asaki–Sempai, pero en realidad nadie quería averiguarlo. Además, los de segundo año, contaban horrores de ella, Se dice que expulsó a dos estudiantes a quienes encontró haciendo lo que ellos pusieron como “actos impropios” dentro de un salón escolar, además de muchas otras cosas. De todos modos, debe de haber una razón por la cual incluso los maestros evaden el contacto con nuestra presidenta del consejo. Ciertamente es una mujer peligrosa.

Pero Itami realmente no se daba cuenta del peligro en el que se encontraba.

–Otoshi Itami, del grado 1–C, soltero, de quince años…. –

Itami básicamente gritó todo eso, como si fuera una sola palabra. No lo culpo, la presión que cayó sobre él era mucho más grande que la que haya caído sobre cualquier otro estudiante en años. Todos aguardamos en silencio, por saber qué era lo que iba a decir Asaki–Sempai de todo esto.

Pero, contra todo pronóstico, Asaki–Sempai dejó caer una risa cristalina, como si aquel asunto le hiciera mucha gracia. Ella bajó su libro, y miró a Itami, acomodándose los lentes.

– Otoshi Itami, ya que tanto te gusta verme, vas a quedar en detención, avisa a tus padres que vas a llegar tarde a casa. En el consejo estudiantil tenemos mucho trabajo, creo que sería bueno que ayudaras con algo, y de paso podrás mirarme todo lo que gustes… otra cosa, deja de mirar a las damas de esa manera, es cierto que nos halaga que los varones nos admiren, pero si sólo las ves de modo impropio, más que sentirnos halagadas nos sentimos incómodas, y tú no deseas eso ¿verdad? –

He ahí la respuesta de Asaki–Sempai a Itami. Algunos dirán que la presidenta lo castigó de un modo ejemplar, el trabajo del consejo estudiantil no es cualquier cosa, según sé, se van hasta muy tarde de cuando en cuando. Pero yo pienso que si cualquiera le pregunta a este tonto (Itami) él dirá que le abrieron las puertas del cielo. Y lo dijo, después de que Asaki–Sempai se fue. Y lo entiendo, yo pensaría lo mismo si en vez de Asaki fuera Katabe, y si en vez de Itami se tratara de mí, diría lo mismo que él:

–Hoy es el mejor día de mi vida. –

––––––––

A la salida de la escuela, me encontré con Yaru–chan en el pasillo, no había estado prestando atención a las clases, y parecía como si el coraje que pasó siguiera allí. Es cierto que fue humillada, pero no podía vivir con ello por siempre. Como fuera, Yaru–chan estaba imposibilitada de hacer algo contra ella. Esto era principalmente porque en todo el tiempo que había estado en la escuela, Asaki–Sempai nunca tuvo un sólo reporte de mal comportamiento. Por lo que tampoco era probable que lo tuviera ahora. Tenía el completo apoyo del consejo de maestros y por si aquello fuera poco, casi todos los clubes tenían deudas con el consejo estudiantil, de distintos tipos.

Si alguno de los clubes deseaba obtener permisos especiales, o material extra para sus actividades, o cualquier cosa que dependiera directamente de la autoridad escolar, la mejor opción que tenían era hablar con el consejo estudiantil.

Estos podían, en efecto, realizar la petición a la asamblea académica y dependía de lo lógico de la petición el que la moción fuera aprobada o no. Muchas veces, los maestros las desaprobaban por simple capricho, o por ahorrarse el trabajo de hacer el papeleo. Esta situación cambió repentinamente cuando (por decirlo de alguna forma) Asaki–Sempai tomó el poder. Era más diligente y enérgica que los anteriores presidentes del consejo, y comenzó a ejercer una presión titánica sobre la asamblea escolar. Como ya había mencionado, había estado a cargo del comité disciplinario, y mantenía muy buenas relaciones con el presidente actual.

El consejo estudiantil se vio abrumado de trabajo cuando ella llegó a mandar allí, pero también se cubrió de buenos resultados. En unas cuantas semanas, el presupuesto de la escuela se triplicó. En menos de un mes, el club de música tenía instrumentos nuevos, los chicos del club de baloncesto consiguieron un permiso para entrar a la escuela los domingos, para practicar. El club de arte recibió también el permiso para organizar salidas a los campos y lugares de interés periódicamente. Los estudiantes que figuraban como delincuencia y que deambulaban a veces en los patios y la salida, fueron echados del colegio, uno a uno, por las más diversas razones. Y todos los alumnos, absolutamente todos, estábamos en cierta medida, agradecidos con el consejo por todo eso. En unos instantes, la academia se transformó de una academia de excelencia, a una academia ejemplar, donde todo funcionaba, donde todo se hacía como debía hacerse, y donde el bienestar de los estudiantes y personal es más una costumbre que un sueño.

Todo el mundo aplaudió cuando ella mostró semejantes resultados, maestros, alumnos, personal administrativo. Todo el mundo estaba contento, así que… nadie preguntó cuándo ella comenzó a apretar el cuello de los estudiantes que no se ajustaban a su sistema. También sé que echó a algunos miembros del personal de la escuela, junto con dos maestros. Nadie preguntó tampoco como es que ella conseguía que todo el mundo hiciera lo que ella deseaba.

El comité tiene su oficina en el edificio de tercer grado, desde allí, puede vérsela en ocasiones, mirando a los demás alumnos y maestros. Hay dos personas que siempre están con ella, una de ellas es la chica que había pasado junto con ella, y la otra es un hombre de tercer grado, del que no sé su nombre, los alumnos de segundo y tercer grado dicen que fue el más grande delincuente que haya podido aparecer en la escuela, un día sin más, comenzó a seguir a Asaki–Sempai, es como una especie de guardaespaldas para ella. Nadie sabe qué fue lo que ella hizo para que este sujeto quedara en ese estado y nadie nunca se atrevería a hacer esa pregunta.

Para el momento en que estamos ahora, ella es respetada y admirada como causa, pero todo el mundo huye de ella, como persona, ella es peligrosa. Ni siquiera los miembros del consejo se quedan más tiempo del absolutamente necesario. Personalmente, no creo que todos esos cambios, hayan sido de formas estrictamente legales.

Todo el mundo debía algo al consejo estudiantil, y nadie estaba dispuesto a enfrentarse a él, si alguien se pregunta cómo fue el reinado de Hirohito creo que debe parecerse. Todos están bien, pero nadie tiene derecho a cuestionarlo.

Era evidente que Yaru–chan, una chica cualquiera, que era estudiante de apenas primer año, nunca podría hacer nada contra alguien así. En todo aquello pensaba mientras ella hacía una rabieta.

–Maldita mujer. –

Fue lo único que se le escapó, era obvio que iba a enojarse, pero tal vez lo mejor era que se tranquilizara, después de todo, no la detuvo a ella, aunque lo que ella dijo después, me explicó que ese era el problema.

–Ahora el idiota de Itami va a estar allí todo el día, deleitándose con la vista de esa mujer. –

Me dijo, sus ojos luchaban por no llorar de coraje, tenía los puños cerrados, yo nunca la había visto así, estaba verdaderamente enfadada, Entonces pregunté la más grande idiotez que alguien puede preguntar en un momento como ese.

–Perdón si me estoy entrometiendo, pero… ¿Estás celosa? –

Ella me miró, fue entonces que me di cuenta de mi error.

–Giiiii. –

Exclamé, pero ella no parecía que fuera a calmarse.

– ¡¿Por qué debería estarlo?! –

Fue lo que me preguntó, o más bien me gritó, Itami, en estos momentos, debía estar ya en el salón de consejo estudiantil, comenzando con los trabajos que Asaki–Sempai reservaba para aquellos que se quedaban en detención, los cuales solían ser los más pesados, o los más aburridos.

–No es que debas estarlo… es sólo que…. –

Y se me apagó la voz ¿Qué demonios podía decirle? Los alumnos que salían de clases estaban pasando en esos momentos por los pasillos, así que tomé a Yaru–chan del brazo y la jalé hasta el patio de la escuela.

–Oye…Shin–kun. –

Me dijo a la mitad del camino, su voz había cambiado de tono, pero no le preste atención hasta que estuvimos en el patio, era la hora de la salida, y la escuela parecía un hormiguero.

– ¿Qué decías? No pude contestarte en el pasillo, porque estaba ocupado tratando de sacarnos a ambos de la avalancha de gente. –

Expliqué, ella simplemente me miró con los ojos tristes, y me preguntó algo a lo que nunca, en toda mi vida, sabría responder.

– ¿Y que tiene ella que no tenga yo? –

–––––––––––

Fue una triste despedida, a pesar de que me ofrecí a comprarle algo, o acompañarla a su casa, ella se negó. Creo que a ella le gusta Itami. No puedo comprender los gustos de las mujeres. Pero de alguna manera, también estaba alegre por mi amigo. Alegrarme por uno, entristecerme por el otro, una racha de emociones muy difícil para un sólo día.

Era ya algo tarde cuando llegué a mi casa, al parecer, mi hermana había traído a sus amigas, debería estar en su alcoba, así que caminé hasta allí.

KAA–CHAN!

En ese momento mi hermana y dos chicas que supuse eran compañeras de su escuela, estaban allí, y ambas estaban mirando una revista de las que mi hermana tenía.

– ¿Nadie te ha enseñado a tocar la puerta? Onii–san. –

Preguntó mi pequeña hermana, las otras chicas me miraron como si hubieran visto a un bicho raro.

– ¿Y a ti nadie te ha enseñado que tienes que presentar a la gente a tu familia? –

Le pregunté yo, había dado un giro a la situación, ahora sus amigas la miraron a ella, como esperando a las presentaciones, pero yo no esperé, tomé el control de la situación inmediatamente, y me presenté.

–Mucho gusto, mi nombre es Ataka Yashite, y soy el hermano mayor de esta chica maleducada que tienen por amiga. –

Kirara me miró con los ojos encendidos de puro coraje, se levantó y fue hacia mí. Yo sonreía triunfalmente, pero en ese momento, las dos amigas de ella se levantaron y se presentaron muy cortésmente. Incluso dejaron a Kirara aún más en ridículo.

–Mucho gusto, Onii–san, soy Ayasara Sakura. –

–Me llamo Kawashime Midori, Ataka–Sempai, perdón por la intromisión. –

Así que dos colores ¿Eh? Muy bien. Ambas chicas se inclinaron cortésmente, tal como nosotros lo haríamos al presentarnos a alguien de segundo o tercer año de nuestra escuela. De todas formas, ambas eran bonitas, y tenían ese cierto encanto que tienen todas las niñas de su edad, creo que, si necesitara describirlas con una palabra, esta sería “Kawaii”

Sin embargo, si usara una palabra para describir lo que mi hermana sentía en ese momento, la palabra sería “Instinto asesino” porque estaba a muy poco de dispararme. Seguro lo hubiera hecho, de haber tenido con qué.

–Bueno, ya te has presentado, ya has dicho muchas tonterías y me has avergonzado frente a mis amigas ¡Espero que estés feliz! –

Me gritó, y me empujó fuera, para luego cerrar la puerta con un golpe. Yo caí de espaldas y me golpeé en el trasero, pero todo valió la pena, sobre todo porque escuché desde dentro que sus amigas juzgaron su actitud reprobable… parece que son buenas chicas.

En ese momento bajé de nuevo a la cocina, mi madre parece que ha salido a algún sitio, y por lo que veo, por algo para terminar de preparar la comida. Bueno, Otou–san no está, así que ella tiene que encargarse de muchas cosas sola. Tal vez debí haberme apresurado en regresar a casa, y me hubiera enviado a mí por sus compras.

Por si no lo había mencionado, en la cocina tenemos un ventanal, que mira directamente a la calle. Así que, al haber bajado a la cocina, también pude ver algo que no esperaba ver. Había una chica, vestida con el uniforme escolar de mi hermana, que estaba mirando esta ventana fijamente, es más, puedo decir que sus ojos se clavaron en los míos, aunque sólo fue un segundo.

La joven parecía bastante tímida, no logre verla bien, porque en cuanto nuestra mirada se cruzó ella desapareció, se fue corriendo. Y yo que pensé que eso era alguna nota exagerada de los mangas, pero parece que hay gente así de tímida en realidad. Lo primero que se me ocurrió fue que había llegado tarde a la cita puesta por mi hermana y sus amigas y ahora tenía miedo de tocar la puerta. Así que…

Subí las escaleras, pero cuando estaba a punto de tocar la puerta, ésta se abrió, o por mejor decir, la abrieron. Estaba a punto de preguntar algo gracioso como “Primero debo tocar la puerta y luego tú abres, no funciona al revés, idiota” pero mi hermana estaba roja de la cara. Eso me sorprendió.

–Kirara–san tiene algo que decirte. –

Dijo una de las chicas que estaba detrás de ella, Sakura creo que se llama, eso me dejó perplejo.

–Vamos Kirara. –

Apuró la otra, empujando levemente su hombro, al parecer, ellas dos iban a obligar a mi hermana a decirme algo que ella no quería decirme. Así que decidí intervenir, no era divertido si no era yo quien la avergonzaba.

–Olvida eso. –

Le dije a Kirara, dándole un golpe leve en la cabeza, mi hermana no es tonta, entendió a la perfección lo que estaba diciéndole, y sonrió.

–Yo si tengo algo que decirles a ustedes, creo que olvidaron a alguien allí fuera. –

Fue lo que les dije, me imagino que eso las distrajo de su intención inicial, así que las tres se miraron entre ellas, luego mi hermana me dijo:

–Yo no he invitado a nadie más, Onii–san. –

Yo me quede pensativo, las amigas de mi hermana me preguntaron cómo era, pero les dije que no podría describirla, ya que no preste demasiada atención, y que lo único que reconocí fue el uniforme de la escuela a la que mi hermana asistía. Posiblemente todavía estaría allí parada afuera.

Como Kirara es curiosa por naturaleza y parece que sus amigas también, todas bajaron a ver, por la misma ventana. Pero regresaron, con una expresión en sus rostros mezclados de alivio con decepción. Kirara incluso me dijo:

– ¿Estás seguro de que estaba allí afuera? –

– ¡Claro que sí! ¿Por qué iba a mentirte en algo como eso? –

Le pregunté, algo enfadado. Me molestaba un poco que ella dudara de mí, pero también era cierto que, en estos momentos, no había nadie allí afuera, pensé que quizá había confundido el uniforme, pero estaba seguro de que había allí fuera una chica, con uniforme escolar, mirando justo hacia acá.

Mi hermana subió las escaleras de nuevo a su alcoba, y yo subí a la mía, cerré las cortinas de la ventana de mi alcoba, sólo por si acaso, aquello me dejó cierta sensación extraña, cosa que me hizo recordar el pequeño detalle del sobre blanco. Pero rápidamente evadí aquellos pensamientos en mi mente.

No necesito, creo yo, describir el escalofrío que sentí, al verla parada al otro lado de la acera, momentos antes de que mi madre cerrara la puerta detrás de ella.

–––––––––––

No soy idiota.

Estaba tomando un baño por la noche, eran aproximadamente las ocho, mientras recapitulaba todo lo que había ocurrido en estos últimos tres días. Pasé mi mano por mi cara varias veces, tratando de no caer en la desesperación.

Sonreí, quizás fue la desesperación, quizá fue que ahora sabía mucho más acerca de todo este embrollo, quizá era también que todo se estaba aclarando. Pero no tuve miedo. Al contrario, una curiosidad inmensa me inundó.

En aquellos momentos, sólo podía pensar en ¿Quién era ella? y ¿Por qué ella estaba tan obsesionada con una cita, si nunca nos habíamos visto? Pero la respuesta a la segunda pregunta llegó sola. Yo nunca la había visto, ella me ha estado observando por un largo tiempo… no podría decir cuánto.

He visto muchos mangas y animes, además de videojuegos al respecto, pero ninguno te da una idea clara de cómo lidiar con el asunto, así que parece que tendría que arreglármelas solo. Pude escuchar como mi hermana se despedía de sus amigas mientras me encontraba en la tina, pero no le di la más mínima importancia.

Comencé a pensar en ideas para manejar la situación, pero las desechaba una a una, por considerarlas poco viables. Después de un rato, el agua de la tina comenzó a enfriarse, y tuve que salir del baño, me vestí y salí del cuarto de baño para entrar en mi habitación.

Una vez allí, me dediqué a buscar en internet toda la información sobre aquel tipo de casos. Desgraciadamente, encontrar algo que no tenga como idea central “llamar a la policía” era algo difícil, por no decir imposible, la mayoría de los artículos que podríamos llamar serios, tenían esa idea como centro, pero eso era algo que yo no deseaba hacer.

¿Por qué? Me preguntaba, cada vez que leía algo como eso. Ella no había hecho nada malo, todo lo que había estado haciendo es seguirme sin que me diera cuenta… No sé qué fue… pero no pensaba en ello como algo por lo cual llamar a la policía, quizá fui muy inocente, o muy sabio.

Finalmente decidí que aquello no era algo que pudiera manejar solo, y no quería involucrar a Kirara después de lo que ella dijo acerca del asunto, tampoco deseaba involucrar a mi familia.

Ante la imposibilidad de resolver el asunto solo, tomé la decisión más desesperada que alguien pudo haber tomado: llamar a Itami.

– ¿Moshi–Mosh?

–Moshi–Mosh… Itami, eres tú ¿o no?

–Sí, ¿Quién habla? –

–Soy Shin, Yashite. –

–Ah, Shin ¿Qué hay? Me hace feliz recibir tu llamada, pero preferiría que fuera una chica quien me llamara a estas horas de la noche ¿sabías? –

–Olvida eso Itami, esto es serio, necesito pedirte un consejo, pero necesito que sea en persona ¿Estás en tu casa ahora? ¿Puedes salir? –

–Oh, vaya, mira que es un buen momento ¿Sabes? Acabo de salir de la escuela, en estos momentos iba justo a mi casa, pero puedo tomar un desvío, he avisado a mi madre antes, no creo que vaya a ser mucho problema si me tardo un poco más, con tal de que sea un poco. –

Esa fue su respuesta, lo cité en un punto que quedara cerca de nuestras casas, en una calle donde hay máquinas expendedoras de refrescos, justo después de la estación del autobús. Colgué la llamada después de despedirme. Tomé un poco de dinero y salí de mi alcoba y de mi casa.

Era de noche, y el alumbrado dibujaba sombras de mi cuerpo en la máquina expendedora cuando Itami llegó. A él le comenté todo lo que me había pasado desde que salí de la escuela, omitiendo claro, la conversación con Yaru–chan. Esto es porque si va a haber algo entre ellos, me gustaría que fueran ellos mismos quienes lo resolvieran. No me gusta meterme en asuntos ajenos, mucho menos de esa índole.

–Vaya tío, pues parece que has resuelto este misterio sin querer y sin saber de qué se trataba, pero anímate, ahora sólo bastaría con una llamada a la policía. – me dijo.

Yo lo miré seriamente, si lo que estaba tratando era de no meter a la policía en algo como esto, repito, yo no pensaba que aquello fuera algo realmente malo, pero parece que Itami había malentendido la alarma con que le hablé, así que se lo expliqué. Itami escuchó mis razones asintiendo, una sonrisa de complicidad se dibujó en su rostro.

–Así que por eso te resulta complicado… a decir verdad concuerdo con tu opinión, no creo que realmente este mal, pero, por otro lado, no veo otra manera de deshacerse de ella. –

Eso fue lo que me dijo, pero yo tenía una serie de sentimientos encontrados en ese momento…

–Es sólo que… tal vez… no quiero deshacerme de ella. –

Mis palabras sacaron lo que pensaba sin que yo pudiera hacer nada. Itami me miró, parecía que sintiera lastima por mí, pero, a decir verdad, no deseaba que ella desapareciera, no sin saber quién era, o cuánto tiempo había estado allí, o porque lo hacía, o si se detendría… no quería que ella desapareciera sin haberla conocido.

– ¿Y Katabe? –

–No lo sé… no lo sé. –

Me costaba responder a las preguntas de Itami, supongo que, si no conocía el sentimiento, al menos, lo entendía, fue una buena idea buscarlo después de todo. Alguien que estuviera lejos de todo esto estaba bien. Estaba sentado justo al lado de Itami, con mis manos juntas y apoyando la cabeza en ellas, con los codos apoyados en las rodillas.

–Creo que estas emocionado por lo que te está ocurriendo, hay cosas que pueden parecer malas en ciertas circunstancias, pero que en realidad son grandiosas. –

Me dijo, sonriendo, él lo entendió todo mucho mejor que yo mismo, levanté la cara para poder verlo, Itami dio dos palmadas en mi hombro.

–No estás hablando sólo por mí. –

Le dije, él sonrió y se rascó la cabeza.

–Todos tenemos derecho a un golpe de suerte de vez en cuando. –

Nos despedimos después de eso. No podía mentirle a un sujeto como él, mucho menos cuando fui yo quien pedí su ayuda, por eso le dije la verdad, Itami me dijo que siempre estaría allí si necesitaba algo, y yo pienso que siempre estaré allí si él necesita de una mano. Y a decir verdad Katabe–chan me gustaba mucho, pero este asunto me intrigaba también.

––––––––––––

Aunque no lo deseara, el saber que era seguido me puso algo nervioso. Miraba mi celular sin encenderlo, con la esperanza de que funcionara como un espejo. Pero al parecer ella no estaba allí. Tampoco es como que esté desesperado por ser seguido. Es sólo que no pude evitar tomar ciertas precauciones.

Decidí que irme caminando a la escuela era la mejor opción de ahora en adelante. Realmente no me gusta caminar. La escuela a la que asisto no está realmente lejos de mi casa, pero en estos momentos, pienso que es lo mejor que puede hacerse. De todas formas, no estaba dentro de mis intenciones el hacerle saber que yo sabía que ella estaba allí. Desconozco aún muchos detalles de la situación en la que me hallo, y no quiero alarmarla.

Caminaba hacia la escuela con ese pensamiento en la cabeza. De todas formas, ella no tardó en aparecer en el espejo que era mi celular en estos momentos, fingí no darme cuenta. Era una chica de aparentemente tercer año de Junior High. De proporción mediana y cara bonita, ojos azules y el cabello largo y rubio peinado en una cola de caballo. De cierta forma me recordaba a alguien que conozco. Pero era cierto que ella, por si sola, era bonita. Sonreí para mí mismo ¿Que estaba haciendo una chica como ella, siguiendo a escondidas a un sujeto como yo?

No logré responderme a esa pregunta mientras caminaba, y me dirigí directamente a mi escuela. Si todo salía bien, ella debía verme entrar a la escuela como normalmente lo hago. Hasta allí todo bien.

Trate de analizar fríamente la situación. No sabía lo que podía pasar si ella se sentía descubierta. Y hasta no haber averiguado más sobre el tema, decidí que no habría ningún cambio en mi actitud. Sólo necesitaba informarme más sobre una forma de lidiar con mi situación.

En el justo momento en que entré a la escuela, me encontré con Katabe Takeshi, quien se aproximó a mí lentamente.

–Muy buenos días, Ataka–kun. –

Fue lo que me dijo cuándo se acercó, yo sólo la miré, incapaz de responder palabra, todas sus amigas le miraron, algo sorprendidas de que ella se dirigiera a mi tan familiarmente y tan directamente, pero ella parecía estar de buen humor, aun así, no perdía esa elegancia que le caracterizaba.

–Katabe… san. –

–chan. –

Corrigió ella, balanceando su cabello con un leve movimiento de su cuello, su perfume salió de sus cabellos y entró por mis fosas nasales. Era una sensación parecida a la de ver el cielo.

–Katabe–chan, siempre llegas muy temprano a la escuela. –

Fue mi comentario, no supe que más decirle, debo haber quedado como un idiota, pero ella sonrió.

–No siempre, pero, a decir verdad, prefiero estar en la escuela que, en mi casa, en fin. –

Parece ser que habló de más, o eso es lo que ella debe pensar, decidí no darle demasiada importancia a esas últimas palabras, si eran importantes o no, ella podría explicarlo después, por ahora deberían ser sólo un comentario fuera de contexto.

–Lo que he venido a decir, son dos cosas, la primera, que espero no hayas olvidado que has prometido pasear durante la salida escolar conmigo. –

Vaya, debo admitir que lo había olvidado, por todo lo que sucede últimamente, ni siquiera había pensado en el paseo. Pero eso no iba a decírselo a ella. Trataría de mantenerla apartada de mi pequeño… secreto, por decirlo así, al menos durante el tiempo que fuera necesario.

–No lo he olvidado, no podría olvidarlo. –

Fue lo que le dije, tratando de sonar convincente, ella sonrió abiertamente.

–Lo segundo es algo que me da mucha pena decir, pero de todos modos quiero decirlo de la forma que sea, así que…. –

Y ella tomó aire lentamente, cerró sus ojos y se inclinó frente a mí.

–Por favor, acompáñame a la hora del almuerzo, apreciaría mucho tu compañía. –

Eso me dejó perplejo, nunca espere que una chica como ella pudiera volverse tan audaz de un momento a otro.

Sus amigas estaban enteradas de todo, por lo que simplemente me miraban, pero el gesto de Katabe–chan atrajo muchas más miradas de asombro.

–De acuerdo, estaré esperando por ello. –

Fue lo que le dije, no puedes dilatar mucho esa clase de respuestas, porque ella comenzaría a avergonzarse, y no creo que sería justo, aunque más que nada me gustaría usar la hora del almuerzo para otras cosas, también sabía que sí, alguna oportunidad tenía con Katabe Takeshi, la echaría a perder si rechazaba la invitación… Ah, hombre, ¿Por qué estas cosas me tienen que suceder a mí?

De todas formas, una invitación a la hora del almuerzo era algo que nunca hubiera podido prever, así que acepte con gusto. Decidí que no le mencionaría nada a ella, así que debería buscar algún tema de conversación con ella… lo malo es que, en realidad no sé nada de ella.

–Entonces, estaré esperando en la misma banca donde te encontré ayer, Ataka–kun, por favor, no te demores. –

Me dijo, y dándome una sonrisa tímida, se dio la vuelta y se marchó, sus amigas la siguieron como fieles perros, empiezo a pensar que no son simplemente sus amigas, pero eso es algo que no me incumbe, así que me di la vuelta, y camine hacia mi salón de clases, tratando de figurarme de que podría hablar con ella.