Kitsune no Kekkon C3

Capitulo III: Una Muerte Peligrosa.

Itami se acercó cuando salimos del salón, justo antes de la hora del almuerzo, me abrazó por detrás.

– ¿Cómo estamos con nuestro pequeño asunto? –

Me preguntó, o mejor dicho me susurró. Parece que si podía ser discreto si lo intentaba ¿Por qué me avergonzaba entonces a veces? ¿Disfrutaba hacerlo?

–No hay mucho. –

Fue mi respuesta, ante todo el asunto que importaba. Planeaba preguntarle acerca de lo ocurrido con Asaki–Sempai, pero eso sólo me trajo a la memoria a Yaru–chan, y el hecho de que había faltado a clases. Eso es lo que me pasa por estarme acordando de cosas que no deben entrar ahora. De todos modos, no había mucho que hubiera averiguado desde la última vez que hablamos Itami y yo acerca del asunto. Había sido seguido hasta aquí, la vi, podría decir que la he visto mejor.

–Sólo la he visto seguirme, supongo que eso es algo. –

Le dije a Itami, con toda la discreción que me fue posible, Itami pegó su oído a mi cara mientras caminábamos.

–Ahora puedo reconocerla, no es una chica fea, de hecho, es bastante bonita, parece que es de tercer grado de Junior High, no entiendo como puso el sobre en mi banca, pero eso no es importante a estas alturas ¿O sí? –

Itami me miró por unos momentos, como pensando en algo importante, luego dijo:

–A decir verdad, no tengo realmente una idea clara de lo que sucede, así que no puedo decirte si es importante o no, pero tengo algo para ti. –

Me dio una especie de revista, con imágenes de mangas en la portada, estaba enrollada, iba a desenrollarla.

–Si quieres mantenerlo en secreto, más vale que no te vean con ella. –

Me anunció él, deteniendo mi mano. No hice ningún movimiento, luego Itami se separó de mí, y diciéndome que me vería al regreso del almuerzo. Yo caminé con dirección al baño, había pensado en verme un poco mejor para encontrarme con Katabe–chan, pero ahora también estaba el asunto de lo que me habían entregado.

Cuando entré al baño, desenrollé el libro, era más bien una revista, con varios artículos extraños, sólo la hojeé un momento. Yo no entendía como esto podía ser de ayuda en mi situación, es cierto que en cualquier otro momento hubiera apreciado la revista, pero como un entretenimiento. Pero había una hoja doblada por la mitad.

Quise creer que Itami la había dejado con la intención de que encontrara en esa hoja. Cuando la última persona salió del baño, me incline sobre el lavabo, y desdoble la hoja.

Volteé a ver a ambos lados, para asegurarme de que no hubiera nadie más. Itami tenía razón en esto, si quería mantener esto en secreto, lo mejor era no darle pistas a nadie. Y había allí algo llamado las cinco reglas en caso de lidiar con “acosadoras”… Eran las siguientes:

  1. – No muestres miedo.
  2. – Mantén tu mente clara.
  3. – No le digas que está haciendo mal.
  4. – Asegúrate de que entiendes lo que te está diciendo.
  5. – No mientas.

A continuación, explicaba un montón de cosas que yo no pude leer en ese preciso momento, pero de algún modo supe que eran importantes. Explicaba cada una de las reglas, con el por qué y el cómo, pero yo sólo doble el papel, necesitaba analizarlo con más detenimiento, además, pensaba que esto estaba demasiado fuera de lugar, demasiado excesivo, pero si mirabas con atención, aquí en ningún momento hablaba de deshacerse de ellas… sólo decía “lidiar” con ellas… También hay que darse cuenta de que decía claramente “No llames a la policía…” supongo que eso fue lo que me convenció al final. Porque tal vez, de todos modos, y a su manera, explicaban eso que yo había estado buscando.

Tan absorbido estaba por el hallazgo, si es que podemos llamarlo de alguna forma, que momentáneamente olvidé que tenía más cosas que hacer. En cuanto lo recordé, salí a toda prisa del baño, guardando la revista en mi mochila.

Me deshice de todos esos pensamientos antes de salir del baño, lo importante era ahora encontrarme con Katabe–chan, quien seguramente ya estaría esperándome, más cuando acudí a las jardineras, estaban básicamente vacías, al menos Katabe–chan aún no estaba allí.

––––––––––

A la hora del almuerzo, Katabe Takeshi apareció tan sólo dos minutos después de que yo me sentara en aquella banca en la que habíamos acordado. Se paró enfrente de mí, y me miró, había en sus ojos algo especial, que me hacía sentirme mejor. Inmediatamente me hice a un lado para permitir que ella se sentara.

– ¿Has tenido un buen día? –

Pregunté después de que nos saludamos, no se me ocurrió nada más.

–Después de que he llegado a la escuela, claro. –

Fue su respuesta, ella olvidó usar su voz elegante, parecía fastidiada, quizá trataba de decirme algo, aquello me intrigaba, parecía que algo trataba de decirme, esa respuesta y su comentario en la mañana, si prestabas atención, podían traducirse en problemas con su familia.

–Me alegro de que así sea, pero suena a que no te agrada mucho estar en tu casa ¿Hay algo de lo que desees hablar? –

Le pregunté. Quizá fui demasiado invasivo, pero también podía ser que ella estuviera tratando de hablar de ello, tenía que estar un paso adelante en estos casos. Me equivoqué.

–Nada, no me parece justo arruinar una ocasión tan apacible y especial con cosas que sólo me pondrán de mal humor, ni creo que sea lo que desees hablar conmigo. –

Poco a poco, Katabe–chan recuperó la compostura, quizá las clases la habían agotado, recuperó su tono de voz también. Otra cosa que hay que notar es que ella parecía somnolienta.

La escuela tenía, tras los jardines, que quedaban en el borde interior de ella, una reja con barrotes algo altos, que miraban a la calle, podías ver la acera de enfrente y los carros pasar en medio de ella y la escuela, claro que, está demasiado alta para que alguien intente escalarla, y, además, estaba electrificada por la parte de arriba (regalo de nuestra querida presidenta de consejo estudiantil) así que era bastante segura, a pesar de estar básicamente a la vista.

Ella tomó un trago de su te, se veía tan elegante. Me hubiera gustado tomar una foto de eso, pero por supuesto que ella no me lo hubiera permitido, aun no estábamos en ese paso… si es que estábamos avanzando hacia algo. No soy tan inocente como los personajes de los animes, quienes parecen estar ciegos a veces, pero en verdad que el repentino comportamiento de Katabe–chan me confundía un poco. De todos modos, trataba de hacerla sonreír un poco.

– ¿A qué universidad piensas ir? Ataka–kun. –

Me preguntó en medio de la conversación, su mirada se clavó en mi corazón, aquellos hermosos ojos azules.

–Pues… a decir verdad… no es que no lo haya pensado, pero aún no me decido, probablemente iré a Osaka, mi padre tiene algunos negocios en ese sitio, por lo que para mí sería fácil conseguir un lugar en las estancias para los estudiantes. –

Fue mi respuesta, era la verdad, no tenía aun claro que era lo que iba a hacer, era cierto que quería estudiar algo relacionado con la robótica, ya que desde muy pequeño me ha llamado la atención todo eso, pero ahora que lo pensaba, no tenía mi plan muy bien elaborado.

–Yo deseo ir a Fukushima, allí se estudia el cómo elaborar medicinas, además, tengo familia allí, así que supongo que podría vivir con ellos mientras estudio la universidad. –

Ella me compartió eso, fue como ir descubriendo un poco más de ella. Ahora que lo pensaba, a pesar de que me ha gustado desde que comenzó el curso escolar, realmente nunca me había interesado por quien ella es… quizá sea producto de mi poca experiencia.

Por unos momentos me olvide de todo lo demás que no tuviera que ver con ella. Fue un grave error, olvidé a mi pequeña amiga fantasma.

– ¿Sabes qué hora es? –

Preguntó ella, en medio de la plática.

–No me lo tomes mal, pero no me gustaría regresar tarde a mi clase, y está visto que el tiempo pasa volando cuando hablo contigo, y aunque me gustaría que se repitiera, si fuera posible… por ahora me gusta respetar mi horario de clases. –

Eso fue lo que ella dijo, no necesitaba explicarse tanto, pero yo tenía problemas para sacar el celular del bolsillo, cuando por fin lo saqué, lo tomé y lo levante, lo suficiente (inconscientemente, lo juro) para mirar con él la parte de la acera que quedaba justo a nuestras espaldas, segundos antes de que la pantalla se encendiera.

Había alguien allí, una chica rubia, con uniforme escolar y cola de caballo.

Tuve un sobresalto, pero me esforcé para que Katabe–chan no se diera cuenta, y al parecer no lo logré. No me anime a voltear la cara, recordando de golpe que no debía alarmarla. No tenía opción, tenía que actuar como si nada ocurriera, como si no supiera nada, como si no hubiera visto nada.

– ¿Tan tarde es? –

Preguntó Katabe–chan alarmada. Al ver que había palidecido al mirar el teléfono, pero negué con la cabeza.

–No es eso, es sólo que acabo de recordar, que la fecha límite para entregar el formato de acceso al club es hoy, y no queda mucho tiempo. –

Ese fue mi pretexto, faltaban cinco minutos para que las clases recomenzaran, a decir verdad, si ella hubiera deseado esperar, podíamos hacerlo, pero le dije que era la hora exacta. Después me enteraría que ella había olvidado su propio celular. Probablemente una vez que entrara a su salón se daría cuenta del engaño, pero ¿Alguien tiene una mejor idea?

–Un almuerzo en el jardín hizo que lo olvidaras ¿eh? No estoy muy segura de la razón, pero creo que me halaga un poco… por otro lado, yo también debo retirarme, espero que la hayas pasado tan bien como la he pasado yo, y ojalá podamos volver a almorzar juntos un día. –

Me dijo, No preste demasiada atención a sus palabras, sólo tomé mis cosas y me despedí de ella “Hasta pronto, Katabe–chan” fue lo único que le dije, mientras corría, ella ya iba camino a su salón de clases.

––––––––––

Entré al salón de clases pensativo, Itami estaba allí, pero supongo que supo que no era un buen momento para preguntar nada.

Hice parecer a todo el mundo que miraba mis cuadernos, pero en realidad no estaba prestando nada de atención a la clase. Estaba nervioso por lo que había pasado. De algún modo, presentí que aquello tenía sus toques de problemático, aunque realmente nunca imaginé que las consecuencias serían tan… duras.

Cuando la clase terminó, Itami se acercó a mí.

–Hey, parece que algo malo ha ocurrido ¿Katabe te ha rechazado? –

Me preguntó, me gustaría que hubiera sido eso, pero aquello parecía más una escena de algún anime donde la cosa se ponía fea justo después de lo que había experimentado en este momento. De pronto, algo se me vino a la mente. “No muestres miedo alguno”. Cerré los puños, era más fácil decirlo que hacerlo, pero tenía que intentarlo.

–No es eso, me he encontrado con mi acosadora en el jardín. –

Le expliqué, en la voz más baja que pude.

–Oye, oye, oye, quedamos que ella no estudiaba aquí ¿Verdad? Eso fue lo que me dijiste. –

Entonces expliqué a Itami todo lo que había ocurrido, pero ya comenzábamos a atraer las miradas y los oídos de la gente que estaba cerca de nosotros, así que…

–Oye, Itami, vamos por algo de comer, yo invito. –

Era extraño que yo comiera a esas horas, ya que la hora del descanso había terminado, pero como realmente tampoco estaba prohibido, no hubo mayor problema, con tal de que regresáramos antes de que el maestro entrara a la clase. Cuando salimos, le expliqué apresuradamente a Itami:

–El problema con todo esto, es que me haya visto, y, de todos modos, ella no me miraba a mí, sino a Katabe–chan. –

Fue lo que le dije, él se rascó la cabeza, y se quedó pensando por un momento.

–Tienes que calmarte, esto no es un manga, las cosas que son fáciles de hacer allí, aquí no lo son, y el hecho de que tengas a alguien siguiéndote no quiere decir que es exactamente una psicópata. –

Fue lo que me respondió. Yo me tranquilice con sus palabras, de algún modo tenía razón, tal vez había leído demasiadas historias locas acerca del tema, quería creer en Itami, de verdad quería hacerlo, pero, de todos modos, hubo un cierto presentimiento, que no me lo permitió.

–––––––––

Llegó el domingo.

Estaba esperando este día, no sé realmente porqué. No era como que todo este lío fuera a acabar el día de hoy, al contrario, me tenía que hacer a la idea, de que, en realidad, iba a comenzar el día de hoy. Como era temprano en la mañana, y la cita en el parque era a la una y media, para lo cual aún faltaban varias horas, me decidí a buscar más información en las hojas que Itami me había dado.

Era una maravilla que alguien como él estuviera en posesión de algo así, aunque, a decir verdad, de no hallarme en mi situación, lo hubiera juzgado extraño, excéntrico y tal vez hasta grotesco. La vida puede cambiar en cualquier momento. No era la clase de documento que podríamos llamar confiable, pero en estos momentos, eran los únicos parámetros que tenía.

Como ya dije, a continuación de las reglas, explicaba el porqué de cada una y el cómo proceder en varias situaciones en las que uno podría hallarse ¿De dónde diablos sacaste esto? Itami.

Eran aproximadamente las doce del día cuando me metí a bañar, normalmente me baño mucho más tarde, pero mi ego me obligó a hacerlo en esta ocasión antes de salir.

–Onii–san ¿Por qué te vas a bañar? ¿Vas a salir? –

Me preguntó mi hermana cuando miró que estaba preparando el baño. Yo sólo le respondí que sí. Entonces ella gritó:

– ¡Kaa–san, Onii–san tiene novia! –

Maldición, esta niña es una entrometida, mi madre debe haber escuchado, porque llegó justo después de escuchar el grito de Kirara.

– ¿Es verdad eso? Shin ¿Cuándo la traerás a la casa? Yo quiero conocerla, y tu hermana también quiere conocerla, le mostrare tu álbum de fotografías de cuando eras bebé. –

Todas las madres son así, o al menos eso supongo, no tenía demasiado tiempo para explicarle a mi madre que no era mi novia y la situación en la que me hallaba, y, por otro lado, tal vez sólo hubiera conseguido alarmarla.

Me bañe lo mejor que pude, incluso me tardé el doble de tiempo normal, pero eso sólo sirvió para comprobar las sospechas de mi familia acerca de mi situación sentimental, quizá hubiera sido divertido que mi padre también estuviera aquí. Dejando todos esos pensamientos vanos de lado, comencé a prepararme mentalmente para cualquier cosa. En mi situación uno podía esperar cualquier cosa, después de todo, aun me faltaba mucho por conocer del todo este asunto. Tenía la impresión de que aún faltaba lo peor.

Mientras me vestía, me decidí a aceptar cualquier cosa que pudiera pasar de ahora en adelante, si no iba a deshacerme de ella, entonces tenía que encontrar la forma de confrontar todo esto. No sé exactamente qué fue lo que me llamó y me trajo hasta este punto. Todavía estaba a tiempo de arrepentirme, podía no ir y hacer una llamada telefónica a emergencias, que supongo yo que era lo más recomendable.

No lo hice, en lugar de eso, coloqué mi celular en silenciador, puse música y me puse mis audífonos, salí de mi casa cuando faltaban veinte minutos para la hora acordada.

––––

El parque que había quedado referido era un pequeño parque que estaba, como ya se había explicado, en la esquina de dos calles poco transitadas de la prefectura, una particularidad de este sitio era que había una estatua de un zorro, y que los arboles eran mayoritariamente cerezos. Era un bonito lugar, si cualquiera me lo preguntaba.

Pero mis nervios no me permitieron pensar en el paisaje, hay que admitir que todavía tenía algo de miedo, cambie mi repertorio normal por canciones que sirvieran para darme el valor de averiguar algo que tal vez no me hubiera gustado saber. Como fuera que fuera, el hecho de haber asistido aquí había sellado mi decisión de llevar esto hasta el final.

Me acerqué lentamente al centro del parque, con la plena seguridad de que estaba siendo observado, caminaba lento, tratando de normalizar mi respiración. Cuando llegué hasta allí, había una chica de espaldas, con una cola de caballo y el mismo uniforme en que la había visto siempre, pero llevaba una máscara de algo… “era de suponerse” pensé mientras suspiraba.

Pero en el momento en que me acerqué y ella escuchó que estaba allí, salió corriendo. Maldición, se supone que el que debe huir soy yo, la seguí como pude, pero antes de que me diera cuenta, la había perdido. Era bastante ágil, supongo que hay que serlo si vas a estar todo el tiempo siguiendo a alguien y eso. Pero cuando pensé que me había hecho venir sólo para perder el tiempo, mirando al suelo, me encontré con lo que realmente había venido a buscar, sin saberlo.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, había un trozo de algo en el suelo, tela, una que yo conocía muy bien. Estaba hecha girones, pero no resultaba del todo imposible darse cuenta de que era un trozo de la mochila de Katabe Takeshi.

Comprendí a la perfección lo que estaba pasando, ni siquiera me resultaba extraño, y fuera de la primera impresión, del primer impacto, no hubo reacción en mí que no pudiera controlar. Esta chica me había hecho venir para que viera esto ¿Era una amenaza? ¿Hacia quién?

Que inocente fui ¿Una amenaza? Claro que no. No podía serlo, me di cuenta cuando tomé el trozo de tela del duelo, había un papel bajo este, la mochila lo había estado ocultando. Así que también era una nota ¿Eh? Realmente te gusta jugar a esto, vamos a jugar entonces.

– ¿Aún me estas mirando no es así? –

Pregunté a la nada, lo suficientemente alto para que, si ella estaba cerca, pudiera escucharme, pero no hubo ninguna respuesta, así que sólo tomé el papel. Si no era una amenaza, entonces sólo podía ser una cosa. Abrí el papel, había un dibujo.

Era una confesión. Y no precisamente de amor.

Abrir el papel me permitió darme cuenta de muchas cosas, la principal de ellas, que Katabe Takeshi, la chica con quien planeaba salir el domingo siguiente, ya estaba muerta.

––––––––––

El dibujo mostraba a una chica de junior high, arrojando a otra, visiblemente mayor, por una azotea de un edificio. Y no era lo único que el papel tenía, había una nota:

“Lamento muchísimo que haya tenido que ser de esta manera, pero ella realmente no me dejó otra opción, le pedí muchas veces que te dejara tranquilo, pero ella se negó, así que tuve que hacerlo, sé que lo entenderás algún día, confía en mí, yo nunca haría nada que te lastimara, yo siempre te protegeré, Sempai.”

Me sorprendió, incluso a mí, tomar el asunto con tanta calma. Ya habría tiempo de horrorizarme, cuando el informe se hiciera formalmente, en la escuela, yo debía mostrarme horrorizado. Pero ahora no era ese momento, debía respirar y mantenerme tranquilo. Al menos sabía a lo que me enfrentaba, esto era lo que llamamos: Yandere.

La nota lo demostraba, la había matado porque intento acercarse a mí… Katabe–chan, no ha llegado el momento de lamentar tu muerte, perdóname por ser tan frio. Suprimí incluso mi sentimiento de culpa, no me iba a servir de nada.

Guarde después de eso el papel en mi bolsillo, mientras esbozaba una sonrisa, sólo había dos formas de enfrentar esta situación, la primera era jugar su juego, la segunda era morir. Y no iba a morir.

––––––––––

¿Qué demonios pasaba con ella? ¿Y qué demonios pasaba conmigo?

Comenzaba a sentirme aliviado, como si me hubiera quitado un peso de encima, al menos ya sabía por dónde iba la situación, y era un término con el que estaba más familiarizado, aun me faltaba afinar mi conocimiento, pero en pocas palabras, ya sabía que se trataba de una Yandere. Usar un término de otaku para definir a una persona no es lo más acertado, pero te das una idea de con qué clase de persona estas tratando.

En estas cosas pensaba mientras andaba de regreso a mi casa, llevando conmigo el trozo de tela, y el dibujo. Ante todo, quería resolver todo esto yo sólo. Si la policía ponía sus manos sobre esto ahora, yo también estaría involucrado, no quedó más remedio que destruirlos ¿Por qué mierda tenía que huir de la policía? Yo no había hecho nada, pero para llamarla era tarde, si hacía algo así, lo más probable es que toda mi familia se viera involucrada.

Ahora era cómplice de haber asesinado a la chica que me gustaba. Es tú culpa Katabe–chan, esto es por haberte acercado al sujeto equivocado. Por supuesto que alguien como mi pequeña Yandere juzgaría a Katabe–chan como una simple mujerzuela que se metía en su camino. Si todo lo que sabía de ellas era cierto, estaban dispuestas a todo, y si las cosas no salían como ella deseaba, entonces el muerto sería yo.

Sabía a la perfección que yo me había metido en esto, así que quejarme estaba fuera de lugar, sin embargo, me preocupaba que mis valores morales estuvieran tan abajo como para permitir que una chica muriera por esto. ¿Esta era la clase de sujeto que era en verdad? Ni siquiera quería saber la respuesta a esa pregunta, no quería saber nada, no lo pensaría más, me desharía de estas cosas. Quizá fue entonces cuando me di cuenta de que tan grave era todo este asunto, pero lo único que sentía, eran deseos de llegar hasta el final del asunto, fuera cual fuere.

––––––––––

El anuncio fue dado en la escuela el lunes, a primera hora.

Cuando suceden este tipo de cosas, siempre hay un gran alboroto, pero pude percatarme de que no pensaban que fuese un asesinato, de otro modo habría policías preguntando a todo el mundo si conocían a alguien que pudiera haber tenido algo contra Katabe Takeshi.

De todas formas, hubo alboroto, los chicos del salón al que solía asistir Katabe, estaban conmocionados, y todos los maestros pidieron un momento de silencio cuando dieron la noticia al alumnado. Guardé silencio solemnemente. Mi interés por esta chica se combinó perfectamente con mi interés por no ser hallado cómplice de un homicidio, pero dijeron que había sido un accidente, lo que fuera que hubiera hecho mi persecutora, lo hizo bien.

Yaru–chan estaba allí, pero no había hablado nada con ella, ella sólo volteo a verme, pero yo fingí no darme cuenta. En esos momentos, yo, que sabía la verdad, debía guardar las apariencias. Hice lo que todos hicieron.

“No sé nada, no vi nada, todavía no puedo creerlo”

Me odié a mí mismo por unos momentos, pero hasta donde supe, todo fue un desgraciado accidente. Incluso me encontré a mí mismo, cuando intente pensar en ello, justificando el homicidio…ya veo, por eso es que no me causo la más mínima culpa. Termine pensando que la reacción era de lo más natural… algo estaba ocurriendo en mi interior.

–Actúas extraño, Shin, teniendo en cuenta lo que ha pasado, pensé que estarías más… triste. –

Me reprehendió Yaru–chan al final del segundo periodo de clases, cuando logramos conversar un poco, Itami salió por un momento.

–Estoy triste… es sólo que… yo realmente no puedo creerlo aún, no sé qué pensar o cómo debo reaccionar… no me tomes en cuenta… no sé qué estoy diciendo. –

Me excusé con Yaru–chan, mientras tomaba mis cosas para irme, no tenía ganas de decirle a Yaru–chan toda la historia desde el principio, pero Yaru–chan entonces me miró a los ojos, como si pudiera leer en ellos todo lo que estaba ocultando. Y una sonrisa se dibujó en su rostro. La sonrisa de alguien que lograba comprender perfectamente la situación, y no me refiero a la falsa, sino a la verdadera situación en la que me encontraba.

–Bien. –

Fue todo lo que me dijo, después de eso, me di la vuelta y me marché.

–Si necesitas hablar con alguien, aquí estaré. –

Se despidió, yo sólo alcé la mano en señal de despedida, y salí del salón.

––––––––––

Estando en mi alcoba, miraba algunas revistas. Fue entonces cuando, estando solo me sinceré conmigo mismo. Esto era horrible, ¿Me habré insensibilizado? En alguna ocasión leí acerca de un doctor que, con tal de llevar a cabo sus experimentos, era capaz de ocasionar dolor y muerte a cualquiera… ¿Esa era la clase de persona que yo era?

Me sentía desesperado, impotente, y me odiaba a mí mismo por esto. Tengo que admitir que estuve tentado a llamar a la policía, a entregarme como cómplice de un homicidio. Pero… no tenía valor para tanto, que era más que la verdad, supongo que podría decirse que preferiría la muerte, y también tenía miedo de morir.

“Si vas a mostrar miedo, hazlo ahora, esta es tu ultima oportunidad de arrepentirte por lo ocurrido, es tú última oportunidad” me repetí eso a mí mismo mientras tomaba mis cabellos. La tranquilidad llegó poco a poco a mí, fue en ese momento cuando me decidí a salir.

No quería realmente hacer nada, ni siquiera estaba pensando en Katabe–san, sólo me preguntaba si ésta era la clase de persona en la que yo deseaba convertirme.

Fue entonces que di una mala vuelta, venía tan ensimismado en mis propios pensamientos, que ni siquiera me di cuenta de cuando acabé en un lugar bastante peligroso. La gente se me quedaba viendo, pero yo ni siquiera le di importancia, estaba bastante oscuro y mal iluminado.

Choqué con un sujeto, gordo y mal encarado, ni siquiera le tome atención, pero parece que él si me la tomo a mí, iba a darme la vuelta, pero no me lo permitió.

–Hay, muchacho, no sabes que está prohibido pasear por aquí, deberías haberlo sabido. –

Eso fue lo que me dijo, otros tipos se acercaron, y me rodearon, yo no me moví “escogieron al sujeto equivocado, en el día equivocado”

Siempre que salgo a pasear, llevo una pequeña navaja en el bolsillo, no es como que sepa usarla demasiado bien, pero mi padre me enseñó a usarla y un par de trucos. No iba a ganar a los tres sujetos, cuanto más que en un parpadeo, las casas cerraron sus ventanas, no habría testigos.

No importaba si mataba a uno de ellos al menos, ya era cómplice de un asesinato de todos modos.

No mostré que estaba armado, pero ellos si mostraron sus armas, un cuchillo y una pistola, vaya, parece ser que si iba a morir aquí. El primero de ellos me dio un golpe en la cara, así que no iban a usar sus armas ¿eh? A menos que… supongo, yo usara la mía. El golpe fue tan fuerte que me derribó, pero estaban confiados, así que me permitieron que me levantara, mientras reían.

Devolver el golpe y levantarme fue al mismo tiempo, golpeé con fuerza al sujeto que tenía en la derecha, fue directo a su cara, con la navaja en mi mano, abrí la cara del sujeto que comenzó a soltar un chorro de sangre.

–Tiene algo… tiene algo…. –

Decía mientras estaba tirado en la calle, contra la pared de la casa, la calle se veía desierta, yo sonreí. Nunca he sido aficionado a las peleas, por lo que realmente nunca había sentido esto, pero se siente bien poder devolver el golpe. Pensé que moriría cuando el sujeto que tenía la pistola apuntó hacia mí.

En ese instante todo pasó muy lento, pero pude ver una sombra moviéndose en la oscuridad de una de las callejuelas… “Así que, si has venido, no debiste seguirme, es peligroso” pensé, porque sabía muy bien de quien se trataba.

– ¿Así que puedes pelear con la gente grande sólo así? Tal vez una bala te enseñe a respetar a tus mayores. –

Preguntó el sujeto gordo, yo sólo voltee a ver al cielo, quizá estaba preparado para recibir ese disparo. Quizá simplemente no estaba del todo consiente de lo que estaba ocurriéndome, pero después de asimilar con tanta facilidad la muerte de Katabe Takeshi, el valor de la vida dejó de tener sentido para mí.

El sujeto al que había dado el golpe se puso de pie, pero en lugar de enfrentarme, se cubrió la cara y se marchó, se escuchó el disparo, pero por alguna razón, y a pesar de que no había ni siquiera un metro de distancia, había fallado. Mi expresión en ese momento debe haber sido de completo desconcierto, así como la del hombre que estaba a su lado, pero la camisa del hombre estaba manchada de sangre, y un enorme cuchillo salía de su estómago.

El arma cayó al suelo. El sujeto que aún estaba con él sólo lo miraba, como petrificado, mientras el herido sólo se llevaba las manos al estómago. El cuchillo fue sacado desde atrás con indiferencia, como si se tratara de un trozo de carne, la sangre de su estómago se vació sobre la calle, mientras el hombre caía de rodillas. ¿Terminó? No, claro que no. Aun estando de rodillas, y cubriéndose el estómago como podía, el mismo cuchillo salió desde detrás de él, las sombras del lugar impedían ver de quien se trataba, pero una mano blanca y pequeña coloco el cuchillo en el cuello del sujeto, y tiró de él.

El sujeto que aún quedaba en el sitio retrocedió, más cuando se escuchó una risa, muy común en los animes y videojuegos, pero nadie puede estar listo para escucharla en la vida real. No había malicia en ella, era más bien una risa psicótica y nerviosa. Pero en el lugar en el que estábamos un con un cadáver en el suelo, debe haber resultado aterrador.

Comprendo perfectamente que el sujeto retrocediera, con los ojos desencajados, una niña de unos catorce años, con los ojos perdidos como si estuviera bajo el influjo de algo y una sonrisa de satisfacción avanzó en dirección hacia él. Hizo un movimiento para limpiar su cuchillo, la sangre salpicó las calles.

No sé por qué yo estaba sonriendo, pero estaba sonriendo. Tal vez fuera el hecho de seguir vivo, tal vez fuera el hecho de estar presenciando esto, que era como mirar de frente la erupción de un volcán.

– ¿Por qué huyes? –

Preguntó ella, su voz era dulce, aunque pareciera que estaba en algún estado de psicosis aguda, o algún episodio donde ella no podía reaccionar sino de esa manera tan… maravillosa. Sí, tengo que admitirlo, estaba maravillado.

Finalmente me di cuenta de porque estaba tan empeñado en llegar hasta el final. No me desagradaba esto. Todo lo contrario, me parecía un fenómeno que pocos tienen la gracia de experimentar. El mirar a un cazador en acción. Todos aquellos que sientan simpatía por los vampiros, o que gusten de ver cómo los lobos cazan un conejo en el canal de animales, puede que comprendan lo que estoy mirando. Ella, la niña, era una cazadora, el sujeto que retrocedía era la presa.

–Estabas a punto de herir a Sempai, a mi Sempai, y ahora quieres huir… es deplorable… pero… no puedes. –

Esas fueron sus palabras, El tipo estaba muerto de miedo, puedo decir, que, si hubiera más luz, podría haberlo visto mojar sus pantalones. La risa de la chica sonaba a que se estaba divirtiendo. Supongo que esa es la parte más aterradora de todo esto, se paró encima del cadáver del sujeto gordo, con un cuchillo enorme en sus manos.

Cuando el sujeto se dio cuenta de que ella no iba a dejarlo ir, se decidió a luchar. ¡Diablos! esto era peligroso, por mucho que ella pudiera, no creo que tuviera la fuerza para medirse con él, me dispuse a luchar también, estuve a punto de arrojar a la chica a un lado. Pero parece que sus ganas de luchar se evaporaron cuando ella volvió a reír y se movió con una rapidez casi imposible de creer.

De pronto, ella estaba justo frente a él y lanzó una tajada, el sujeto se cubrió con una mano y esa mano cayó al suelo. No había rastro de piedad en los movimientos de ella, ni siquiera asco por la sangre que salió a chorros del brazo mutilado del aterrorizado sujeto.

–Eso es… eso es… me gusta cuando de resisten, son taaaaan lindos… vamos…. –

Eso fue lo que dijo, el sujeto gritó y retrocedió aún más, y en medio de todo esto, su arma cayó al suelo. Era extraño verlo, porque estaba dudando entre recoger su arma y echar a correr. Para cuando se decidió por lo segundo, era demasiado tarde. Ella no era especialmente fuerte, ni parecía tener entrenamiento alguno. Pero de alguna manera, estaba claro que ella no iba a retroceder, sin importar lo que pasara.

Comenzó a caminar en dirección al sujeto, quien estaba paralizado por el terror y el dolor de haber perdido la mano. Ella reía mientras caminaba. Supongo que este sujeto lo comprendía. En ese estado, no importa lo que haga, a menos que la matara, no había nada que pudiera hacer sino morir.

Ella lanzó sus cuchilladas, no hubo forcejeo, el sujeto ya no tenía valor para forcejear con ella, psicológicamente, el tipo estaba muerto en cuanto cayó su arma, y lo estaría físicamente también dentro de poco. No quise detenerla, a pesar de que pienso que pude haberlo hecho. Después de todo, ella había dicho que yo era su Sempai, mi palabra tenía que valer de algo para ella, aun en ese estado.

Pero dejé que lo matara, ella clavó su cuchillo en la garganta del horrorizado sujeto, que juraba antes de morir que se había encontrado con un “Shinigami” que había visto a uno antes de morir.

Tarde un poco en creer lo que había visto, esto no era un manga, pero acababa de ver a una niña de Junior High asesinar a dos personas a sangre fría. Tuve que admitirme que no me asustó en lo más mínimo, después de todo, ella estaba defendiéndome ¿Por qué yo era su Sempai? Ella me lo había puesto en la nota que había recibido, pero nunca pensé que estuviera dispuesta a llevarlo a cabo de una manera tan literal.

De alguna manera, ella logró contagiarme ese furor, tanto que, si yo hubiera visto en ese momento al sujeto al que había dado el primer golpe, lo habría matado. Parece que ella lo sabía, porque volteó a verme, con la cara llena de sangre, y me sonrió.

–Lamento que Sempai me vea en este estado tan deplorable, espero que no sientas asco ahora mismo. –

Lo más sorprendente fue la amabilidad de sus palabras, dadas las circunstancias en las que nos encontrábamos, como he dicho, no había ni un alma en toda la calle además de nosotros dos. Después de eso, ella hizo una ligera inclinación, y se dio la vuelta, iba a decir algo, pero no logré articular palabra. Ella desapareció en las sombras.

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Cuando regresé a mi hogar, tenía las ropas y las manos manchadas de sangre, por lo que me aseguré de que ni mi madre ni Kirara me vieran para nada, también tomé una ruta más larga, para asegurarme de que las huellas de mis zapatos se perdieran, y no manchar el piso de sangre, por fortuna, era de noche y no se notaba tanto. Me lamentaba al saber que la mayor parte de la sangre que había en mi ropa era mía, por el golpe que había recibido. Pero no era momento ahora de pensar en eso.

Me bañé inmediatamente y lave mi ropa también, agregué un poco de quitamanchas para que se deshiciera de las marcas de sangre que hubiera en mi ropa. No puedo decir que quedó como nueva, pero al menos ya no se notaba específicamente que eran manchas de sangre lo que tenía.

Al menos con esto último, estuvo decidido. Nunca podría echarme atrás. Después de haber tomado esa decisión, finalmente estaba del otro lado. Era su cómplice. No estoy muy seguro de por qué, pero aceptar esto me animó a continuar con todo. No había razón para detenerme ya que había llegado hasta aquí.

Mande un mensaje a Itami y a Yaru–chan, ellos entenderían. El mensaje, básicamente decía, que, por el momento, fingieran que no me conocían, que no me hablaran en la escuela, que no podía explicarles todo lo que ocurría. Yaru–chan era buena para entender estas cosas, y en el mismo mensaje le pedí que le explicara a Itami. No hubo respuesta, después de aquello, borre toda la evidencia que pudiera haber del mensaje, y rompí el chip de mi celular, de esta forma, no había forma de que el remitente fuera localizado, después me ocuparía de conseguir una línea telefónica nueva.

Para justificar mis largas ausencias con mi familia, busque un empleo de medio tiempo en una panadería bastante lejos de mi casa, no fue del todo una justificación, no puedo hacer gran cosa si no tengo dinero y las emergencias podían estar a pedir de boca en una situación como la mía. Pero le dije a mi familia que trabajaba muchas más horas de las que en realidad lo hacía.

Los días que siguieron a ese los dediqué a establecer las rutas que tenía que seguir si deseaba o no encontrarme con ella, las horas en que ella comenzaba a seguirme, cuanta distancia tomaba, lo que haría si yo echaba a correr en tal o cual punto.

Con todos esos datos comencé a armar un patrón acerca de su modo de operar.

Debo admitir que era fascinante, de un modo u otro, ella siempre me sorprendía. Siempre había más que saber acerca de eso.

Supongo yo que debo haberme visto tan maniaco como ella. Pero por más que lo intentara, acercarme a ella era imposible si no la acercaba primero a mí. Así que el problema era, en realidad, hacer que ella fuera quien decidiera hacer su movimiento final, pero ¿Cómo?

Me pregunto ahora si ella ponía la misma atención al momento de asesinar a alguien. Pensar en esto me hacía reír un poco. Los posters de mi habitación cambiaron drásticamente. Comencé a leer algunos mangas acerca de chicas como mi persecutora, buscaba sus razones para ser así, que podía pasar si ocurría tal o cual cosa… algunos dirán que me volví fanático, pero tenía que hacerlo, mi vida dependía de lo mucho o poco que supiera sobre ella, y por el momento, estas fantasías eran la única referencia que tenía.

Supongo yo que cambié demasiado, pero no podía evitarse, mi cuarto se volvió zona prohibida para todo el mundo, y aunque mi hermana, Kirara se quejaba constantemente, no podía dejar que nadie se inmiscuyera en mis asuntos.

Es la verdad, era mi asunto, yo tomé esta decisión, y es por eso que las cosas acabaron de la forma en que lo hicieron, ahora ¿Qué sigue? Tomé un pizarrón en el que comencé a pegar fotografías de ella, que había logrado tomar mientras ella estaba siguiéndome, por supuesto sin que ella lo notara. Armando planes, pensando en rutas de escape, para cubrir las de ella y para escapar yo, en caso de que algo saliera mal.

Debo haber cambiado de peinado unas quince veces, también comencé a fumar, me ayudaba con los nervios. Se bien que algo así está prohibido para los menores de edad, pero no hay nada que te identifique como mayor de edad al comprarlos en las máquinas expendedoras, y, por otro lado, me cuidaba mucho para hacerlo.

Eso también repercutió en mi pequeña Yandere (que era como la llamaba).

Recibí una nota un día que decía:

“Sempai tiene un vicio deplorable, pero se está volviendo más y más adulto, me gustaría probar el sabor del cigarrillo, pero esperare a tomar los labios de Sempai para conocerlo”

Sumergido en estas cosas, y tratando de cuidar mi apariencia de estudiante normal, pasaron los días, las salidas con Yaru–chan e Itami se acabaron, al menos por un tiempo, no deseaba que se vieran involucrados, así que tuve que apartarme de ellos un poco.

Había pasado un mes, en un abrir y cerrar de ojos.