Kitsune no Kekkon C5

Capítulo V: Una Muerte Celosa.

Su respuesta fue relampagueante.

Tal como se esperaba de ella, de todos modos.

Era lunes por la mañana, aun no era hora de entrar a la escuela, y estábamos tomando el desayuno en familia, Kirara se quejaba de que ya no le permitía pasar a mi alcoba y que incluso ponía llave en ella siempre. Yo no tenía ninguna intención de dejarla pasar.

Para empezar, el cuarto estaba lleno por todos lados, con fotos de mi acosadora que yo había tomado mientras ella me vigilaba, mapas con rutas en rojo, en amarillo y en azul de acuerdo con la complejidad de su seguimiento, marcados con pines donde ella aprecia, desaparecía, se escondía etc.… parecía el cuarto de alguna investigación policiaca de esas que aparecen en las series de televisión norteamericana.

Mi padre no prestaba demasiada atención a las quejas de mi hermana, argumentando que yo era ya un hombre, y que a veces los hombres tenemos cosas que guardar en nuestra intimidad… pienso que tiene razón, sólo que lo estaba tomando del lado equivocado.

En ese momento tocaron la puerta.

Mi madre fue a abrir, yo tuve un leve sobresalto en el momento en que tocaron. No había nadie afuera. En lugar de eso, sólo un sobre fue dejado en la entrada. Con mi nombre… ya era hora.

Mi madre regreso a la mesa y me miró antes de extenderme el sobre, yo estaba nervioso, tengo que admitirlo, tomé el sobre con rapidez.

–No es hora de que entreguen correo de todos modos. –

Comentó mi padre… “Maldición, no hagas comentarios innecesarios padre, levantaras sospechas” pensaba mientras guardaba aquel sobre.

– ¿No vas a abrirlo? Onii–san ¿Es algo que debas esconder? –

Preguntó Kirara, yo sólo la miré… “Hermanita, hay veces que se puede bromear y hay veces en que tienes que aprender a cerrar la boca” pensaba mientras mantenía guardado el sobre. Supongo que mis movimientos se volvieron demasiado nerviosos, mi familia me miraba con los ojos llenos de desconcierto, ya que siempre, incluso después de que esto comenzó, me he esforzado por ser cálido con mi familia. Yo simplemente me levanté de la mesa. Ni siquiera termine mi desayuno.

–Tengo cosas que hacer. –

Dije cuando me levanté de la mesa, luego me dirigí a mi cuarto, desoyendo las críticas de mi madre. Escuché a mi padre decirle a mi hermana que había ido demasiado lejos, y que debía dejarme hacer lo que yo creyera que era correcto. Luego de eso subí las escaleras y cerré la puerta de mi cuarto tras de mí.

––––––––––

Sostuve la respiración al abrir el sobre y ver la nota que había en él, porque la carta que había recibido era larga, y estaba escrita con sangre, escrita solamente hiragana. Era una nota de mi persecutora, de eso no había duda. ¿De dónde tomaste la sangre? Me preguntaba mientras la miraba.

“¿Por qué? ¿Por qué me has hecho esto? No puedo permitirlo, tú eres mi Sempai, eres mío, ella sólo te quiere engañar, sé que has caído por culpa de sus trampas, y estoy dispuesta a arreglarlo, tú me amas a mí, yo sé que sí. No me gusta esto, no quiero esto. Sin ti mi vida no es nada, por favor Sempai, sé que vendrás a mi ¿no es así?

Vendrás como la primera vez, y arreglaremos este malentendido, te amo, más que a nada, mi vida te pertenece, y por ello sé que vendrás”

Parece ser que la primera parte del plan había funcionado, ahora deseaba saber que tan lejos había llegado esto, muy probablemente Amatsune estuviera muerta a estas alturas, pero eso no importaba. Me encontraría con ella. Como de costumbre, la dirección y la hora de la cita estaban codificadas, pero después de analizarla unos momentos, no necesité ayuda alguna.

Tome mis cosas, pero no las de la escuela, había preparado lo que podría llegar a necesitar, así salí de mi casa, y camine lentamente. Mi familia me dijo algo antes de salir, pero en realidad no escuché. Lo que sea que fuera, no era importante.

Cuando llegué al sitio donde se supone que me encontraría con ella, había otro papel, disimulado bajo un bote de soda, que tenía pegado un papel que decía “Para Sempai” Así que este es el juego que vamos a jugar ¿eh? Estaba bien que ella hubiera tomado sus precauciones, de todas formas, el destino tendría que ser lejos, si todo estaba pasando como creo que estaba pasando.

––––––––––

Me tomó menos de lo que yo esperaba llegar al final del rompecabezas, al parecer, ella no tenía ganas de complicar las cosas. El lugar que ella había escogido era un sitio apartado de las afueras de la ciudad, parecía algo así como un garaje abandonado, donde al parecer, nadie vendría, incluso si alguien gritaba.

Una vez allí, encontré restos de sangre en el piso, así que pude saber por ellos por donde había entrado cierta cazadora… y su presa. Me quedé pensando en ese momento. Pues aquello sólo podía significar una cosa, Amatsune aún estaba viva, no hubiera servido de nada si la trajera muerta hasta aquí. ¿Qué debía hacer ahora?

Si todas mis suposiciones son correctas entonces, y como lo demuestra esto, Amatsune está viva, mi pequeña acosadora debe haberla traído hasta aquí para hacerla renunciar a mí. Aquí es donde tengo que hacer mi movimiento, aquí es donde se demuestra que tanto vale ser “Sempai”

Repasé mentalmente las reglas que había leído y todo lo que sabía, mientras fumaba y me acercaba lentamente hacia la entrada, la policía brillaba por su ausencia en este sitio, parece ser que es más como un depósito abandonado de algo… veo autos hechos trizas, oxidados, y sin piezas, el lugar estaba lleno de cosas como fierros, pinzas, desarmadores y sierras, que son armas.

Era de tarde, no pasaban de las tres, según mis cálculos, abrí la puerta que chirrió con el movimiento, no apagué el cigarrillo que tenía en las manos, estaba bastante nervioso, pero luchaba por no demostrar nada, mis pasos hicieron eco, no había nadie, al menos a primera vista. Sólo había una pared blanca, con una puerta pequeña de metal, parecía abierta a la fuerza.

Comencé a silbar una tonadita que había visto en televisión, algún fierro sonó en su caída, y escuche una risa, parecida a la que había escuchado el día en que esa chica había acabado con los criminales. Mi única salida a todo esto era hacer exactamente lo que ella no esperaba que hiciera, desafiar su lógica, quebrarla. Sólo así conseguiría sacar esa parte de ella. Puede que fuera por la adrenalina que estaba sintiendo, pero no me cuestioné sobre lo que estaba haciendo. Y tampoco tenía miedo.

La razón para hacer eso era muy simple, según lo que he logrado entender, le gusto, pero aún no confía en mí, si puedo mostrarle que ni siquiera esa parte de ella me da miedo, entonces quizá ella pueda confiar en mí lo suficiente como para enfrentarse a la situación, y se acabaría toda esta tontería eterna del acoso. Sólo espero que esa primera hipótesis no esté errada, porque si lo está, entonces soy hombre muerto.

Entré por la puerta mientras ella le decía a alguien más, que parecía estar sentado frente a ella, el ángulo por el que entre no me permitía ver quien era, pero no necesitabas ser un genio para saber de quien se trataba… como sea, escuché a mi perseguidora decir:

–Aquí viene, aquí viene, te dije que vendría si era yo quien lo llamaba… Eso es porque Sempai me ama a mí y sólo a mí… –

Ella tenía el mismo tono de voz que había usado para hablar con el sujeto al que asesinó en aquel callejón. Yo estaba escuchando todo eso mientras me aproximaba, ella sonaba increíblemente feliz, era como si el hecho de que yo hubiere venido corroborara todo lo que ella pensaba de mí. “lamento tener que romper ese corazoncito tuyo un poco, por favor resiste” pensaba mientras corría la puerta hacia la derecha.

––––––––––

Resultaría difícil expresar con palabras, la reacción tan distinta que mi mente, mi corazón, mi sentido común y mi cuerpo tuvieron al ver la escena, que se desarrollaba frente a mis ojos.

–Bienvenido, amor mío. –

Fue lo primero que me dijo la chica que estaba parada sobre una especie de escalón, había una silla, de metal, donde al parecer, Amatsune llevaba atada bastante tiempo, dado que ella ya había dejado de intentar liberarse. Hubiera querido decir muchas cosas en ese momento, pero un paso a la vez primero tenía que hacerla enloquecer.

–Amatsune. –

Llamé, ella volteó a verme, estaba amordazada, tenía una herida grande en la frente y los ojos llorosos y llenos de terror, aun así, ella reaccionó, como si fuera yo su salvador. Mi pequeña acosadora parecía mortificada de que yo no haya devuelto el saludo. Entonces hizo lo que haría cualquiera en su lugar, intentar recordarme que es ella quien tiene el control de la situación.

–Le he dicho que vendrías en cuanto te llamara, que me amas sólo a mí, pero ésta sólo ha respondido un montón de tonterías, así que he tenido que amordazarla. –

Ella explicaba la situación de una forma extraña, era evidente que se sentía superior a Amatsune por el modo en que se dirigía a ella, pero sin importar lo que pasara, aquí el Sempai era yo, sólo tenía que saber actuar como tal.

–Suéltala–

Ordené, ella miró a Amatsune confundida, luego me miró a mí.

–Sempai, quiero que entiendas que ella nunca podría amarte tal como lo hago yo, lo sabes ¿verdad? –

Preguntó, estaba funcionando, pero no era aún suficiente. Parecía nerviosa

–Esto no es sobre amor, tienes que dejarla ir…. –

–Esto es sobre amor, ¡es sobre una ladrona tratando de robarme el cariño y el calor de Sempai! –

Ella gritó, parece que comenzaba a desesperarse, pero, a decir verdad, yo tampoco podría mantener este acto demasiado tiempo, comenzaba a pesarme hacerle daño, y si todo esto era por dar el paso, tenía que hacerlo pronto.

–Haré lo que quieras, sólo suéltala. –

Fue lo que le ofrecí, ella me miró, sus ojos tenían lágrimas, ella comenzó a lloriquear.

– ¿Es verdad lo que dice? ¿Tú le pediste salir con ella? ¿Aun sabiendo que me tienes a mí? –

Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, y a manchar su cara, pero si me detenía ahora todo habría sido en vano, y eso era aún más malo que lo que ya estaba haciéndole.

Yo no pensé en Amatsune en ningún momento de todo esto, ella sólo miraba sin comprender absolutamente nada, con los ojos cuajados en lágrimas, y aunque ella suplicó que le liberaran, al no dar las respuestas correctas, fue tomada por mentirosa, eso era justo lo que necesitaba que me pasara a mí, pero en forma distinta.

–Suéltale la boca y hablaremos. –

Le dije, sabía que no iba a servir de mucho, pero necesitaba que ella se confundiera aún más, entre los lloriqueos de Amatsune, mis desdenes y la desesperación que ella sentía deberían ser suficientes para quebrar su corazón (y su cordura).

–Hare como Sempai me dice que haga, pero cuando le suelte ella comenzara a gritar, si grita… le cortaré el cuello, lo juro. –

Ella intentó recuperar la compostura cuando respondió, pero por alguna razón, su rostro no pudo esconder la angustia que ella debería estar sintiendo en este momento. Por eso sé que hablaba en serio, y Amatsune lo sabía también, tenía que ser muy estúpida para gritar, por fortuna, no lo era.

– ¿Qué es todo esto? ¿Qué está pasando, Ataka–kun? ¿No fuiste tú quien me pidió salir? Dile eso para que me suelte, tengo miedo, por favor. –

Fueron las palabras que salieron de la boca de Amatsune, era visible que ella llevaba varias horas exponiéndose al terror de morir. Pero no se podía hacer nada, decidí continuar con el acto.

–Yo la invite a salir, ella es mi novia. –

Le dije a mi pequeña acosadora, quien estaba bastante histérica, ella se llevó la mano al pecho, haciendo un esfuerzo por contener su llanto, creo que lo que le dije le dolió como nunca le había dolido nada.

–Pero… Sempai es mío… me pertenece, es mi Sempai… dile eso, dile que me amas, dile que eres mío y que yo soy la única… que nunca la quisiste y que fue tu juguete. –

Ella estaba llorando, maldición. Yo no tenía miedo de ella, así que no estaba para nada asustado, sólo que sus palabras se clavaron en mi corazón también, y a sabiendas de que estaba sufriendo, me vi tentado a decirle lo que me pedía, supongo yo que esa era la verdad, desde hacía mucho que era verdad, pero no podía decírselo aún.

Con esas palabras, ella ya se había confesado, podía haber parado todo allí, pero faltaba una última cosa y sólo había una forma de hacerlo tratándose del asunto en el que yo estaba, yo lo sabía, desde que invite a esta chica a salir, sabía que sólo podría esperarle una cosa… así que lo hice… no había opción. Si Amatsune salía de aquí, llamaría a la policía inmediatamente. Era seguro que lo haría… así pues, no había opción, Sawara Amatsune debía morir.

–Estoy enamorado de Sawara–chan, no voy a negar lo que siento, lo lamento, pero no puedo decir algo como eso. –

Amatsune abrió los ojos todo lo que pudo, y se puso histérica también.

– ¿Qué dices? Idiota, voy a morir ¿comprendes? ¿Puedes entenderlo? Está loca y va a matarme, al demonio con tus sentimientos, no voy a morir por ellos, ¡vete al demonio! ¡Muérete Yashite! –

Estaba completamente fuera de sí, pero para mí persecutora aquellas palabras ni siquiera se escucharon, ella estaba parada al lado de la silla donde estaba amarrada Amatsune, tomándose la cabeza con las manos, parecía incapaz de soportar el dolor que sentía. Entonces ocurrió. Cuando se levantó, ella ya tenía aquel enorme cuchillo en la mano, aún tenía sangre en él.

–Así que… así son las cosas. –

Incluso su voz había cambiado de tono, ahora mostraba una cara completamente carente de emociones, y sus Amatsune trató de decir algo, pero era tarde, mis palabras habían sellado su sentencia de muerte, mi pequeña persecutora le cortó el cuello de un sólo golpe, aparte la vista un momento, cuando volví a mirar, mi “novia” ya no estaba allí. Estaba hecho.

––––––––––

Momentos después de que Amatsune muriera allí enfrente de mí, mi pequeña Yandere estaba hincada llorando, con el cuchillo en su mano, no creo que sintiera la más mínima pena por la chica a la que acababa de matar. Más bien pienso que aún estaba conmocionada por haber sido herida de la manera que lo había hecho. Su llanto podía oírse en toda la habitación.

Sin embargo, no se fue, y yo no me moví de allí. Después de haber esperado unos momentos me acerque a ella.

– ¿Por qué lo hiciste, Sempai? –

Me preguntó, mirándome de pronto, yo no me detuve, como ya había dicho, yo no tenía ningún temor de ella. En estos momentos, es cuando podría matarme, pero si iba a hacerlo, en realidad, no la culpaba, me lo tenía bien merecido. Es sólo que, no encontré otra forma de acercarme a ella lo suficiente.

–Tenía que tenderte una trampa, y no encontré otra forma… yo quería acercarme a ti, es todo. –

Le dije, era la verdad, pero ella obviamente no lo creyó.

– ¡Mentiroso! Sempai mentiroso ¡mentiroso! ¡Traidor! –

Ella estaba herida, no podía culparla por no creer en lo que decía, se levantó y tomo su cuchillo, era la única cosa que la hacía sentir menos vulnerable, había dos posibilidades, que intentara matarme, o que intentara suicidarse, ella optó por la segunda. Me apresuré y la detuve, sosteniendo el cuchillo con ambas manos, era curioso que la primera vez que tocamos nuestras manos, fuera con un cuchillo de por medio.

– ¡Déjame! ¡Déjame hacerlo! ¡Sempai! –

Por más que forcejeaba con ella, no lograba arrebatarle el cuchillo, y sus lloriqueos y gritos podrían haber llamado la atención, ahora que eran demasiados, pero no había nadie más allí, y no era probable que fuera escuchada, además de que, ese momento a ella no le importaba nada.

–Basta. –

Le ordené, ella se soltó del forcejeo, y apuntó el cuchillo a su estómago.

–Quiero mostrarte algo, es todo. –

Fue lo que le dije, eso la detuvo, después de todo, ella era curiosa, y aunque estaba herida, al menos no había dejado de quererme, aquello fue suficiente para que ella me prestara un poco de su atención. También pienso que una parte de ella de verdad quería creer en mis palabras. Yo recuperé la compostura.

–Me quitaré del camino de Sempai, ahora puede ser feliz con quien él quiera, yo soy la que no importa, estoy loca, soy fea, y tonta… Sempai ya no me quiere. –

Se quejaba ella, pero bajó el cuchillo, aquello era un buen avance, no podía desaprovechar la oportunidad.

–Déjame mostrarte lo que quiero mostrarte, Ojou–san testaruda… por favor. –

Me hinqué, aquello bastó para que ella dejara de llorar y me prestara un poco más de atención, al menos aún me estaba escuchando, eso debería ser una buena señal. Era increíble el cambio que podía tener de un momento a otro, en ese momento, cuando ella dejó su psicosis de lado, parecía una chica bonita que había estado llorando.

Ella me miró fijamente, con esos enormes ojos azules y la cara manchada por las lágrimas y sangre.

–No te creo… Sempai mentiroso… mentiroso. –

Ella volvió a llorar, pero al menos creo que era un llanto normal, de todos modos, yo me arrastré hasta donde ella estaba.

–Por favor, no necesita ser mucho tiempo, pero cuando hayas visto entenderás todo, por favor… yo… todavía te quiero. –

Si ella no hubiese estado toda manchada de sangre, creo que nos veríamos más o menos como cualquier drama de la televisión de estos días, donde el príncipe se baja de su caballo blanco para pedir a la princesa que le acompañe… bueno, esto era un cuento de hadas muy extraño, si es que lo era.

– ¿Qué se supone que debo entender? No te creo nada, Sempai ha mentido antes ¿Por qué diría la verdad ahora? –

Estaba enfadada, pero ahora sólo estaba enfadada, al parecer ya estaba tranquila, y el cuchillo estaba en el suelo. Era el momento, el momento de usar las palabras mágicas, ahora o nunca.

–Porque…

––––––––––

Resulta que ella escogió el lugar, porque había una trituradora de chatarra en el complejo abandonado, no tengo que decir que fue lo que paso con Amatsune. Dije el último adiós a la chica en mi mente, y le pedí perdón. Luego nos fuimos de allí. Estaba ya oscuro.

Ella estaba bastante renuente, se negó a caminar a mi lado, y se limitó a seguirme, parecía la clase de chica que estaba enojada por cualquier pequeña cosa, y que espera pacientemente a que le hagan contentar con algo. Pero yo tenía un arma secreta. No podía fallar, por eso, el lugar al que la llevé fue a mi casa.

–Sempai me ha traído a su casa, ¿Es algo que guarda aquí? ¿O es sólo que planea hacerme más daño? –

Preguntó ella repentinamente, yo negué con la cabeza, volteé a verla, y le dije, seriamente:

–Tú, mejor que nadie, sabes que no soy esa clase de persona. –

Ella me miró por un momento, su mirada decía “Si, yo sé que Sempai no es esa clase de persona” pero su boca dijo todo lo contrario.

– ¡Yo no sé nada! Y Sempai es un mentiroso. –

Yo sonreí, ahora parecía una Tsundere, pero debe ser por el coraje que tenía. Le dije que tenía que vendarle los ojos, eso no le molesto en absoluto, así que entró a mi casa con los ojos vendados.

Me asegure de que mi familia no notara que yo había entrado a la casa, le advertí que no hiciera ruido o no podría mostrarle lo que quería, así que ella entró con mucho cuidado, de todos modos, no hicimos ruido, ella se quedó parada en mi alcoba, sin decir palabra, hasta que cerré la puerta tras de mí.

Entonces me acerqué por detrás de ella, y colocándole una mano en el hombro, con lo cual ella tuvo un pequeño sobresalto…

–Nunca he dejado de mirarte, de verdad. –

Fue lo que le dije… y quité la venda de sus ojos.

Había logrado impresionarla, ella se quedó muda, con los ojos muy abiertos, mi alcoba estaba llena de fotos, mapas, objetos, papeles con mensajes, todo tenía que ver con ella. Había fotos pegadas en la pared, mensajes colgados en los mapas, que tenían marcado donde los había entregado ella. Todo lo miraba ella con los ojos muy abiertos, sin poder creerlo, las lágrimas resbalaban de sus ojos, ella miró lentamente, de arriba abajo, y a todos lados. No había un sólo rincón que tuviera algo que fuera de otra persona.

–Sempai me ha estado…mirando… siempre… Sempai, siempre…. –

Y no pudo continuar, estaba llorando cuando volteó a verme.

– ¿Puedes creerme ahora? –

Ella asintió con la cabeza, con mucha fuerza y muchas veces, su cara estaba llena de lágrimas, supongo que ella era lo más feliz que podía llegar a serlo alguien como ella. Cualquier otra chica estaría muerta de miedo, pero para alguien como ella, esto era una muestra infalible de un amor muy parecido al que ella afirmaba tener por mí. Era una Yandere, pero era mi Yandere… y al menos yo, la quería.

Cuando ya no pudo soportarlo más, tiró sus brazos hacia mí, me abrazó y comenzó a llorar con todas las fuerzas que sus pulmones pudieran permitirlo, ella era pequeña, y fuera del olor a sangre, olía bien. Por un momento tuve algo de miedo de que alguien de mi familia pudiera darse cuenta de que ella estaba aquí, pero también pensé que, en ese momento, no importaba. No importaba cuanto tocaran allí fuera, no abriría por nada del mundo.

–Sempai… ¡Idiota! –

Gritó ella en medio del llanto, yo sólo la abracé. Supongo que ella debería estarse sintiendo tan bien como yo, o mejor, después de todo, había estado soñando con esto desde mucho antes de que yo siquiera me percatara de su existencia.

–Salvaste mi vida, y si quieres terminarla ahora mismo, puedes hacerlo…No voy a detenerte, pero si crees que aun puedes confiar en mí, aunque sea un poco, entonces déjame estar a tu lado, nunca habrá nadie más, serás la única, sólo seré tu Sempai, te lo prometo. –

Repetí, esas eran las palabras que la convencieron de venir, en ese momento, ella dijo “supongo que puedo detenerlo un momento, pero si me mientes de nuevo, no te lo perdonaré” pero en este momento me abrazó con más fuerza, como si quisiera partirme por la mitad.

Entonces me miró, alzó su cara y me miró, con los ojos llenos de lágrimas.

–Si quiero… si quiero ser de Sempai… ser la novia de Sempai… quiero una vida al lado de Sempai–

–Tómala entonces, es tuya. –

Le ofrecí, y eso hizo, quiero decir que me besó.

Ese fue mi primer beso, y el suyo. Supongo que tuvimos mucha suerte. ¿Cuántas parejas pueden decir lo mismo? No puedo describir lo que se siente, porque también era mi primer beso, y yo no tengo gran experiencia en esto, pero puedo decir que fue como… como comer un chocolate cuando nunca has probado uno, como si te quitaran un peso que has tenido atado al cuello desde que naciste.

Supongo que, con eso, terminó la necesidad de estar siguiéndonos el uno al otro, ya no había necesidad de eso porque podíamos caminar juntos, lo que sin duda era mejor, mucho mejor.

––––––––––

La noche estaba ya muy avanzada cuando nos dimos cuenta de lo que ocurría en el mundo exterior. De todos modos, yo todavía tenía una larga serie de preguntas para mi pequeña acosadora.

Ella se quedó abrazándome después de eso durante un buen rato, mientras su respiración se normalizaba luego de tantas lágrimas. Supongo que era de esperarse. Realmente me sentí mal por haber llevado el daño tan lejos, pero, por otro lado, no tenía opción alguna, aquella fue la única vez que había lastimado a alguien querido con la plena intención de hacerlo, no fue especialmente agradable.

– ¿Qué tal un paseo nocturno? –

Pregunté en voz baja, ella asintió sin decir nada, su cuchillo favorito estaba guardado en su bolsa de camino, que ella llevaba al hombro todo el tiempo, ignoro que más guardaba allí, pero eran sin duda, cosas de mujeres, así que no indagaré.

Primero hubo que pedirle que se cambiara de ropa. El estar manchada de sangre podría llamar la atención, a pesar de que era de noche, y ya habíamos corrido demasiado riesgo por el momento. Ella me miró por un momento.

–Sempai, no he traído nada de ropa conmigo. –

No tenía que decir eso, era más que obvio que, de todos los finales que ella imaginó, ninguno se parecía a este, en el mejor de los casos, creo, ella había pensado en sólo regresar tranquilamente a su casa. Pero las cosas dieron un giro que ella no esperaba, así que… de cualquier modo, ella necesitaba un cambio de ropa.

–Bueno, supongo que esto es lo que llaman una misión de emergencia… espera aquí. –

Ella me dijo que esperaría pacientemente, así que nos separamos por fin de ese abrazo… cosa a lo que ella se resistió ligeramente.

¡Demonios! De todas las cosas que he hecho, ésta es la más vergonzosa. Mi familia dormía, así que mi idea era entrar a la alcoba de Kirara y tomar algunas prendas “prestadas.” Esto era mucho más peligroso, en forma diferente, por el escándalo que se armaría si me atrapaban haciendo algo así, pero ¿Acaso hay opciones en esto?

Afortunadamente, no fui atrapado, aunque me lleve un susto cuando mi hermana pareció despertar. Su ventana estaba ligeramente abierta. No preste atención a eso. Sólo entré, abrí los cajones de su ropa y saqué lo primero que había allí. Era su uniforme deportivo. Cuánto agradezco no haber abierto el cajón equivocado.

––––––––––

Cuando regresé ella estaba haciendo una imitación excelente de una estatua mientras estaba sentada en el suelo de mi habitación, de todos modos, parece que estaba de buen humor.

–Toma, esto es para ti, necesitas cambiarte, ya veremos qué hacemos con las manchas después. –

Ella me agradeció con una vocecita, y salí de mi alcoba, cerrando la puerta tras de mí, para que ella pudiera cambiarse. Había leído en alguna de mis investigaciones que la mayoría de las Yandere estaban listas para el sexo justo después de una confesión, en especial una emotiva… pero por simple consideración de la edad que ella tenía, creo que no debería esperar algo como eso por ahora… todo llegará a su tiempo.

En esas cosas pensaba cuando ella bajó por las escaleras, me encontró sentado al final de ellas y me abrazó por la espalda.

–Sempai es la persona más amable que conozco. –

Me alegré de escuchar eso, me levanté lentamente, y tomándola de la mano de nuevo, la guie hacia afuera, salimos en el más absoluto de los silencios.

––––––––––

Caminábamos por la acera tomados de la mano, cuando recordé la razón por la que había decidido hacer esto. Había muchas cosas que no podía averiguar sobre ella únicamente con el acoso. Había muchas cosas que quería preguntarle, varias de ellas acerca de lo que yo mismo me había estado preguntando, sin respuesta, durante todo este tiempo.

–Tengo algunas preguntas para ti, espero que no te moleste responder, me haría muy feliz que me dijeras la verdad. –

Eso fue lo que le dije, ella caminaba a mi lado, no había dicho palabra, sólo tomaba mi mano y en realidad, parecía bastante feliz únicamente con esto. Después de todo, a pesar de su condición, ella era una chica de catorce años, no más que eso.

–Yo no puedo mentirle a Sempai, porque él tiene derecho a saber todo sobre mí… y me hace feliz que Sempai quiera saber más de mí, yo prometo no ocultar nada. –

Eso sonaba maravilloso, pero debía ser cuidadoso, no tenía ninguna intención de avergonzarla ahora. Ya habían sido demasiadas emociones, tenía que ser paciente, y comenzar por las cosas más indispensables.

– ¿Cómo te llamas? –

Ella me miró por un momento, dejamos de caminar y nos detuvimos en un parque, estaba amaneciendo, y hacía frio, me alegré mucho de haber sacado el uniforme de deportes, con sudadera y pantalón, y no las comunes playeras veraniegas que mi hermana suele usar cuando está en casa. Aun así, yo coloqué mi abrigo sobre sus hombros, estaba nublado.

Entonces ocurrió, una leve brisa trajo consigo una lluvia fría y ligera, el aire pasó por encima de nosotros y agito su cabello, mojándolo con el rocío de la mañana y la lluvia que caía ligeramente… amanecía en el horizonte. El sol ilumino su rostro justo frente a mí. Nunca vi nada parecido.

Estaba ocupado admirando aquella belleza tan delicada, cuando ella sonrió, y se presentó.

–Mi nombre es Katabe Kitsune, mucho gusto. –

Ella hizo una ligera inclinación, era una chica con buenos modales, yo me acerqué y volví a tomar su mano, ya que tuve que soltarla para ponerle mi abrigo sobre los hombros.

Katabe Kitsune, era un nombre bonito, pero inmediatamente se me vino a la cabeza algo más… yo ya conocía el apellido, y, por otro lado, ella tenía incluso cierto parecido con aquella persona… podría ser que…

No, no es un “podría ser”… estaba bastante claro y había que ser muy inocente (o muy estúpido) para no verlo.

– ¿Por qué… tu hermana? –

Ella bajo la cara, como si hubiera sabido siempre que esa era la pregunta que debería responder. Nos sentamos en el mismo parque donde ella me había citado la última vez, llovía ligeramente, y había sol pues acababa de amanecer… una rara casualidad debido a que su nombre era ese.

–Onee–san…. –

Comenzó a decir ella, como si le costara trabajo hablar, luego suspiró, intentando armarse de valor. No puedo describir del todo la escena que se desarrollaba frente a mis ojos, pero de alguna manera, entendí que ella estaba haciendo lo posible por hacer frente a esa realidad.

–Nunca tuve una buena relación con Onee–san, ella nunca me quiso… siempre decía toda clase de cosas malas de mí. Solía insultarme siempre, llamándome perra, gusano… me rompía mis cosas sin razón alguna, me golpeaba y me arrojaba al lodo… ella era esa clase de persona. –

Me explicó, yo simplemente me tuve que obligar a creer lo que me estaba diciendo, porque me era difícil imaginar a la Takeshi que yo había conocido, diciendo esa clase de cosas a alguien como su propia hermana. Es cierto que yo me peleo con mi hermana a veces, pero nunca sería lo suficientemente cruel para decirle algo como “perra” a Kirara, ante todo, era mi hermana menor.

–Creo que siempre me odió, me odiaba por haber nacido… si yo trataba de quejarme con mis padres, ellos nunca escuchaban, siempre estaban ocupados con sus propios asuntos, además, era seguro que ella tomaría represalias contra mi después…. –

Ella negó con la cabeza después de un momento, no había en ella signos de pesarle lo que había ocurrido, pero yo sólo guardé silencio y la dejé hablar. Siempre estuve dispuesto a aceptar la verdad, cualquiera que esta fuese, no podía negar eso ahora, de todos modos, lo que sea que fuera, no podía cambiar el hecho de que yo estaba allí, con ella.

–Pero eso estaba bien… yo podía perdonar el hecho de que me odiara, yo no tengo la culpa de haber nacido… pero yo no necesitaba que me quisiera… así que estaba bien con eso… pero… luego ella se enteró de la existencia de Sempai, y se enteró de lo mucho que te adoraba, creo que no fui muy discreta con eso, pero ella no tenía ningún derecho a alejar a Sempai de mi lado… eso no se lo podía perdonar, no podía perdonar que ella te hubiera metido en nuestra pelea… y ella intentaba quitarme a Sempai… No lo pude permitir. –

Creo que lo que ella me está relatando coincidió entonces con el momento en que me di cuenta de que estaba siendo seguido, siempre tuve la duda… ¿Por qué Takeshi de pronto se fijaba en mí? ¿Por qué parecía amable conmigo sólo así? Parece ser que ese asunto era sólo la fachada, en realidad ni siquiera se trataba de mi… si hubiera sido un poco más listo y menos egocéntrico, me habría dado cuenta.

No es como que lo que piense pueda cambiar algo a estas alturas, ahora mismo no podía hacer nada sino escuchar lo que Kitsune tenía que decir, así que sólo la miré, y sonreí, de mala gana me admití a mí mismo que, si era así, entonces me alegraba que ella le hubiera matado.

–Ella me aseguró que me arrebataría a Sempai, así que la arrojé, esperé a que se descuidara, y la arrojé por la ventana. –

Yo sólo la miraba, supongo que tenía una expresión triste en el rostro, pero no juzgaba que aquello hubiera sido excesivo, más bien me sentía mal por todo lo que ella había tenido que pasar, pero ella lo malinterpreto al instante, se alteró.

–Yo hice lo que cualquiera hubiera hecho, ella… me quería quitar a Sempai, ella no te amaba, nunca le importaste, esa… maldita zorra…. –

Ella apretó sus puños, su expresión comenzaba a cambiar, así que la abracé, necesitaba tranquilizarla, algo así podría conducirla a otro episodio psicótico, allí me di cuenta de que tal vez había sido una mala idea haberla forzado a hablar en este momento, pero traté de tranquilizarla. Era demasiado temprano para que hubiera demasiada gente en el parque, así que abrazarla no fue una mala idea. Ella ya no dijo nada.

–Estoy aquí, nadie va a apartarme de tu lado ahora, voy a estar contigo siempre. –

Ella comenzó a relajarse.

Se recostó sobre mi pecho, yo la dejé estar, independientemente de que alguien pudiera vernos en ese momento, su salud estaba en juego. Después de unos momentos, ella suspiró.

–Sempai es mío… sólo mío…. –

Después de decir eso, Katabe Kitsune se quedó dormida.

“Ha sido un día de muchas emociones” pensaba mientras acariciaba su cabello. No me atreví a moverme por un rato, estar así es bastante placentero de todos modos. No pude ver su rostro, pero su respiración me decía que ella estaba tranquila, y aquello era lo único que me importaba en ese momento. A decir verdad, no tengo muy claro cómo es que llegó hasta aquí, me refiero a ella, no sé de donde salió o porque me escogió a mí, pero tengo que admitir que tener tan cerca a una chica bonita durmiendo tan tranquila, te obliga a agradecer el que las cosas hayan sucedido de esta manera. Eran aproximadamente las cinco de la mañana cuando ella se quedó dormida, y yo no la desperté, me quedaría, así como estaba, al menos hasta que ella se sintiera mejor.

Y así fue como dio principio este romance.