Kitsune no Kekkon C7

Capitulo VII: Una Muerte Sincera.

Ya que había ganado experiencia en ser sigiloso y seguir sin ser visto, pude subir las escaleras sin hacer ruido. Ellas se habían detenido en medio. Yo me quedé tras la pared, dejaría que tuvieran su plática. Si las cosas salían mal, saldría en defensa de Kitsune, que Kirara se las arreglase como pudiera. Si me atrevía a defender a Kirara, eso sólo empeoraría el estado mental de Kitsune.

“Te hare esta pregunta a ti entonces”

Fue lo primero que escuché. Era lo voz de Kirara, mi corazón latía con fuerza.

– ¿Por qué? De todos los hermanos del mundo ¿Por qué tiene que ser el mío? ¿Por qué tiene que ser la rara del salón la que salga con mi Onii–san? –

Escuché una leve risa, parece ser que Kitsune no estaba del todo bien, mentalmente hablando. Estaba dispuesto a intervenir en ese momento, pero quise escuchar su respuesta.

–No culpo a Sempai por no haber respondido lo mismo que yo, el amor viene en cajas de diferentes colores y tamaños, y no por ello es menos valioso… pero ya que tienes tanta curiosidad, la responsable de que yo me enamorara de Sempai… eres tú, Ataka–chan. –

Bueno, aquello tenía sentido, si yo era el hermano mayor de su compañera de clases, era posible que me hubiera visto en algunas ocasiones… pero quien no lo relacionó fue Kirara.

– ¿De qué hablas? –

Le preguntó ella, se escuchaba enfadada y confundida.

–Fuiste tú quien me presentó a Sempai, por decirlo de alguna manera… fue durante el principio del curso. Yo era una chica que no tenía nada, ni siquiera sabía por qué asistía a la escuela, nadie hablaba conmigo, y yo tampoco tenía demasiado interés en hablar con alguien en particular. Tampoco había nada que me gustara hacer, y mi relación con mi Onee–san iba de mal en peor… mis padres siempre estaban ocupados y yo pasaba el tiempo sola… era alguien transparente, como una sombra o un fantasma, de hecho, Ataka–chan, si no me llamaran “rara” en la escuela y me señalaran, tu ni siquiera te habrías dado cuenta de mi existencia. –

De alguna forma estaba enterado de que sus asuntos escolares no eran… los de una chica rodeada de amigos, pero por razones de consideración, nunca lo pregunté tan directamente, así que desconocía los detalles, y ella nunca me lo dijo tan claramente.

–Un lindo día de la clase de lenguaje, el maestro pidió que lleváramos una foto de alguien a quien admirásemos, y que explicáramos quien era y porqué lo admirábamos… yo no me emocioné en ese momento, porque yo realmente tampoco sabía que podía admirar a alguien. La mayoría llevó fotos de artistas, deportistas, hubo quien llevó la foto de su madre, yo no tenía nada que llevar, así que obtuve un cero ese día, pero fue ese día, que Ataka–san llevó una foto de Sempai…. –

Kitsune dijo eso como si aquello representara un acontecimiento que cambió su vida. No podía ver a ninguna de las dos, pero podía decirlo por el tono de voz.

Algo que no había tomado en cuenta es que, según parecía, Kirara me admiraba ¿Era eso cierto? Bueno, nunca he hecho algo que yo pueda decir que era digno de admiración, sólo había actuado como su hermano, y esas ocasiones, incluso, eran contadas. Pero parece que me había ganado la admiración de Kirara.

–Onii–san es el mejor, siempre me compra lo que le pido cuando salimos a algún lado, me cuida, me ayuda a amarrar mis listones en el cabello, y cuando no entiendo algo de mis lecciones, él siempre me explica. –

– ¡No sigas! Ya entendí. –

La voz de Kirara temblaba, pareciera que iba a llorar en cualquier momento, supongo que de alguna forma le resultó vergonzoso, aunque yo deje de hacer todas aquellas cosas hace tiempo, pero fue ella quien comenzó a apartarse de mí. Supuse que se debía a su crecimiento. Kitsune–chan continuó.

–De todos los alumnos del salón, yo fui la única que escuchó todo lo que Ataka–chan tenía que decir acerca de su Onii–san, comencé a pensar que debía ser una persona maravillosa, y que tal vez, sólo tal vez, yo podría ver en realidad como era esa persona. Pero la esperanza de que Ataka–chan me invitara a conocerlo era de alrededor de cero. De hecho, creo que el odio que todos los demás sentían por mí, se había contagiado a Ataka–chan. La verdad es que ni siquiera sé quién empezó a odiarme primero… pero eso no es importante. –

Al igual que la última vez, cuando Kitsune se sentía amenazada de alguna manera, incluso su tono de voz era distinto, es cierto que no había una hostilidad declarada en su timbre de voz, tampoco gritaba, era más como si hablara mientras te apuntaba con un arma.

Sentí pena por el modo en que Kitsune–chan había sido tratada durante su estadía en la escuela, creo que comencé a entender por qué ella evitaba (siempre que podía) asistir a la escuela, y la razón de que ella me acosara incluso mientras yo estaba en clase.

–Sempai resultó ser mucho más lindo y amable de lo que Ataka–chan lo describió, él solía ocuparse de sus propios asuntos, no molestaba a nadie y no hería a nadie, Ataka–chan había dicho que su hermano no tenía ninguna afición en particular, y eso me intrigaba, pero yo descubrí mucho… mucho más sobre Sempai, como su afición a la comida deliciosa, sus desvelos nocturnos, sus gustos musicales… creo que me fui enamorando de Sempai porque él era la clase de persona con la que siempre soñé estar un día… además, a diferencia de ti, Ataka–chan, yo encontraba a Sempai muy, muy atractivo. Sempai no tardó mucho en darse cuenta de mi existencia… yo no tenía mucha experiencia como acosadora, y Sempai se dio cuenta de que lo estaba siguiendo… aun así, su gentileza le alcanzó para no alarmarse y ser muy lindo conmigo… –

Yo estaba derramando lágrimas, sin poder evitarlo… ni siquiera soy capaz de recordar lo que pensaba de ella en ese momento, pero recuerdo que mi primer pensamiento fue precisamente, no llamar a la policía, y no hay nadie que pueda saber, cuánto me alegro de haber tomado esa decisión. Esa fue la mejor decisión de mi vida.

–Entonces supe cuál era mi destino en la vida, yo había nacido para ese día en la clase de lenguaje, iba a la escuela por ese día… Yo nací para ser de Sempai… todo se puso de colores en ese momento… ahora tenía un propósito, cuidar de Sempai, y asegurarme de que él este feliz… pasaron muchas cosas para que Sempai pudiera declarar su amor, porque yo no sabía que podía ser así de feliz, ni estaba segura de que Sempai sería tan gentil como para aceptar mis sentimientos, así que siempre escapaba cuando él se acercaba… pero Sempai me tendió una trampa, y me obligo a escuchar su declaración de amor… si… Sempai me hizo la mujer más feliz del mundo… porque me demostró que él me miraba, él no tenía esos ojos vacíos que todos, incluso mis padres, tenían al verme, como si vieran a través de un fantasma… cuando miré los ojos de Sempai, pude verme en ellos, y mientras él me decía que aceptaría mis sentimientos si yo aceptaba los suyos, yo entendí que era la persona correcta, y eso fue como volver a nacer. –

Se hizo el silencio por un momento, yo seguía recargado de espaldas contra la pared, para no ser visto por ellas dos, Kirara debe haberse quedado sin palabras, después de unos momentos, Kitsune–chan por fin hablo de nuevo.

– ¿Sabes? Ataka–san, yo lamento que haya tenido que ser tu Onii–san, y si quieres pelear por su cariño, lo entenderé… pero no perderé, Sempai es mi novio, él se me declaró y no voy a dejarlo ir… Haré lo que tenga que hacer, aunque me cueste la vida, por mantener a Sempai a mi lado y feliz. –

Esa fue la sentencia de Kitsune, yo no me atreví a asomarme, Kirara suspiró luego de unos momentos de silencio.

–Kitsune–chan. –

Fue un raro acontecimiento que ella la llamara por su nombre, aparte del honorífico “chan” pero, de todos modos, y contrario a lo que pudiera parecer, Kirara no estaba tan ciega como para no entender lo que estaba pasando allí.

–Yo no voy a pelear por el cariño de alguien, mucho menos por el de Onii–san, que sé que de todos modos no me pertenece a mí, hay muchas cosas que yo no sé de él, que tú si sabes, y entiendo… yo… conseguiré un novio pronto, no podré hacerme cargo de todo… así que, quiero que hagas feliz a Onii–san… yo ya no puedo hacerlo, no es más mi trabajo, es el tuyo. –

– ¿Estás diciendo que aceptas nuestra relación? –

Preguntó Kitsune, se escuchaba contrariada, yo pienso que eso es algo que ella no esperaba, después de todo, ella nunca hubiera aceptado algo así, por fortuna, mi hermana no era una Yandere.

–Estoy diciendo que ahora es tu problema, no el mío, hazte cargo de él, Kitsune–chan, ahora voy a traerlo aquí, asegúrate de que él esté feliz. –

Eso fue lo que dijo mi hermana, yo tuve que bajar las escaleras rápidamente, para que no se dieran cuenta de que había estado espiándolas, cuando llegué abajo, espere sentado, como si no hubiera escuchado nada, sin embargo, cuando vi a Kirara bajar las escaleras, no pude evitar la sonrisa, supongo que eso me delató.

– ¿Estabas allí, Onii–san? –

Preguntó ella, mi madre no estaba en la sala.

–Yo, no pude evitarlo… tenía curiosidad… Kirara ¿Por qué? –

Ella miró hacia arriba un momento, yo estaba sentado y ella estaba parada al lado de mí, así que supongo que ella no quería verme a los ojos, supongo que estaba avergonzada por haber sido descubierta acerca de la forma en que hablo de mí en su clase.

– ¿Sabes, Onii–san? Yo no sabía que pensar de ella, pero eso no quiere decir, que sería capaz de arrebatarle a alguien todo lo que ama, sólo porque sí. –

Eso fue lo que ella me dijo, yo no pude menos que asentir.

–Escucha, Onii–san, para mí, tu eres mi Onii–san, y un tonto, y ahora un lolicon, pero para esa chica, eres su mundo, y el amor de su vida y lo único que tiene. –

Me puse de pie, ella se dio la vuelta, creo que estaba llorando.

–De la parte que a mí me ha tocado ver, puedo decirte que… todo cuanto ella dijo es verdad… así que… no la vayas a abandonar. –

Después de decirme eso, Kirara se fue. Subí las escaleras para encontrarme con Kitsune, quien estaba recargada contra la pared, no había signos de estrés en su mirada, parecía que estaba tranquila.

–Sempai… ¿Por qué estas llorando? –

Yo me quede allí parado frente a ella, mirándola. Ella era la más pura e inocente chica que yo hubiera conocido, y yo no pude responder a su devoción. En verdad que, con esto, termino de afirmar que soy el más ingrato de los hombres. Pero aún había tiempo, podía arreglarlo.

–No es nada, Kitsune–chan. –

– ¿Hice algo malo? ¿Dije algo malo? Sempai. –

Yo negué con la cabeza, la acerqué a mí y la abracé, ella se dejó abrazar, mientras mis lágrimas no paraban de salir de mi rostro. Y yo no tenía ninguna intención de detenerlas, creo que hasta que escuché todo eso, lo entendí. Yo era todo lo que esta niña pura e inocente tenía, lo había leído en mis investigaciones, ella me lo había dicho, pero… creo que no fue sino hasta que escuché todo lo que Kitsune–chan dijo, que entendí que ella no hablaba de un amor ilusorio y romántico del que hablan los cuentos, sino de una dependencia real, del miedo de quedarse sola y de que haya sólo una persona que lo es todo para ti. Creo que puede definirse todo en una sola frase: “Su relación conmigo es la única cosa que ella posee, no hay nada más, nadie más y no lo va a haber jamás”.

Ella levantó la vista y buscó mi cara, parecía alarmada.

–Sempai, no llores, estoy aquí, si hay algo que te moleste lo quitaré, si algo te duele te curaré, pero por favor, no llores. –

Ella parecía desesperada por evitar que mis lágrimas salieran, incluso me sentí mal por no poder detenerlas para hacerla feliz, pero entonces hice algo mejor.

–Kitsune–chan, no has hecho nada malo, es sólo que todo esto me hizo recordar (era “entender”, pero eso no se lo podía decir a ella) que eres lo único que me importa en la vida. –

Después de eso la besé. Realmente no me importó que mis padres o mi hermana pudieran habernos visto, no eran importantes en ese momento. En ese momento, sólo estábamos Kitsune–chan y yo, y nada de lo que pasara fuera de ese pequeño espacio era relevante. Debo comenzar a corresponder a estos sentimientos como es debido. Tal vez sea el hecho de que el miedo a que ella me abandone está completamente ausente, ya que sé de sobra que ella no va a dejarme, pero en realidad, si algo sucediera, yo no sé qué haría si la perdiera…

Después de besarla, saqué mi celular e hice una foto de ella, ella sonrió para la foto y así obtuve la mejor toma que podía tenerse de la chica más linda del mundo.

– ¿Por qué la foto Sempai? –

–Hace tiempo que no tenía una, necesito muchas ¿sabes? –

–Yo dejare que Sempai me tome todas las que él quiera, después de todo, soy de Sempai. –

En ese momento, mi madre se acercó, subiendo las escaleras, ambos volteamos a verla, y ella sonrió y dijo:

–Vaya, parece que aquí tengo una pareja de enamorados, poniéndose cursis en plenas escaleras, vayan afuera un momento, hay lluvia con sol. –

Ambos nos ruborizamos por lo que dijo mi madre, luego la tomé de la mano.

Salimos afuera y mi madre tenía razón, era bonito ver el arcoíris en el cielo. De alguna manera estaba en paz conmigo mismo por todo lo que había pasado hasta ahora. Fue la primera vez que pude ver a Kitsune–chan a los ojos, y realmente agradecerle al mundo por haberla conocido.

––––––––––

Los hombres hacemos cosas que son un secreto a voces, aquello de esconder la pornografía en un cajón, es real. Se ven todos los días, mangas y animes, además de dramas graciosos en la TV, donde se hacen bromas acerca de ese pequeño detalle. Es tan satirizado, que hay quienes piensan que no es verdad. Se engañan… eso realmente sucede.

El principal problema con tener una novia como Kitsune, es que, siempre está vigilando, buscando, moviendo tal o cual cosa. Y claro, tenía que encontrar aquellas cosas que no se supone que encuentre. Como mis revistas.

¿Quién tiene revistas como esas en estos días? Bueno, la respuesta a eso es muy simple, los tiempos cambian, las costumbres no, y es que es mucho más práctico, en muchas formas, tener esas cosas en papel, aunque evidentemente lo vuelve más riesgoso.

El domingo es el único día que puede decirse que realmente tengo libre, y en verdad esperaba poder pasarlo tranquilamente con mi novia, lo que olvide es que ella, evidentemente, había planeado lo mismo.

Creo que ese fue el único momento de mi vida, en el que realmente me arrepentí de haber presentado a Kitsune con mis padres. Porque al día siguiente de eso, llegó el domingo. Creo que ella se levantó demasiado temprano.

–Sempai… Sempai, despierta. –

Yo abrí los ojos, lo primero que vi es a Kitsune–chan, pensé que estaba dentro del sueño, no fue sino hasta que ella me movió un poco, que me encontré con que aquello no era un sueño, Kitsune–chan ¿Qué estaba haciendo aquí tan temprano?

La puerta de mi habitación estaba abierta, y ella estaba dentro de mi habitación. Al parecer mi familia la dejo pasar, e incluso le permitieron que entrara a mi habitación… ahora que lo recuerdo… el cajón “especial” se quedó abierto anoche.

– ¡Maldición! –

Fue lo que dije, lo dije sin pensar, pero ella pareció enfadarse, al parecer lo malentendió… bueno, el idiota soy yo por decirlo en voz alta.

– ¿Ehhhhh? Vengo temprano para estar con Sempai y lo primero que hace al verme es maldecir… que cruel eres Sempai. –

Al parecer no notó nada raro… bueno, mi habitación era rara, para todo el mundo, menos para ella, me refiero pues a que no encontró nada extraño. Sonreí después de eso.

–No te enfades conmigo, Kitsune–chan, sólo recordé que hoy es el día que puedo pasar contigo todo el día, y yo debería de despertar más temprano… como decirlo… siento que he desperdiciado tiempo con mi linda novia, durmiendo. –

A veces me pregunto de donde saco esas respuestas, debe ser porque la amo… rayos, creo que estoy en el estado en que los demás llaman “enamorados tontos” pero no importa, porque ella se puso feliz al oír eso, aunque negó con la cabeza.

–Para nada, he pasado tiempo de calidad con Sempai mirándolo dormir, es algo que no puedo hacer muy a menudo, así que Sempai me ha regalado un bello momento. –

Me levanté mientras escuchaba esas palabras, luego le pedí que esperara, tenía que ir al baño y cambiarme, lavarme los dientes y mojarme un poco la cara, al parecer era bastante temprano. Fue un buen cambio, normalmente era Kirara quien entraba a mi habitación para despertarme, pero… no era de lo más amable. Creo que las cosas mejoran cuando es tu novia quien te despierta.

Cuando regresé a la habitación ella estaba sentada apaciblemente sobre el piso, creo que, si alguien la viera, nunca pensaría en todo lo que ha pasado para llegar hasta aquí. Cuando comencé a llamarla “mi pequeña Yandere” realmente no tenía una idea clara de que clase de chica era Kitsune–chan, creo que ahora que lo pienso, ella no puede ser catalogada sólo como “Yandere”

Hubo una vez, en un manga, en la que acuñaron el término “Tsun–pure” para definir a una chica que allí aparecía… cuya característica, aparte de ser Tsundere, era precisamente, el ser excepcionalmente inocente…Creo que era la mezcla de los términos “Tsundere” y “pure” que es “Pura,” en ingles… siendo así, pienso que a Kitsune–chan, le estaría bien, si existiera, el término “Yan–pure” en ese caso.

Ella me dijo después.

– ¿Qué vamos a hacer hoy Sempai? –

Yo lo pensé por un momento… en realidad nunca he estado en el cine con una chica que no sea mi familia, es cierto que he ido con Itami y con Yaru–chan, pero eso no cuenta, así que pensé que era una buena idea.

–Hay una película, que han anunciado en la televisión, a mí me gustaría verla… si Sempai quiere, claro. –

Fue lo que ella me dijo, así que estaba de acuerdo, a mí me pareció justo, ya que al haber tomado la decisión tan unilateralmente, al menos a ella le correspondía la película que veríamos. A decir verdad, la película me da igual, si puedo ir al cine con Kitsune.

Bajamos las escaleras tomados de la mano, a decir verdad, creo que esto es lo que llaman “enamorados tontos” sin duda alguna, ya lo había dicho, lo sé, pero con cada cosa de estas, estoy convenciéndome de eso cada vez más.

Fue cuando íbamos bajando por las escaleras que me percaté de ello. Ella había tomado una de las revistas del cajón especial y ahora iba guardada en su bolso. El problema era que como la revista era más grande que la bolsa, el título de ésta se notaba perfectamente. Casi me da un infarto cuando la vi.

Por si todo esto fuera poca cosa, mi madre apareció en ese momento.

– ¿Se van tan pronto? –

Preguntó mi madre, era algo temprano de cualquier forma, así que decidí que debíamos esperar un poco más, el problema era decírselo a Kitsune–chan, quien, aparte de tener una revista pornográfica en su bolso como si nada, estaba muy emocionada con salir en ese momento. Por suerte, mi madre salvó la situación.

–Creo que deben desayunar ambos antes de salir, no pueden estar sin comer ¿verdad? –

Mi madre dice, y Kitsune–chan, quien no notó que yo me había dado cuenta de lo que ella llevaba, volteó a verme.

–Podemos desayunar juntos, Kitsune–chan, antes de salir, de ese modo, podemos pasar más tiempo paseando sin preocupaciones. –

Con esas palabras, ella sólo dijo “Sempai tiene razón” y se sentó en la mesa, me hizo un movimiento con la mano, para que me sentara justo al lado de ella, Kirara no había bajado, creo que ella aun duerme.

–Madre ¿Cómo es que Kitsune–chan ha entrado a despertarme? ¿Sabes lo vergonzoso que fue? –

Le pregunté a mi madre, mientras ella nos miraba, visiblemente encantada, creo que a mi madre le agrada Kitsune–chan.

–Bueno… estuvo un buen rato parada allí afuera, hacia algo de frio en la mañana, y yo no percate de ella hasta que comencé a preparar el desayuno, en cuanto la vi, le llamé y dije que podría entrar cuando quiera, que no tenía por qué esperar afuera si era la novia de mi hijo. ¿Hice mal en dejarla que subiera a tu alcoba? –

Si, hiciste mal madre, ahora ella ha tomado una revista para adultos que ni siquiera yo debería tener, y no sé cómo debo manejar esto con ella. Eso era lo que pensaba, pero no podía decirlo sin herir los sentimientos de Kitsune.

–No es eso, ha sido especial que ella sea quien me despierte, pero me sorprendió mucho. –

–Sempai duerme muy tranquilo, se ve muy lindo cuando duerme. –

Dijo Kitsune… ah vamos… como si no pudiera avergonzarme más, pero parece que a ella no le importa decir esas cosas en público, mi madre sólo rio. Kitsune tenía su bolso sobre sus piernas, y yo no podía dejar de pensar en ello y en la revista que traía… de todas formas, ¿para qué la querría?

–Creo que la honestidad de Kitsune–chan debería ser recompensada, si vuelves aquí después del paseo, te mostrare las fotos de Shin cuando era bebé, incluso te dejare llevarte algunas. –

Espera ¿Qué? Madre, ¿Por qué tienes que avergonzarme frente a mi novia? Supongo que este día debería ser llamado, el día de avergonzar a Yashite. Por otro lado, parece que mi madre tiene en una buena opinión a Kitsune, lo cual me hace bastante feliz… ¿Qué pensaría mi madre si se daba cuenta de lo que ella había tomado?

¿Será que Kitsune–chan está interesada en ese tipo de cosas? Pero eso es básicamente imposible, ella nunca ha hecho ni un sólo movimiento que haga sospechar algo más, incluso se sonroja cuando soy yo quien la avergüenza en ocasiones, pero Kitsune, sin importar su edad, sigue siendo una chica en crecimiento, tal vez sería normal que ella estuviera comenzando a interesarse en eso… ¿Qué clase de estupideces estoy pensando?

Al imaginar todas estas cosas en mi mente, comencé a tener un serio problema, problema que milagrosamente no tuve al despertarme. Tengo que admitir que lo pensé por tres segundos, luego sacudí mi cabeza para borrar la imagen de Kitsune en aquella situación.

–Sempai está rojo de su cara ¿Tanto lo avergüenzan sus fotos? Si Sempai no quiere que las vea… yo le diré a Okaa–sama que no estoy interesada. –

No es por las fotos, es por todas las estupideces que me has hecho pensar al tomar esa revista… eso era lo que quería decir, pero simplemente negué con la cabeza, y mi madre regreso con el desayuno, lo puso en la mesa y se fue de nuevo… no podía poner a Kitsune en una situación embarazosa, no tengo el corazón para hacerle eso, así que decidí no exponer su pequeño “hurto” mientras mis padres estuvieran cerca.

Mi problema era… ¿Cómo le digo a Kitsune que no debería ver esa revista?

A como yo lo veo, aquí hay tres posibilidades; Número uno, si ella tomó la revista sin saber que era, lo cual era muy probable, estaría en un grave aprieto cuando ella me pidiera que le explicara lo que contenía la revista. Número dos, si ella sabía de lo que se trataba la revista, y tenía curiosidad por entender de qué se trataba, estaría en problemas al explicarle lo que hago con ella, no quería corromper su corazón, y ella seguramente, haría preguntas. Número tres, ella estaba realmente interesada en esas cosas, en cuyo caso, yo me quedaría completamente sin alternativa… en resumen, estoy jodido.

––––––––––

–Sempai, has estado raro desde esta mañana, y sé que por alguna razón no quieres decirme lo que ocurre. –

Me preguntó Kitsune–chan finalmente, era evidente que ella notaría cualquier cambio en mi actitud, yo no quise decírselo en plena calle… esto se estaba volviendo más difícil conforme se pasa el tiempo, trate de no mirar hacia su bolso, así que la mire a los ojos.

–No es nada de lo que debas preocuparte, Kitsune–chan, sólo es que, he estado pensando en todo lo que me hace falta hacer. –

Ella sonrió, esa sonrisa tan bella y pura, ¿Era en verdad posible que una chica como ella estuviera…? Me esforcé por no pensar tonterías. Caminábamos tomados de la mano, y ella parecía bastante feliz. Me decidí a olvidarme del asunto y hacerla feliz el día de hoy, que, al fin y al cabo, era de lo que se trataba esta salida.

Llegamos al centro comercial y comenzamos a caminar, había muchas chicas, supongo que mi pequeña Kitsune–chan debe haberse sentido amenazada y comenzó a… proteger lo que era suyo, es decir, yo. Ella me abrazó con fuerza, y comenzamos a caminar de esa manera, ella realmente parecía colgada de mi brazo. Yo no tengo objeciones, de todos modos, no me interesa ninguna otra chica, aparte de que, sé bien, que con sólo voltear a ver a una chica que no sea ella, le arruinaré el día, y probablemente pasen cosas peores.

Tuvimos una cita de lo más normal, primero fuimos a comer dulces y algodón de azúcar. Creo que parecíamos una pareja de enamorados de lo más normal. Quizá seamos simplemente una pareja de enamorados. Me gusta pensar así.

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Después de un rato de pasear, decidimos que era hora de entrar al cine, las películas no me llamaban mucho la atención, pero debido a que es la primera vez que entro con una chica al cine, estoy algo emocionado. Incluso me alegro de no haber entrado con Amatsune al cine… pero no debo pensar en eso ahora, estoy con Kitsune–chan, nada más importa ¿verdad?

Compramos las entradas para una película que decía que era acerca de dos jóvenes que pasaban una temporada en una cabaña en el bosque… creo que sabía que era una película de horror.

Acepté porque ella parecía bastante emocionada con la película, y yo realmente no tenía fijación por alguna en especial. Pero que quede claro, no soy especialmente fan de las películas de horror. Lo que debí saber, es que Kitsune, por su condición, si lo era. Creo que faltó muy poco para que el que terminara gritando y abrazando al otro dentro del cine fuera yo. Lo cierto es que la animación era muy buena y la música fue muy emotiva, no puedo decir que no la disfruté.

Comimos palomitas, y como cualquier pareja, dentro del cine nos tomamos de la mano. En verdad fue algo bastante agradable… nosotros ya nos tomábamos de la mano, pero creo que el cine, la oscuridad y la inmensa pantalla le dan algo de emoción a todo esto. Si algo me agradaba de Kitsune, era el hecho de que fuera tan sincera. Así que durante una escena donde los protagonistas se ponen románticos, se le pegó la esencia y me dio un beso fugaz en la mejilla… ah… esto es vida.

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– ¿Sempai ha disfrutado la película? –

Me peguntó Kitsune mientras salíamos de la sala, una vez que ya había terminado la película, yo voltee a mirarla, ella me había robado mi pregunta, pero creo que estaba bien.

–Me ha gustado mucho, pero pienso que debe tener su secuela, creo que será bueno volver a venir, una vez que salga. –

La película dejo un final muy obtuso, así que era evidente que aquello no iba a terminar así, no soy especialmente fan de ese tipo de películas, ya lo había dicho, pero tengo que admitir que después de todo, te dejan con algo que te hace regresar. Salimos del centro comercial, era apenas medio día, así que, por suerte, teníamos bastante tiempo todavía. Yo guié a Kitsune–chan por una callejuela por un momento, una vez allí, encendí un cigarrillo.

Allí fuera, en la calle, todo el mundo mira lo que hace todo el mundo, si ven a un menor de edad con un cigarro en la mano, seguramente tendré problemas, y eso sería arruinarlo todo, por suerte, estábamos más ocultos de las miradas de la gente aquí, aunque también podía malinterpretarse.

Como de costumbre, Kitsune–chan no presto atención a esas “pequeñeces” y me dio un beso en los labios.

–Siempre quise hacer eso. –

Comentó ella, estaba roja de la cara… ella era así, era audaz, pero al parecer, justo después de hacer algo así, enrojecía. Creo que la vergüenza le llegaba con unos cuantos segundos de retardo.

–Lo escribiste en una de tus notas, pero… ¿a qué te sabe? –

Le pregunté, siempre tuve esa curiosidad, ¿Que era el sabor que ella esperaba obtener de algo así?… por supuesto que lo que estaba haciendo estaba mal… pero como todo en la vida, ya había empezado, ahora era tarde para volverme atrás… eso no incluía que a Kitsune le gustara el sabor de esto, de hecho, aquello era algo de qué preocuparse, pero ella sonrió.

–Sabe a… adulto. –

–No tienes ni idea de lo mal que suena eso ¿verdad? –

Le pregunté, pues aquello sonaba a… sin duda saben a qué me refiero. Pero ella ladeo su cabeza… parece ser que en verdad no tenía idea.

– ¿Sempai no quiere ser adulto? –

–Esto no se trata de ser adulto, hay cosas que…. –

Me interrumpí yo solo, ella me miraba muy atenta, pero aquello me había devuelto a la mente todo eso relacionado con la revista que ella traía aun en el bolso.

No quería acordarme de eso… no deseaba avergonzarla… ella debería crecer como ella desee hacerlo, si le interesan o no esas cosas, no es mi asunto, no aún en todo caso. No me molestaba ni siquiera que la hubiera tomado… no iba a pedírmela ¿verdad?

–Kitsune–chan ¿Te gusta como soy? ¿Te gusta quién soy? –

No entiendo realmente porque me parecía tan extraño todo esto, pero la curiosidad me mataba, entonces comencé a pensar que era la peor clase de persona… y creo que ese sentimiento me dio algo de miedo… no podía evitar la curiosidad, pero me sentía culpable por querer averiguarlo.

–Sempai… no seas tonto… a mí me gustas así, siempre me vas a gustar, no dudes de eso por favor, me haces sentir extraña. –

Eso fue lo que ella me dijo, parece que su devoción no ha disminuido, incluso después de que se dio cuenta de que soy un… ah ya que diablos.

–No lo dudaba, es sólo que a veces necesito escucharlo. –

–En tal caso, te lo seguiré diciendo siempre que quieras. –

Ella me dijo con una sonrisa, y yo la abracé, pero con el abrazo sucedió… la revista cayó al suelo, ella se dio cuenta de eso, y entonces la miró por un momento, ni siquiera enrojeció, eso sí fue extraño. Ella no era de las personas que suelen perder la compostura, pero aun así… aquello no era normal. Sólo espero a que termináramos de estar abrazados, y se agachó, recogió la revista, y volvió a meterla en su bolso. De acuerdo, esto ya se pasó de la raya… me refiero a lo extraño del asunto.

–Ejem, Kitsune–chan ¿está bien si vamos a mi alcoba ahora? Hay algo que necesito preguntarte, es importante. –

Hubo un pequeño carraspeo antes de decirle eso, ella asintió animada, y venía muy feliz, cuando no me tomaba de la mano, corría un poco delante de mí, y daba vueltas, para luego regresar a mi lado y tomar mi mano de nuevo… muy lindo. Decidí llevarla a un sitio donde pudiera asegurar que estaríamos solos, para que ella estuviera cómoda, y porque no decirlo, yo también. Después de todo, no iba preguntar a los cuatro vientos una pregunta como esa… por otra parte, juro que en esto no había ninguna otra intención, más que la de hablar con ella… en verdad, no la tenía.

––––––––––

Después de todo aquello, era media tarde y estábamos en mi cuarto, aquello sirvió para que pudiéramos tomar un poco de té y tranquilizarnos, además, el sol de otoño comenzaba a extinguirse, y ya no era mucho el calor que hacía, el aire estaba fresco, así que también era necesario que nos abrigáramos.

Tan feliz se puso por el hecho de que, le puse encima uno de mis abrigos, que dejando de lado su bolso, que se puso a dar vueltas por la habitación. A veces era increíblemente fácil hacerla feliz. Mis padres estaban en su cuarto y mi hermana hacía su tarea en la sala de estar. Así que, básicamente no había muchas formas de que fuéramos molestados.

Como ya había explicado, había sucumbido a mi curiosidad, y deseaba averiguar las razones detrás de todo aquel extraño comportamiento.

–Kitsune–chan. –

–Dime, Sempai ¿Te parece que me veo bien con el abrigo? ¿Me queda raro? –

–Te ves bien, pienso que te ves linda. –

En realidad, no hallaba la forma de preguntarle. Bueno, su pensamiento era bastante simple, así que decidí hacer la pregunta directamente, hay que ver lo mucho que me dolía mantener mi cabeza en alto mientras me preparaba mentalmente. Lo digo porque debo haber estado rojo como un tomate.

– ¿Sempai te sientes enfermo? ¿Es por eso que me pediste que viniéramos? Sempai, no tienes que forzarte a ti mismo, si no deseabas salir, porque estas enfermo, puedo cuidarte, y esperar a que te sientas mejor. –

Maldición, ella es en verdad una Yan–pure, en toda la extensión de este término, acuñado por mí. Me parece a veces, ridículo, el cómo busco una forma de definirla, siendo que ella es simplemente una persona ¿Cuántas veces habré cambiado de término hasta ahora? Ni siquiera yo soy capaz de contarlo, pero si se entiende lo que estoy diciendo, entonces me doy por bien pagado.

–No me siento enfermo, sólo estoy un poco… avergonzado. –

Expliqué, ella me miró contrariada, de verdad parece que no tenía ni la más remota idea de lo que estaba tratando de decirle, así que fui directo al grano.

– ¿Por qué tomaste la revista? ¿Sabes lo que es? –

Me sentí de lo peor por preguntarle eso a una chica como ella, pero no pude más, soy un asco de persona, ya lo sé, pero ella me miraba muy seriamente.

–Bueno, cuando llegué, hoy en la mañana, pude ver que Sempai había estado viendo estas… revistas, yo sé que son revistas para adultos y que no debería hurgar en ellas, pero… parece que a Sempai le gustan estas chicas, así que… bueno…. –

Comenzaba a enrojecer… por favor ¡No te avergüences, me harás sentir peor! Pero a pesar de su vergüenza, ella continuó, su intención me dejó… consternado.

–Yo quiero ser la única mujer para Sempai, así que pensé en buscarlas a cada una de ellas y… eliminarlas… así Sempai solamente me vería a mí. –

Claro… eso tenía mucho sentido…Espera ¿Qué?

Creo que de todas las tonterías que pensé, no me paso por la cabeza algo tan… Kitsune. Ella es así, y…

–Son sólo papel ¿Lo sabes? –

Le pregunté, ella comenzó a pegar sus dedos índices de la forma más Kawaii posible en una chica.

–Pero… si Sempai llegara a conocer a una de esas mujerzuelas que aparecen en esas revistas… le gustarán más que yo… me dejará… por eso… debo eliminarlas a todas. –

Esta chica planea acabar con todas las modelos de la industria de la pornografía… ¿Qué le sucede? Ah… Ya recuerdo… es Kitsune–chan de quien estamos hablando, ahora tiene más sentido… sí.

Le di un ligero golpe de karate en su cabeza, como para hacerla entender que era ridículo, luego le expliqué.

–Escucha, Kitsune–chan, estas revistas nada tienen que ver contigo, ni son rivales para ti, no tienen nada de cercanía, y ni siquiera saben de mi existencia, no va a pasar nada. –

Eso fue lo que le dije, siento que soné algo ridículo, pero mejor explicárselo así. Ella no cejó, es más, parece que se enfadó un poco.

–Sempai no sabía de mi existencia tampoco, y nos conocimos, y aquí estamos ¿Cómo sé que no será así con cualquiera de ellas? –

No va a entenderlo ¿cierto? Bien, sólo queda una cosa por hacer, suspiré, derrotado.

–Bien, de acuerdo, me desharé de todas, ¿de acuerdo? –

Ella se dio la vuelta, algo indignada, aunque no parecía verdaderamente molesta, más bien pienso que ella desconfiaba de mí, al menos en ese aspecto.

–Comienza entonces Sempai. –

Me quedé helado, ella estaba exigiéndome como cualquier novia lo haría, entiendo ese punto, pero… lo absurdo de la petición me dejó helado… era media tarde… y toda mi familia estaba en casa, no es día de recolección de basura, así que era evidente que me expondría frente a todos si alguien abría la caja antes de que se la llevaran.

–Kitsune–chan, no es día de recolección, me verá todo el mundo, mi hermana, mis padres… ¿No puede ser mañana por la noche? –

Supliqué, pues aún faltaban dos días para la recolección de basura, aunque bien pensado, creo que muy dentro de mí, sentía que ella tenía su parte de razón.

–Si me descuido, Sempai las esconderá de nuevo, y las verá de nuevo, y se enamorará de ellas. –

Me levanté derrotado, ella estaba firmemente convencida de que alguna casualidad me llevaría a conocer a alguna actriz porno… no había forma de que ella estuviera feliz si no hacía lo que me pedía en ese instante, sólo recé porque mis padres no me vieran bajar con la caja en la que puse todo, ella me miraba con los brazos cruzados y poniendo cara de enojada, aunque sé que estaba feliz de que yo simplemente estuviera dispuesto a hacerlo.

––––––––––

Tal vez sólo debí dejar que las matara a todas” pensaba mientras echaba la caja en el contenedor, ella me vigilaba desde las escaleras. Yo miraba a todos lados, para que nadie me viera, cuando salió Kirara de su alcoba y con el ruido de la puerta abriéndose, me asusté dejando caer la caja, que por estar excesivamente llena se abrió de abajo y las revistas rodaron por el suelo, por si eso fuera poca cosa, Kirara se acercó a preguntar qué era lo que estaba yo haciendo.

– ¿Qué te parece que hago? –

Pregunté a Kirara, algo enojado, ella me miró a mí, luego a la enorme pila de pornografía que estaba en el suelo, me volvió a ver a mí, y dijo:

–Yo no he visto nada, olvida que me has visto hoy Onii–san… de hecho, olvida que me conoces. –

Se dio la vuelta y entró a la casa de nuevo. Yo no podía sentirme más miserable, pero todo era por complacer a Kitsune, voltee a ver a las escaleras, pero ella, al parecer, había entrado a la habitación. Cuando regresé a mi habitación y traté de abrir la puerta, esta estaba cerrada con el seguro ¿Por qué puso el seguro? muy probablemente estaba buscando para saber si había más.

–Kitsune–chan, por favor, abre la puerta, ya no queda nada, te lo juro, y prometo no tener más, sólo abre la puerta, por favor. –

Kitsune tardó un poco, pero abrió la puerta, cuando entré estaba roja de la cara ¿Encontraría alguna más? Pudiera ser que esa no estuviera en el cajón… decidí preguntar qué pasaba, ya había pensado muchas tonterías por hacerme conjeturas sin preguntar.

– ¿Pasa algo? Ya me he desecho de todas, no tengo nada más. –

Le dije, ella no pareció prestar mucha atención a eso… sacó su celular y comenzó a marcar algo en él… momentos después mi tono de mensaje sonó, yo saqué mi celular y…

Casi me desmayo… ella me había enviado una foto… pero no cualquier foto… entendí que ella había cerrado la cortina y puesto seguro a la puerta por eso… se tomó una foto casi desnuda, de espaldas y en una pose que (tal vez sin pensarlo) resultaba muy, muy provocativa, si esto fuera un manga, me habría sangrado la nariz… a chorros, yo la miré.

–No tuve tiempo de tomar más, o de hacer mejores tomas, Sempai, pero no quería dejarte sin “material” así que… te mandaré más en cuanto pueda ¿está bien? –

Eso fue lo que ella me dijo, casi me voy de espaldas, aunque para ella, tenía la connotación más natural que pudiera ofrecer ese asunto… ella era mi novia, yo debía verla a ella… maldición, ella siempre lleva las cosas hasta las últimas consecuencias.

–Ósea… tú quieres que con esto… yo…. –

No pude terminar la frase, a pesar de que trataba de tomarlo con la misma naturalidad con que ella lo tomaba, no me era posible, menos aun con lo que ya me había mandado… tuve un sentimiento extraño, contradictorio dentro de mi… por un lado, me parecía que esto estaba mal, por otro lado, por supuesto que quería más fotos de ella… era mi novia después de todo.

– ¿No se puede? ¿No te sirve mi cuerpo para eso? –

Bueno, en realidad no se trataba de que no sirviera, lo digo en serio, pero nunca pensé en esa posibilidad, sin embargo, a pesar de lo ilógico que pudiera parecer, tengo que recordar quien es ella. Se trata de que, evidentemente, ella quiere gustarme… y por lo que me doy cuenta, eso incluye ese sentido.

–No es eso, de hecho, es difícil contenerlo con lo que acabo de ver. –

Admití, y tuve que sentarme, de hecho, tenía un pequeño gran problema, y aún me resistía a exponer a Kitsune a algo así. Sin embargo, ella parecía contenta de escuchar eso.

–Gracias al cielo… me haré más fotos entonces así, si quieres alguna en especial, sólo pídela… soy tuya después de todo, Sempai. –

Después de aquello, me decidí a algo a lo que quizá debí haberme decidido desde que esto empezó. A no tratar de forzar nada en ella… dejaría que las cosas salieran como fueran saliendo… Ya no quería imponer mis ideas morales en ella, estaba claro que sus valores y los míos diferían mucho, al menos en este aspecto… eso también es aceptar a la persona como es… nada está bien o mal en esto realmente… sólo es la forma en como nosotros vivimos nuestra propia relación, he sabido de parejas que pasan seis meses y apenas se toman de las manos, y nosotros no llevamos la mitad de eso, y yo ya he recibido fotografías ecchi de mi novia… sería hipócrita decir que no lo disfruto, sería mentirle a ella si digo que el “material” no sirvió.

Ella realmente desea convertirse en la única mujer para mi… tengo que admitir que lo está haciendo muy, muy bien.

––––––––––

Las incongruencias de Kitsune, su amor, su devoción, sus celos, su inocencia, su belleza. Todas ellas dan forma y vida a los más grandes disparates que alguien pueda vivir en su vida.

Tengo que admitir que es maravilloso tener a alguien. Especialmente si ese alguien te cambia la vida de la forma en que lo ha hecho mi pequeña Kitsune–chan. A su lado he pasado vergüenzas, alegrías, miedos, desesperación, horror, y, sobre todo, felicidad, que ella alimenta muy cuidadosamente con su cariño.

Ella insiste en preparar mi desayuno todos los días, y sus celos y su devoción no han disminuido ni un poco. No puedo comer nada en la escuela que ella no me haya preparado, y tampoco puedo darle a nadie de lo que yo tengo… creo que empiezan a tomarme por un antisocial. También entra a mi alcoba con regularidad, ya no puedo tener pornografía, si siquiera en dibujos, absolutamente nada de nada.

Pasa todo el tiempo que debería tener libre, ya sea conmigo, en la calle o en mi alcoba, o en la sala de mi casa, o ya sea acosándome mientras estoy en la escuela, o preparando desayuno, y buscando en manuales, recetas nuevas y esas cosas… también limpia mi habitación de vez en cuando.

La foto que tomé en las escaleras aquel día, la he impreso y enmarcado, y ahora está en la cabecera de mi cama, ella misma me ayudo a ponerla ahí, ese día ella estuvo de lo más encantadora conmigo todo el día por ese sólo hecho.

El “material” es un asunto delicado… o al menos yo lo considero así… las revistas son algo que puedes mostrar a tus amigos varones, y compartir esos “intereses” pero esto… esto es absolutamente, decididamente, irrevocablemente, de alto secreto. Cada vez que lo recibo, me apresuro a colocarlo en el ordenador bajo contraseña estricta y borro todo rastro de su entrada a mi celular. Parece ser suficiente.

De todos modos, no es como si alguien más, aparte de ella y yo, entrásemos a mi alcoba, por ende, el ordenador está seguro… pero uno nunca sabe… creo que, aunque sé que están seguros, preferiría atarme el ordenador al cuello y tirarme al fondo del mar que permitir que alguien le pusiera las manos encima.

Habían pasado unos cuantos días después del incidente de la revista, y yo me preparaba para ir al trabajo, cuando llegó Kirara, estaba roja de la cara.

– ¿Qué pasa? ¿Tienes algo? –

Pregunté, ella me miró con odio y se dio la vuelta, me dio un empujón y subió por las escaleras corriendo, llamando a Kaa–san y llorando. Aquello despertó mi interés, como Kitsune entra si no me ve salir, pensé en esperar a que ella entrara y mientras tanto, averiguar qué era lo que estaba pasando.

–Fue horrible… Kaa–san, todo el mundo me miraba. –

–Explica con calma que es lo que ha pasado, que no puedo entenderlo todo de un tirón. –

Al parecer, mi madre estaba con ella, y estaba tratando de tranquilizarla, no sé porque tuve el presentimiento de que Kitsune–chan tenía algo que ver, pero me decidí a seguir escuchando.

–Veras, Kaa–san, esta mañana, después del descanso, estaba contando a mis amigas que había visto el capítulo del drama que hemos estado siguiendo las tres desde que comenzó, cuando entramos al salón, la maestra había quitado el cuaderno a Katabe–san, porque ella parecía especialmente distraída el día de hoy… y cuando le preguntaron a ella, ¿en que estaba pensando? Ella responde como si nada… en hacer el obento para Sempai… y todo el mundo comenzó a reírse, mientras ella con cara de enamorada–tonta se pone de pie y ¡me pregunta a mí! ¿Sabes si a Sempai le gusta el atún?

Parece que mi pequeña novia había hecho pasar un mal rato a Kirara en la escuela… ella hizo una imitación ridícula de la voz de Kitsune–chan… no pude sino llevarme una palma a la cabeza.

–Fue horrible, Kaa–san, después de eso, los que no rieron me miraban fijamente, dos chicos de mi clase comenzaron a gritar lo que era más que obvio, que soy la hermana del Sempai que sale con la rara del salón, y… todos se burlaban de mi… ella ni siquiera se disculpó… Onii–san debe corregir a esa chica… ¡Odio mi vida! –

Bueno, si lo analizamos desde el punto de vista de Kirara, ella había pasado una enorme vergüenza por eso, era normal que ella estuviera enojada, pero no creo que Kitsune lo pensara así, es más, puedo decir que ella ni siquiera debe haber notado que había hecho pasar a Kirara una vergüenza enfrente de toda la clase.

Creo que ahora toda la escuela de Kirara sabe que Kitsune–chan tiene un novio, y que soy yo. Eso debe ser algo problemático por la fama que Kitsune–chan tiene entre sus compañeros de clase, por suerte, una vez que acabe el invierno, que no tarda en comenzar, ella se graduará de allí, supongo que asistirá al colegio donde estudio yo. Seguro que eso hará. “Perdón Kirara, pero no voy a tratar de reprehender a Kitsune por sentir amor, ni por expresarlo como ella lo desee… estas sola en esto, no durará mucho, tendrás que soportarlo un poco” pensaba mientras bajaba sigilosamente las escaleras de mi casa.

Pensando en ello, fue cuando Kitsune tocó la puerta, yo salí a abrir la puerta, ya con mi mochila al hombro, ella se veía igual de encantadora que siempre, y besó mi mejilla cuando me vio, decidí no contenerme.

–Buenos días, Kitsune–chan, estás preciosa el día de hoy. –

Sentí algo de vergüenza por decir eso así nada más, pero tengo que soportarlo, necesito que su confianza esté en el punto más alto, sólo así no correrá peligro de caer en otro estado psicótico. Me he acostumbrado a que debo ser yo quien se lo diga, sólo así ella lo creerá.

–Muy buenos días, Sempai, me hace muy feliz que me digas eso, pero sólo soy la misma de siempre, te he puesto atún el día de hoy. –

Extendió su caja de obento hacia mí, yo la tomé y la coloqué en mi mochila, luego de eso me despedí desde donde estaba, y tomando la mano de mi novia, comenzamos a caminar. Ese es mi día a día en estos tiempos… es extraño, pero me siento el hombre más dichoso del mundo… amo a esta chica…con todo.