Eien no Hanami C11

Capítulo 11: Secretos Problemáticos.

Estábamos en el tren a la salida de la escuela. Yo no me atreví a dejar a Nagasami sola por nada del mundo, y ella no pudo recobrarse después de enterarse que yo sabía de su situación personal. Mustió “gracias” un par de veces mientras la acompañaba, pero no dijo nada más, ahora tampoco se atrevía a mirarme. Pasamos nuestro camino en el tren en el más absoluto de los silencios.

Camino a casa, vi a una chica de cabellos amarillos, quizá de la edad de Kotori Onee–chan, abrazar a un sujeto por la calle. Era bastante inusual, pero parecían una pareja feliz. Sentí envidia en ese momento, y me pregunté varias veces si él o ella, tendrían los mismos problemas que yo tenía. Fuera como fuera se veían felices ¡Qué envidia!

–Imura–kun. –

Una débil voz resonó desde detrás de mí. Era Nagasami, quien me seguía lentamente.

– ¿Podemos ir más lento? –

Preguntó ella, yo me giré, no parecía cansada. Más bien pensé que no quería llegar a su casa, y con justa razón, asentí. Más momentos de silencio. Estábamos a punto de dar la vuelta en la calle donde ella vivía cuando ella volvió a romper el silencio.

– ¿Podría mandarte un mail después? ¿Lo responderías? –

–Por supuesto. –

Le dije, con una sonrisa que se apagó en cuanto la miré detenidamente, estaba claro que ella intentaba iniciar una conversación, pero después de todo lo que había pasado y de todo lo que habíamos dicho, supongo que no era fácil para ella. Porque si no podía ser esa chica orgullosa e irritable que siempre era, entonces ¿Quién era? Lo entendí al mirarla levantar y volver a bajar la cara dos veces. Finalmente se rindió.

–Gracias por acompañarme. –

Dijo con una vocecita mientras entraba a los departamentos, cerró la puerta tras de sí, yo suspiré No había gran cosa que hacer en estos momentos, si ni siquiera podía salvarme a mí mismo, mucho menos a ella. Eso no tenía nada que ver con el hecho de que quisiera hacerlo.

––––––––––

En ese momento, recibí una llamada. Era Waraki–san.

…Moshi–Moshi, nunca me habías marcado, Waraki ¿Pasa algo?

…Bueno, no es que pase nada, es que Hakua no ha asistido a clases, ¿Lo notas? Y tampoco responde mis llamadas, quería saber si tú sabías algo, estaba pensando en ir a su casa ahora, pero no sé si sea una buena idea.

…La verdad es que he peleado con ella ayer, no creo que eso tenga nada que ver pero, no me lo diría, lo que sea que fuera.

…Entiendo, hablando de otra cosa, hay alguien aquí que está… molestando para que le ponga al teléfono ¿Te importa?

No me costó trabajo adivinar de quien se trataba, pero si Waraki lo había dicho ya, supuse que sería grosero de mi parte negarme, además, yo no tenía nada que esconder.

…De acuerdo.

Más tiempo tarde en responder a Waraki que en lo que le arrebataron el teléfono.

…Moshi–Moshi. Akai Sempai ¿Está bien si te digo Akai–kun? La palabra Sempai me confunde un poco, ¿Recibiste mi carta?

…La recibí.

Respondí, batiendo la cabeza. Ya lo había dicho Hakua, Minami era una chica valiente.

…Es un alivio, escucha, Onii–chan dice que soy muy joven para estas cosas ¿Verdad que miente? En fin, no es que quiera una respuesta pronto, pero quiero que sepas que pienso en ti todos los días, y que esperaré pacientemente por tu respuesta…

De alguna forma, en aquel momento me resultaba extremadamente molesto escucharla. Me imaginé a mí mismo arrojando el celular muy, muy lejos, pero el miedo de preocupar a Onee–chan me detuvo. Yo debía estar con Kotori ahora, no tenía tiempo para estas cosas, no tenía paciencia para lidiar con esto, no tenía cabeza, ni fuerzas, ni ánimos, ni tiempo ni nada.

Eché a correr.

Colgué el teléfono mientras corría. Seguramente Waraki la tranquilizaría con algo como “así es Imura” de modo que no me preocupe por Minami. Ya tenía demasiadas cosas en la cabeza. No había sitio en mi vida para nada más. Lo siento Minami, yo no estoy listo para estas cosas, esto no es sobre ti, es sobre mí.

Y fue por ello, que al llegar a mi casa, lo único que hice fue correr a la habitación de Kotori Onee–chan, y como vi que ella estaba cepillando su cabello, corrí y la abracé. Sin decir nada.

–––––––––––

El aroma de Onee–chan en mi nariz, que estaba escondida entre sus senos, me permitió tranquilizarme. No podía haber nada más tranquilizante para mí, que meter mi cara en el abrazo de Onee–chan y esperar a que todo estuviera bien. Así había sido siempre, incluso antes de que comenzáramos con nuestra extraña relación.

El hecho de saber que aquella sensación no había cambiado me hizo calmarme. Kotori Onee–chan no hizo preguntas, a pesar de que fue tomada por sorpresa.

Supongo que el hecho de que Kotori la hubiera hecho de madre en tantas ocasiones, contribuyo a que esta sensación fuera tan reconfortante. En cierto que solíamos tener niñeras cuando niños, pero aquellas personas se preocupaban sólo de lo más indispensable, para todo lo demás, estaba Kotori.

–Perdona, Kotori Onee–chan, la verdad es que no sé qué me ha pasado, ni siquiera he saludado, y aun tengo los zapatos. –

Ella me dio un beso en la mejilla, cuando le permití alejarse un poco, luego se acomodó sus lentes, e hizo cara de enojada.

–Imura, eres un tonto ¿Por qué has traído tus zapatos dentro de la casa? –

Me dijo, yo bajé la cabeza, y ella me dio un beso, esta vez en mi frente.

–Te esperaba ¿Vamos a comer? –

–De acuerdo, dejo mis zapatos fuera y podremos comer. –

Le dije, y volví a bajar. Cuando regresé, ella estaba poniendo los platos en la mesa. En ese momento sonó el teléfono, pensé que era Nagasami, pero era Hakua.

“Así que le has dicho a Nagasami lo que dije, ahora sí que estas en problemas, Akai–san, creí que eras otra clase de persona, en fin, supongo que no tengo que decir que no vuelvas a hablarme nunca más”

No estaba firmado. Tengo que admitir que me dolió, pero más que nada me sorprendió. No esperaba que la noticia corriera tan rápido, supongo que subestime la amistad de esas dos, o su enemistad, la verdad es que ya no sabía que pensar.

Miraba el mensaje, completamente perplejo, no me di cuenta de que Onee–chan también estaba mirándolo.

– ¿Quién es esa? –

Preguntó Kotori Onee–chan, con evidente resentimiento por lo frio del mensaje. Yo dejé el celular en la mesa, decidido a olvidarme de ello.

–No es nadie ahora, Onee–chan. –

Le dije, forzando una sonrisa. Era cuestión de tiempo antes de que algo así ocurriera. Kotori se encogió de hombros.

–No le prestes demasiada atención, vamos a comer. –

Agregué después de eso. Ella asintió y se sentó conmigo, iba a decirme algo, y sonó mi celular de nuevo. Nuevamente, pensé que era Nagasami, pero no.

“¿Te importaría tratar a mi hermana con más cuidado? Ella se ha puesto a llorar después de que colgaste, puedes rechazarla si quieres pero ten el valor de decirlo de frente”

– ¿Rechazaste a alguien? –

Preguntó Kotori Onee–chan mientras miraba mi teléfono de nuevo. Yo negué con la cabeza, completamente perplejo. Era obvio que Waraki hablaba de su hermana, pero no pensé que la pequeña lloraría por algo así. Sin embargo, el mensaje que esperaba no llegó.

Y así, y sin entender realmente por qué, mi vida escolar quedó arruinada, al menos de momento. Kotori Onee–chan asintió después de unos momentos.

–Creo que ahora entiendo porque llegaste tan desesperado, Imura, de verdad eso está para volverse loco. –

Dijo ella, yo asentí. Me sentía como si me hubiera subido a la montaña rusa, sin querer hacerlo. Cuando te obligan a subir, aparte del mareo, te sientes ultrajado, eso era lo que yo sentía en ese momento.

Después de comer, Onee–chan tomó una caja de Pocky y me sentó junto con ella. Era algo que hacíamos cuando realmente no teníamos nada que hacer. Pero creo que lo que ella estaba intentando era levantarme los ánimos. Lo consiguió, hasta cierto punto.

– ¿Y cómo ha ido con Nagasami? –

Preguntó Kotori Onee–chan de pronto, yo la miré, era extraño que ella preguntara esas cosas.

–No me malinterpretes, no es que quiera que vaya bien, no me agrada para nada, pero… bueno, a ti te molestaba mucho anoche ¿Qué son esas cosas de las que te enteraste? –

Imposible saber si ella estaba interesada realmente o si era curiosidad, pero le conté todo. Necesitaba sacarlo, necesitaba que alguien me dijera que todo iba a estar bien.

–Creo que comprendo, sin duda cada quien tiene sus propios problemas. –

Respondió ella, una respuesta genérica, aunque a decir verdad fue evidente que el saberlo le afectó un poco. Después de todo, Onee–chan no era una mala persona, sólo protegía sus intereses.

–No sé qué hacer, ahora parece que he cometido un error terrible al hacerle saber que Hakua me lo había dicho. –

Ella negó con la cabeza. Se acomodó los lentes, y me miró a los ojos.

–Probablemente, pero no creo que a ella vaya a importarle mucho. –

Respondió, levantándose y comenzando a lavar los platos, yo me acerqué hasta la cocina, para seguir hablando, mientras ella decía:

–A como yo lo veo, ella puede llegar a sentir, ahora que lo sabes, que tiene un vínculo muy fuerte contigo, mucho más que el que había en un principio. –

Explicó, yo no entendí de lo que hablaba, así que no respondí. Kotori Onee–chan me lo explicó después.

–Puede que haya estado avergonzada, puede que se sienta mal por la forma en que se comportó, pero ahora sabes su secreto, confiará en ti, si tiene problemas, vendrá a buscarte. –

–Eso podría ser problemático. –

Respondí, pues sabía que ella no iba a estar contenta con esa situación.

–Me da un poco de envidia. –

Admitió de pronto, yo me reí levemente.

–No lo creo, yo sé también todos tus secretos, Onee–chan. –

Ella volteó a verme, incrédula.

– ¿Ah sí? ¿Como cuáles? –

Preguntó, retándome.

–Te chupas el dedo al dormir. –

Respondí simplemente, ella giró la cara.

–Eso no es… un secreto. –

–Tienes miedo a los bichos, en especial a las arañas, te emocionan las cosas prohibidas, tus anteojos te acomplejan, tu flequillo nunca te queda como tú quieres y eso te molesta, no te sientes demasiado atractiva, tienes un lunar en… –

– ¡De acuerdo! Ya entendí… si sabes mucho de mí. –

Yo sonreí, aunque ella tenía la cara roja, luego de unos momentos ella dejó el plato que estaba lavando en el fregadero y se acercó a mí, limpiándose las manos con el delantal.

–Se te olvidó el más importante. –

Me dijo, aún estaba ruborizada, pero sonreía, yo comenzaba a entender por dónde iba esto.

– ¿Cuál es ese? –

Le pregunté, dejando que se acercara, ella me puso las manos sobre los hombros, y en un momento, me arrojó al suelo, subiéndose luego arriba de mí.

–Que estoy enamorada de mi hermano menor, que hago toda clase de cosas pervertidas con él, y que no me arrepiento de nada. –

Me dijo ella, acercando cada vez más sus labios a los míos. Nos besamos. Estábamos a punto de aumentar la intensidad cuando llamaron a la puerta. ¿Quién rayos podía ser a estas horas? Me preguntaba mientras ella se levantaba con rapidez y se acomodaba el cabello.

–Yo abriré Onee–chan. –

Y esto comenzaba a ser cliché. Hoshika Nagasami.

––––––––––

–Te dije que esto pasaría, Imura. –

Me dijo Onee–chan, estábamos en la cocina, mientras ella terminaba de lavar los platos, Nagasami esperaba en la sala de la casa. Estaba sentada frente a la mesa donde Kotori Onee–chan y yo acabábamos de cenar. Y yo acompañé a Onee–chan a poner tres bebidas en la mesa.

–Si gustas quedarte solo con ella, por mi está bien. –

Me dijo Kotori mientras aun salíamos de la cocina, pero aquello fue para mí, algo así como “Tendremos una enorme discusión en cuanto ella se vaya si te quedas a solas con ella, ¿Qué dices? ¿Quieres pelear?” así que le dije que no. Y por ello, Onee–chan se sentó con nosotros. Nagasami no la miraba para nada, a pesar de que Kotori Onee–chan estaba evidentemente vigilándola.

Debido a la hora que era, ya que estaba algo oscuro, y debido a que mi situación era diferente, había invitado a Nagasami a pasar. Por supuesto que Onee–chan estaba allí, pero no quiso detenerme, no entiendo muy bien por qué, puede ser porque ahora, lo que fuera que Nagasami tenía, no tenía nada que ver conmigo.

–Lamento mucho la intromisión. –

Comenzó a decir Hoshika, con una voz incluso más débil que la vez anterior, pero esta vez, no había coraje en el rostro, ni en la respuesta de Kotori Onee–chan.

–Pues bien, seguro que debe ser algo importante si has venido hasta acá a esta hora, Imura me ha dicho que no ha peleado contigo, así que… ¿Qué pasa? ¿Debería dejarte sola con él? –

Hoshika asintió. Onee–chan terminó su jugo y subió las escaleras, yo no entendí en ese momento porque estaba siendo tan permisiva, supongo que lo que le había dicho sobre Nagasami había cambiado su forma de pensar con respecto a ella, aunque fuera un poco, de todos modos, probablemente tampoco querría estar presente en la conversación.

–Yo… he peleado con Hakua hace un rato… le dije cosas horribles y… la abofeteé. –

Aquella declaración me dejó perplejo. Tuve que hacer uso de la poca lógica que me quedaba para preguntar.

– ¿Justo ahora? –

Nagasami asintió. Parecía seriamente arrepentida, aunque luego entendí, que no era por haber golpeado a Hakua.

–Yo estaba reclamándole, ella no tenía por qué decirte nada, yo no quería que supieras, era todo… pero… ella comenzó a decir un montón de cosas extrañas. –

– ¿La golpeaste por ello? Tú tienes serios problemas. –

Le dije, era cierto que sus corajes solían salirse de control, pero golpear a su amiga era algo ya de que preocuparse, sin embargo ella negó con la cabeza. Más que arrepentida, parecía conmocionada.

–No fue eso, es que… ella dijo algo acerca de ti… luego yo le dije que aquello no era de su incumbencia, que lo nuestro era lo nuestro… lo que sea que fuera. Ella no me hizo caso, dijo más cosas tontas y… me besó. –

Explicó ella. Tuve que limpiarme los oídos, y beber un poco de jugo para responder.

–Creo que no escuché bien, Nagasami–chan. –

Nagasami rompió en llanto.

– ¡Ese fue mi primer beso! –

––––––––––

Nunca lo hubiera imaginado, es decir que Hakua tuviera esa clase de… gustos. Pero siendo sinceros, es algo que yo nunca le pregunté. Y tampoco era capaz de imaginar muchas cosas que sucedían en realidad. Lo único que puedo decir al respecto es que esa sorpresa fue producto únicamente de mi propia falta de experiencia sobre el mundo. Y claro, la de Nagasami también.

– ¿Estas segura de que no fue una confusión? –

Le pregunté, pues mi mente todavía se negaba a aceptarlo, ella me miró a los ojos, parecía que decía la verdad, más que eso, parecía molesta de que yo lo dudara.

– ¡Claro que estoy segura! Me besó, incluso quiso usar su lengua… yo… estaba conmocionada, la empujé lejos de mí, y la abofeteé. –

Me llevé la palma a la cabeza. Es cierto que, al menos para mí, el asunto tenía sus toques de gracia. Pero en aquellos momentos no pude sino sentirme mal por el estado en el que Nagasami había llegado a mi casa.

–Por eso no te envié ningún mail. –

Explicó ella, tratando de contener sus lágrimas.

–Esto va demasiado rápido, explícame bien que fue lo que ocurrió. –

Le pedí, ella asintió.

–Después de que te fuiste, entré a mi casa, mi madre no estaba, así que quería salir de allí… no me gusta estar en casa cuando mi madre no está, mi padre es… bueno… difícil de tratar. –

Explicó, yo me rasqué la cabeza.

– ¿Difícil? –

Pregunté, ella se molestó un poco por ser interrumpida.

–Si… como sea, Hakua me envió un mensaje después de eso, yo le respondí que no quería hablar con ella, porque ella te había contado las cosas que suceden en mi casa, ella dijo un montón de tonterías sobre ser honesta y fue hasta mi casa. Yo salí para saber qué era lo que ella quería… –

Hoshika comenzaba a hablar con más rapidez a medida que avanzaba en su historia, yo asentí con la cabeza, en señal de que estaba escuchándola.

–Comenzamos a discutir, ella me dijo que yo no necesitaba de ti, que todo estaría bien incluso si me rechazabas, ella seguiría allí, a mi lado. Maldita… –

Explicó, apretando los puños.

– ¿Y eso cómo puede ser malo? –

– ¡Lo es! … –

Chilló, pero recuperó la compostura inmediatamente.

–Lo siento, le he gritado a la persona equivocada, yo le dije que no quería ser más su amiga, porque no se podía confiar en ella, y luego sucedió, ella comenzó a decir muchas cosas extrañas, como que los hombres daban asco y esas cosas… yo le dije que eso no importaba, que yo te encontraba lindo y genial, y ella se acercó a mí y dijo “No pienses en él ahora” y tomó mi cara… yo no supe que pensar en ese momento, entonces me besó. –

Yo asentí. Aquello era difícil de tragar, pero ya que ella estaba aquí, diciéndolo, supuse que no había más remedio que creerle, nada me confirmaba que Hakua fuera… bueno, heterosexual. Ella nunca tuvo novio, ni habló de chicos, ahora entendía por qué.

–Nunca la voy a perdonar por eso… yo había estado guardando ese momento, ella me lo arrebató. –

– ¿Habías estado guardando tu primer beso? –

– ¡El primer beso es importante! –

–Te entiendo, no es necesario alterarse. –

Nagasami volvió a llorar después de eso.

–Le di una bofetada después de eso. Le dije “imbécil” y entré a mi casa, pero no podía estar, pensé que no importaría, que podía manejarlo sola, ni siquiera iba a decírtelo, sé que te estoy molestando, sé que estoy molestando a tu Onee–san, pero… no tenía a quien más contarle… perdón. –

Ella comenzó a temblar a medida que seguía hablando, yo no supe que hacer en ese momento, si no era intentar tranquilizarla, porque ella parecía a punto de perder el control.

–No es necesario que te disculpes, yo lo entiendo, y sé que Onee–chan también lo entendería si supiera, así que no debes angustiarte. –

Voltee a ver las escaleras por puro instinto, al mencionar a Onee–chan, no pude evitarlo, ella volteó también, pero no había nadie allí. Después de eso me puse de pie y serví más jugo, para ella y para mí. El vaso de Kotori Onee–chan permaneció vacío en la mesa.

Un mensaje sonó en mi teléfono. Yo lo saqué del bolsillo mientras Nagasami me miraba inquisidoramente. El mensaje decía:

“Sólo por esta vez”

No estaba firmado, pero lo había enviado Kotori. ¿Ella estaba escuchando? No pude comprender el mensaje, pero me quedó la impresión de que Kotori Onee–chan había escuchado todo. Escuché un par de golpes en la habitación.

– ¿Pasa algo? –

Preguntó Nagasami, yo dejé su vaso de jugo frente a ella.

–Iré a ver. –

Le dije, ella asintió y se quedó tomando jugo. Kotori Onee–chan estaba en su habitación. No estaba contenta, era fácil entender eso. Estaba tocándose el cabello.

– ¿Qué haces aquí? –

Preguntó Kotori Onee–chan cuando entré a su habitación, en silencio.

–Vine a ver qué sucede. –

Respondí simplemente, Onee–chan se puso de pie, estaba enfadada.

–Sólo ve allá abajo ¿Quieres? Y haz lo que quiere que hagas… por esta vez… está bien… ahora ve, antes de que me arrepienta. –

–Pero… –

–Sólo ve allá y reemplaza ese beso ¿De acuerdo? Yo haré como que no ha pasado nada. –

– ¿Reemplazarlo? –

Pregunté, la verdad es que no entendía lo que quería decir, o no quería entenderlo. Onee–chan se molestó.

–Pero… Kotori Onee–chan, eso es… ¿Por qué? –

Ella giró la cara, para que yo no pudiera ver que estaba enojada.

– “Bushi no Nasake”. –

Respondió ella, y me cerró la puerta de su habitación en la cara. Yo suspiré y regresé a donde Nagasami.

– ¿Me escuchó? –

Preguntó ella, yo negué con la cabeza. No era una buena idea que lo supiera, ahora que yo estaba seguro de que Kotori Onee–chan había oído todo. Me senté al lado de ella después de eso. Ella bajó la cara.

–Yo… debería irme ¿Verdad? Yo no le agrado a tu Onee–san para nada, y seguro que estoy siendo una molestia ahora así que… –

Ella se puso de pie. Yo me molesté. Estaba un poco harto de que ella dijera que era una molestia para todo lo que le ocurría, sin pensar mucho en lo que hacía, la tomé por los hombros y la obligué a volver a sentarse. Ella se quedó quieta, sin saber qué decir o qué hacer.

–Estoy harto de que pienses que eres una molestia, ¡Con un demonio! –

Ella sólo me miró, yo estaba parado frente a ella, la luz de las lámparas de la casa iluminaba sus ojos llenos de lágrimas, pero ella se quedó allí, sin saber que decir. Kotori Onee–chan había dicho que estaba bien. La tomé por los hombros. Ella tuvo un sobresalto, pero no se movió.

– ¿Imura–kun? –

Nunca había besado a otra chica que no fuera Kotori. Por eso es que no podía comprender como la imagen de Hoshika Nagasami me resultara tan atrayente, pero así era. Nunca he negado que fuera bonita. Pero mi corazón latía con mucha fuerza como para que esa fuera la única razón de los nervios que tenía. Ella abrió los ojos todo lo que pudo, luego los cerró.

Junté mis labios con los suyos.

– ¿Imura? Pero no estamos saliendo… –

Dijo ella, separándose de mí un poco.

–Ah… cállate. –

Volví a besarla, ella se dejó besar, me echó los brazos al cuello y continuamos por unos momentos. Podía sentir sus nervios y los míos en el contacto entre nuestros labios. Incluso estaba usando mi lengua, ella no se resistió a eso tampoco. Nos separamos jadeantes y mirándonos a los ojos. Nagasami sonrió por unos breves segundos. Y entonces fue ella quien me besó.