Capítulo 19: Provocando a los dioses.
El inicio de cursos fue difícil. Después de todo lo que había pasado, yo no tenía una idea clara de lo que me iba a encontrar cuando ingresara. Si tan sólo fuera tan simple como cambiar de curso y con ello, de escuela y compañeros, como lo había hecho Kotori, quien había entrado al instituto, no hubiera gastado tanto tiempo pensando en formas de contrarrestar lo que sucedería una vez que entrase.
Pensar que Hakua telefonearía a todo el mundo inmediatamente para decir “Akai–kun sostiene relaciones con su Onee–chan” era una tontería. Eso no iba a ser así. En primer lugar, porque para una hacer afirmación como aquella frente a todo el mundo, necesitas cuando menos algo sospechoso, y yo no lo tenía. Vamos, Onee–chan se había presentado en mi escuela cuando más, un par de veces en el año. Un rumor tendría que empezar desde abajo. También hay que contar con que cambiamos de compañeros.
Ahora, me sentaba al lado de una chica llamada Inoue, de cabellos rosas y mirada distraída, pero alegre y confiada. De buenas a primeras se le notó que le gustaba Waraki, quien se sentaba al lado de ella. Casi lamento su suerte por ello.
Estoy seguro de que Waraki querría hablar del tema que para él quedó inconcluso cuando terminó el curso. Pero ahora Inoue–chan (Que así dijo a todos que la llamaran) no le permitía ni un respiro. Quizá era lo que hacía falta para que se atreviera a salir con alguien. Nagasami también estaba en mi grupo. Quien no estaba en mi grupo, era Hakua precisamente.
. Inoue venía de transferencia desde la ciudad de Osaka. Por lo que su acento se notaba bastante cuando hablaba, sin embargo, ninguno de nosotros dijimos nada al respecto, a pesar de que ese acento no era muy bien visto, ni muy apreciado. Waraki no pudo pasarlo por alto y bastó una sola pregunta para que Inoue–chan se dedicara a contarle toda su vida, durante los descansos. No había rastro de Minami.
El primer día de clases, yo había alabado a Onee–chan hasta el cansancio por su apariencia con su uniforme de instituto. Después de eso, ella salió de la casa, llevando en su mochila el desayuno que ahora yo le ayudaba a preparar. Y luego salí yo. La razón de ese cambio, era principalmente que la ceremonia de nuevo ingreso en su instituto comenzaría pronto
Kotori Onee–chan había insistido, antes de que comenzaran las clases, que yo debería tener un celular, luego de que le dije lo que había pasado con el mío. Así que ahora tenía un nuevo celular, y un número distinto. Waraki, tratando de escapar un poco de la interminable charla con Inoue, me preguntó:
–Akai–kun, ¿Que ha pasado con tu celular? Te he llamado toda la semana pasada, sin respuesta. –
Mentira, pero fue obvio que la actitud de Inoue–chan lo estaba cansando. Iba a decirle algo como “No me uses de pretexto para no decir que Hatsuyuki te ha aburrido” pero no me pareció justo para Hatsuyuki (apellido de Inoue), quien parecía estar disfrutando el tiempo que Waraki estaba “obligado” a pasar con ella.
–Se ha roto. –
Le dije, sonó la alarma del descanso y me puse de pie.
–Yo también tenía un celular y… –
Comenzó a decir Inoue, yo ya no los escuché, lo siento Waraki, pero si eso es lo que hace falta para que tengas novia, por mí, perfecto. Sin embargo, las cosas se complicaron porque Nagasami estaba en mi clase, y como todo el mundo entenderá, ella no se había rendido. Y seguro Hakua tampoco lo haría.
Al salir del salón, lo primero que sucedió es que recibí un empujón.
Hakua quería pasar al salón a ver a Nagasami, no me habló para nada. Dos chicas, a las que tampoco conocía, pasaron detrás de ella. Yo comencé a caminar rápido, sabiendo que la escena que se daría en el salón si tomaban a Nagasami de mal humor, sería terrible. Y ya no quería verme envuelto en más situaciones parecidas. Pero Nagasami ya había salido del salón, y en cuanto Hakua se dio cuenta, salió tras de ella. La encontró, y con ello, me encontró a mí.
Nagasami me alcanzó cerca de la máquina expendedora, yo acababa de comprar un jugo, estaba abriéndolo cuando ella me llamó.
–Akai–kun. –
Ella estaba parada frente a mí, tengo que decir que se veía mejor, quiero decir, emocionalmente, al menos mejor de lo que la había visto en mucho tiempo.
–Yo… estamos en la misma clase de nuevo… –
Comenzó a decir, fue muy evidente que ella no sabía cómo comenzar. De pronto recordé que yo aún le debía una disculpa por muchas cosas que pasaron entre nosotros, incluyendo el haber abusado de ella. Es decir, si Nagasami así lo hubiera querido, en aquel momento bien podríamos haber acabado en la cárcel, Hakua y yo. Otra cosa es que fue evidente que la vergüenza pesó más en su cabeza en ese momento, hablo del día en que le mostré la fotografía.
–Lo sé. –
Respondí, usando la voz más amable que tenía, en ese momento, Hakua también apareció, junto con las dos chicas, que supongo que eran sus amigas.
–Nagasami–chan… –
Comenzó a decir ella, pero Hoshika enloqueció con sólo escucharla.
– ¿Qué haces aquí? –
Preguntó ella, con un grito de esos que dejaba salir cuando su coraje llegaba a un punto de no retorno. Todos los presentes voltearon a verlas y dejaron de ponerme atención en ese momento, así que supuse que era un buen momento para irse. Pero cuando me di la vuelta, Nagasami me tomó del hombro, arrepintiéndose después por el atrevimiento.
–No te vayas. –
Pidió Nagasami, yo volteé a ver a Hakua y Nagasami volteó también a verla. Era irónico pensar que ahora, mi mayor defensa, o mejor dicho, mi escudo, eran los sentimientos de Hakua por Nagasami. La vida daba tantas vueltas.
–Déjalo que se vaya, Nagasami–chan, él no te quiere. –
Apuntó Hakua, supongo que con intenciones de quedarse a solas con ella. Las dos chicas que venían con Hakua comenzaron a murmurar.
–Esto no te incumbe, ya te dije que no quería que volvieras a molestarme nunca ¿Qué tengo que hacer para que entiendas? Aléjate de mí. –
Espetó Nagasami, molesta. Hakua retrocedió, sus amigas la cubrieron, ella hizo ademán de limpiarse las lágrimas, y volteó a ver a Nagasami. Antes de que pasara algo más, yo me despedí de Nagasami.
–Hablaremos luego, Nagasami. –
Le dije yo, y me di la vuelta. Era difícil saber que tan lejos iban a llevar esto esas dos, y sinceramente, no deseaba quedarme a averiguarlo. Una de las amigas hizo un comentario.
“Este es el chico que… tiene –tratos raros– con su hermana mayor… ¿No es verdad?”
Así que ella ya había comenzado a esparcir el rumor, supongo que para eso se hizo de estas dos amigas, tampoco era como que todo el mundo lo fuera a creer así nada más.
–Si tan sólo te dedicaras a recuperar la confianza de la gente en vez de estar esparciendo rumores extraños… –
Respondí mientras me iba. Pude escuchar que aquello hizo estallar a Nagasami en rabia.
– ¿Quieres dejar esas cosas? Nadie lo cree por todos los cielos, ¡Sólo lo estás echando a perder! –
Sonreí amargamente al escuchar como Hoshika “me defendía” aunque más bien pienso que Hakua se lo había contado, y que Nagasami se negaba a creerlo, a toda costa. Incapaz de poder hacer algo más al respecto, seguí caminando. Aquello acababa de comenzar, no podía alterarme ahora.
–––––––––
Cuando regresé, Waraki tenía las manos en la cabeza, Inoue no estaba allí. Toda una sorpresa porque las clases no tardaban en comenzar.
– ¿Tienes alguna idea de lo que podría conversar con esa chica? –
Preguntó, sin muchas ganas de preguntar, pero parecía desesperado.
–Puedes empezar por decirle cómo te llamas. –
Me burlé de él. Resultaba gracioso que alguien como Waraki, quien comúnmente era callado y deprimido, ahora estuviera en ese aprieto. Ni siquiera sabía por qué había llamado tanto la atención de la chica nueva. Pero así fue. A nadie, en todo el salón, le quedó la menor duda.
–No te burles. ¿Acaso yo me burlaba de los escándalos que provocaban Hoshika–chan y tú? –
– ¿Porque no le das una nota de amor? –
Pregunté, Waraki volteó a verme, horrorizado. Su expresión era incluso graciosa
– ¿Una nota de amor? ¿Por qué? –
–Bueno, es bonita, quizá podría funcionar, tú le gustas. –
–Eso no es posible. –
Dijo él, hundiéndose en sus propios brazos, parecía desesperado.
–Ojalá tuviera tu suerte en estas cosas. –
Me dijo.
–No tienes idea. –
Respondí. Luego entró Inoue de nuevo. Parecía decidida a tener algo con Waraki. Lo digo porque lo primero que hizo fue colocar una soda frente a él. Waraki volteó a verla, con algo de miedo en el rostro, hay que decirlo. La chica tenía un jugo en la mano. Waraki sonrió débilmente.
–Te traje una soda, espero que te guste… en Osaka…. –
––––––––––
Después de aquello entró Nagasami también. No parecía que le hubiera ido muy bien hablando con Hakua, tenía esa misma cara que ponía cuando su coraje y frustración llegaban al extremo.
Se sentó en su banca sin decir nada a nadie, sacó alguno de sus cuadernos y empezó a escribir algo. Inoue se le quedó viendo durante un largo rato. Nagasami no le prestó mucha atención, y yo tampoco, al menos hasta que ella fue hasta donde Hoshika–chan y se presentó.
–Me llamo Hatsuyuki Inoue, es un gusto. –
Dijo, mostrando la mejor de sus sonrisas. Me preguntaba cómo iba a reaccionar Hakua si se enteraba de esto. Era obvio que Inoue tenía la mera intención de animarla, pero Nagasami la miró con cara de pocos amigos.
–Lo sé, ahora déjame tranquila. –
Esto dejó helada a Inoue, quien no parecía estar acostumbrada a ser rechazada tan firmemente, ni entendería porque Nagasami se comportaba de aquella forma, sonreí amargamente mientras entendía que no había cambiado nada. Todavía no era capaz de pensar en las otras personas antes de abrir la boca.
Le di un codazo a Waraki para que captara la situación. Por fortuna, la responsabilidad de Waraki pudo más que su miedo y su pena, y llamó a Inoue.
–Hatsuyuki–san, este…. ¿sabes? Quizá podríamos caminar a casa juntos. –
– ¿En verdad?
Preguntó Inoue, desatendiendo por completo la grosería de la que había sido objeto por parte de Nagasami. Yo batí la cabeza penosamente.
–Si… podríamos ir a casa juntos… yo voy hacia el sur… pero… podría. –
Desviarme, era lo que Waraki iba a decir, pero al mirar como ella sonrió alegremente se interrumpió.
–Genial, yo también voy hacia el sur… al suroeste, mejor dicho, pero siempre tomo el tren ¿Tomas tú el tren? –
–Sí, casi siempre… –
La cosa se puso graciosa para Waraki en ese tiempo, pero entendí como se sentía. Lo único que Waraki quería era hacerla sonreír, no estaba seguro de cómo, ni sabía si podía hacerlo, pero le gustaba, de eso no había duda. No había duda porque Waraki, como era, nunca hubiera soportado semejante tensión si no le gustara la persona con la que hablaba, y creo que nadie. Quizá lo que le hacía falta era que la chica fuera así de animada para sacarlo de esa expresión deprimida que solía tener. Creo que comenzaron a salir después de algunas semanas, nunca lo supe con claridad.
Luego volteé a ver a Nagasami. Ella se dio cuenta de que la miraba, evadió mi mirada haciendo “Jum” de nuevo. Bueno, tenía que disculparme, eso era cierto, pero… ¿Qué futuro le esperaba a una chica así? No logré imaginarlo. La única sinceridad que conocía era aquella sinceridad que raya en lo grosero, Hoshika Nagasami era hermosa, pero no había cambiado nada. Probablemente nunca lo hiciera.
Pensar en todas esas cosas me hizo pensar en Hakua. ¿Por qué parecía que Hakua estaba atada al destino de Hoshika de esa forma? Siendo Nagasami como era, me extrañaba que la, antiguamente, delicada y sofisticada Hakua tuviera semejantes sentimientos por Hoshika. Imposible saberlo. Supongo que realmente uno no escoge de quien enamorarse. Pero la rueda del destino estaba corriendo ahora. Waraki había subido ahora mismo, Hoshika se había quedado atrás, Hakua seguía luchando contra ella. ¿Y yo? ¿Qué debería hacer?
A la salida de la escuela, estábamos todos en los casilleros mientras sacábamos nuestros zapatos. Había una nota en mi casillero. Pensé que era Nagasami. ¿Habíamos vuelto a lo de las notas de amor? Me preguntaba mientras me cambiaba los zapatos. Era de Hakua.
Apenas si lo pude creer, sobre todo porque la nota era poco usual.
“Quiero hablar contigo, es importante, así que no puedes faltar
–Hakua”
Hakua pretendía que nos viéramos fuera de la escuela, de lo que yo no estaba muy seguro de que fuera una buena idea. Pero de todos modos tampoco tenía una razón para negarme. Fui muy inocente. Lo sé.
––––––––––
Después de andar un poco finalmente llegué al sitio donde Hakua pretendía que nos viéramos, no era un lugar especialmente alejado de la escuela. Pero tampoco estábamos a la vista de nadie. Una vez allí, divisé a Hakua parada arriba de un puente peatonal. Fui hasta allí, decidido.
–Lo sabía, eres un idiota. –
Me dijo cuándo me acerqué, al igual que la última vez, ella miraba a la nada.
–Puede ser, aún tengo muchas cosas que debo hacer, así que dime, para qué me quieres aquí. –
Pregunté, sin mucha intención de perder el tiempo con lo que ella tuviera que decir.
– ¿Cómo ir a buscar a tu Onee–chan después de un amargo día en la escuela? ¿Harás que te consuele? –
Preguntó ella, con la intención de que me ofendiera. Pero yo sonreí.
–Tal vez, ella es buena para consolarme, y no creo que se niegue a hacerlo, a pesar de que soy un monstruo, no es lo mismo para ti, supongo. –
Hakua me miró con cara de asco. Pero detrás del asco, era evidente que había envidia. Yo sonreí, bastante seguro de mí mismo.
–No tienes remedio. –
Espetó Hakua, visiblemente irritada, jugando con un mechón de su cabello.
–La amo. –
Le dije. Ella hizo un gesto de desaprobación.
–Esta es tu última oportunidad, yo sólo quiero que todos estén felices, tienes que dejar esa relación, lo harás, por las buenas o por las malas. –
–Me niego. –
Respondí, ella alzó las manos en señal de desilusión.
–Bueno, entonces haremos que ella te deje a ti. –
Dijo. Un sujeto enorme y de cara dura se paró junto a ella.
– ¿Algo más? –
Pregunté, con la intención de irme, ellos todavía no decían nada, pero tenía la impresión de que era una trampa.
– ¿Es él? –
Preguntó el sujeto. Aparecieron otros dos detrás de mí.
–Sí, Onii–chan. –
Respondió Hakua. “Maldita sea, esto va a ponerse peor de lo que creí” fue lo que pensé en ese momento. Hakua tomó su celular y buscó algo, mientras comenzaba a caminar.
–Bueno, no esperaba que mostraras mucho entendimiento, veamos… solo tenemos que hacer que tu querida Onee–chan vea esto, y será todo. –
Dijo, estaba grabando. Quise darme la vuelta, cuando uno de los sujetos que tenía en la espalda me tomó por el hombro. Antes de que pudiera reaccionar, sentí un fuerte golpe en el estómago, como nunca había sentido uno. Creí que moriría mientras caía al piso. Otro de los sujetos me pisó por la espalda. La sorpresa me impidió reaccionar. Me quedé en el suelo por unos momentos. Hakua grababa la escena.
Me puse sobre mis palmas para vomitar, mientras los sujetos seguían riendo. El tercer sujeto me dio una patada en el estómago y volví a dar de cara contra el suelo. Una vez allí, el primer sujeto que había llegado se acercó a mí.
–Ahora dejas de molestar a mi hermana, bastardo, no me importa lo que sea que hagas, pero no te puedes acercar a ella… –
Hakua nunca mencionó nada sobre su familia, absolutamente nada. Por eso es que yo podía haber sabido que ella tenía un Onii–san, por otro lado, lo que más me aterró, fue que estas personas llevaban el uniforme del instituto donde Kotori Onee–chan había pasado su primer día de clases el día de hoy, pero no dije nada, bastante mala era mi situación ya de por sí.
–Molestarla… –
Comencé a decir, con rabia, los otros dos sujetos me tomaron sosteniéndome de los hombros.
– ¿Qué hacemos con él, jefe? –
Así que el hermano de Hakua era el jefe de una pandilla de maleantes.
–Lo que mi hermanita quiera. –
Les dijo el sujeto, con un tono rudo, de esos que usan los pandilleros, excepto al usar la palabra hermanita.
–Veamos, arrójenlo por las escaleras. –
Lo siguiente que sentí es como caía hasta que algo me golpeo en toda la espalda, quizá el toldo de un auto. Escuché el golpe y vidrios rotos, también la sirena de una patrulla que ya se acercaba. Pero no pude moverme, y eso fue lo último que pude recordar.
––––––––––
Cuando abrí los ojos, estaba en el hospital. Me dolía todo, pero mirando a mi lado, no pude notar yeso o algo que se le pareciera. Parecía que no había sido algo realmente grave. Poco a poco pude escuchar conversaciones afuera. Al principio como ruido agudo, poco a poco, las palabras fueron tomando sentido para mí.
…¿Está seguro de que no va a pasar nada malo?
…Lo estamos todos, ya hemos hecho las radiografías pertinentes, me gustaría sin embargo, que se diera parte a la policía ¿es usted la tutora?
…Mi madre no está, yo estoy a cargo por el momento, por favor, déjeme verlo.
…No puedes permanecer mucho tiempo dentro, estará en observación toda la noche, mañana podrá irse a casa.
En ese momento, entró una enfermera al cuarto donde estaba. Me miró amablemente y sonrió.
–Oh vaya, veo que has despertado, no era nada grave, pero temíamos alguna contusión en la cabeza ¿Cómo te sientes? –
Preguntó, yo miré al techo. Sabía que Onee–chan estaba angustiada allí fuera.
–Me siento extraño… me duele todo. –
–Por fortuna no ha sido nada grave, alguien allí fuera está esperando por verte, así que tomaré tu pulso y tu presión rápidamente ¿de acuerdo? –
–De acuerdo. –
Asentí después de eso. La enfermera tomó un aparato y lo colocó alrededor de mi brazo.
–No me explico que fue lo que pasó para que terminaras de esta forma, no pareces un chico agresivo de cualquier modo, pero no está bien que pelees, el seguro del auto puede cubrir los daños, por lo que no ha habido mayores problemas, pero me temo que si tendrás que dar una explicación a la policía, incluso por tu propio bien. –
–Entiendo, la verdad es que yo no quería que esto pasara así, me tendieron una trampa. –
Expliqué, la enfermera asintió mientras me colocaba el estetoscopio en la espalda.
–En tal caso, eso tendrás que decirlo frente a la policía, los médicos estamos obligados a guardar silencio a no ser que el paciente así lo desee, pero mi recomendación es que hagas una declaración formal en cuanto sea posible ¿de acuerdo? –
Yo la miré, ella ahora colocaba el aparato sobre mi pecho, sonriendo amablemente. Sin embargo, yo no podía dejar de pensar que decir lo que había pasado complicaría las cosas. La enfermera se puso de pie.
–Como el teléfono de tu hermana era el único que había en tus contactos, ese fue el que utilizamos, sin embargo, quizá deberías informar también a tus padres, en fin, me retiro ahora, alguien está impaciente por verte allí fuera. –
–El teléfono, era nuevo… gracias de todos modos. –
Le respondí. Y no tardó mucho en salir después de eso. Onee–chan entró.
––––––––––
Lo primero que hizo Onee–chan fue abrazarme, quizá olvidando el estado en que me encontraba.
–Imura… Imura. –
Dijo mi nombre varias veces mientras me abrazaba. Poco a poco su llanto se fue apagando.
–Onee–chan, eso duele. –
Le dije, ella se separó inmediatamente.
–Perdóname por favor, yo no estaba allí… yo… –
Ella siguió llorando, yo acaricie su cabeza, era el gesto afectivo más grande que me podía permitir por el momento, pero yo esperaba que ella lo entendiera.
–Fue mejor que estuvieras lejos de esto, no quería que te hicieran daño, eso sería aún peor, Onee–chan. –
–Estaba en clase aun cuando me enviaron el video… fue horrible, salí corriendo a toda prisa, trataba de llamarte y nadie respondía. –
Se quejó, luego echándose sobre mí, se puso a llorar. Así pasó un largo rato.
Yo simplemente acaricie su cabeza. Sin duda aquello tenía que haber sido aterrador. Acariciaba su cabeza mientras la dejaba desahogarse y llorar. Lamentaba lo que había pasado y lamentaba haber sido tan inocente como para pensar en acudir a aquella cita. Fue un grave error de cálculo.
–Imura… yo… tengo que decirte algo… –
Dijo ella acomodándose sus lentes. Yo sentí un vuelco en el estómago, sin saber por qué, tuve miedo de contestar, así que permanecí en silencio.
–Todo esto me hizo darme cuenta de algo, las personas no nos dejarán en paz… yo… tú… yo no quiero que te hagan más daño… así que… tenemos que detener esto. –
Sentí ganas de vomitar en ese momento, y si hubiera estado conectado a una de esas máquinas, el ruido hubiera hecho que los doctores entraran corriendo, porque me sentía a punto de un paro cardiaco.
Tartamudee al responder, aunque mi mente estaba en blanco.
– ¿Qué… quie… quieres decir? –
Pregunté, con el poco cerebro que aquellas palabras me habían dejado libre, mi mente se llenó de imágenes de Kotori en ese momento, y luego salió por mi boca en forma de exhalación, llevándose una parte de mi alma en ello.
–Que no quiero que te sigan lastimando… perdón… pero… –
Comenzó a llorar de nuevo. La rabia me invadió en ese momento. ¿Por qué estaba llorando? Al demonio con Hakua, al demonio con el colegio, al demonio con todo. ¿Por qué Kotori estaba llorando? ¿Es acaso que me iba a abandonar así de fácil? ¿Había otra persona? ¿Conoció a alguien?
Todas esas cosas comenzaron a acumularse en mi cabeza a punto de estallar.
–Que lastima que eso no me mató. –
Fue lo único que pude decir, Kotori Onee–chan retrocedió, llorando. Tenía ganas de golpearla, y puede que ella se hubiera dado cuenta.
–Imura… por lo que más quieras, no me odies… no me odies. –
Dijo ella, y dándose la vuelta, salió corriendo de la habitación. Me quedé solo. Y esta vez, ni siquiera sabía por qué. Bueno, más bien, si lo sabía, pero me negaba a aceptar que, incluso haciendo las cosas bien, esto seguía sin funcionar, quizá era una locura después de todo. Destinada al fracaso. Incapaz de saber qué hacer con estos sentimientos, lo único que hice fue recostarme sobre la cama y llevarme las manos a la cara.
“Si de todos modos me ibas a abandonar ¿Por qué viniste? Idiota”
Cometí un error, un pequeño error, y todo se había ido al diablo de nuevo. Si esto era así, quizá no sería tan mala idea volver con Nagasami, o intentar algo con Minami, o lo que fuera, no importaba de todos modos, todo lo que sabía o lo que creí que sabía, se estaba desmoronando justo frente a mis ojos. Y ahora que yo no era la causa, no parecía poder hacer gran cosa por arreglarlo.
Era la culpa de Hakua, de eso no me quedaba duda, pero el hecho de que Kotori abandonara con tanta facilidad, me hizo perder la confianza, es la verdad.
–––––––––
Pase la noche en el hospital, preguntándome a mí mismo si era una buena idea o no dar parte a la policía en la situación en la que estaba, pero por más que lo deseara, no podía dejar de pensar en Kotori, tenía que recuperarla, a como diera lugar, incluso si eso significaba acabar con mi vida social.
Pero primero tenía que saber ¿Por qué ella me había dejado? Si era por lo de Hakua entonces había arreglo, podía telefonear a mi madre y decirle que era molestado en la escuela, y que quería que me cambiaran de allí. Pero si el problema era que Kotori había conocido a alguien, lo cual en realidad yo dudaba, entonces tendría que proceder de otra forma. Lo cual, era para mí, imposible.
Salí del hospital para ir al colegio. Nadie en la escuela supo lo que había pasado, o al menos quienes lo supieran, fingieron que no sabían. No creo que simplemente “no hubiese nadie” que se hubiera enterado, pero la mayoría de los alumnos ahora pensaban que yo estaba metido en algo raro, y preferían mantenerse lejos de mí. Eso no incluyó a Waraki, de cualquier modo.
–Ah cielos, esto ha estado matándome desde hace mucho, Hatsuyuki quiere que la llame por su nombre. –
Comentó Waraki al azar, pero yo estaba demasiado perdido en mis pensamientos para contestar lógicamente.
–Dile que se vaya al demonio. –
Le respondí. Fue gracioso que Waraki pensara que aquella respuesta era literal.
– ¿En serio puedes decirle eso a una chica? ¿No se enfadaría? –
Yo volteé, Waraki me miraba sin comprender nada.
–Por supuesto que se enojará, llámala por su nombre entonces. –
Le dije, sin muchas ganas de seguir hablando con él. Ni con él ni con nadie. Waraki comprendió finalmente y no dijo más.
–Las mujeres son difíciles de entender de cualquier modo. –
Le dije, más para mí mismo que para él, y él se encogió de hombros y no dijo nada más. Ni hizo falta, porque Inoue regresó poco después de ello, su vida sí que era buena.
–––––––––
Durante el descanso, Nagasami me alcanzó, en el pasillo.
–Pensaba que podríamos desayunar juntos. –
Me dijo.
Yo no tenía ganas de hacer nada con nadie, todo el asunto de Kotori Onee–chan me tenía preocupado, pero pensé que si alguien podía ayudarme, esa era Nagasami, de paso, podía aprovechar para disculparme de una buena vez, y acabar con toda esta tontería.
– ¿Por qué no haces las paces con Hakua? –
Pregunté, ella se enfadó, pero me dijo algo que no esperaba.
–No quiero hacer las paces con ella… esa maldita se ha estado aprovechando de lo que siento por ti, además, desde lo ocurrido contigo, ni siquiera responde mis mensajes, tampoco ha venido hoy. –
Me explicó, eso me dejó pensando. ¿La habían atrapado? Por otro lado, su respuesta me dio pauta a que le dijera lo que quería decirle.
–Escucha, Nagasami–chan, yo… no puedo volver contigo, no puedo hacerlo porque amo a otra persona. –
Expliqué. Ella me tomó de la mano y me sacó del salón, me recordó a cierta escena antes de entrar a tercer grado, donde fui yo quien la sacó a rastras del salón. Pero Nagasami simplemente no paró hasta que estuvimos fuera, en la parte trasera del edificio. Una vez allí, Nagasami–chan suspiró.
–Imura… yo… necesito saber… ¿Qué paso con todo? ¿Qué te hizo ir a esa cita con Hakua y yo en su casa?… lo que ella dice de ti… ¿Es cierto? –
Tragué saliva, al mirarla a los ojos, se notaba que ella poco a poco había comenzado a entender lo que había ocurrido, al demonio con todo.
–Sí. –
Se hizo el silencio.
––––––––––
–Eso es desagradable, Imura. –
Nagasami me miraba ahora con asco, pero no parecía enfadada, más bien parecía contrariada.
–Hasta cierto punto al menos, Onee–chan no lo sabe, Hakua se dio cuenta de eso, y me amenazó con decirle a Onee–chan sobre mis sentimientos… por eso acudí. –
Le expliqué, era mejor así. No tenía por qué joderlo todo de golpe, podía dejar que mi vida social se desmoronara poco a poco, no tenía prisa.
–Entiendo que a ella pudiera parecerle desagradable también, es decir, eres un siscon, pero… esa es una relación sin futuro ¿No es verdad? ¿Por qué no puedes salir conmigo entonces? –
Nagasami se estaba mostrando increíblemente paciente con el tema, esperaba que ella se enfadara o se horrorizara, pero puede haber sido porque su intención en ese momento era completamente diferente.
–Hakua de todos modos, se lo dijo, por eso es que Onee–chan permaneció fuera de casa durante varios días, tuve que convencerle de que no era verdad para que ella accediera a volver. –
Me preguntaba ahora, que tanto de realidad había en lo que yo le estaba diciendo a Nagasami, probablemente más de la que a mí mismo me gustaría. Nagasami asintió.
– ¿Eso es un impedimento para que tengas novia? –
–No entiendes, lo que impide salir contigo, es lo mismo que a ti te impediría salir con Hakua. –
Le expliqué, Nagasami se ofendió y con razón.
– ¿Qué cosas estas diciendo? Ella no me atrae para nada. –
Respondió, luego lo pensó un momento.
– ¿Es decir, no te gusto? –
Preguntó ella, desanimándose. Finalmente le dije la verdad.
–No, ya no al menos, no niego que cuando me declaré me gustabas, pero… las cosas salieron de otra manera, y yo acabé dándome cuenta muy tarde de estos sentimientos, tenía miedo de hacerte llorar, y lo único que hice, fue hacerte daño, lo siento mucho. –
Nagasami asintió. Luego se limpió las lágrimas de la cara.
– ¿Y si sólo es un beso? –
Preguntó ella, mirándome con sus ojos llorosos. Yo me quedé estupefacto. El sol brillaba sobre ella. Podían verse ya en los arboles los botones de las flores de cerezo que pronto abrirían. El viento jugó con las ramas de los árboles y con el cabello de Hoshika.
–Un beso no arreglará tus problemas. –
Le respondí, quizá con la misma resistencia que solía sentir antes de que todo esto sucediera, la misma idea de serle fiel a Kotori, aunque en teoría, ella y yo éramos sólo hermanos ahora.
–Aquel día en tu casa, cuando tu… me besaste, sentí tantas cosas, muchas de ellas dieron miedo en ese momento, pero también fueron maravillosas… si puedes hacer que lo sienta de nuevo, entonces… me rendiré… es una promesa. –
Mi mente dejó de trabajar con claridad en ese momento. ¿Iba a hacerlo? ¿Iba a traicionar a Kotori? ¿No era Kotori a quien amaba? Pues sí, pero nada me aseguraba que Kotori estaría allí siempre, de hecho sus acciones de ayer aún me tenían enojado en este momento. Y si es cierto que nunca podría tener una relación con Nagasami, pero entendía que aquel comportamiento no era su culpa. Y bien pensado, yo tampoco era nadie para juzgarla, todavía no tenía una idea concreta de porque ella actuaba de aquella forma, pero no era nadie para condenarle por eso. Aquel beso me daría la oportunidad de tener la paz que yo necesitaba para aclarar mi asunto con Kotori Onee–chan de una vez. Volteé a los lados, para asegurarme de que nadie me miraba.
–Vamos, yo no voy a amenazarte con nada, puede que me moleste con facilidad, pero no soy como Hakua. –
Me dijo ella con una sonrisa amarga. Yo asentí. Y la tomé por los hombros.
–Lo lamento. –
Le dije, mientras me acercaba a ella, Nagasami temblaba, juntó sus manos frente a ella, con nervios, yo la tomé de los hombros.
–No lo lamentes, bésame. –
Me dijo, su voz comenzaba a sonar molesta. Así que ya no dije más, no tenía ya nada que decir y ella no parecía con ganas de escuchar nada. Nagasami cerró los ojos.
Junté mis labios a los suyos, ella se desvaneció sobre mí, pegando su cuerpo al mío, mientras duraba el beso. Abrí los ojos un momento, había lágrimas en los suyos. Volví a cerrarlos para meter mi lengua en su boca, ella sólo lo permitió, nuestras lenguas jugaron un rato, hasta que me separé de ella. Nagasami estaba roja de la cara y su respiración se había acelerado.
–Abrázame. –
Pidió ella, respirando pesadamente, quizá fui demasiado indecente con el beso.
– ¿Qué? –
Pregunté, aquello no formaba parte del trato, pero ella suplicó.
–Me caeré si no me abrazas, por favor. –
Yo la sostuve momentos antes de que ella se dejara caer contra la pared. Permanecimos en esa posición durante unos momentos, hasta que ella pudo ponerse de pie. Dio un paso atrás, y puso sus manos detrás de ella, luego se llevó un dedo a los labios, y suspiró.
–Vaya, no sabía que un beso fuera tan peligroso, ¿Sabes? yo no sabía lo que era este sentimiento, no sabía lo que era el amor, ni la tristeza, ni la desesperación, ni la rabia, ni la emoción, ni la felicidad tampoco. Mi limitaba a compartir las emociones de los demás, y aceptarlas como mías, hasta que te conocí. Yo… no me arrepiento de nada de lo que pasó, no me arrepiento de haberte entregado lo que te entregué, me hubiera gustado estar consciente, sin embargo –
– ¿Has recordado algo? –
Pregunté, ella asintió con la cabeza.
–Tengo flashes, como espejismos, pero nada claro, sin embargo, sé lo que hice, y como digo, de lo único que me arrepiento, es de no haber estado consciente. –
–No lo hubieras permitido. –
Aseguré, Nagasami negó con la cabeza.
–Eso no lo sabes… no lo sé ni yo. –
Replicó ella, luego retrocedió unos pasos, las lágrimas volvieron a sus ojos, pero se recuperó enseguida.
–Bien, un trato es un trato. –
Dijo ella, limpiándose las lágrimas, y sonriendo.
–Nagasami… ¿Por qué? –
Pregunté. La verdad es que lo tranquilo de su actitud me dejaba impresionado, esto no era para nada como ella era. Por mucho que lo hubiera pensado, no me imaginé a Hoshika llegando a esta conclusión y a esta determinación por sí sola, y no estaba tan equivocado.
–Bueno, eres mi primer amor…quería un bello recuerdo para variar. –
Me dijo ella, estaba malinterpretando mi pregunta.
–Quiero decir, ¿Por qué tomaste la decisión de rendirte si te besaba? –
Nagasami me miró serenamente, y aunque tenía los ojos a punto de estallar en lágrimas, sonrió.
–Vi lo que paso ayer… no estaba segura de porque estaba pasando, pero vi lo que paso, y no me gustó nada, llamé a la policía pero… llegó demasiado tarde, yo entendí que… mientras siguiera tratando de que volvieras, estas cosas nunca se detendrían, no puedo perdonar a Hakua por lo que pasó, y aunque sé que no soy la mejor clase de persona, tu dijiste que había que pensar en los demás y todavía no soy tan desconsiderada como para ignorar lo que ella está haciendo, así que… –
Iba a comenzar a llorar de nuevo, batió la cabeza para no perder la compostura. Puede que no estuviera tan perdida después de todo. Había aprendido algo. Lo cual era mucho más de lo que podíamos decir de mí mismo, al parecer.
–No quiero verme envuelta con un sujeto problemático. –
Aseguró después, girando la cara. Era obvio que mentía porque usó una expresión completamente Tsundere, abriendo un ojo para ver si yo le creía.