Capítulo 22: Shikataganai.
Ni siquiera tenía ganas de asistir a clases, me quedé afuera durante un rato, porque en realidad ni siquiera era hora de entrar. Si algo me detuvo de darme la vuelta e irme, fue que en ese momento llegó Waraki, acompañado de Inoue. Como había dicho, no había vuelto a ver a Minami.
–¿Akai–kun? ¿Pasa algo? –
Preguntó Waraki, supongo que pudo notar mi malestar, no fui lo suficientemente cuidadoso.
–No es nada, ¿También han llegado demasiado temprano? –
Pregunté, Inoue sonrió.
–He salido temprano de mi casa porque me levanté demasiado temprano, y no había nada divertido que pudiera hacer sola, he pasado cerca de la casa de Waraki–kun después. –
Comentó ella, alegremente, esbozando una amplia sonrisa. Waraki no se veía muy animado sin embargo.
–Y luego de gritarme desde fuera y despertar a toda mi familia, me arrastró hasta aquí. –
–¿Ehh? Pero tú has dicho que querías venir conmigo. –
Se quejó Inoue. Waraki–kun la miró acusadoramente.
–Mi madre me habría golpeado si no salía en ese preciso momento. –
Respondió el, Inoue bajó la cabeza levemente, luego sonrió, y cerrando un ojo se golpeó ligeramente la cabeza con el puño.
–No sabía que toda tu familia se despertaría… Te–hee. –
–Nada de Te–hee, mi madre estaba muy enfadada. –
Reclamó Waraki. Inoue retrocedió y juntó sus dedos de forma Kawaii mientras miraba a Waraki con cara de “No quise causar problemas” Waraki se llevó una mano a la cara.
–En fin, no me molesta salir contigo, pero no vuelvas a hacer algo como eso ¿comprendes? –
Preguntó, la chica volvió a sonreír después de eso. ¿Cómo es que a todo el mundo le iba mejor que a mí? Me preguntaba. Puede ser el hecho de que Waraki no intentó salir con su hermana, esa podría ser la razón.
–Pero… estamos incomodando a Akai–kun, no deberíamos hacer eso. –
Dijo de pronto Waraki. Ella volteó a veme con una sonrisa de esas que reconfortan.
–Si quieres, puedes venir a desayunar con nosotros, tengo dinero, quería comprar un pan en la pastelería, Waraki dice que está bien ¿No es así? –
Preguntó Inoue, era gracioso que ella tratara de animarme, y como Waraki puso una mano en mi hombro diciendo: “anímate” entonces pensé que estaba bien.
En el camino, a Waraki se le ocurrió hacer una pregunta que me devolvió a la cabeza todos los asuntos que no tenían precisamente que ver con Kotori en aquel momento.
–¿Sabes algo de Hakua? –
Preguntó ocasionalmente, yo asentí con la cabeza.
–Tuvo un accidente, es todo lo que he oído. –
–¿Quién es Hakua? –
Preguntó Inoue, supongo que no la conocía, habría escuchado de ella, seguro, pero según supe, nunca cruzaron palabra.
–Es una chica a la que le gustaba meterse en las cosas de los demás. –
Respondí, tratando de zanjar el tema.
–Algo así como tú. –
Respondió Waraki con lengua afilada, Inoue se quedó pensando.
–¿Tu ex novia? –
Preguntó ella de pronto. Bueno, tenía que admitir que la referencia de Waraki así lo haría parecer, pero eso solo confirmo mis sospechas de que si, a ella le gustaba Waraki. Éste enrojeció y la miró enfadado, ella volteó hacia otro lado y silbó, desentendiéndose de la pregunta que ella misma había hecho, Waraki me miró con cara de pocos amigos.
–Ella es así siempre, espero que no te moleste. –
Me dijo, disculpándose, Inoue reclamó.
–¡Oye! No tienes que decirlo de forma tan fea, en Osaka me consideraban divertida. –
Dijo, yo decidí apoyarla un poco, era mi forma de molestar a Waraki.
–Él siempre es así, Inoue–chan, espero que no te moleste y por favor, dejo a mi amigo a tu cuidado. –
Waraki alzó una ceja, desconcertado. Llegamos a la pastelería y nos sentamos, a esperar a que trajeran el menú. Inoue–chan sonrió.
–Lo cuidaré bien, me encargaré de que sea feliz, mi meta es lograr que sonría. –
Inoue era la clase de chica refrescante que siempre trataba de que todo el mundo sonriera, al parecer podía ser un poco cabeza hueca, pero con todo lo que había pasado, creo que confiaba mucho más en una chica cabeza hueca que en una chica inteligente. Ahora que también puede ser que no la conocía. Waraki estaba rojo como un tomate, y no se atrevía a hablar. Después de unos momentos llegó la mesera del lugar y ordenamos. Pedí panqueques.
Mientras esperábamos a que llegaran, Inoue comenzó a contarnos una historia ridícula sobre un día en que un perro se metió a su escuela primaria, allá en Osaka. Creo que esa era la clase de platica que Waraki tenía con ella todos los días. Al parecer no le iba tan mal, su forma de contar las cosas era graciosa, incluso comparó al susodicho perrito con Waraki.
–Es que, se veía desanimado y triste, así que mis compañeros y yo nos pusimos a jugar con él. –
Me reí levemente mientras Waraki la miraba acusadoramente.
–Al final vino un doctor veterinario a recoger al perrito y resultó que no estaba triste, sino que iba a tener perritos, y por eso se cansaba muy rápido. –
Explicó, Waraki se encendió en coraje.
–Si el perrito era hembra ¿Por qué me comparaste con él en primer lugar? –
–Porque sus ojos eran bellos… y tenía un mechón de cabello rebelde que lo hacía verse igual de genial… –
Explicó ella, sonrojándose. Waraki se puso todo rojo mientras escondía la cara para que Inoue no lo notara, yo tosí una vez.
–¡Tengo que ir al baño! –
Dijo Inoue de pronto y salió huyendo. Waraki suspiró relajándose en cuanto ella se fue.
–En verdad que no sé cómo actuar cuando ella hace eso. –
Dijo Waraki, más que nada quejándose para sí mismo que diciéndomelo a mí, pero la verdad es que si sentí pena por él.
–¿Por qué no la tomas de la mano? –
Pregunté, en voz muy baja, acercando mi cara para que pudiera escucharme.
–¿Estás loco? –
–¿No te gusta? –
–Claro que sí, es decir, es muy linda, pero estamos en público. –
–No tiene que notarse, sólo asegúrate de que sea por debajo de la mesa, las harás feliz. –
Le respondí, Waraki lo pensó con un momento, como si no pudiera creer en lo que estaba yo diciéndole. Me hizo feliz a decir verdad, que Waraki progresara de esa forma. Era mucho más fácil ayudar a alguien que resolver mis propios problemas, aunque ni siquiera yo entendía porque era así. Inoue regresó y la orden que pedimos llegó también, así que comenzamos a comer.
Pude ver a Waraki sudar mientras tomaba valor para hacer lo que le había aconsejado. Supe que lo hizo porque Inoue dejó caer su cuchara de pronto sobre su propio plato y se quedó estática, lentamente la cara de la chica comenzó a colorearse de rojo romántico.
–¿Estás bien? Inoue–chan. –
Pregunté, ella tuvo trabajos para responder. Waraki la soltó y giró su cara porque también estaba enrojecido, tuve que sostenerlo mucho para no reír con lo gracioso de la escena.
–Si… yo… estoy muy bien… el pastel es delicioso… creo. –
Respondió ella, quizá nos habíamos excedido un poco, pero ella sonreía abiertamente mientras trataba de mantener su cara oculta de Waraki. Yo recordaba esa sensación, aunque ahora no fuera más que un recuerdo borroso de un sueño, del que realmente yo no quería despertar.
–¿Akai–kun? Tu rostro se entristeció de pronto. –
Advirtió Waraki, Inoue–chan lo secundó.
–Es cierto… ¿No estas feliz? Aun no nos has dicho que es lo que te sucede, podríamos ayudarte, aunque fuera escuchándote ¿No es verdad? –
Preguntó ella, dirigiéndose a Waraki, éste asintió, aunque yo no estaba muy seguro de querer arruinar su atmosfera.
–No es nada, sólo recordaba cosas. –
–¿Es la chica por la que rechazaste a Minami? ¿Qué está pasando, Akai–kun? –
Preguntó Waraki, yo voltee a verlo, había olvidado que para él, la situación tenía un cierto toque de “personal” asentí con la cabeza mientras tomaba un sorbo de mi soda.
Con todas las reservas que me fue posible, conté a Inoue y a Waraki lo que había ocurrido desde que comenzamos el tercer curso. No quería que mi relato fuera largo y por supuesto que en ningún momento, mencioné ningún nombre, aunque era evidente que Waraki ya sabía que Nagasami era Nagasami y que Hakua era Hakua. De todos modos, hice mi relato lo más corto posible. Cuando termine, Inoue me miraba con coraje, Waraki, con consternación.
–¡Eso es muy injusto! –
Se quejó ella, por supuesto que ella no sabía todo lo que había pasado antes de eso, así que no la culpaba, no se lo conté porque eso sería prolongar mi relato demasiado, pero era evidente que su juicio estaba muy alterado debido a eso.
–Inoue tiene razón, lo que ella hace está mal. –
Agregó Waraki, eso sí me sorprendió. Después de todo, aunque no lo quisiera, él estaba enterado de muchas más cosas de las que había ocurrido, incluyendo mis citas con Nagasami y mi problema con Minami.
–Es injusto, y muy malo. –
Repitió Inoue–chan, cerrando los puños.
–Yo… cometí muchos errores, supongo que… –
¿Qué suponía? Era una respuesta genérica, pero Inoue se enfadó, ella tenía opiniones muy firmes al respecto.
–El pasado es el pasado y ya, las cosas que hiciste se quedan allí ¿No es eso de lo que se trata perdonar? Pero atormentar a alguien sólo porque tú no quieres entregar la parte de ti que le corresponde a la otra persona es cruel. –
Waraki la miraba completamente atónito, yo también me quedé perplejo, nunca pensé que esta chica pudiera ser tan… apasionada con estas cosas, normalmente daba la apariencia de alguien poco preocupada. Ella se sintió insegura debido a nuestras miradas, y vaciló.
–Bueno, es que yo siempre he pensado que querer a alguien no tiene que tener una razón, no se necesita más que quererle y ya. –
Sentí envidia de Waraki en ese momento, a pesar de todo, tuve que sonreír, la chica era bastante sincera en sí misma y por ello pude determinar que era bastante… pura por decirlo de alguna forma. Supongo que eso ayudó a que ella se enfadara de verdad por el relato.
–Pienso que tienes razón, a pesar de que mi asunto se haya complicado hasta el extremo de no saber qué hacer. –
–Ella debe decidirse, si puede quererte o no, y no es justo que te tenga siempre esperando por ello, deberían poder hablarlo como dos personas normales. –
Replicó ella, cruzando los brazos, Waraki le puso una mano en el hombro.
–Vamos, no debes enfadarte por ello, Akai–kun sabrá que hacer. –
Le dijo, con intención de que Inoue se tranquilizara, parecía que se había enfadado seriamente por un asunto que no tenía nada que ver con ella. Inoue junto sus dedos sonrojándose por el contacto no muy meditado de Waraki y asintió con la cabeza.
–¿Les parece si hablamos de algo más feliz? –
Pregunté. Inoue entonces comenzó a hablar de nuevo, tardó un poco en dispersar lo pesado del ambiente, pero al parecer ella disfrutaba mucho hablar de lo que había pasado “En Osaka” que era su muletilla por ahora. Y tanto Waraki como yo, disfrutábamos mucho de su compañía.
Me gustó un poco, no lo niego, pero sabía perfectamente que aquello no iba a ocurrir. Y por otro lado entendía porque a Waraki le gustaba tanto esa chica. Hatsuyuki, contrario a lo que su nombre dijera, sabía cómo hacer a las personas sentirse cómodas en su presencia, utilizaba su falta de propiedad al hablar y su familiaridad tonta a su favor, y pronto, Waraki y yo estábamos riéndonos de lo que ella estaba contando.
Fuimos a clases después de eso, y pude por fin saludar a Minami, a quien yo no había podido ver ni hablar desde aquel incidente. Ella lo único que hizo fue disculparse.
–Lamento mucho lo que paso entonces, Sempai, por favor, disculpe el atrevimiento, no fue con la intención de avergonzarlo. –
Fue lo que ella me dijo, yo acaricié su cabeza amablemente.
–No tengo nada que disculpar, soy yo quien debería disculparse, en aquellos momentos tenía un montón de cosas en la cabeza, lamento no haber correspondido a tus sentimientos como era debido. –
Le dije, ella lo malinterpretó inmediatamente.
–¿Quiere decir que corresponderá ahora? –
Preguntó, eso hizo que Waraki la mirara acusadoramente y que Inoue se sonrojara.
–Es broma, no tienes por qué tomártelo todo tan en serio, Onii–chan. –
Se quejó Minami, yo alcance a notar, sin embargo, que detrás de ese “es broma” sí que había una parte seria. No dije nada por no prolongar más esto.
–Ve a tu clase ahora Minami, te veré a la hora del almuerzo ¿Comprendes? –
Preguntó, Inoue asintió.
–Lo he preparado yo para los tres, espero que te guste. –
Minami se despidió después de aquello, de la forma más educada que pudo y entró en su salón. Waraki, Inoue y Yo nos dirigimos al nuestro.
No quedaba más que aceptar el destino que tenía. Hablaría con Onee–chan esta tarde, sin importar nada. Inoue tenía su parte de razón, a pesar de desconocer el caso, y es que yo no podía estar así para siempre. Kotori debería decidir qué era lo que iba a hacer conmigo, yo quería que ella volviera a ser mi novia, pero ella ¿Qué quería? Su tiempo de pensarlo se había terminado también.
Era ahora o nunca. Me propuse en el corazón hablar estas cosas con Kotori cuando ella legara a la casa. No sabía a qué hora llegaría mi madre a casa, pero eso no me importaba en absoluto.
Pero olvidé algo importante. Olvidé que los dioses, suelen ser indiferentes de lo que las personas piensan, y de alguna forma, yo los había involucrado. Como dije antes, ellos me escucharon. Por eso, ellos se rieron de la declaración mental que yo había hecho en ese momento. ¿Por qué? Pues porque sí. Es todo.
––––––––––
La expresión “Shikataganai” nunca tuvo más sentido para mí que al momento de que sonara la campana de salida de la escuela.
Yo me apresuré a salir guardando mis cosas, Inoue y Waraki salieron primero que yo de cualquier manera. Hatsuyuki me invitó a irme con ellos, tuve que rechazarla, le dije que cualquier otro día estaría bien, pero que quería resolver mi asunto éste mismo día.
–De acuerdo, sólo piensa que somos tus amigos, y que siempre estaremos aquí si nos necesitas. –
–Muchas gracias, Inoue–chan, Waraki, hasta mañana. –
–Hasta mañana. –
Dijeron los dos al unísono, y salieron del salón. Yo sentí un poco de envidia, pero no dije nada, también me sentía muy bien porque él había encontrado a una chica encantadora, no niego que él lo necesitaba, en el fondo, sentía envidia porque él tenía una chica y yo por el momento no la tenía, no por la chica en sí.
Salí del salón de clases a eso de las doce de la mañana, es cierto, el día de hoy nos tocaba salir temprano a nosotros, esto significaría que tendría que esperar a Onee–chan por más tiempo, pero también significaba que tendría más tiempo de prepararme mentalmente para ello.
Las palabras de Hakua resonaron en mi cabeza cuando noté al final de la calle, a dos personas recargadas contra la pared.
“Y si no tienen nada que ver contigo, lo tendrán, he venido a advertirte, que son peligrosos”
Sentí un escalofrío al darme cuenta de que era a mí a quien estaban esperando, comencé a sudar y mis manos temblaban, aun así, seguí caminando por la acera con la esperanza de estar equivocado. Pero a medida que se acercaban, esa esperanza se desvaneció.
Así fue como los conocí.
Ni siquiera tenían facha de maleantes, puedo decir, al menos desde la distancia que los tenía en ese momento, que parecían dos estudiantes normales, por eso fue que esperé hasta el último momento, hasta que los tuve frente a frente, para hablar.
De todos los días, ese fue el más aterrador de toda mi vida. Fue como si el tiempo se hiciera lento a medida que los miraba acercarse a mí. Una chica con el cabello rubio y los ojos azules, y un joven con el cabello negro y los ojos igual. Los ojos de ella fríos como el hielo, y los de él, oscuros como un gran agujero.
Ambos miraban sin ver realmente nada o a nadie, era como si todas las personas fueran transparentes a sus ojos. Pude notarlo por el modo en que se tomaban de las manos mientras avanzaban. Y las demás personas no parecían poder verlos. O no les prestaban atención, quizá solo estaba sugestionándome debido al relato de Hakua, incluso, me pregunté si estaba soñando.
No es que el chico fuera muy normal, pero aun así, esa chica tenía un algo especial, que me helaba la sangre. Su cabello rubio caía pesado sobre sus hombros, moviéndose a medida que caminaba. Era hermosa, es cierto, pero, su belleza era completamente diferente a la de Kotori, o a la de cualquier otra chica. Era una belleza más… inhumana, por decirlo de alguna forma.
Aquellas personas eran completamente diferentes a todas las que yo hubiera conocido. Es cierto que Hakua tenía sus asomos de malvada, es cierto que Nagasami era irritable, pero lo peor de Hakua y Nagasami, y de todos los que yo conocía, era poco comparado con la frialdad con la que la chica me miró. Eso era lo más impactante. Porque no eran los ojos de una chica, eran los ojos de un monstruo. Era la mirada de alguien que tiene poder sobre la vida y la muerte, de forma natural e inequívoca, un poder que podía pasar por indiscutible, en otras palabras, estas personas, eran asesinos.
Una serie de escalofríos corrieron por mi espina dorsal mientras asimilaba cada uno de esos detalles. Entendí que estas personas eran aquellos de los que Hakua me habló, no había duda, incluso entendí, también, que Hakua había vivido porque ellos lo quisieron.
Y lo que fue más aterrador, probablemente no hubo ninguna razón en especial para que así fuera. Nada hubiera cambiado para estas personas si la mataban, la vida de Hakua, o la de cualquier otra gente, no significaba nada para ellos, sus rostros eran los de alguien incapaz de sentir empatía o piedad. Mi estómago se revolvió con violencia, finalmente me habían encontrado, mi pregunta era ¿Por qué?
Las películas te hacen creer que es fácil, en las series cualquiera puede matar a otra persona. Pero ver estas cosas en la realidad era algo que nadie está listo para enfrentar. Sé que dije que ya no tendría miedo, pero esto era ridículo. Tanto que apenas podía sostenerme en pie, hubiera corrido de no ser porque el pánico me paralizó primero.
Y se pararon frente a mi como si nada pasara. Yo me detuve, mis manos sudaban mientras luchaba por detener el temblor en mis piernas, mi corazón latió con violencia.
Era la cara de alguien que te tiene en la palma de su mano desde el primer momento. Me miraba con los ojos lleno de un desprecio parecido al que uno siente por un insecto, a pesar de que sonrió.
– ¿Ustedes son? –
Pregunté.
Fue la chica quien respondió, tomada de la mano del sujeto sin importarle en absoluto el sitio donde estaban, las miradas de la gente, nada. Nada existía en esos ojos azules y esa cara marcada con un semblante feliz, feliz frio, como con una felicidad que escapa de tu alcance, como si su alegría estuviera basada en un concepto que nunca podrías entender.
–Mi nombre es Katabe Kitsune, y él es mi novio, y mi Sempai. –
Dijo ella, evidentemente usando la mejor de sus sonrisas para decir las últimas palabras. Era una voz dulce y sedosa, y la chica hablaba con síndrome de Gokigenyou.
–Ataka Yashite, es mi nombre. –
Dijo el chico, quien evidentemente era mayor que nosotros dos. Su mirada era menos fría, pero no por ello más familiar. Me puse a temblar. Sin embargo, traté de controlarme. En ese momento me percaté de que su uniforme era el mismo que el de Kotori. Pero traté de sonreír. Ataka–san avanzó hacia mí, sin vacilar, pero se detuvo a una distancia respetable, sacó un cigarrillo y lo encendió.
Esta era un área escolar, no se podían encender cigarrillos, y era menor de edad, no podía tener cigarrillos, pero seguro que estas dos cosas le importaban un bledo. Dio un sorbo al cigarrillo y arrojó la ceniza al suelo con naturalidad.
–Verás… somos amigos de Kotori…tu Onee–san, nos envía a por ti, ella se ha metido en un lío, y nos ha pedido que te recojamos hasta que ella pueda salir de esto, ¿comprendes? –
¿Amigos? No lo sé, no tenía forma de averiguarlo. ¿Kotori Onee–chan estaba bien? No pude responder, me sentí completamente impotente, lo único que me quedó claro con eso, es que estas personas tenían a Kotori. Si preguntaba de más, o me resistía, sería ella quien estaría en problemas, no yo. Dicho esto, fue evidente que no tenía que ocultar nada. De nada iba a servir fingir. Si estaban aquí solo podía ser debido a una razón.
–Parece ser que el lío tiene que ver contigo… y con ella… si sabes a qué me refiero. –
Agregó la chica, su voz era dulce, la voz que usaría un depredador al hablar con un pequeño pájaro asustado.
El joven volteó a verla, como diciéndole algo, pero fuera lo que fuera, yo no pude entenderlo. Lo único que entendí es que estas personas tenían a Kotori, y eso me bastó para resignarme. No podía hacer absolutamente nada contra estas dos personas en realidad. Para ponerlo de una forma que se entienda. Tres maleantes me golpearon en un puente, quedé inconsciente, estas dos personas llegaron y asesinaron a sangre fría a los maleantes, y dispararon a Hakua, dejándola invalida, quizá de por vida, simplemente porque ellos querían la fotografía en su celular, una fotografía donde yo estaba dándole un beso a Kotori. Y habiendo asesinado a esas tres personas, estaban aquí, hablándome como si nada.
Lo único que deseé en ese momento, es que Kotori no fuera la cuarta. Entregaría mi alma a estas personas si con eso podían dispensar la vida de Kotori Onee–chan. Pero ellos no parecían querer eso tampoco.
–Podría ser que… ustedes saben. –
Pregunté. Sólo quería confirmar la historia de Hakua a estas alturas. Pero no podía decirles que sabía lo que había pasado con Hakua y la fotografía, podrían dispararme sólo por saber demasiado.
–Lo sabemos, y no nos importa realmente, al contrario, sólo que estamos aquí porque tu Onee–chan nos ha pedido que te ocultemos, estará contigo por la noche, pero debes venir con nosotros por ahora. –
Me dijeron. Esperen un momento. ¿Ellos estaban siendo amigables conmigo? ¿Por qué? Entiendo perfectamente que su intención no era ser hostiles, pero también podría ser que Onee–chan hubiera sido descubierta o algo así.
– ¿Ella está bien? –
Pregunté a media voz, temiendo lo peor, si es que podía haber algo peor que ser prisionero de estas “personas.”
–Está bien, y lo estará más cuando podamos decirle que estas a salvo, ella parecía preocupada. –
–Ustedes… irán a la escuela de Onee–can después de esto ¿verdad? Le dirán que le obedecí, que he hecho lo que me pide. –
Mis nervios no me permitieron pensar en lo que estaba respondiendo. Lentamente, y ante la presión de perder lo único que realmente amaba en el mundo, las respuestas se generaron solas en mi mente, siguiendo la muletilla de Onee–chan, que yo tantas ganas tenía en ese momento de volver a escuchar. Su respuesta positiva me indicó que, al menos, por el momento, Kotori estaba bien.
–Oye, oye, tranquilízate, tu Onee–san estará bien, sólo está siendo precavida, además, ese tipo de cosas revelan detalles que no deberían ser revelados ¿comprendes? –
Me dijo el sujeto, sonriendo sórdidamente, como si disfrutara saber lo que sucedía entre Kotori Onee–chan y yo, como si el asunto le hiciera gracia, o mejor aún, como si internamente lo aprobara. Quizá sólo estaba viendo lo que quería ver en medio de aquel espiral de tensión mortal.
–Lo lamento, Katabe–Sempai, Ataka–Sempai, en tal caso… estoy a su cuidado. –
Fue lo que les dije, e hice una reverencia. Luego me dijeron que debía seguirlos. Lo hice sin pensar mucho. Después de todo ¿Qué diablos estaba pasando aquí?
––––––––––
La chica no habló en ningún momento, se limitaba a mirarlo a él y sonreír, mientras caminábamos, la chica, a quien yo conocía como Katabe, tomaba a su novio del brazo para poder caminar junto a él. Yo miraba hacia todos lados, ahora las personas los miraban con mucha atención, pero a ninguno de los dos parecía incomodarles en absoluto.
El lugar al que me llevaron fue a la casa del chico, parecía una casa normal. Una señora cocinaba la cena, ellos me llevaron a la sala, y encendieron una consola. Había sido investigado. ¿Cuándo? ¿Cómo? Imposible saberlo. Me di cuenta de que esto era parte de un plan que llevaba mucho tiempo en movimiento, y que estas personas sabían exactamente que tenían que hacer para conseguir lo que deseaban, la pregunta era ¿Qué era eso que deseaban? ¿Por qué estábamos involucrados Kotori Onee–chan y yo?
–Ahora vamos a ir a la escuela, necesitamos que esperes a tu Onee–san en este sitio, no creo que haya problema con eso ¿verdad? Hay bocadillos sobre la mesa. –
–No hay problema, esperare pacientemente lo prometo. –
Les dije. No me habían traído hasta aquí por nada. Al parecer las cosas estaban saliéndoles bastante bien, y eso podría incluir que ellos cumplieran su promesa, sólo esperaba que Kotori Onee–chan no se resistiera. Sólo teníamos que ser buenos chicos y todo esto terminaría en un pis–paz.
Me obligué a pensar así mientras mis manos temblaban al tomar el control de la consola que ellos me dieron.
–Ese reloj es genial ¿te importaría vendérmelo? –
Me dijo él, mirando un pequeño reloj color azul que yo traía en la muñeca.
–No es nada especial, Ataka–Sempai, sólo lo he sacado del cereal, es el único que tengo, pero puedo conseguir otro después, por el favor que nos hacen a mi Onee–chan y a mí, puedes tenerlo si quieres. –
Por supuesto que era mentira, ese reloj me lo regaló Onee–chan, pero ahora mismo, su bienestar valía mucho más que un estúpido reloj. Si entregándoles el reloj, podía asegurar que Kotori estaría bien, se lo entregaría.
–Esplendido. –
Dijo él.
Luego de eso se fueron. Me quedé solo.
––––––––––
Después de un rato sentí ganas de ir al baño. Como en todas las casas japonesas, el baño estaba en el segundo piso, supongo que es un detalle muy práctico, así no importa que seas nuevo en la casa, siempre sabrás como llegar hasta el baño, o cuando menos, en que planta está.
Cuando entré al baño sonó el teléfono. Contesté inmediatamente al darme cuenta que se trataba de Kotori.
…Moshi–Moshi, Onee–chan ¿Cómo estás? ¿Estás bien? ¿Qué está pasando?
…Eh…Estoy bien… Imura… tienes que ser paciente ¿entiendes? Todo va a estar bien.
…No suenas nada bien en absoluto.
Fue evidente para mí que ella estaba conteniendo el llanto, no tenía que engañarme, aunque supongo que le estaba prohibido llorar.
…No tengo mucho tiempo, sólo quiero decirte que estoy bien, en serio… tienes que creerme ¿sí? ahora mismo estoy un poco retrasada, pero llegaré en la noche allí en donde estas.
…¿Tengo que hacer algo?
…Solo espera allí, por favor, no hagas una locura… ¿sabes? Te amo.
Aquello me hizo llorar, tenía mucho tiempo que ella no me decía algo como eso, y el hecho de que ella lo dijera en ese momento sólo sirvió para alarmarme.
…Onee–chan, no quiero perderte, por favor, regresa.
Eran palabras en más de un sentido. Aunque admito que no era precisamente el momento para hablar de esas cosas.
…No me vas a perder, Imura, llegaré por ti, lo prometo… en serio, en serio te amo.
…También te amo, Onee–chan.
Le dije, ella colgó después de eso. yo me llevé una mano a la cara. Seguía teniendo la misma pregunta en la cabeza. ¿Qué demonios estaba pasando aquí?
––––––––––
Salí del baño unos momentos después, tratando de permanecer tranquilo, tal como ella me había dicho, siempre la obedecía, supongo que esta era la primera vez que era realmente importante hacerlo. Y fue la primera vez que fue tan difícil también, tuve ganas de llamar a la policía, pero eso seguramente pondría a Kotori Onee–chan en peligro, si no lo corría ya. Me pase la mano por el cabello.
En ese momento, la habitación al fondo del cuarto llamó mi atención, estaba cerrada, pero pensé que aquel sitio era un buen lugar para enterarse de lo que estaba pasando. Según sabía esta era la casa de él, de ese monstruo. Si echaba un vistazo, tal vez lograría averiguar lo que sucedía. Me acerqué lentamente, tenía el estómago algo revuelto.
Momentos antes de que alcanzara la manija, escuché una voz detrás de mí.
–Así que aquí estabas. –
Dijo la voz. Era de una chica, me volví inmediatamente para darme cuenta de que había una chica parada al otro lado del pasillo. Su voz era amigable. Era una chica completamente diferente a los otros dos.
–No deberías abrir esa puerta, estoy segura de que lo que verías no te gustará. –
–¿Vives aquí? –
Pregunté, desesperado por encontrar una lógica a lo que estaba viviendo.
–Claro que vivo aquí, soy Ataka Kirara, y he venido a decirte que la cena esta lista, Okaa–san ha preparado una porción para ti. –
Explicó ella, algo ofendida por lo que estaba preguntándole. Eso me dejó más o menos claro, que lo que sea que estuviera pasando, ella no tenía nada que ver. Tal vez ni siquiera sabía porque estaba yo aquí.
Tal y como había dicho, la señora de la casa había colocado platos en la mesa para mí. Lo sé porque solo habíamos por ahora tres personas en esta casa. Supuse que sería una grosería negarme y también que sería de mal gusto hacer un comentario sobre mi situación actual frente a la señora o la chica, en realidad, aquellas dos habían sido muy amables. Sin embargo, la señora sí habló sobre Onee–chan.
–“Shin” me ha dicho que tu hermana se ha metido en problemas, sé que quizá no sea suficiente, pero siente libre de esperar aquí hasta que vuelva. –
Dijo la señora, al parecer, pensaba que todo esto iba por el mejor de los caminos, o más bien se negaba a pensar mal, es lo que cualquiera haría supongo, tratando de gente como esas personas. Pero hasta el apodo del sujeto era macabro.
–Gracias señora Ataka, la comida es deliciosa. –
–Moo, Kaa–san, no atosigues al invitado. –
Se quejó la muchacha. Luego me miró y me sonrió. ¿Estaba coqueteando conmigo? Como si tuviera tiempo para esas cosas, pero por la situación en la que me hallaba, preferí no hacer mucho caso a ese detalle, la señora reía levemente.
–Lamento mucho las molestias que estoy ocasionando. –
–No tienes que preocuparte, a veces las cosas pasan. –
Explicó la chica, seguía sonriéndome, yo bajé la cabeza, ella estaba siendo demasiado obvia y yo no tenía tiempo para eso, ni forma de pensarlo tampoco. La señora se rió y se puso de pie.
–Y soy yo quien no debe atosigarlo… –
Comentó a media voz, la chica enrojeció y miró a su madre, pero ahora ella subía las escaleras.
Yo me reí levemente, y ella volteó a verme a mí, pero no dijo nada durante un momento, hasta que terminamos de comer. Ella recogió los platos en silencio mientras yo iba a sentarme en el sillón, no había ninguna necesidad de seguir fingiendo que jugaba videojuegos. No podía ni sostener el control. Después de no sé cuánto tiempo ella volvió a acercarse, sentándose a mi lado, aunque a una distancia respetable. Una vez allí me miró y se presentó.
–Soy Kirara, Ataka Kirara, pero puedes decirme como quieras, incluso Ki–chan está bien, así me dicen mis amigas en el colegio. –
Supongo que el acortar su nombre para ella significaría el gesto más amistoso que yo pudiera tener con ella, así que lo hice, si ella sabía algo, me convenía ser amistoso para enterarme. De nada iba a servir mostrarme reservado en mi situación.
–Mucho gusto… Ki–chan entonces, sabes, la verdad es que no puedo relajarme ¿Sabes que está pasando? –
Pregunté, ella sonrió amargamente, como si le pesara responder de la forma en que lo hizo.
–Todo lo que sé es que Onii–san está con tu Onee–chan ahora, no sé qué es lo que tienen que ver el uno con el otro o porque es así… no sé más que tú en todo caso. –
Dijo ella, bajando la cabeza, eso no me venía bien ¿No sabía nada más? No parecía estar mintiendo u ocultarme algo, parecía que en realidad no sabía, y lo que era aún más problemático para mí, parecía resignada a no enterarse. Eso me hizo darme cuenta, ella sabía lo que “Onii–san” era. Lo más probable es que él ya hubiera estado haciendo cosas así con anterioridad. Nada eso me importaba un bledo, lo único que yo quería saber, es ¿Por qué tenían a mi Onee–chan?
–Todo lo que puedo decirte es que… cuando Onii–san hace una promesa, la cumple, así que si dijo que tu Onee–chan regresaría bien, así será. –
Se notaba que había muchas cosas en la mente de esa chica ahora, quizá tantas como en la mía. Ignoro qué juicio tendría acerca de su Onii–san, pero era evidente que le pesaba en el corazón lo que estaba pasando.
Ella se levantó después de eso y sirvió te en unos vasos color azul, muy lindos por cierto, quizá los mejores de su cocina, y me dio a beber en uno. El té era amargo, sin embargo, pero poco a poco, le fui tomando el sabor. Sentí como mis pulmones se hacían más amplios, por decirlo de alguna forma, era algo relajante, no quedaba nada más que esperar.
Y esperé. Y comenzó a hacerse tarde, y seguí esperando, sentado en ese sillón, tal vez lamentándome un poco por no haberle dicho que la amaba más veces, temiendo a veces, que no volviera nunca, y en ocasiones seguro de que en cuanto cayera la noche la vería. Recordando cada detalle que podía de ella, y rezando nuevamente por su bienestar.
Todo esto mientras conversaba con Kirara, comimos bocadillos, vimos un programa de televisión, y el reporte del clima que decía que llovería en la noche, porque un huracán se acercaba, los vuelos de todo el país estaban deteniéndose. No había terminado de reportar cuando comenzó la lluvia, yo miré a la ventana, desanimado.
–Puede que eso los retrase. –
Comentó Kirara, anunciándome creo, que no debería preocuparme si no estaban aquí a la mera caída de la noche, que tampoco tardó mucho más después de eso. Y dieron las siete de la noche, y las diez… no había ninguna señal todavía.
El reloj de la sala de aquella casa marcó finalmente la media noche. Era evidente que la chica tenía bastante sueño, estuve tentado a decirle que fuera a dormir, pero tampoco era como si pudiera decirle qué hacer en su propia casa. Las lágrimas salían de mis ojos en ese momento, yo hacía todo lo que podía por detenerlas, y además tenía el estómago revuelto, cuando escuché que alguien entraba. Sólo podían ser ellos. ¿Qué iba a pasar ahora?