Palabras del Autor
“Puedes pensar lo que quieras de nosotros
貴様たち私たち考えるのことできる
Porque no nos importa
だって私たちのことは関係ない
Estamos exentos.
私たちは免除です
No pueden detenernos”
そして貴様たちが俺たちとめてない
–Rammstein, Haifisch.
Hola a todos, es Mitaka Kotsuka.
Hace casi dos años que terminé mi primera novela ligera, El Matrimonio del Zorro, y no puedo estar más contento de llevar esta segunda a su fin. Vaya lío que se ha armado ¿Verdad? a pesar de que en esta ocasión casi no hubo sangre de por medio, la verdad es que siento que los capítulos han sido más dramáticos en Hanami Eterno. Esto es, principalmente por el tipo de novela que es. El matrimonio del zorro estaba hecho para ser elegante y aterrador, al mismo tiempo que debería ser bello y romántico. El Hanami eterno está pensada para ser una historia más realista, traída hasta ustedes desde cualquiera de las calles de Tokio. En ese lugar viven más de diez millones de personas y cada una tiene sus propias historias, quise dar la impresión de que la historia de Imura y Kotori podría estar sucediendo en este momento en cualquier parte de Japón. Es por ello que he sacrificado la parte ideal de mis personajes, para darle un enfoque más realista y humano. Lo que debería estar bien en una historia de recuerdos de la vida. El Hanami Eterno es la primera novela que he ido publicando al tiempo que la voy escribiendo y el apoyo que he recibido es algo por lo que nunca podré pagar. Las personas que la han apoyado saben perfectamente quienes son, y no puedo colocarlas aquí, además de que, en cierto modo, sería una total falta de respeto.
El significado del nombre y la relación que tiene con su contenido, es simplemente esa parte que sale del comentario de Kotori al final de la novela. Las flores de cerezo cayendo sobre el suelo, que ella eróticamente relaciona con besos cayendo uno tras de otro sin descanso, tal como caen los de Imura sobre su piel. Es también una ironía porque el Hanami, como todos saben, es un fenómeno muy breve que tiene lugar solamente una vez al año. Lamento que en esta ocasión el nombre no esté tan cargado de metáforas como en la anterior, pero como dije, ambas historias son esencialmente diferentes. A pesar de que ambos protagonistas de ambas historias, se conocen e interactúan un poco, he intentado, en la medida de lo posible, que esas acciones parezcan pequeñas para el otro cuando hablamos de su propia novela. Es decir, no quería que las acciones de Imura tuvieran un gran impacto en la vida de Yashite, (aunque si, lo tuvieron) y no quería que las acciones de Yashite tuvieran más impacto en la novela del relato de Imura sobre su relación con su Onee–chan.
Hablando brevemente sobre los personajes, creo que todo el mundo puede identificar la clase de persona que es Imura, nuestro protagonista y a la vez narrador, es ese chico que es toda una sensación en su salón, pero a quien la suerte no le sonríe demasiado. Por ello, se ve envuelto en las situaciones más extrañas y evidentes posibles, sin que para eso parezca haber remedio, incluyendo claro, el tema central de la novela, que es el amor carnal de su hermana mayor. Kotori es una chica distinguida, insegura sin deprimirse, alegre sin ser hedonista, sensual sin llegar a lo vulgar, y bonita sin ser presumida por ello. Ambos hermanos viven solos debido a que sus padres trabajan mucho y viven en esos apartamentos que las empresas ponen, para que los empleados puedan trabajar cómodamente y sin descansos, turnos de dieciséis horas al día. Debido a ello, y es algo que no he dejado muy claro, los padres de Imura se han divorciado años antes de que comience el relato. No llevan una relación particularmente mala, pero no hablan entre ellos como no se trate de sus hijos.
La profunda soledad de ambos protagonistas, y la, casi exclusiva, mutua compañía, contribuye a que se desarrollen sentimientos afectuosos un tanto… inusuales, mucho antes de que cualquiera de ellos se dé cuenta siquiera de que están allí. Para cuando se dan cuenta, desgraciadamente ya hay una tercera persona involucrada: Hoshika Nagasami. Nagasami es incluso más bonita que Kotori, bajo los estándares generales, su cuerpo es más esbelto y sus piernas son más largas. Tiene los ojos más grandes también y una apariencia más madura. Hipotéticamente sería un mejor partido para nuestro protagonista. Pero la inseguridad y el egoísmo de la chica la convierten en alguien de cuidado y sus constantes arranques de ira, combinado con lo poco que le importa el bienestar de los demás, harán que nuestro protagonista se desilusione con rapidez, sólo que no tuvo el valor de sacarla de su vida con la misma velocidad.
Si bien todos los personajes tienen algo que esconder, quizá varias cosas, de todos los personajes, el menos explorado es el de Nagasami. Es la hija menor de una familia de cuatro, su padre es alcohólico y sufre de la misma inseguridad y de los mismos episodios de ira irracional que su joven hija, no así su madre y su hermana. La verdad es que salí a una chica así. Eso es, ya lo dije, Nagasami tiene, en realidad, nombre y apellido. Incluso esa muletilla de “En serio” ha sido incluida para no olvidar de quien estamos hablando. Me pareció apropiado incluirlo en la novela por una razón simple. Odio a las Tsundere. Así que si alguien ha venido, pensando que Nagasami sería la típica Tsundere, dura por fuera, dulce por dentro, se están viajando por las ramas. Las “Tsundere reales” son duras por fuera, pero por dentro son incluso más horribles. Y si después de leer la novela, alguien todavía tiene ganas de salir con una chica que se enfada sin razón, entonces no ha comprendido nada.
Pasando por la parte más importante, la lección más importante de la novela, que incluso he colocado en la sinopsis, nos encontramos con la antítesis de la misma, hablamos de Hakua. Hakua es homosexual. Hasta allí todo va bien porque los lectores, al igual que el protagonista, ni siquiera lo han pensado. No es de interés a la novela porque no perjudica para nada la vida del protagonista. Pero la razón de que ella tome la actitud que toma desde los capítulos medios de la novela, es para hacer eco de las opiniones que los primeros capítulos provocaron. “Eso no es amor” “Aléjate de Kotori” “Eso es inmoral” “Eso es enfermo” “Deberías ir a por Nagasami” (recordando que lo he ido publicando conforme lo escribía) todas esas opiniones, se dejaron sentir mucho en los primeros capítulos, en donde las personas enjuician a Imura y lo colocan como culpable, sin entender siquiera lo que están juzgando o porque lo están condenando, son lo que da vida al carácter de Hakua. Dentro de la novela, Hakua es la encarnación de los lectores, claro, llevado hasta los extremos, está allí para dar ese juicio parcial e irracional, sin importarle mucho quien pueda salir afectado por su juicio. La hice homosexual y la puse delante de Nagasami, para dar la sensación al lector, de que ella también tenía algo de malo en sí misma (según el juicio de Nagasami) y que no le correspondía juzgar a nadie, que es una parte de la lección que pretendo dar con la novela: “El que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra”
Por eso mismo, por haberle dado protagonismo a la que se convirtió en la villana principal de la historia, tengo que agradecer desde aquí a todos y cada uno de los comentarios. Sin esas opiniones, la creación de Hakua hubiera sido mucho más difícil, y mucho más vacilante. Porque de hecho esos comentarios eran precisamente lo que esperaba de la novela. Quiere decir que hice bien mi trabajo.
Debido a Hakua es que Imura “escuchando lo que dicen los lectores del asunto” termina por hacer cosas que incluso a él le harían vomitar. Hakua no tiene un trasfondo precisamente por esa razón. Ella simplemente es alguien que intentó forzar lo que ella deseaba ver, que no estaba contenta con las cosas como eran y quiso cambiarlas a como ella lo deseaba, por eso es que he dicho y lo subrayo, ella lleva todas esas opiniones al extremo.
Así es como llegamos a Misaki, podríamos decir que es mi respuesta a todos esas opiniones. El juicio hacia su juicio. Y por ello es que Misaki aparece de la nada un día, más que nada para explicar a un chico confundido y triste, por qué falló, en qué falló, y que es lo que debe hacer si quiere corregirse. Misaki no promete nada, no está allí para eso, está allí para darle a Imura un norte, y ponerlo de nuevo en el camino correcto. Después de todas esas vueltas y juicios distintos, el protagonista ni siquiera está seguro de lo que está bien y lo que está mal, y Misaki está allí para recordarle, que el bien y el mal, viven dentro de nuestros propios corazones. Podríamos decir que es la voz del escritor, que no ha hecho más que repetir, de hecho, la moraleja de toda la novela. El amor es lo que tú quieres que sea. Nadie tiene derecho de decir lo que es y no es. Así que a pesar de no estar cargada de simbolismos y metáforas, está cargada de lecciones de vida, que todos deberemos aprender, tarde o temprano, a la buena, o como nuestro protagonista, a la mala.
Ya que se ha vuelto una costumbre mía atacar directamente a los valores más conservadores de las personas, pensé que también sería una buena idea si atacamos a sus complejos más comunes. Uno de los más interesantes es ese complejo de “héroe” que todos tenemos. Hablo de esa sensación de querer ayudar a alguien sólo porque le vemos que está en desgracia. Sin ponernos a pensar siquiera en lo que lo llevó hasta ese punto. A veces las cosas salen bien, ayudamos a alguien y eso nos ayuda a sentirnos bien con nosotros mismos. Pero ese pequeño complejo, que forma parte de la naturaleza humana, pues todos lo tenemos, no viene con un sensor que nos indique si estamos habilitados para ayudar, o si simplemente vamos a empeorar las cosas. Todos nos sentiríamos mal por Nagasami después de escuchar a Hakua decir lo que dijo, yo me sentí terriblemente violentado, y más porque fue “Nagasami” misma quien me lo dijo. Pero al igual que el protagonista, tuve que entender, a la mala, que no podía ayudarla. En mi caso lo único que hice fue empeorar las cosas. Así que creo que todos aquellos que se sientan enfadados con Imura porque para los últimos capítulos de la novela, él se niega a ayudar a Nagasami, deberían preguntarse primero, si él puede ayudarla o si no puede. Y respondo a esa pregunta desde aquí: No puede. Por la simple razón de que para ayudar a alguien, esta persona tiene que aceptar tu ayuda, y ese no es el caso del protagonista, ni del escritor.
Y así volvemos a nuestro punto primero. El romance entre Kotori e Imura. Un romance que (según nuestro propio protagonista) fue todo lo que no debía ser. Imposible, irracional, estúpido, inmoral, y maravilloso. Porque el amor puede ser todas esas cosas y muchas más, es el sentimiento que todos compartimos, como humanidad, no importa si vives en Japón, en Tailandia o en América, en todos lados, la gente se enamora, por ello es que lo considero tan importante en la vida de las personas.
Hay quienes dicen que no existe el amor perfecto, pero yo discrepo fuertemente con esa afirmación, porque lo que no existe, son personas perfectas, todos cometemos errores, y todos tenemos derecho a una segunda oportunidad, todos tenemos secretos que sería peligroso que fueran revelados. Todos somos horribles si las circunstancias nos obligan a serlo, pero todos podemos ser las personas más maravillosas, si se lo preguntamos a esa persona especial. Y pienso que el amor perfecto es aquel, que aun con todas esas cosas malas que cada uno de nosotros tenemos, puede darse, permanecer y florecer. Y pienso que si alguien puede amar a una persona a pesar de todo eso, entonces ese alguien merece el título de perfecta, porque definitivamente no es nada fácil. Y si alguien llega hasta ustedes y les dice, que lo que ustedes sienten por esa persona no es amor, muy probablemente se merezca un ostión en la cara, y quizá se lo den, y desde aquí los apoyo por hacerlo. Porque de hecho, las personas somos demasiado complicadas como para definir un concepto de ese calibre de forma general, creo que lo que realmente trato de decir, es que, establecer esa definición escapa de nuestra jurisdicción como seres humanos, y eso está bien, porque si no fuera así, quizá ya lo hubiéramos malogrado y lo usaríamos para nuestros intereses, tal como lo hace Hakua.
Llegados a este punto, quiero hacer mi propia aportación a esa definición, que siempre estará incompleta y que se forma de las aportaciones de cada ser viviente en este loco y cambiante mundo nuestro. “Amor, es cuando tu vida está completa, simplemente porque la otra persona está allí, es ser feliz porque la otra persona es feliz, aunque no sepas por qué es feliz”
¿Y para ustedes? ¿Qué es amor?
Mitaka Kotsuka.