Capítulo 12: La distancia entre nosotros.
Estaba en el teatro de la academia para chicas Tsukinomiya. Normalmente alguien como yo no tendría nada que hacer aquí, pero ahora acababa de terminar la obra que había presentado Himiko. No puedo decir que la entendiera del todo, pero como lo que a mí me bastaba era ver a Kamakura, puedo decir que lo disfruté.
No eran profesionales, es cierto, y aunque yo no sabía mucho de teatro, en todo momento fue evidente que se trataba de una obra. No sé si me explico, los personajes fingían llevarse bien cuando fue muy obvio que se llevaban muy mal en la vida real. Esa clase de actuación. No puedo decir que lo hicieran mal, pero parecía que cada una de las chicas estaba esperando a que otra se equivocara.
Lo bueno fue que Kamakura realmente había trabajado muy duro y al menos a ella, eso no le ocurrió. Cuando la obra terminó, yo fui hasta donde estaban las chicas que habían salido de escena a buscar a Himiko, había muchos padres y hermanos de muchas de las chicas que fueron actrices, pero Kamakura me había asegurado que no veríamos a nadie de su familia, cosa con la cual (y me siento mal de admitir esto) estaba bastante aliviado.
La cantidad de chicas lindas era algo realmente que decir, y con todo el maquillaje y vestuarios que había, de pronto me sentí como si estuviera en algún castillo en lugar de en una sala de teatro. Había una chica que en realidad me llamó la atención, vestida con una toga que dejaba muy poco a la imaginación, me imagino que pensada para que ella pudiera lucir su cuerpo, que dicho sea de paso, era bastante generoso. Cosas de ese estilo, todos los vestuarios, estaban diseñados para sacer el mejor partido de quien los usaba, el de Kamakura no era la excepción, y debido a eso, un par de parejas de padres pelearon a la salida de la obra.
Pero el ajetreo detrás de la obra, no me permito encontrar a Himiko con facilidad. Fue entonces que choqué con una chica, de cabellos plateados y cortos, no parecía una actriz, al menos no recordaba haberle visto en escena, en toda la hora que duró la obra.
–Lo siento mucho… –
Y se quedó pensando por un momento, como esperando a que me presentara.
–Tento Daitako, es un placer. –
Le dije, presentándome de manera normal, ella hizo una leve inclinación. Fue obvio que, al ser un chico, no era estudiante, por lo que sólo podía ser un invitado.
–Tu… vienes a ver a alguien ¿No es cierto? –
Preguntó ella, su voz era un tanto chillona, aun así me pareció alegre.
–Busco a Kamakura. –
Respondí, ella retrocedió un paso, me miró de arriba a abajo, luego se dio la vuelta y se fue corriendo. Eso fue extraño, ni siquiera me dijo su nombre. Sin preocuparme más por eso seguí buscando.
La cantidad de gente que había y la inmensidad del lugar, aparte de que no sabía a quién debería pedir informe, hicieron que la búsqueda se prolongara por al menos media hora. Después de eso, finalmente di con el cuarto donde estaban las chicas que habían actuado en la obra, era como una especie de sala donde cada una estaba sentada por su parte, rodeadas por amigos y familiares, además de algunas compañeras de su escuela, entre la que distinguí a la chica de cabellos plateados que me había encontrado antes.
Suspiré mientras empezaba a caminar entre la nueva multitud al tiempo que me acercaba a Kamakura, quien estaba sentada cerca de una de las mesas. Pude sentir la mirada de todas las personas en la sala cuando me acerqué a ella.
–Y bien ¿Dónde has estado? Hace tiempo que deberías estar aquí. –
Se quejó Himiko, yo negué con la cabeza.
–Este sitio es enorme, he dado muchas vueltas antes de saber que estarías aquí. –
Respondí, ella cruzó los brazos.
–Baja la voz, todo el mundo está escuchando. –
Me dijo, yo no entendí cómo es que alguien podía escuchar lo que yo decía si todo el mundo estaba hablando en ese momento.
– ¿Qué te ha parecido? –
Preguntó ella, en ese momento, la chica de cabellos plateados se acercó a nosotros, pero venía acompañada de otra de las actrices, también de cabellos plateados (posiblemente su hermana o algo así) y miraron a Kamakura.
–Esto es inesperado, Kamakura–san, Pensé que te sentarías allí sola hasta que entregaran los reconocimientos, es bueno ver que tengas compañía. –
Comentó la recién llegada, me pareció que estaba siendo amable. Pero a Kamakura no le gustó el comentario.
–No en esta ocasión, casualmente tengo algo que hacer después de esto, aunque seguramente no sabes que puede ser eso, y yo no pueda decirlo claramente frente a tu hermana pequeña, Suzune–san. –
La supuesta Suzune sonrió plácidamente, como si el comentario le hiciera mucha gracia.
–Ah, entiendo que no puedas decirlo claramente, siendo sincera, pensé que se trataría de alguna de esas citas pagadas, pero creo que la situación va más allá de ser simplemente eso ¿No es cierto? –
Batí la cabeza luego de unos momentos, debido a la forma en la que hablaban, (lenguaje de niñas ricas) la conversación era difícil de seguir y empezaba a pensar que no estaban siendo amables.
–Supongo que alguien con tu experiencia está más informada acerca de cómo se lleva todo ese asunto de pagar por una cita, la verdad es que, a diferencia de muchas otras personas, nunca he tenido que recurrir a tales medios para conseguir algo. –
Suzune se llevó la mano a la mejilla con expresión sorprendida.
–Ah, ¿Es él quien ha pagado entonces? –
Preguntó, aquello sí lo entendí, y siendo sinceros, lo sentí como si se tratara de un gancho al hígado. Pero como de todos modos se trataba de una plática entre chicas, me quedé callado.
– ¿Por qué lo preguntas? Sabes mucho sobre esto, quizá deberías informarme acerca de cómo se ve una chica por la que han pagado… ¿Cómo tú tal vez? Creo que no ¿Verdad? –
– ¿Qué se supone que significa eso? –
Los ánimos se estaban calentando.
–Significa lo que piensas que significa, no deberías enfadarte porque un chico lindo esté dispuesto a pagar por mí, cuando es obvio que por ti solamente un viejo solitario daría algún dinero. –
Respondió Himiko, esto dejó a la otra chica en un estado de shock (y a mí también, es decir, ¿Era peor ser fea que ser prostituta? O es que algo había entendido mal) pero me quedé callado, simplemente batí la cabeza penosamente. Suzune se dio la vuelta, mientras la chica a quien yo había encontrado al terminar la obra me dirigía una mirada de odio y se marchaba detrás de Suzune.
Por si aquello fuera poco, al instante se acercó otra chica, con el mismo aire arrogante que la anterior, sin embargo, parecía más amable.
–Así que era cierto entonces, tienes un novio… –
Dijo ella, Himiko la miró con tedio.
– ¿Por qué iba a mentir? No tengo ninguna necesidad de impresionar a nadie. –
–Qué raro, por como parecía que lo gritabas a los cuatro vientos la última vez, pensé que era tu intención, ahora entiendo que sólo estabas emocionada. –
–Estas exagerando, Aikawa–san como de costumbre, pero no te culpo, supongo que exagerar es lo que hace a alguien como tú ser… bueno… alguien como tú. Si algún día llegas a tener un novio, entonces entenderás que simplemente lo mencioné. –
¿Cuándo se torció la conversación? Ahora era igual de hostil que la anterior. Himiko continuó:
–Si no te importa me gustaría pasar tiempo con alguien que sepa hablar de algo más interesante que el precio de sus zapatos. –
Y dicho esto se puso de pie.
–Debe ser difícil seguir la conversación de ese estilo con todo lo que ha pasado con tu familia ¿No es verdad? Entiendo cómo te sientes, si quieres puedo darte la bolsa que compré la semana pasada, ya que no la usaré más y seguro que tu padre no te dará para una nueva. –
Ella fue incluso más allá, admito que me sentí violentado, es decir, no estaba bien que Aikawa–san o quien fuera hablara así de Himiko, o que incluyera asuntos familiares, pero ella sólo se rio.
–No te engañes, Aikawa, sigo siendo la misma de antes y todavía puedo conseguir lo que quiera con sólo tronar los dedos, incluso la bolsa que traes ahora, no sólo la de la semana pasada. –
Y diciendo esto, hizo un signo de adiós con la mano y comenzó a caminar. Yo sólo la seguí, en silencio. El mundo de las niñas ricas era salvaje.
––––––––––
Estábamos por salir de los vestidores cuando ella finalmente rompió el silencio.
– ¿Te gustó la presentación? –
Preguntó ella casualmente, yo asentí. Al menos ahora que la había visto completa, pude comprenderla un poco mejor. Se lo dije.
–Bueno, a decir verdad es mucho más fácil cuando uno ve la obra completa, al menos ahora entiendo que todo ese tormento del que hablan es por una razón. –
Le expliqué, ella asintió, luego cambié el tema, había algo que no me había quedado claro.
–Esas personas ¿Por qué son tan hostiles? ¿Todas son así? –
– ¿Mis amigas? –
Preguntó ella, sonriendo. Yo me quedé perplejo, es decir ¿Esas eran sus amigas?
–Bueno, sí, todas son así en realidad, las chicas ricas suelen gustar de avergonzarse las unas a las otras, pero años de convivencia te acostumbran a lidiar con ellas. –
–Pero… ¿Son tus amigas? –
–Es un decir, son compañeras de la escuela, nos llevamos más o menos bien… eso es todo. –
– ¿Y porque lo único que hacen es atacarse? –
–Porque todas quieren brillar, Suzune estuvo en todo momento tratando de atraer tu atención, por ejemplo. –
–No lo noté. –
Respondí, es cierto que vi su sonrisa un par de veces mientras “conversaba” con Himiko, pero… ¿Mi atención? Yo sólo podía ver a Himiko.
– ¿Por qué iba a querer hacer eso de todos modos? ¿No puede conseguir un novio? –
Pregunté, algo molesto de haberme dado cuenta de que para ellas no era más que un accesorio, no es que me importara pero… ni siquiera Kamakura me trataba de esa forma. Un sirviente tiene más categoría que un accesorio ¿O no?
–Supongo que podría, si quisiera, pero es una cabeza hueca… y por otro lado, no se trata de tener un novio, se trata de demostrar que eres mejor que la otra chica… yo era así también, tengo que admitirlo, en realidad todo lo que les importa, como ya lo notaste, es el precio de las cosas que compran. –
– ¿Por qué cambiaste? –
Pregunté, estábamos fuera de su escuela, ella volteó a ver un sitio donde vendían crepas, así que fuimos allí. Himiko suspiró antes de responder.
–Porque me di cuenta de que de esa forma estaba convirtiéndome en mi padre, está bien querer dinero, está bien ser ambicioso, pero… Cuando me di cuenta de lo que mi padre era capaz de sacrificar por dinero… me dio asco. –
– ¿Tiene que ver con el hecho de que haya intentado venderte? –
Pregunté, con cierto miedo de la respuesta a decir verdad.
–Esa fue la gota que derramó el vaso, pero no fue la razón por la que me fui. –
Me explicó ella, y luego volvió a suspirar, mientras nos acercábamos al puesto de crepas.
–Mejor hablemos de algo más feliz ¿Quieres? –
Asentí con la cabeza. Le compre una crepa de miel con fresas y nos fuimos de allí.
––––––––––
Antes de que se pusiera el sol (la obra fue después del horario escolar) nosotros ya estábamos en casa. Le dije a Himiko que debía hacer un par de cosas antes de bajar a cenar, por lo que si ella quería tomar un baño primero por mí estaba bien. Yo podría bañarme luego de la cena, lo cual la dejó muy contenta porque, según ella decía, se mareaba si tomaba un baño después de comer.
En ese momento mi teléfono comenzó a sonar. Yo estaba preparando mis cosas para el día de mañana, así que dejé los cuadernos en el escritorio y tomé el teléfono con algo de nervios. Era mi madre.
…¿Moshi? Daitako, ¿En dónde estás? ¿Por qué no has contestado antes el teléfono?
Fue lo primero que me dijo mi madre, al parecer estaba preocupada, no había tenido tiempo de revisar, pero durante la obra, el celular permaneció apagado.
…Lo siento madre.
…Ah, sí que lo sientes, y lo sentirás más aún, estuve preocupada toda la tarde ¿Dónde estabas? ¿Qué era más importante que contestar la llamada de tu madre?
…He ido a ver una obra de teatro, tuve que apagar el celular.
…¿Teatro? No me mientas jovencito.
…No miento, he ido a ver una obra, es por una chica ¿Comprendes? No voy a mentirte por algo así.
Esto suavizó el comportamiento de mi madre ¿En que estaría pensando de todos modos? ¿Es que había alguna razón aparte del teatro o cine o lo que fuera, para apagar el teléfono?
…¿Una chica?
Preguntó ella después de un rato, suspirando, pienso que estaba aliviada.
…No he tenido tiempo de contarte, pero he conseguido novia.
…¿Y fuiste a ver una obra con ella?
Mi madre comenzó su interrogatorio en serio.
…Más bien, fui a verla a ella, ella era personaje de la obra.
…¿Extracurricular? ¿Es de tu escuela?
…Bueno, si es extracurricular, no va en mi escuela, de cualquier modo.
…¿Entonces de donde la conoces? ¿Es una buena chica?
Volvió a alarmarse, o al menos, así sonaba en el teléfono.
…Es buena chica, un poco caprichosa, pero ¿Qué chica buena no lo es? Incluyéndote.
Empezaba a pensar que mi padre debería haber sido un gran hombre, y todavía lo era, si se había casado con mi madre.
…¿Cómo dices?
…Que es una buena chica, es todo.
Corrí un poco el riesgo de hacer enfurecer a mi madre, me reí después de eso, mi madre respondió con bochorno.
…¿Qué falta de respeto es esa? Como sea… Eso no importa, no quiero que te veas envuelto en problemas entiendes, mucho menos en problemas con chicas… sabes a qué me refiero.
…No va a ocurrir nada de eso madre… puedes estar tranquila, ya lo sabes.
…Yo no sé nada ¿Me oyes? Y las chicas de la ciudad suelen ser mucho más libertinas ¿Te parece que eso está bien?
Mi madre realmente proyectaba sus inseguridades con respecto a la ciudad en todos los ámbitos, aunque después de saber lo que había ocurrido con Satou, posiblemente ella tuviera más de la mitad de razón en lo que decía.
…Es una buena chica, te lo aseguro.
Insistí, realmente interesado en que ella me creyera.
…Ver para creer, no tienes permiso de salir con ninguna chica que no hayas presentado a tu familia.
Sentenció mi madre, bueno, no es que yo pudiera hacer algo a estas alturas, pero tampoco había razón para decir a mi madre que ya estaba saliendo con ella. Una mentira blanca no le hace daño a nadie.
…Madre… por favor, no tengo doce años.
…No, no los tienes, tienes catorce, y es mi última palabra.
Me colgó después de eso. Ni que hacerle, resolvería el problema cuando se me presentara la ocasión, lo único que había que hacer, era presentarla. Supuse que sería lo mejor.
––––––––––
Olvidaba se me decir, lo ocurrido con Yamaki después de aquella penosa escena en su casa. Como era de esperarse, ella estaba enfadada, y después de lo ocurrido con Himiko evidentemente falté al día siguiente a clases, por lo que no la vi sino hasta dos días después de ello.
Ella estaba sentada en su pupitre con expresión alegre hasta que notó que yo entraba al salón. Evadió mi mirada, lo hizo durante las clases y durante el primer descanso también. Con el hambre que yo tenía, pensé que lo mejor era si aprovechaba el primer descanso para comer y el segundo para hablar de lo que fuera con Harusaki.
Durante el segundo periodo de clases, ella me puso un papel en el pupitre.
“¿Por qué faltaste ayer?”
Eso fue lo que decía, yo voltee a verla y ella se cubrió con uno de sus cuadernos.
“Tuve algo que hacer”
Fue lo que le respondí, usando el mismo papel.
“ ¿Ahora me odias?”
El mismo papel, su caligrafía era notoria cuando ella estaba escribiendo solamente con katakana.
“No te odio, simplemente tuve algo que hacer, no todo se trata de ti”
Lo pensé por unos momentos, quizá podía ser más amable con mi mensaje, pero muy posiblemente, ella pensaría que estoy jugando con sus sentimientos, en este sitio (El instituto) y en esta etapa de la vida, amabilidad es lo mismo que coqueteo.
No quiero eso.
“Ahora te portas frio conmigo, no es como que actúe de esa forma con cualquiera ¿Sabes? Yo ni siquiera sé que me pasó, lamento si te hice pensar menos de mí.”
Admito que el modo en el que estaba comportándome de algún modo sugería que yo adquirí esa opinión de ella, pero la verdad es que no fue así como lo pensé.
“No me malinterpretes, aun creo que eres una buena persona.”
Fue lo último que le dije, luego de eso, pusimos atención a las clases. Cuando terminó el segundo periodo de clases, fui hasta donde ella estaba.
– ¿Harusaki? ¿Tienes un minuto? –
Pregunté, ella sin mirarme asintió con la cabeza, salimos del salón después de eso, creo haber escuchado a algunos que murmuraban algo, pero no pude comprenderlo y no le presté atención. Simplemente salí del salón con Yamaki detrás de mí.
––––––––––
Caminábamos por el pasillo hacia el patio interior de la escuela. Allí la gente se reunía en pequeños grupos para platicar sobre las trivialidades de la vida diaria.
–Sobre lo que pasó ese día yo… –
Comenzó ella, nerviosa, la interrumpí.
–Antes que nada quiero decir que no pienso menos de ti Harusaki, si lo hiciera no estaría llamándote por tu nombre ahora mismo. –
Le expliqué, ella asintió levemente, creo que no estaba del todo convencida.
–Yo siento mucho lo que pasó, me dejé llevar. –
Fue lo único que ella dijo, yo asentí. No tenía que sentirse tan mal, esto comenzaba a darme algo de lastima. Pero como también sabía que la lastima podía ser confundida con coqueteo, mejor no dije nada.
– ¿Está bien si vamos a tomar un helado un día de estos? –
Insistió Yamaki, yo sonreí, sentí algo de pena por ella, pero mientras no fuera una invitación real, es decir, mientras no fuera algo concreto, no creo que fuera a buscarme problemas.
–Si quieres puedo llevar a mi madre. –
Agregó después, con los ojos encadenados al piso. Yo me golpeé la frente con la palma de la mano.
–No es eso… ¿Sabes? Tengo una novia. –
Entendí que si no se lo decía claramente, no lo iba a captar, pero en ese momento Harusaki sonrió.
–No te creo, lo dices para que me sienta mejor, lo sé. –
Respondió ella, una leve sonrisa se asomó en su rostro.
–No es verdad. –
Repliqué, no sé cómo es que una cosa así haría que ella se sintiera mejor, pero decidí dejar las cosas en claro, y no indagar más acerca de eso.
–Pero pasas todo el tiempo conmigo ¿De qué salón es? –
–No va en esta escuela, vive junto a mí, es eso. –
–Pero dijiste que habías rentado una alcoba cerca de la escuela. –
–Sólo digamos que ella renta la otra alcoba. –
Harusaki lo pensó un momento, como si tratara de verificar qué tanta lógica tenía lo que le estaba diciendo.
–Entonces… Tú y ella… ¿Vi–Viven en la misma casa? –
Asentí con la cabeza. Ella enrojeció, de una forma completamente diferente esta vez, parecía que podría freír un atún sobre su cabeza.
– ¿Y ella es linda? –
Preguntó, sin atreverse a mirarme.
–Es muy hermosa. –
La diferencia de términos usados hizo que Harusaki malinterpretara mi respuesta.
–Eso quiere decir que… ustedes… ¡Eres un pervertido! –
Eso fue lo que respondió, apartándose inmediatamente, luego se cubrió la cara con ambas manos. Yo negué con ambas manos.
–No es nada de lo que estás pensando. –
Le dije, algo alterado, aunque no entendí como es que esta conversación había tomado este rumbo. No le dije nada, y no hizo falta porque ella sola se acordó.
–O eso es lo que me gustaría estar diciendo. –
Dijo después de un momento, tranquilizándose y volviendo a sentarse.
–No es como tú crees, no hacemos esas cosas. –
Expliqué, luego de la pequeña conmoción ella parecía haber recuperado su estado de ánimo habitual, al menos un poco.
– ¿Por qué? –
Preguntó ella, y fue hasta ese momento que me lo pregunté yo mismo. No tenía una respuesta, así que vacilé.
–No lo sé. –
– ¿No te gusta ella? –
–Bueno, me gusta mucho pero… –
Harusaki volvió a preguntar.
– ¿No le gustas tú? –
Y esa fue la pregunta que importó de todo eso, porque después de esa pregunta, no pude dejar de pensarlo, y por eso tuve que responder (y sentí feo, lo admito) que no sabía.
–Nunca le he preguntado esas cosas, es vergonzoso. –
Expliqué, pero no era eso, no tenía nada que ver con la vergüenza, es que todo había pasado tan rápido, que no lo pensé. Y luego de eso la alarma que anuncia el final del segundo descanso sonó, y tuvimos que volver al salón. Y luego de eso fui a ver a Himiko a la obra.
––––––––––
Después de cenar, ambos fuimos a nuestras habitaciones, sin decir realmente nada, yo había pensado que luego de todas las cosas que habían pasado, no quería más problemas, pero no pude sacarme la pregunta de la cabeza, después de unos momentos, batí la cabeza desesperado.
Tenía que saberlo, sólo era ir allá y preguntar, era una pregunta simple ¿Te gusto? Eso es todo. Me di valor mentalmente mientras abría la puerta de mi alcoba para ir a tocar al cuarto de Himiko. Ella salió al mismo tiempo de su cuarto.
Nos quedamos parados allí durante unos breves instantes.
– ¿Me invitarás a pasar? ¿O planeas dejarme aquí afuera esperando? –
En realidad ella no había dicho por qué estaba fuera de su alcoba, tampoco tenía puesta aun la ropa de dormir. Y aunque era algo noche, no era su hora habitual de dormir, ni la mía. Normalmente ella estaría peleando conmigo a esta hora… al menos así había sido desde que la conocí.
–Qué casualidad, estaba pensando lo mismo ¿Quieres ir a mi alcoba? ¿O prefieres que yo vaya a la tuya? –
–Ah… así que recordaste que tienes una novia… eso es bueno, ya estas aprendiendo. –
Dijo ella, con un dejo de desprecio. ¿Ahora que hice? No, no era buena idea, no quería pelear, tenía una pregunta importante.
–Estaba esperando a que… bueno, las chicas suelen tener cosas que hacer ¿No es cierto? Cosas que requieren su espacio. –
Kamakura entrecerró los ojos, sin creerme del todo.
– ¿Estabas siendo considerado? Si es así te perdono… –
Dijo ella, no del todo dispuesta a perdonarme, ni a aceptar mi excusa.
–Ven tú a mi alcoba entonces, me siento más cómoda allí. –
Era lo lógico, que bueno que pregunté, ella se dio la vuelta y entró a su cuarto, sin cerrar la puerta, yo la seguí, y cerré la puerta tras de mí. Ella se arrojó sobre su cama como si fuera una niña, y una vez acostada y mirando al techo comenzó a soplar su copete para quitárselo de la cara.
¿Era eso lo que quería hacer? ¿Por eso prefirió su alcoba? ¿No se atrevería a hacerlo sobre mi cama? Suspiré, sin poder evitar sonreír.
–Y ahora ¿Qué? –
–No sé… ¿De que querías hablar? Seguro que tienes algo que decirme. –
–Bueno si… y no. –
Respondí, la verdad es que era muy diferente para mí pensar en preguntar a preguntarlo seriamente, y ella parecía tan despreocupada, tan cómoda de sí misma, que me intimidó un poco.
–Si no tienes nada que decir ¿Entonces a que venías? ¿Ibas a venir aquí siquiera? –
Bajé la cabeza, sin tener realmente cómo responder a lo que me preguntaba.
–Tú tienes algo, y más vale que me digas que es antes de que comience a molestarme. –
Quería pensar en una excusa rápida.
–Mi madre quiere conocerte. –
Le dije, aquello era cosa seria y Himiko lo sabía. Era como dar un paso nuevo en la relación, pero Kamakura no entendió de la misma forma que yo. O más bien parecía ilusionada con la idea, no se avergonzó para nada.
–Oh, es eso, si quieres podemos ir un día, no creo que planees hacerle venir hasta aquí. –
Me dijo ella con sinceridad. Fui yo quien titubeó.
– ¿No estas asustada? –
Pregunté, ella me miró con asombro.
–Voy a hacer de cuenta que no dijiste lo que creo que dijiste. –
Me dijo, y se llevó una mano a la mejilla, ahora estaba molesta. Hacer de cuenta las pelotas, ella estaba enojada.
–Bueno, pensé que sería un gran paso en la relación, y por eso mismo, quería saber si tú estabas de acuerdo, no pensé que aceptarías con tanta facilidad. –
Ella se puso de pie, estaba enfadada, se acercó a mí y yo cerré los ojos, esperando los gritos, o lo que sea que ella quisiera hacer. Pero una vez ella estuvo frente a mí, suspiró.
–Escucha… iba a echarte fuera ahora, pero acabo de recordar que eres un tonto, así que lo voy a decir claramente, estás haciéndolo sonar como que no estuvieras seguro de mí, de que soy lo suficientemente buena, y como sin duda entiendes, eso me ofende muchísimo, pero sé que tú no dirías algo así ¿Cierto? –
La atmosfera a todo alrededor cambió con esa escena, ella acarició mi mejilla, su mano estaba helada y su mirada era fría también. Era como si quisiera amenazarme con su mirada, me mataría si decía alguna idiotez.
– ¡Por su–supuesto que, que no! –
La garganta se me secó cuando intenté negarlo, ella vio mi desesperación y su rostro se suavizó. Hay que ver lo increíblemente generosa que era ella cuando quería.
–Eres perfecta. –
Le dije. Era lo que pensaba de ella, pero en realidad nunca pensé que se lo diría, mucho menos para salvar mi pellejo. Ella giró la cara.
–No tienes que decirlo, eso es algo que sé muy bien… entonces, todo estará bien ¿No es verdad? –
En algún momento su voz se notó un poco avergonzada, pero no quise provocarla más que eso, así que decidí dejar el tema. Himiko podía ser verdaderamente espeluznante si se lo proponía.
–Hasta tu cara aterradora es bella. –
Le dije, era más un signo de desesperación que un halago, porque eso no es lo que había venido a decirle, y resultaba frustrante para mí. La miré caminar hasta la cama y volverse a sentar, y mientras me quedaba allí parado como el tonto que era, entendí que no era el momento.
–Si no tienes nada más que hacer, retírate. –
Me ordenó ella, con cara de enfadada. Y casi mecánicamente, yo hice una reverencia, y salí del cuarto.
Después de todo aquello, comencé a comprender algo que no había tenido en cuenta cuando comencé a salir con Himiko. Había un abismo muy grande entre nosotros. Ella era… aristócrata, y no importaba cuanto tratara de ignorar ese hecho, en pequeñas cosas como las que habían ocurrido, aparecía esa diferencia. No entendíamos las cosas de la misma manera, y estaba tan acostumbrada a insultar de forma rebuscada que básicamente todo lo que yo le decía podía tomarlo como un insulto, dependiendo del humor en que estuviera.
Tampoco disfrutábamos de las mismas cosas, y yo en realidad todavía no sabía nada sobre ella o sobre su mundo. Ella leía libros mientras yo veía dibujos animados, su sentido del humor era demasiado refinado para reírse de mis bromas, y siempre parecía mirarme desde detrás de un cristal. Ella no era mejor que yo porque hubiera nacido en la familia en que nació. Era mejor que yo, porque su educación, orgullo, valores, conocimientos, lenguaje y principios, eran superiores a los míos, en todo sentido. Y yo que no entendía nada de esas cosas, era todavía un extraño para ella.
Finalmente tenía la respuesta a la pregunta de Yamaki, aunque no me gustara para nada: ¿Tocarla? ¿Algo más?
¡Pero si apenas nos conocíamos!