Capítulo 6: Linaje.
Esta es la historia:
Cuando Yuutsumi Sempai entró a primer grado, en la academia para chicas Tsukinomiya (un barrio de lujo que está a las afueras de Nagoya) Kamakura Himiko era ya estudiante de segundo año en esa escuela. El problema principal con Kamakura es que nunca pudo llevarse bien con sus compañeros. Ahora explico la razón:
Kamakura es un apellido famoso, y entre más sepa uno de historia, más famoso se vuelve. El apellido es parte de una familia que ha sido poderosa desde muchos antes de la restauración Meiji. Sólo para que se entienda de la magnitud de la situación, gobernaron el país durante más de cien años… Luego de la restauración, al estallido de la segunda guerra mundial, la familia aportó al emperador Showa armas, dinero y soldados, entre ellos, todos los hijos prominentes de la familia, el único que sobrevivió, fue el abuelo de Himiko.
Es cierto que hay una gran cantidad de gente con ese apellido en el Japón de hoy, también es el nombre de una región turística importante, incluso puede que algunas de esas personas estén emparentadas de una o de otra forma con la familia de la que hablamos, pero no lo recuerdan, no lo saben, o no les importa. En el caso específico de Himiko, era la descendiente directa, sin lugar a dudas. Debido a casualidades que ahora mismo explico, su padre, que ahora es cabeza de la familia, terminó viviendo aquí, y por ello, es que pude conocerla. Entre otras cosas por el tipo de negocio al que ahora se dedica la familia. Cuando la época de la postguerra, la familia recuperó gran parte del dinero y prestigio que tenía en las épocas anteriores debido a una serie de contratos exitosos sobre inmuebles, beneficencias, y bienes raíces, aunque nunca volvieran a inmiscuirse en la política, y durante la burbuja económica, la familia pudo hacerse con una fortuna bastante respetable. Esto fue lo que trajo al abuelo de Kamakura a vivir a Nagoya, donde la construcción de muchos departamentos durante los años ochenta, aportó a dicha familia los recursos para vivir cómodamente e instalarse en una mansión que está varias millas al oeste de la ciudad.
Fue por eso que Himiko terminó viviendo en esa mansión, y fue por ello que asistió a esa escuela. Ahora bien, cuando ella ingresó al colegio, ella solía llegar en automóvil, con guardaespaldas y cosas por el estilo, y era admirada por todos los que la veían. Sin embargo, Kamakura estaba demasiado orgullosa de su familia y de su procedencia, y aprovechaba cada momento para recordarle a sus compañeras lo importante y maravilloso que era su linaje, a pesar de que uno normalmente ignora esta clase de cosas, en aras del bien común…
Su carácter y su forma de pensar, resaltaron demasiado en una escuela en la que ya nadie recuerda mucho esas cosas y no mucha gente está dispuesta a aceptar a alguien que se siente superior a los demás. Eso y que ella actuaba esperando, justo como ahora hacía, que todo el mundo cumpliera su palabra al pie de la letra. Los maestros trataron de convencerla de que, como se dice, todos somos japoneses, y todos somos iguales, pero ella se negó a escuchar. Las pocas amigas que pudo haber hecho se alejaron de ella, pues pretendía ser tratada como una princesa, mientras miraba a todo el mundo hacia abajo, y no hubo autoridad en la escuela que pudiera hacerla cambiar de parecer. Esto le trajo problemas académicos bastante fuertes. Según Yuutsumi–san, ella incluso ordenó a uno de sus guardaespaldas golpear a un maestro porque “no guardaba el debido respeto” a ella y a su familia. El guardaespaldas (imposibilitado de hacer otra cosa, pienso) obedeció.
La escuela estaba imposibilitada también de expulsarla, pues aquello se convertiría en un escándalo, y el abuelo de ella podría haber hecho que incluso cerraran la escuela, pero desde entonces, Kamakura, más que admirada, fue evitada por todos, sin que a ella pareciera importarle mucho. El concepto de igualdad era completamente ajeno a ella, según me dijo Yuutsumi–san, y no estaba dispuesta a cambiarlo (ni creo que haya cambiado ahora, siendo sinceros)
Sin embargo, mientras ella cursaba el tercer año de colegio su padre comenzó a hacerse cargo del negocio de la familia Kamakura y por eso, ella se vio obligada, cada vez más, a recortar sus lujos y desplantes, al tiempo que era reprehendida por tratar a sus compañeras como basuras.
La edad rebelde llegó en un mal momento para ella, combinado con su carácter y el orgullo desmesurado que sentía por ella misma y por su apellido, ella desafió a su padre muchas veces, el señor respondió como se espera que responda un hombre a quien sólo le interesa el dinero, y fue entonces que ella huyó de casa. La huida de casa pudo haber ocasionado un escándalo para la familia, y fue esto lo que ella utilizó a modo de rehén, fue por ello que su padre llegó a un acuerdo con Oshizu–san, para que Kamakura pudiera tener un sitio donde vivir, lejos de su casa y con ello, lejos de su familia, para evitar que les ocasionara problemas. Lo único que su padre tiene que hacer, es pagarle a Oshizu–san para que ella vaya a la escuela, coma, e informar al señor en caso de que la chica problemática haga de las suyas de nuevo… a cambio de esa “libertad” ella ha quedado desheredada, recibe dinero para ropa y esas cosas, es decir, lo más indispensable, pero no más que eso.
–En una ocasión, pretendió que todo el mundo le agradeciera por haber evitado la invasión de los mongoles. –
Comentó Yuutsumi–san, yo levanté una ceja, aquello debe haber sido muy gracioso, no importaba como lo miraras, era excesivo.
–Es decir, nadie duda de que esas cosas pasaron, y nadie dudaba de lo que ella dice acerca de sus ancestros, pero ¿No es ir demasiado lejos? ¿No es algo que debe estar en los libros, y no reclamando por tu adoración? El collar que trae es el de su familia, es el antiguo símbolo de su clan… como si a alguien aún le preocuparan esas cosas. Estaba fuera de sí, tan hinchada de sí misma…. –
Explicó ella, en cierta forma tenía razón, es decir, aquellas cosas pasaron hace demasiado tiempo como para seguir agradeciéndole como si ella realmente hubiese tenido algo que ver, pero por otro lado, puede que ella tuviera otro concepto en cuanto a esas cosas, y por ridículo que pudiera sonar, yo aún no había escuchado esa clase de cosas de Kamakura en realidad.
–Espero que comprendas el por qué nadie quería siquiera verla, compadezco de verdad a sus compañeros de clase, después de eso ella se graduó de la escuela, y con toda sinceridad no pensé que volvería a escuchar ese nombre. –
–Bueno, ella aun estudia en el instituto de esa academia, según parece y… se supone que la invite a salir, aunque ahora tengo aún menos claro qué podría hacer. –
Le dije, no estaba del todo animado, a pesar de todo lo que ahora sabía de ella ahora, la cosa no pintaba muy bien para mí, en especial si hablamos de, como la misma Kamakura me dijo, “alguien sin nombre” que trata de impresionar a una chica que de buenas a primeras comparte lazos sanguíneos con los clanes más antiguos de Japón, son cosas muy viejas, lo sé, pero seguro que a ella le importan mucho, no lo va a pasar por alto.
– ¿Aun así lo vas a intentar? –
Preguntó ella, contrariada, a pesar de que me había contado su historia, yo tenía que ser un idiota para estarlo pensando en serio… o eso es lo que Haruna–chan parecía estar pensando. Y siendo sinceros, si, era un idiota.
–Bueno, al menos ahora que sé de qué trata todo esto, seguro que se me ocurre algo bueno. –
–Pero… ella es una persona horrible. –
Sentí un nudo en la garganta cuando ella dijo eso, recordando las palabras que la misma Kamakura había usado para advertirme:
“Soy caprichosa y egoísta, y orgullosa también, y muchas, muchas cosas más que son aún más desagradables que eso, y mientras más cosas averigües de mí, más desagradable te voy a parecer”
Y lo cierto es que, a pesar de lo que sabía, todavía no me parecía desagradable. Probablemente fuera porque yo no había tenido que lidiar todavía con esa clase de cosas, fuera de una leve mención por haber usado su nombre sin permiso (cosa por la que, en realidad, cualquier chica se molestaría) nunca me había mencionado nada. Por eso fue que lo que Haruna dijo me hizo rabiar por dentro.
Pero seguro que Yuutsumi no tenía la culpa de pensar así, supongo que esa puede ser la opinión de todo el mundo con respecto a Kamakura–chan. Pero a mí me gustaba, y no pensaba mal de ella, así que hice como si Yuutsumi no hubiera dicho eso.
–Si bueno… pienso que debe haber algo que pueda hacer aun así… para hacerla feliz. –
–No lo entiendo. –
Me dijo ella, suspirando, yo sonreí, una sonrisa falsa, de cualquier modo. Cambié el tema entonces.
–No importa, ya hemos hablado mucho de mí, pero no hemos dicho nada sobre ti, Haruna–chan. –
– ¿Sobre mí? ¿Qué hay sobre mí? –
Preguntó ella, asustada, pero lo que yo quería, era preguntarle sobre lo ocurrido con Satou.
–Bueno, lo último que supe es que Satou estaba perdidamente enamorado de usted. –
Ella enrojeció, pero inmediatamente después bajó la cabeza. Lo sabía, algo había pasado.
–Si bueno, se está haciendo tarde ¿No es cierto? –
Dijo ella, con intenciones de zanjar el tema y escapar. No comprendí del todo, pero no quería permanecer con la duda por más tiempo, ¿Por qué nadie quería hablar sobre ese tema? Me puse serio un momento.
– ¿Ha pasado algo con él? –
Pregunté, ella me miró vacilante, supuse que tenía que ser algo realmente malo, ya que ella me tomó de la muñeca y me jaló hasta que estuvimos fuera de las escaleras y del edificio escolar. Una vez allí, ella me explicó lo que había ocurrido:
Y aquí vamos, con otra historia.
Yamaki Satou invitó a salir a Haruna–chan aquel día en que yo fui a la enfermería. Yuutsumi–chan estaba bastante feliz y no preguntó a donde iban. En ese momento, él buscó un sitio escondido y apartado de la gente.
Fue vergonzoso para Haruna tener que admitir que, no dijo nada porque pensó que él la estaba llevando para hacerle cosas, y que a ella ni siquiera le disgustaba la idea. Pero la realidad fue completamente diferente, porque una vez allí, mostró a Yuutsumi algo que no debió haber mostrado a nadie, algo que él no debería tener.
Yuutsumi lo describió como un sobre con algo blanco dentro, como si se tratara de polvo de azúcar, que ella vio como Satou introdujo por su nariz. Haruna salió corriendo de allí y llamó inmediatamente a la policía.
Satou explicó, ya en la comisaría, que pensó que Haruna le cubriría por la relación que había entre ellos, pero Haruna era alguien con un sentido moral bastante alto y pensó que si era algo sospechoso, independientemente de quien fuera, lo mejor era dar parte a la policía. Tuvo algunos problemas en su casa por haber acompañado a un chico a un lugar apartado, sobre todo con esas intenciones, pero sus padres le alabaron por la resolución que tomó, al denunciar al pobre desgraciado de Satou a la policía, que pasaría sus siguientes treinta años en prisión, sin derecho a juicio, pues le tomaron con el polvo todavía en la mochila.
Después de aquello, Yamaki Harusaki, tuvo una fuerte discusión con Yuutsumi Sempai en el jardín trasero de la escuela, al enterarse de que ella si había tenido el valor de denunciar algo que Harusaki sabía, pero que nunca se atrevió a declarar, por ser parte de su familia. Finalmente habían llegado a un acuerdo, Yuutsumi no diría a nadie lo ocurrido con Satou, y ella no volvería nunca a mencionar el tema tampoco, pues Haruna no quería verse envuelta en todo esto y que su reputación se manchara cuando todos creyeran que había hecho cosas con Satou, rumor que sería imposible de erradicar si alguien se daba cuenta de que ahora Satou era considerado un criminal.
De este modo, si yo no decía nada, ninguna de las dos se vería afectada por lo que había ocurrido con Satou, una por haberle cubierto, la otra por acostarse con él. Estoy al tanto de que podría parecer poca cosa, pero el rumor no iba a distinguir verdades de mentiras si comenzaba a propagarse.
Después de confesar esas cosas, Yuutsumi Haruna, me suplicó que nunca volviera a dirigirle la palabra, accedí porque entendía que la posición en la que estaba era bastante peligrosa, y que no sería bueno para ella (ni para mi) involucrarnos más el uno con el otro.
Era lo mejor para todos. Tampoco le mencioné a Harusaki que sabía lo ocurrido con Satou, sabía que el hecho de haber cubierto a un criminal durante no sé cuánto tiempo le pesaba ya bastante como para que encima se enterasen sus amigos de ello. Supongo que esas llamadas eran de Satou, desde la comisaría, para pedir ayuda. Pienso que Harusaki hizo bien al no responder ese teléfono ese día. Y como buen amigo y estudiante que era, hice lo mi madre que me aconsejó que hiciera: Guardar silencio.
––––––––––
Después de escuchar todas esas cosas, al volver a casa, algo me decía que no había sido tan malo guardar silencio con respecto a lo de Kamakura y su mascota. Digo, no es como que estuviera permitido en su situación, pero por otro lado, aquello no parecía tan grave.
Dicho esto, si ella solamente tenía el dinero necesario ¿De dónde sacaba dinero? Quiero decir, para la comida del gato y demás cosas que hay que pagar cuando tienes una mascota, pero decidí que no era una buena idea preguntar sobre esas cosas ahora. Ni sobre eso ni sobre nada, aunque no dejaba de intrigarme. Bien pensado, aparte del gato seguro que ella tenía muchas otras cosas que comprar, su situación debería ser difícil.
Pensando en todas estas cosas es como llegué a casa, me encontré con que no había nadie, y la cena aún no estaba lista. No era común, es decir, Oshizu–san siempre se esforzaba mucho por sus quehaceres. Pero no dije nada. Quizá algo había surgido.
Mi sorpresa empezó al encontrarme con que Kamakura venía entrando a la casa junto con Oshizu–san momentos después, como si fueran las mejores amigas, es decir, no es que quisiera que se llevaran mal, pero por los términos tan despectivos que Kamakura usó para referirse a ella en aquella ocasión, no pensé que esa fuera la clase de relación que ellas tenían.
Quizá todo se debía a la amabilidad de la señora. Se lo preguntaría a la primera oportunidad, Kamakura no me notó al primer instante, dejó las cosas que llevaba sobre la mesa, e inmediatamente volteó a ver a Oshizu–san, quien cerraba la puerta.
–Dejaré las cosas aquí, espero que con esto baste, sabe que no soy buena con las tareas domésticas. –
Dijo ella, parecía que se estuviera quejando por haberle ayudado con las cosas, yo me acerqué a la casera con la intención de ayudarle con las bolsas. Kamakura me miró fijamente, sin decir nada.
–Ah, eres un jovencito muy amable. –
Dijo la casera cuando tomé dos bolsas pesadas que la señora venía cargando y las llevé a la mesa. Al pasar, no pude evitar recordar las palabras de Yuutsumi Sempai, acerca de su collar. Era cierto, ella llevaba un collar de oro con el símbolo del clan Kamakura, al parecer no había mentido, pero como era un collar, Himiko lo malinterpretó.
–Qué asco. –
Dijo ella en voz baja, y subió corriendo las escaleras. ¿En serio? ¿La hice enojar? Maldita sea.
–Deja que se vaya. –
Dijo la casera, sacando algunas verduras para empezar a cortarlas, yo me dispuse a ayudarla, cuando menos lavando las verduras, eso sí sabía hacerlo.
–Sigo haciendo que se enfade. –
Me quejé, mientras lavaba las zanahorias. Oshizu–san me sonrió, mirándome con amabilidad, podían leerse en sus ojos los recuerdos de muchas cosas, felices y tristes y la calma con la que cocinaba era algo que le daba la autoridad de hablar como si supiera exactamente lo que estás pensando.
–Lo has estado haciendo muy bien. –
Dijo ella, tomando las zanahorias, yo comencé a lavar los nabos, sin decir nada, no sabía porque estaba halagándome, así que no sabía bien cómo responder.
–Ella ha hablado de ti un poco. –
Me comentó después, picando las zanahorias, yo voltee a ver a Oshizu–san, ella seguía sin mirarme, concentrada en lo que hacía, pero quería saber lo que ella había dicho.
– ¿Y qué dijo de mí? –
Pregunté simplemente, ella sonrió, como si fuera un chiste que sólo tenía gracia para ella, yo sentí que iba a vomitar.
–Nada bueno… que eres un tonto, y un pervertido, y está completamente segura de que arruinarás todo el día de la cita. –
–Oh genial… –
Dije, desanimándome, ella colocó una mano en el hombro.
–Ten un poco de esperanza, eso ya es lo suficientemente bueno, chico. –
¿Cómo una opinión tan pobre podía ser algo bueno? Me preguntaba en ese momento. Oshizu–san debe haber entendido mis dudas sin que yo dijera nada, porque me dijo:
–Esa niña nunca antes había salido con nadie, ni con amigos, ni con un chico, tampoco había hablado nunca de nadie. –
Explicó la casera, con una sonrisa que provenía del mismo lugar que su mirada, del pasado, de un pasado que yo no podía comprender.
–Supongo que a estas alturas entiendes que esa niña no es cualquier chica, y debe ser tratada de modo muy especial, si sabes lo que hay que hacerse, entonces todo saldrá bien… ella no espera que lo sepas, de cualquier manera. –
–Todo lo que sé es que no va a ser fácil. –
Le dije, todavía con la mirada gacha, ella tomó uno de los nabos y comenzó a cortarlo. No había ni un ápice de duda en su técnica con el cuchillo, seguro que lo había hecho tantas veces que ahora era automático.
–No, no va a ser fácil ¿Qué cosa en este mundo que valga algo es fácil? –
Fue su respuesta.
–Las buena comida requiere dedicación, esfuerzo y comprensión… si eres de los que prefieren un ramen instantáneo sólo porque es fácil, entonces esa niña no es para ti. –
Explicó después, con evidentes trabajos al cortar los últimos trozos de un pedazo de carne. Bueno, es cierto que había una gran diferencia entre ella y cualquier otra chica, y es cierto que la belleza de Himiko era abrumadora, pienso que a mí me parecía difícil simplemente a causa de mi inexperiencia, de cualquier manera, como le había dicho a Yuutsumi, tenía que ser Kamakura, no iba a rendirme ahora.
–Me esforzaré. –
Dije yo, Oshizu–san sonrió, luego me dio una palmada en la cabeza, amablemente.
–Así se habla jovencito, anda… ve a disculparte. –
Me dijo, yo me quedé perplejo.
– ¿A disculparme? ¿Por qué? –
Pregunté, o más bien dicho, reclamé… ¿Qué hice? Pero ella se rio levemente, luego me dio otra palmada en la cabeza.
–Por lo que sea, eso no importa, tú ve allá y hazle saber, que no deseas que ella se enfade contigo. –
Me dijo. En otras palabras, fui arrojado a los leones.
––––––––––
– ¿Qué quieres? –
Preguntó Kamakura, en su tono de voz habitual, cuando toqué su puerta. Entré luego de escucharla, si iba a disculparme (por lo que sea que fuera) quería hacerlo en persona, ella estaba sentada, leyendo algo.
–Si bueno, yo quería disculparme, ya sabes. –
Le dije, no estaba seguro de que decir, así que pensé que ya que me estaba disculpando, podía aprovechar para explicar que no estaba mirando a su pecho, si no a su collar.
–Fue desagradable ¿sabes? Hacía calor, por eso mi botón estaba desabrochado, no tenías que mirarme tan fijamente. –
Me dijo, era la primera vez que ella me explicaba algo, quizá Oshizu–san tenía razón, siendo así, estaba avanzando positivamente en todo esto, lento y a un alto costo, sí, pero hacia adelante, que es la parte que importa.
–No miraba tu busto, sino tu collar. –
Fue mi respuesta.
–Mentir es todavía peor ¿Sabes? –
–No miento, es cierto que miraba tu collar, es el símbolo de tu familia ¿No es cierto? –
Ella se quedó perpleja, de todas las cosas que ella esperaba que le dijera, estoy seguro de que eso no pasó por su mente. Si Yuutsumi Sempai tenía razón en la mitad de lo que dijo, aquello era un pase para entrar en su mente por la puerta grande.
–Ah… así que… sabes lo que es… –
Comenzó a decir ella, tartamudeando, sin tener en claro qué debería decir. Bien, sigamos martillando el mismo clavo un poco, todavía no debería ser obvio que sé algo importante sobre ella.
–Bueno, es el símbolo del clan Kamakura, era imposible no reconocerlo. –
Supongo que mi movimiento fue demasiado directo. Lo digo porque en ese momento ella perdió el control de sí misma, de una forma un tanto diferente de lo normal. Sus ojos se nublaron.
–Bien… sal ahora, quiero cambiarme. –
Dijo ella, sin voltear a verme, por su mejilla se deslizó una lagrima. Cuando vio que no me movía de donde estaba ella se acercó a mí y me empujó levemente.
–No estoy enfadada, sólo… sal de aquí ¿entiendes? Necesito cambiarme de ropa. –
Yo hice una leve inclinación, y salí de su cuarto. Aquella lagrima me partió el corazón, es cierto, pero también entendí que ella no estaba del todo triste. Al contrario, pienso que ella estaba feliz, porque un chico desconocido por fin la había reconocido como una descendiente de unos de los clanes más importantes, antiguos y poderosos de Japón, y para ella, su linaje lo era todo.
–––––––––
Durante la hora de la cena, yo comía animadamente, Kamakura no bajó en ningún momento, supongo que estaba avergonzada por haber hecho una escena semejante y ahora no quería mostrar su cara. Hay que ver que ella era una chica en toda regla.
Oshizu–san se convenció pronto de que Kamakura no iba a bajar y, con toda la paciencia de alguien que entiende lo que ocurre, puso los platos en un portador, y los llevó hasta el cuarto de ella. Pude escuchar como Oshizu–san la llamaba para que ella recibiera la comida, y como entraba en su alcoba, sin duda había hecho todo bien. Después de un rato, la casera volvió a bajar las escaleras.
Oshizu–san me miró después de eso, sonriéndome sin decir nada, aunque yo estaba seguro de que ella quería decirme, que había sido un buen acercamiento.
Durante la noche, yo estaba en mi alcoba, preparándome para el día siguiente, cuando Himiko abrió la puerta de golpe, fue un poco vergonzoso que ella me encontrase acostado sobre el suelo, sacando algo de debajo de mi cama.
–Quiero me que digas ¿Dónde supiste lo que mi collar significaba? –
Preguntó ella, sin esperar a que me incorporara, yo salí de debajo de la cama como pude, y una vez fuera, me senté tranquilamente en una de mis sillas. La contemplé por un momento, fue la primera vez que vi ese brillo en sus ojos, como el brillo de una pequeña estrella escondida en ese rostro tan frio, que sin embargo, ahora mismo no mostraba ningún asomo de coraje, más bien parecía consternada.
–Bueno, lo escuché… eso fue todo. –
– ¿Dónde? ¿De quién? –
Ella parecía desesperada, pero no se enfadó, en lugar de eso, se aproximó a mi aún más y se sentó justo frente a mí. El olor de su cabello no me permitió reaccionar.
–En la escuela. –
Respondí simplemente, tragando saliva porque ella ahora estaba demasiado cerca.
– ¿Qué más oíste? –
Preguntó ella, fue allí cuando entendí el verdadero significado de la alarma, ella tenía miedo que yo hubiese escuchado cosas malas sobre ella. Bastante lógico, si tenemos en cuenta que el cambio le había caído de un día para otro, yo negué con la cabeza. No quería decirle lo que me habían dicho, más que nada porque, si lo decía, Kamakura pensaría que yo lo creía y siendo sinceros, yo no lo creía, ni quería creerlo. No todo al menos.
–Eso fue todo. –
Le dije, ella me miró de mala manera.
– ¿Vas a comenzar esta platica con mentiras? –
–No voy a repetir aquí, frente a una chica, cosas que a mí no me conciernen, si quieres una respuesta concreta, el símbolo que llevas colgado aparece en los libros de historia, es todo. –
Le dije eso con toda la seriedad que me fue posible, ella ocultó que sonreía al tiempo que bajaba la cabeza, pensativa.
–Tal vez… y sólo tal vez, no seas un completo idiota como me atreví a pensar en un principio, estaré esperando por la cita, considérate afortunado, Tento–kun. –
Aquella fue la primera vez que Himiko dijo mi nombre, luego de eso ella se levantó y se fue, sentí que el pecho me iba a estallar de alegría. Siendo así, lo que el mundo pensara de ella, no era de mi incumbencia.