Slow Life V1 Interludio I

Interludio 1: La heroína Ruti estaba sola

 

[Contrólate, Ares! ¿Cuántas veces han sido ya?] — gruñó Danan, miembro del grupo de la heroína y portador de una bendición de Artista Marcial.

[Si se nos acabó, entonces podemos volver y comprar más, ¿No?] — respondió Ares el Sabio, aparentemente imperturbable por la ira de su compañero. Sus labios temblaban ligeramente a pesar de la reprimenda, una clara indicación de que él, el Sabio, se sentía humillado al ser regañado como un niño por un hombre inculto como Danan.

Actualmente, el grupo de la heroína estaba en el Desierto de las Arenas Sangrientas buscando un arma que había sido dejada allí por el anterior Señor Demonio. Su objetivo era poner sus manos en ella o destruirla antes de que el ejército del actual Señor Demonio pudiera hacerla suya. Sin embargo, esta era la tercera vez que tenían que volver a un asentamiento porque se habían quedado sin comida y agua. En parte se debía a que no sabían dónde estaba el arma, y la búsqueda llevaba tiempo, pero también había aumentado claramente el número de veces que se habían quedado sin provisiones en medio de sus viajes desde que Gideon — Red — había dejado el grupo.

[¿Cuánto tiempo crees que hemos perdido en este desierto volviendo al mismo sitio? La razón por la que no pudimos conseguir la ayuda de la gente del desierto es porque tú arruinaste las negociaciones.]

[Es un arma legendaria. No es algo que cualquiera pueda encontrar con sólo pasar un día o dos buscando. Hice lo que pude con las negociaciones, pero la gente del desierto no eran mejores que ladrones que ni siquiera obedecían al rey de su tierra. Sin embargo, si tienes quejas, no dudes en hacerlo tú mismo la próxima vez.] — dijo Ares encogiéndose de hombros.

La actitud confiada y despectiva de Ares sólo sirvió para agravar aún más a Danan.

[Tú eres el que dijo que se encargaría de reunir suministros y hacer las negociaciones en lugar de Gideon! ¿Dónde está esa gran bocota ahora?]

[A diferencia de Gideon, no puedo dedicar todo mi tiempo a hacer trabajos extraños.] — respondió Ares con indiferencia. Para él, Danan se estaba enfadando por detalles intrascendentes, pero cuando notó que la expresión de Danan se volvía totalmente seria, una señal de peligro brilló en el fondo de su mente. Para entonces, ya era demasiado tarde.

[A la mierda. Voy a buscar a Gideon. A este paso no llegaremos a ninguna parte.]

[Espera un momento! Nos dirigimos a las instalaciones secretas del anterior Señor Demonio! Si te vas ahora, nos quedaremos con un hombre menos en caso de que se produzca una pelea!]

[A este ritmo, sólo vamos a ser aniquilados de todos modos. Sólo me uní a este grupo porque pensé que era la ruta más directa para vencer al Señor Demonio. Si eso ya no es cierto, entonces no tiene sentido que esté aquí.] — Danan hablaba en serio. O, al menos, así se lo parecía a Ares. Miró a la cruzada, Theodora, buscando algo de ayuda, pero ella se limitó a cerrar los ojos y cruzar los brazos como si no tuviera nada que ver con ella. Tisse, la asesina que se había unido en lugar de Gideon, era fiel a Ares, ya que él la había contratado, pero no sería de ninguna ayuda en una situación como ésta.

[Expulsar a Gideon fue un grave error, Ares. Te precipitaste demasiado.]

[Como he dicho cada vez, yo no lo expulse. Él mismo decidió irse.] — la excusa de Ares no hizo nada para cambiar la mueca de desprecio en el rostro cicatrizado de Danan.

En ese momento, sin embargo…

[¿Vas a ir a buscar a mi hermano, Danan?] — sonó una voz fría. Una lo suficientemente fría como para congelar la mueca de Danan.

[Mi Señora, yo…] — Danan, cuyo cuerpo estaba enfundado en la armadura de sus propios músculos, se encogió, como si se acobardara ante una simple niña. Era una respuesta similar al pánico que podría experimentar una presa cuando un megadepredador al que no tenía ninguna posibilidad de derrotar o escapar la estaba acechando.

La heroína, Ruti. Su pequeño cuerpo estaba envuelto en una armadura de platino, y la espada Sagrada Mata Demonios colgaba de su cintura mientras miraba al hombre oso, sin expresión…

Ella era el ser más fuerte elegido por Dios. La heroína a la que se le había concedido una fuerza sobrenatural para salvar el mundo. Incluso un artista marcial como Danan, que podía destrozar el acero con sus propias manos, comprendió instintivamente que no podría ganar contra ella.

Danan tragó saliva con nerviosismo.

[Si dejamos las cosas en manos de Ares más que esto, el grupo se desmoronará. Necesitamos a tu hermano, Gideon. Incluso tú…]

[Incluso yo, ¿Qué?]

[N-No, nada…] — no sirvió de nada. Las rodillas de Danan comenzaron a doblarse. Fue todo lo que pudo hacer para resistir el impulso de romper el contacto visual con ella. Incluso eso fue suficiente para acabar con la fortaleza mental de un hombre que había vivido cientos de batallas a vida o muerte. Fue sólo un breve silencio, pero para Danan, bien podrían haber sido horas.

[Lo permitiré. Ve.]

[¿Eh?]

[Danan, ve en busca de Gideon. Nosotros continuaremos el viaje.]

[E-Espera, eso es…]

[Eso es todo.] — con eso, Ruti se retiró a su tienda personal.

Sólo ella tenía una tienda personal porque era la líder del grupo, pero la verdadera razón era que ni siquiera Ares podía soportar estar en una tienda estrecha con ella. A excepción de las aventuras, Ruti solía hacer las cosas por su cuenta. La única excepción había sido Gideon.

[Por favor, espera un momento, Ruti!] — Ares persiguió desesperadamente a la joven.

Danan lanzó un profundo suspiro y se sentó frente a Theodora, que seguía con los ojos cerrados.

[¿Y qué vas a hacer?] — preguntó Theodora.

[No puedo hacer nada más que irme.] — respondió Danan encogiéndose de hombros — [Aunque me enorgullezca de ser la piedra angular del ataque del grupo.]

[Segundo después de la heroína, querrás decir.]

[Bueno sí, ella está en otro nivel. No puedo creer que haya habido realmente un tiempo en el que fuera débil.]

[Todos comienzan débiles cuando el nivel de su bendición es bajo… Pero estoy de acuerdo. Aunque Ares podría saber más sobre ella desde entonces, ya que estaba en el grupo desde el principio.]

[¿Ares, eh…?] — quizá porque por fin se había calmado, Danan volvió a su habitual tono insolente. Frotándose la cicatriz de la mejilla, Danan bajó un poco la voz — [¿Crees que hay algo de cierto en la idea de que mató a Gideon por interponerse en su camino?]

[Hmm.]

[No creo que haya ninguna duda de que quiera casarse con la heroína. Es el hijo de un duque fracasado, y la familia se aferra al estatus que le queda. Estoy seguro de que sueña con revivir el título de su familia. Si la heroína y el Sabio que salvó al mundo se convirtieran en pareja, podrían reunir mucho apoyo. Incluso podría ser capaz de convertirlo en un ducado propio para gobernar… Puede que haya algo en lo que decía Yarandrala.]

Después de la desaparición de Gideon, Yarandrala, una alta elfa, había presionado a Ares sobre el asunto. Su bendición era Cantora de los Árboles, que le permitía controlar las plantas. Justo después de la desaparición de Gideon, la había utilizado para investigar cualquier rastro de su paradero, pero no encontró nada.

En realidad, Gideon conocía su habilidad y había tomado medidas para desaparecer sin que ella pudiera encontrarlo. Para Yarandrala, eso sólo hacía que la situación fuera aún más antinatural. Sospechaba que Ares había atacado a Gideon por bloquear su camino a la gloria. Cuando la elfa agarró al Sabio por el cuello y lo presiono por ello, Ares rompió su promesa a Gideon e incluso llegó a decir que éste los había abandonado.

Los altos elfos no eran conocidos por su mal genio, pero eran apasionados. No se enfadaban por nada, pero cuando lo hacían, era una furia ardiente. Tras escuchar las palabras de Ares, Yarandrala no dudó lo más mínimo y lo golpeó en la cara en ese momento.

Ares era increíblemente orgulloso. Cuando le dio un puñetazo, él se desbocó y respondió inmediatamente con su magia, y Yarandrala respondió con la suya. Era una batalla entre dos bendiciones en la cúspide de la línea de los magos. El Sabio y la bendición de Mago Espiritual de alto nivel de Cantor de los Árboles. Ares hizo caer un meteorito con su hechizo Meteorito, y Yarandrala invocó a un Espíritu Tirano, convocando a un gigante de madera que podía rechazar el meteorito entrante. Si Danan y Theodora no hubieran intervenido para separarlos, la geografía local se habría visto alterada drásticamente, con toda seguridad.

[No los entiendo.] — fue lo último que había dicho Yarandrala antes de abandonar el grupo.

[Yarandrala estaba llorando.] — murmuró Danan, recordando el día en que la alta elfa se había marchado.

[… Lo estaba.]

Después de que Yarandrala se fuera, Danan y Theodora habían culpado a Ares de su mal genio. Tanto por expulsar a Gideon como por meterse en una pelea con Yarandrala. Por su culpa, habían perdido a dos camaradas. Pero Ares se había limitado a tratar de desentenderse de que la personalidad de Yarandrala siempre había sido un problema. Aquella evasión llevó a Danan más allá de la ira, aturdiéndolo.

Si Yarandrala estuviera con ellos, su búsqueda sería mucho más fácil gracias a su habilidad para controlar las plantas. Pero esa línea de pensamiento no hizo más que avivar de nuevo la ira de Danan. Apagó la furia con otro suspiro.

El hombre volvió a pensar en lo que ella había dicho en ese momento. Como ahora iba a buscar a Gideon, no pudo evitar considerar esa posibilidad. Ares había dicho que Gideon había huido, pero no era como si hubiera alguna prueba de que Ares no lo hubiera matado. Danan recordó la mirada amenazante de Yarandrala. Si Ares hubiera admitido realmente que había matado a Gideon allí, probablemente él o Yarandrala habrían muerto en la pelea posterior. Era posible que Ares sólo dijera lo que tenía como excusa desesperada. Si realmente hubiera matado a Gideon, entonces el nuevo viaje de Danan nunca terminaría.

Ante la inusual visión del rostro preocupado de Danan, Theodora sonrió ligeramente.

[Sir Gideon es realmente hábil en batalla. Me sorprende que haya podido luchar al nivel que lo hizo sin más que habilidades comunes.]

[Yo pienso lo mismo. Siempre pensé que era un táctico digno de respeto.]

[Eso no parecía impedir que siempre lo criticaras por sus errores en el combate.]

Danan se estremeció con un sobresalto. Los hombros del insolente bajaron como si se avergonzara de sí mismo.

[Yo… Ese es el tipo de personalidad que tengo… No puedo sentar cabeza si no llamo a un error por su nombre… Pero puedo jurar por mi Bendición Divina que ni una sola vez pensé que Gideon no fuera indispensable con nuestro grupo, y mucho menos que fuera algo así como una carga que nos frenara.]

[Entonces tal vez deberías habérselo hecho saber.]

[… ¿Lo que significa que crees que Gideon se fue por su cuenta?]

Theodora chasqueó el palo que sostenía en sus manos y arrojó los dos trozos al fuego.

[Sir Gideon es un hombre que tanto tú, el más grande artista marcial de nuestros tiempos, como yo, el instructor asistente del estilo de los caballeros del templo para blandir lanzas, hemos reconocido. Por muy hábil que sea Ares como usuario de la magia, ¿Realmente un espadachín respetado por dos de los pináculos del combate físico se vería superado tan rápidamente en un uno contra uno contra un mago?]

[Así es!] — exclamó el artista marcial.

Había una pequeña inflexión en las palabras de Theodora, como si también estuviera tratando de convencerse a sí misma. Danan pudo reconocerlo.

Gideon debe seguir vivo. Fue un camarada al que confiamos nuestras espaldas innumerables veces, en docenas de situaciones de vida o muerte. Si nosotros seguimos vivos, entonces él también debería estarlo.

No había forma de que muriera por ellos.

[Tch, si fue así, debería haber ido a buscarlo antes. Entonces no habríamos tenido que lidiar con esta molestia en el desierto.]

[Sí, si hubiera dicho algo antes, podría haber sido yo quien saliera a buscarlo.]

Los dos se miraron e intercambiaron sonrisas.