Capítulo 2: Reunión
Flora se quedó mirando a su hermana hasta que no pudo contenerse y echó a correr — «Christina…!»
«…» — Christina también trató de caminar hacia Flora, pero parecía un poco indecisa y se mantuvo quieta; parecía sentirse culpable por haberle dado la espalda en el banquete del Reino Galarc. Sin embargo, esos asuntos eran aparentemente triviales para Flora. Una vez que alcanzo a Christina, Flora se lanzó a sobre ella.
«¿Por qué estás aquí? ¿Por qué estás con Sir Haruto…?» — Flora ladeó la cabeza confundida al ver a Christina y a Rio juntos. Luego, se fijó en Charles y Alfred, que estaban apresados — «Y por qué…»
«Qué tontería… ¿Qué harías si hubiera venido aquí para engañarte? ¿Has olvidado cómo te traté en el banquete?» — le susurró Christina al oído, pareciendo un poco avergonzada pero feliz a pesar de todo.
«Ah…» — Flora dejó escapar un sonido inseguro, debilitando su agarre alrededor de su hermana. Su cuerpo se había movido por reflejo al ver a Christina junto a Rio, pero pensándolo con calma, puede que haya sido una acción precipitada.
«Todo está bien. Todo está bien ahora. No te dejaré sola nunca más.» — Christina le devolvió el abrazo a su hermanita.
Sólo eso bastó para que Flora estuviera al borde de las lágrimas — «Christina…»
«Debe haber sido doloroso para ti. Lo siento mucho…» — Christina murmuró avergonzada en señal de disculpa.
«No, para nada.» — Flora se secó las lágrimas con las manos. Todos los demás la observaban con sonrisas gentiles, a excepción de uno.
«Ah, entiendo que el reencuentro de las dos es algo bueno, pero no entiendo bien la situación aquí… ¿Por qué Haruto está con Christina? Y con tantas otras mujeres…» — dijo Hiroaki. Con su posición de héroe, era el único que podía interrumpir sin dudar el reencuentro de las princesas. Sus ojos se habían abierto de par en par con gran interés al ver las caras de Sara y las demás chicas, pero pronto divisó los rostros de Kouta y Rei — que eran claramente de su tierra natal — y parpadeó confundido al verlos — «Oh, ¿Son japoneses? No parecen héroes.»
Kouta y Rei intercambiaron miradas, y luego asintieron torpemente — «Bueno, sí.»
«Hmm…» — Hiroaki tarareó sin mucho interés. Luego se volvió hacia las chicas y las saludó alegremente, dirigiéndose directamente a ellas — «Ah, aún no me he presentado. Soy Hiroaki Sakata. Soy lo que ustedes llamarían un héroe, supongo.»
«…»
Sara y las chicas parecían un poco confundidas, pues no esperaban que Hiroaki se presentara directamente a ellas. La sucesión de preguntas de Hiroaki había acabado por completo con la conversación. Nadie estaba seguro de cómo proceder en esa situación, así que un incómodo silencio flotaba en el aire.
«¿Por qué no entramos por ahora? Prepararé un lugar en el que podamos acomodarnos y hablar, así podremos continuar con esto allí.» — sugirió Liselotte.
Así, Rio y los demás entraron en la fortaleza.
▼▼▼▼
Diez minutos más tarde, en una sala de reuniones dentro de la fortaleza, los respectivos grupos de Rio y Liselotte se encontraron cara a cara. Todas las personas con las que Rio viajó hasta aquí se sentaron a su lado, mientras que el Duque Huguenot y el grupo de Flora se sentaron del lado de Liselotte. También estaba Aria en la sala, la mano derecha y asistente de Liselotte. Vanessa también estaba de pie detrás de Christina en lugar de sentarse en una silla.
Por cierto, Charles y Alfred fueron llevados a la prisión de la fortaleza de camino a la sala de reuniones, para ser confinados allí temporalmente.
«Ahora, vayamos al grano. Creo que lo primero que debemos compartir es nuestras razones para venir a esta fortaleza. ¿Están todos de acuerdo?» — comprobó Liselotte, mirando alrededor de la sala.
«Sí, estoy de acuerdo. Aunque puedo anticipar las razones para que Lady Liselotte este aquí.» — dijo Christina.
Como hija de la familia Cretia y gobernanta de la cercana ciudad Amande, era bastante obvio que Liselotte había venido a esta fortaleza para investigar los movimientos del ejército de Beltrum cerca de la frontera. Lo que no estaba tan claro era por qué Flora, Hiroaki, Roanna y el Duque Huguenot también estaban allí. Christina había asumido que estaban en Rodania.
«Como habrás supuesto, la razón por la que estoy aquí se debe a los movimientos a gran escala del ejército del Reino Beltrum cerca de la frontera. La princesa Flora y los demás estaban conmigo cuando recibí el aviso… Cuando les conté lo que ocurría, manifestaron su deseo de acompañarme. Los traje aquí en mi barco encantado bajo el acuerdo de que regresarían inmediatamente a Amande una vez que confirmáramos la situación.» — explicó Liselotte.
«¿Flora y los demás tenían asuntos en Amande?» — se preguntó Christina, mirando a Flora y al Duque Huguenot.
Hiroaki tomó la iniciativa de responder primero a Christina — «No. Estuvimos confinados en la capital de Galarc durante mucho tiempo tras el final del banquete, pero luego pensamos en saludar a Liselotte en nuestro camino de vuelta a Rodania. Ya que no pudimos despedirnos adecuadamente en el banquete.»
Como su objetivo al visitar Amande era insinuarse a Liselotte y con suerte sacar el tema del compromiso, parecía un poco culpable por su respuesta.
El ejército de Beltrum apareció en cuanto llegamos a Amande, así que aún no he podido hablar con Liselotte como es debido… Ugh, ¿Es que esos tipos no saben leer el ambiente? Tch, pensó Hiroaki para sí mismo.
«Ya veo… Ahora entiendo su situación. Entonces les explicaré por qué estamos aquí — ¿Le parece bien que hable yo, Sir Amakawa?» — preguntó Christina a Rio. La forma en que lo consultó antes demostró el respeto que le tenía.
No tenían ningún tipo de relación especial en el banquete, por lo que los que estaban sentados frente a ellos sentían una gran curiosidad por saber cómo habían acabado así.
«Sí, por supuesto.»
«Entonces… Me gustaría pedirles a todos que mantengan la confidencialidad de lo que digo aquí. Por supuesto, yo misma informaré al rey François de Galarc más adelante, pero los asuntos conciernen a los asuntos internos de mi reino.» — dijo Christina, mirando principalmente a Liselotte.
«Entiendo. ¿Entonces debo hacer salir a mi asistente?» — Liselotte asintió, volviéndose para mirar a Aria detrás de ella.
«Su Alteza, si me permite hablar…» — Celia interrumpió. Los demás pudieron ver que era una mujer joven y hermosa, incluso con la capucha cubriendo su rostro. Como era la única que llevaba capucha en la sala, la atención que se concentraba en ella era especialmente curiosa.
«¿Que sucede?»
«Sería más conveniente tenerla presente cuando explique mis circunstancias más tarde, así que si me permite el atrevimiento de sugerir que permanezca presente… Yo misma puedo explicar la situación en un momento.» — dijo Celia, mirando a Aria.
«Ya veo. En ese caso, puede permanecer presente.» — aceptó Christina de buena gana.
«Estoy de acuerdo.»
Aria y Liselotte se mostraron un poco curiosas ante el repentino protagonismo de Aria, pero accedieron sin ninguna objeción en particular.
«Entonces, para ir directo al grano: todo comenzó cuando Vanessa y yo huimos de la capital de Beltrum, con la ayuda del Conde Claire. Intentamos dirigirnos en un barco encantado a Rodania, donde estaba Flora. Estos dos chicos iban de polizones en ese barco — son Rei Saiki y Kouta Murakumo, amigos del héroe, Sir Rui Shigekura. Acabamos llevándolos con nosotros, pero omitiré los detalles de eso por ahora.» — explicó Christina.
«Gracias a la ayuda del Conde, pudimos llegar a Cleia sin problemas, pero los problemas comenzaron allí. El Duque Arbor descubrió que yo había huido e inmediatamente envió un grupo de búsqueda dirigido por Charles. Pudimos ocultarnos rápidamente en una habitación secreta en la finca del Conde, pero nuestros movimientos desde allí fueron sellados. Era sólo cuestión de tiempo que nos descubrieran, ahí fue cuando nos encontramos con Sir Amakawa.»
«Ah… Espera, para. ¿No es extraño? Se les impidió salir de la finca Claire, ¿Verdad? Y se escondieron en una habitación secreta para evitar al grupo de búsqueda, así que ¿Cómo acabó él en esa habitación?» — interrumpió Hiroaki.
«Eso es porque… ¿Puedo dejarle la explicación de eso a usted?» — preguntó Christina, mirando a Celia.
«Sí.» — asintió Celia, y luego se quitó la capucha por primera vez. Se había quitado a escondidas el artefacto que le cambiaba el color del cabello en el pasillo después de que se llevaran a Charles y Alfred.
«¿Profesora… Celia?»
Efectivamente, Flora abrió la boca sorprendida. Roanna, que también era estudiante de la misma academia, también tenía los ojos abiertos. Incluso el Duque Huguenot parpadeaba conmocionado.
«Hey hey, ¿Quién es? ¿Alguna conocida tuya, Flora?» — preguntó Hiroaki, con los ojos brillantes.
«Soy Celia Claire. Hija del Conde Claire, y antigua instructora de la princesa Christina, la princesa Flora y la señorita Roanna en la academia. Aria, la de allí, es una vieja amiga mía.» — Celia se presentó, y luego miró a Aria al decir su nombre.
«…» — como asistente, Aria no dijo nada, pero sus ojos, muy abiertos, se encontraron con los de Celia antes de que su boca se deformara en una leve sonrisa.
Qué sorpresa, pensó Liselotte. Aria le había hablado de Celia antes, así que sabía que eran amigas, pero nunca imaginó que se encontrarían de esta manera.
«Ah, ¿Y a qué te refieres con ‘profesora’? Sólo pareces tan mayor como Flora y Roanna, o quizás incluso más joven.» — dijo Hiroaki, mirando a Celia con atención.
«Gracias. Pero tengo veintiún años.» — dijo Celia, revelando su edad con un poco de timidez.
«¿Qué? ¿Veintiuno? Eres mayor que yo! ¿Eres una loli legal o algo parecido?» — gritó Hiroaki, poniéndose de pie e inclinándose hacia adelante espontáneamente.
«Gah…» — Kouta y Rei pusieron cara de asco ante las palabras de Hiroaki. Fue el momento en que se dieron cuenta de que era el polo opuesto al caballeroso Rui, el héroe que conocían.
«¿Loli… legal?» — Christina y Celia tenían expresiones de desconcierto, inseguras del significado.
Así no vamos a ninguna parte. Las continuas declaraciones de Hiroaki, que se hacían sin tener en cuenta el tiempo y el lugar, le estaban dando un dolor de cabeza a Liselotte. Sin otra opción, levantó la mano — «Umm…»
La atención de todos se concentró en Liselotte.
«Por casualidad estuve presente en la ceremonia, pero ¿No fue Lady Celia secuestrada en su boda con Charles Arbor? ¿Por qué está aquí… a menos que…?» — Liselotte se interrumpió y miró a Rio con un suspiro. Fue el primero en el que pensó que podía burlar la fuerte seguridad del lugar.
«Sí. Yo la secuestré.» — asintió Rio.
«Ya veo. En efecto, si fuiste tú…» — Liselotte tarareó en señal de comprensión.
«Sir Amakawa prestó su fuerza para reducir la influencia de la facción del Duque Arbor.» — recalcó Christina, hablando como si hubiera sido ella quien ordenó a Rio secuestrar a Celia.
Esta era la historia que habían discutido de antemano para cuando llegaran a Rodania. Christina se había asegurado de advertir a Kouta y a Rei que no le contaran a los demás antes de tomar esta decisión. Dicho esto, no era del todo una mentira.
Sir Amakawa prestó su fuerza para reducir la influencia de la facción del Duque Arbor, a petición de la profesora Celia — la información omitida era que había sido por Celia, no por Christina.
Christina había dado su consentimiento para legalizar las acciones de Rio para que el secuestro no fuera visto como un problema, pero eso no impediría que alguien quisiera criticar a Rio y Celia por no tener la aprobación de Christina en el momento del acto. Para evitarlo, eligieron a propósito palabras engañosas para hacer creer que el acto había sido a petición de la propia Christina.
La rápida Liselotte y el Duque Huguenot se dieron cuenta al instante de lo sucedido y tenían miradas de comprensión en sus rostros.
«¿Eh…?»
Sin embargo, sólo la reacción de Flora mostró confusión.
«¿Pasa algo, Flora?» — comprobó Christina.
«Ah, no, es que… ¿Conocías a Sir Haruto antes, Christina?» — Flora miró la expresión de Rio al interrogar a su hermana mayor.
Christina hizo una pausa — «No nos conocimos directamente, y hubo bastante peligro en el proceso, así que me temo que los acontecimientos que lo rodearon son un secreto. No puedo decírtelo.» — dijo, esquivando la pregunta.
«Entiendo…» — Flora frunció el ceño con una mirada frustrada, mirando fijamente a Christina.
El Duque Huguenot aprovechó la pausa en la conversación para mirar a Celia y a Rio — «Si puedo confirmarlo, ¿Estuviste con Haruto todo este tiempo, Celia?» — preguntó.
«Sí. También estuvo presente durante el ataque a Amande, bajo el nombre de Cecilia. Aunque traté de evitar tenerla delante de todos en la medida de lo posible.» — respondió Rio. Esto hizo que los ojos de Liselotte y del Duque Huguenot se abrieran de par en par.
«Hmm… Ah! Cierto, ella estaba allí en ese momento! Espera, pero su cabello es diferente! Aunque se haya cambiado el peinado atándolo, ¿Cómo es que tenía el cabello rubio?» — Hiroaki había estado observando atentamente a Celia, pero tras una pausa la señaló emocionado y empezó a despotricar. Su presencia en Amande parecía haber sido la pista que le ayudó a recordarla finalmente.
«Utilicé un método para cambiar mi color de cabello.»
«Heh… Bueno, me sorprende. Es un cambio bastante drástico.» — dijo Hiroaki asombrado. Ahora mismo, Celia no tenía el cabello recogido a un lado como la última vez que había estado en Amande — tenía el cabello suelto. Junto con el diferente color de cabello, su impresión había cambiado bastante.
«Estábamos muy nerviosos cuando los monstruos atacaron Amande y no tuve más remedio que visitar la finca de Liselotte…» — Celia rememoro ello y sonrió al recordar aquella época.
«No me di cuenta en absoluto… Pero…» — murmuró Flora, mirando a Rio como si entendiera algo.
«Yo tampoco.» — asintió Roanna con asombro.
«Tú tampoco te habías dado cuenta, ¿Verdad Aria?» — preguntó Liselotte a la antigua amiga de Celia.
«Aunque me avergüence admitirlo, no. Sí que tuve una sensación de déjà vu de ella cuando nos despedimos, pero… no nos vimos mucho en la finca, y nunca imaginé que pudiera cambiar el color de su cabello con tanta naturalidad. Si hubiera tenido más oportunidades de escuchar su voz, quizá me habría dado cuenta.» — respondió Aria, analizando las razones por las que no se había dado cuenta antes.
«Ya veo… porque no hay forma de cambiar el color del cabello de forma natural. O mejor dicho, ninguna forma en la que uno pueda pensar normalmente. Sería una forma de disfraz extremadamente eficaz en una sociedad que desconoce esa posibilidad.» — dijo Liselotte dirigiéndose a Celia con gran asombro.
«Efectivamente. Por eso te pedimos que mantengas en secreto la existencia de tales métodos. Como era una emergencia, hice que Su Alteza y los demás se cambiaran el color del cabello mientras huíamos de Cleia, pero ellos mismos no conocen los detalles exactos del método.» — dijo Rio, poniendo fin a cualquier fisgoneo antes de que pudiera producirse.
«Ya veo… tengo curiosidad, pero no se puede evitar. Accederé.» — aceptó Liselotte con una sonrisa irónica. Como dijo, sentía curiosidad, pero al instante determinó que no era una información por la que valiera la pena ser irrazonable con Rio.
«Umm… Sir Haruto, ¿Podría estar usando ese método para cambiar su color de cabello también?» — preguntó Flora nerviosamente a Rio.
«¿Qué estás diciendo, Flora? ¿No estabas escuchando la conversación de hace un momento? Acabamos de decir que ese tipo de fisgoneo estaba completamente prohibido.» — dijo Christina, interrumpiéndola de forma tajante. El rostro de Flora palideció, las palabras de Christina le hicieron replantearse su impulsiva pregunta.
«Le pido disculpas por la descortesía, Sir Amakawa.» — dijo Christina con un suspiro.
«Está bien, no dejes que te moleste.» — dijo Rio con una tenue sonrisa y un breve movimiento de cabeza.
«Nos hemos desviado del tema, pero Sir Amakawa pudo colarse en la habitación secreta del Conde Claire porque Celia estaba con él… como seguro que todos se habrán dado cuenta ahora. Después de eso, pudimos escapar del grupo de búsqueda que rodeaba la finca y huir de la ciudad con la ayuda de Sir Amakawa.» — dijo Christina, devolviendo la conversación al tema.
«¿Eh? ¿Y por qué vinieron a esta fortaleza? Se dirigían a Rodania, donde creían que estaba Flora, ¿No?» — preguntó Hiroaki.
«Anticipamos que la ruta más corta de Cleia a Rodania estaría muy vigilada por el grupo de búsqueda. Además, si nos dirigíamos a Rodania a través del Reino Galarc, podríamos librarnos del grupo de búsqueda en cuanto cruzáramos la frontera. Sin embargo, parece que fueron capaces de localizar nuestra ruta de escape por algún medio, y nos emboscaron con un enorme ejército justo cerca de la frontera…» — Christina hizo una pausa, mirando a Rio, Sara y las otras chicas de la aldea espiritual — «Gracias a la ayuda de Sir Amakawa y sus camaradas, pudimos alejar al enemigo y capturar a su comandante, Charles, y tomar a Alfred como prisionero.»
«Ah, bueno, no voy a dudar de la fuerza de Haruto en este momento, pero ¿Sus camaradas? No te referirás a esos dos tipos aburridos de ahí, ¿Verdad?» — Hiroaki miró a Kouta y a Rei antes de preguntar en dirección a Sara, Orphia y Alma.
«Parece que ya lo has notado, pero estas tres son mis ‘camaradas’. Desde la derecha, están Sara, Orphia y Alma. Las tres son hábiles guerreras que pueden usar espadas encantadas.» — respondió Rio en su lugar.
«Hmm…» — Hiroaki tarareó, mirando a las chicas con gran interés. Sara, Orphia y Alma parecían un poco incómodas al ser miradas fijamente y evitaban el contacto visual.
«…»
Mientras tanto, Liselotte y el Duque Huguenot tenían expresiones de puro asombro cuando escucharon que había cuatro usuarios de espadas encantadas presentes.
«Vaya, es realmente impresionante. Todas tienen unas caras muy bonitas, y además saben luchar bien.» — elogio Hiroaki con intenso interés.
Todas las chicas que me rodean han vivido vidas muy protegidas… Tener una con atributo guerrera en el harem sería muy valioso. Sólo con tenerlas cerca, pueden protegerme, pensó para sí mismo.
«Gracias…» — dijo Sara en nombre de Orphia y Alma. Sin embargo, parecía estar pensando algo en su interior, ya que casi sonaba un poco cortante. Tal vez lo había percibido, ya que el Duque Huguenot cambió inmediatamente de tema.
«Ya veo, así que ni siquiera Sir Alfred puede manejar a cuatro usuarios de espadas encantadas. Casi dudé de mis ojos cuando vi a Charles y a la Espada del Rey capturados como prisioneros… Qué fortuito.» — se rio. Tener apresada a una figura importante de la facción enemiga Arbor era realmente estimulante — lo suficiente como para que la risa surgiera en su interior con sólo pensarlo.
«Eso no es cierto.» — dijo Sara de repente.
«¿Qué quieres decir…?» — preguntó el Duque Huguenot con una rara mirada de sorpresa.
Sara corrigió al Duque Huguenot, ya que odiaba que le atribuyeran méritos cuando no había contribuido — «Simplemente hicimos retroceder a los otros usuarios de espadas encantadas que estaban presentes. El que derrotó a esa persona Alfred fue solamente Haruto. De hecho, el que capturó a ese hombre llamado Charles e hizo retroceder al ejército de 5.000 que esperaba en la frontera fue Haruto.»
«Oh Dios…» — Liselotte jadeó sorprendida, tapándose la boca con la mano. El hecho de que Sara y las chicas hubieran hecho retroceder a otros usuarios de espadas encantadas ya era bastante impresionante, pero la escala del logro de Rio era lo suficientemente grande como para paralizar los sentidos.
El Duque Huguenot se había quedado mudo de asombro, pero miró a Christina y le pidió más aclaraciones — «No quiero dudar de ti, pero ¿Qué quieres decir?»
«Es la verdad. Sir Amakawa derrotó solo a Alfred. O, mejor dicho, se enfrentó a Sir Rui Shigekura y a Alfred juntos en una batalla de dos contra uno — y ganó.» — afirmó Christina.
«¿Se enfrentó al héroe y a la Espada del Rey juntos… y ganó?» — parecía que ese hecho estaba más allá de cualquier cosa que se pareciera al sentido común dentro del Duque Huguenot. Se quedó helado, sin palabras.
«¿Así que ganó contra ese desagradable y apuesto bastardo, huh…?» — las cejas de Hiroaki se movieron como reacción.
¿Desagradable…?
Cortés y caballeroso. Esa era la impresión que tenían de Rui al verlo conversar con Rio, así que escuchar la opinión contraria de Hiroaki hizo que Sara y las demás ladeasen la cabeza con asombro. Mientras tanto, Kouta y Rei se reían de la mala fama que se le había dado a su amigo y compañero de clase respectivamente.
«Espero que esto le haya aclarado todo, Lady Liselotte. Esta es la razón por la que nuestro ejército se desplegó tan cerca de la frontera. Aunque su objetivo era capturarme y ahora se han retirado, esto no cambia el hecho de que hemos provocado a su reino. Debemos haber causado terribles problemas a ti y a tu padre. Te ofrezco mis más profundas disculpas.» — Christina miró a Liselotte e inclinó profundamente la cabeza. Era extremadamente raro que una princesa inclinara la cabeza ante una noble de otro reino, pero esa rarísima excepción se había producido gracias a ella. Inclinó la cabeza como la princesa de su reino.
«En absoluto. Por favor, levanta la cabeza.» — le dijo Liselotte a Christina nerviosamente.
Christina se detuvo un momento y luego levantó lentamente la cabeza — «Gracias.»
Liselotte exhaló aliviada — «Dejando eso de lado, me pregunto cómo pudieron detectar los movimientos de Su Alteza. Si los seguían desde el momento en que salieron de Cleia, habría habido más posibilidades de emboscarlos sin esperar a que llegaran a la frontera.» — se preguntó en voz alta.
«La mayor razón es simplemente porque no tenían tiempo, creo. Cada tres días, Sir Amakawa y su grupo utilizaban sus espadas encantadas para mejorar sus cuerpos y cargarnos mientras corrían, lo que acortaba sustancialmente nuestro tiempo de viaje. Cuando el enemigo se enteró de nuestra ubicación, estábamos a unos tres días de la frontera. Después de considerar la capacidad de lucha y la movilidad del grupo, probablemente querían evitar rodearnos en una zona boscosa o montañosa donde pudiéramos escondernos rápidamente.» — dijo Christina, dando su razonamiento lógico.
«Efectivamente, esa zona de colinas es perfecta para que las tropas se escondan al pie de las mismas mientras vigilan que nadie las escale. Si tuvieran grifos en el cielo, escapar también sería bastante difícil…» — dijo Liselotte pensativa, recordando la geografía de la zona — «Pero incluso teniendo eso en cuenta, desplegar un ejército tan cerca de la frontera es una estrategia demasiado atrevida.»
«Sí. Por eso creemos que había una contra maniobra detrás de esa estrategia.» — asintió Christina, y luego frunció el ceño con frustración.
«Audaz y astuto… Puede que sea prepotente, pero ese Charles Arbor debe ser todo un comandante.» — dijo Liselotte alabando a Charles.
«Me pregunto sobre eso… Es la opinión de Sir Amakawa, pero estoy de acuerdo — puede que Charles haya sido inducido a desplegar el ejército tan cerca de la frontera por un hombre llamado Reiss. El verdadero cerebro detrás de Charles es ese hombre.»
Christina mencionó el nombre de Reiss por primera vez.
«¿Reiss…? No es ese el nombre de…»
«El misterioso hombre que apareció anteriormente ante la princesa Flora y Haruto cuando Amande estaba siendo atacada, ¿No es así? Y también el nombre del embajador del Imperio Proxia…»
Liselotte y el Duque Huguenot recordaron el momento en que la princesa Flora fue secuestrada durante la conmoción del ataque a Amande.
«Sí. Tendremos que investigar un poco más a Charles, pero lo más probable es que ese hombre sea el embajador del Imperio Proxia.» — afirmó Christina con seguridad.
«Lucius Orgueil, ¿No? El hombre que secuestró a la princesa Flora, el objetivo de la venganza de Haruto, y el antiguo noble del Reino Beltrum, ahora líder de los Caballeros Celestiales. Consideré la posibilidad de que el secuestro de la princesa Flora fuera un acto de resentimiento, pero si está relacionado con el embajador del Imperio Proxia y con Charles, entonces existe la posibilidad de que la facción del Duque Arbor estuviera involucrada en el secuestro de la princesa Flora.» — sugirió el Duque Huguenot, sacando a relucir el nombre de Lucius.
«Puede ser demasiado prematuro para decidir eso… Sin embargo, interrogaremos a Charles en relación a eso también. Aunque podría ser posible que el Duque Arbor fuera el implicado, y Charles no supiera nada. No debemos esperar nada.» — dijo Christina con un fuerte suspiro.
Como dijo la princesa Christina, no podemos esperar mucho. Si Charles no sabe nada de Lucius, entonces la única pista que nos queda es Reiss. Si este hombre es el embajador del Imperio Proxia, entonces es más que posible que Lucius también esté relacionado con el Imperio Proxia…
Rio le dio vueltas en su cabeza sobre el paradero de su archienemigo. No podía pasar por alto la insinuación que había hecho Reiss de que Lucius seguía vivo — tenía que acabar con él la próxima vez.
«Dejando eso de lado, ¿Dijiste que el líder de los Leones Celestiales es el objetivo de venganza de Sir Amakawa?» — una gran sorpresa iluminó los ojos de Christina mientras miraba a Rio.
«Pues sí. Es el hombre que mató a mi madre cuando yo era un niño.» — confirmó Rio, dando una respuesta corta como para ocultar los sentimientos en su garganta.
«Oh… Es así…» — Christina guardó silencio y no preguntó nada más. Probablemente había leído el ambiente, por su expresión pareciera que estuviera pensando en algo.
«Me gustaría interrogarlo sobre Lucius, así que ¿Puedo asistir también al interrogatorio?» — ya que se había sacado a colación su conexión con Lucius, Rio aprovechó la ocasión para hacer su petición.
Christina cerró los ojos y asintió lentamente — «Entiendo. En ese caso, por supuesto.»
«Gracias.» — Rio inclinó la cabeza respetuosamente. Sara, Orphia y Alma lo miraban desde un lado con expresiones ligeramente conflictivas. Debían de sentir curiosidad por la conexión de Rio con Lucius. Flora tenía una mirada similar mientras observaba a Rio.
Christina pareció darse cuenta de la mirada de Flora, pero actuó como si no se diera cuenta mientras miraba alrededor de la sala — «¿Hay más preguntas?»
«Ah, sí. Sara dijo algo sobre que Haruto hizo retroceder a un ejército de 5.000 personas, pero no lo entiendo del todo. Una cosa sería si fuera un héroe con un Arma Divina como yo… Pero si se enfrentaba a Alfred y a ese bastardo de Rui, no podría haber enfrentado a 5.000 personas al mismo tiempo, ¿No? Tengo curiosidad por saber cómo se desarrolló exactamente la batalla.» — Hiroaki miró a Sara y preguntó por la pelea de Rio.
«Los 5.000 soldados estaban actuando como un muro humano ante la frontera. Sólo observaban en silencio cómo Sir Amakawa luchaba con Alfred y Sir Rui. Cuando vieron a los dos ser abrumados, supieron que no serían capaces de ganar contra Sir Amakawa, incluso como un grupo de 5.000. Era así de aterrador verlo…» — Christina comenzó a hablar sobre la pelea anterior que presenció, forzando las diversas emociones que se arremolinaban en su pecho. Explicó la situación de aquel momento con elocuencia — «Después de que Alfred y Sir Rui fueran derrotados por Sir Amakawa, ni uno solo de esos 5.000 soldados dio un paso al frente para proteger a Charles, que huyó en medio de ellos. Se limitaron a observar cómo su comandante era arrastrado ante ellos.»
«Hey hey, ¿Fueron incompetentes esos soldados? Su enemigo cargó justo en medio de su formación, ¿Verdad? Esto no es una obra de teatro de bajo presupuesto, si cargan todos a la vez pueden matarlo con su número. Debió haber alguien que pensó eso — si yo fuera el comandante, lo habría ordenado. Oh, ¿Fue el comandante el incompetente?» — se quejó Hiroaki, aparentemente disgustado por este hecho.
«Los soldados presentes comprendieron instintivamente que no serían rivales para Sir Amakawa. Incluso yo le temía, y era mi aliado — así que estoy segura de que lo que sentían los soldados no podía compararse conmigo. Sólo los que estuvieron allí sabrían lo que se siente con ese miedo estremecedor. Puede sonar como una saga heroica dramatizada para los que no estuvieron allí, pero es la verdad.»
Nadie quería morir. Nadie desafiaría a alguien en una batalla que sabía que acabaría en una muerte inútil. Los que lo hacían ya se habían resignado, se habían vuelto locos o eran puramente tontos. Christina mantuvo un rostro excesivamente serio mientras hablaba con Hiroaki.
Ah, hace tiempo que lo pienso, pero ¿No destaca demasiado este tipo? Siempre está allí donde voy, arrebatando toda la gloria. Está haciendo un papel más importante que el del héroe, ¿Y ahora su reputación va a subir de nuevo? ¿Delante de Liselotte también? Además, siempre tiene diferentes mujeres con él cada vez que lo veo… ¿No me digas que todas le pertenecen, excepto Christina y su dama caballero? Tch… Qué decepción.
Hiroaki se arrancó los residuos de su corazón mientras miraba a su vez a Rio y a las chicas sentadas frente a él. No le gustaba que el centro de la conversación no fuera él — el héroe — sino un caballero cualquiera.
«Debes ser alguien genial si puedes hacer eso. Igual a un héroe. No, ya que derrotaste a Rui, ¿Debes ser mejor que un héroe? Bueno, eso es si Rui estaba usando su Arma Divina a plena potencia, por supuesto. Pero, aun así, es impresionante.» — Hiroaki parecía saber que, si negaba completamente estos logros, su propia reputación se vería afectada. En cambio, aceptó a regañadientes las hazañas de Rio.
«Sí, creo que fue un logro tremendo.» — en contraste con Hiroaki, Liselotte ofreció su admiración sin segundas intenciones.
«Me siento honrado.» — respondió Rio, inclinando la cabeza hacia los dos.
«Esta es esencialmente la historia de cómo llegamos aquí, pero hay algunas explicaciones que he omitido a propósito. Me gustaría intercambiar información adecuadamente por el bien de nuestra relación con Galarc también, así que ¿Estaría dispuesta a entablar más conversación conmigo, Lady Liselotte?» — preguntó Christina.
«Por supuesto. También tendré que hacer un informe al rey François y a mi padre, así que será más que bienvenido.» — asintió Liselotte con agrado.
Y así, Christina comenzó a compartir la información que tenía.
▼▼▼▼
Aproximadamente una hora después…
«Terminemos las discusiones aquí. ¿Qué debemos hacer después de esto…?» — Christina miró a todos los presentes en la sala.
«El sol ya se ha puesto, así que será difícil dirigirse a Amande hoy. ¿Qué tal si todos se quedan en la fortaleza esta noche? Llevará algún tiempo preparar la cena, así que, si quiere interrogar a los prisioneros en ese tiempo, puede utilizar una sala de interrogatorios. ¿Qué te gustaría hacer?» — preguntó Liselotte.
«Alfred y Charles estarán esperando un interrogatorio. Podemos meter la pata si nos precipitamos imprudentemente, y sería un problema si eso les permitiera recuperar la compostura. Que se queden hoy en el calabozo. Si el orgullo de Charles está herido, puede que esté más dispuesto a hablar.» — dijo Christina, teniendo en cuenta la personalidad de Charles. Quería provocarlo retrasando el interrogatorio para sugerir que era una prioridad baja a sus ojos. Si después se negaba a hablar, ella seguiría dejándolo solo hasta que se acumulara su fatiga mental.
Liselotte comprendió las intenciones de Christina — «Entiendo. Dispondré que se les dé a los dos un mínimo de comida y ninguna información.»
«Gracias.»
«De nada. Ahora que hemos terminado, por favor, tómense un tiempo para relajarse aquí hasta la cena. Tendré habitaciones preparadas para ustedes, aunque no sean las más elegantes. ¿Tienen alguna petición con respecto a su alojamiento?» — preguntó Liselotte.
Flora miró a Christina — «Umm, ¿Puedo quedarme en tu habitación esta noche?» — preguntó con cierta timidez.
«Claro, no me importa.» — asintió Christina con una gentil sonrisa.
«Entonces prepararé una habitación para las dos. También tendré asignada la habitación de Vanessa al lado, para facilitar la guardia.» — dijo Liselotte, mirando a las hermanas de la realeza con cariño.
Vanessa inclinó la cabeza — «Gracias.»
«En ese caso, ¿Podríamos quedarnos también en la misma habitación? Hay algunas cosas que tenemos que discutir entre nosotras.» — dijo Sara levantando la mano y mirando a Alma y Orphia sentadas a su lado.
«Entendido. Entonces… ¿Qué tal una habitación para cuatro personas con Lady Sara, Lady Orphia, Lady Alma y Lady Celia?» — preguntó Liselotte a las cuatro futuras compañeras de habitación.
«¿Te parece bien, Celia?» — comprobó Sara.
«Sí, no me importa.» — dijo Celia.
«Si nadie más tiene alguna petición, se les dará una habitación individual. ¿Está bien?» — Liselotte confirmó con los demás.
«Sí, me parece bien.»
«Lo mismo digo.»
El Duque Huguenot y Rio respondieron primero.
«A nosotros también nos parece bien.»
«Sí.»
Rei y Kouta intercambiaron miradas antes de responder.
Roanna dudó durante un breve momento antes de responder, quizás por la preocupación por el héroe Hiroaki y las hermanas de la realeza Christina y Flora — «Me conformaría con que mi habitación estuviera cerca de Sir Hiroaki y Sus Altezas…»
En la actualidad, servía como cuidadora de Flora y Hiroaki, pero con Christina de por medio, debía mostrar una consideración aún más delicada.
Hiroaki se encontró con los ojos de Roanna y se encogió de hombros — «No me importa.»
«Entonces les mostraré el camino inmediatamente.» — dijo Liselotte, poniéndose de pie y caminando hacia la puerta. Los demás la siguieron y se pusieron de pie. Aria se había adelantado para abrir la puerta, cuando…
«Disculpe, Lady Liselotte.» — dijo Celia.
«Sí, ¿Qué pasa?»
«Con su permiso, ¿Puedo tener un momento para hablar con Aria?»
«Por supuesto. Iba a enviar a Aria después de que Sara y los demás tuvieran tiempo para hablar, pero ¿Te gustaría charlar con ella ahora?» — respondió Liselotte alegremente.
«Siempre podemos hablar por la noche, así que, por favor adelante, Celia.» — dijo Sara, Orphia y Alma asintieron.
«Gracias… Entonces aceptaré tu oferta, si no te importa.» — preguntó Celia a Liselotte.
«Entendido. Entonces puedes quedarte en esta sala y usarla. Aria, estás fuera de servicio por el resto del día. Tómate tu tiempo y relájate con Lady Celia.»
«Muchas gracias.» — dijo Aria con una leve sonrisa.
«Cosette, Natalie.» — llamó Liselotte a las dos asistentes que esperaban fuera.
«¿Necesita algo, Lady Liselotte?» — Natalie respondió respetuosamente.
Mientras tanto, Cosette intentaba despreocupadamente encontrarse con los ojos de Rio, sonriendo de forma simpática una vez que él la miraba como diciendo ‘cuánto tiempo sin vernos, Sir Haruto’. Rio esbozó una breve sonrisa y asintió brevemente en respuesta.
«Acompaña a la gente de Restauración y a los dos chicos a sus habitaciones. La princesa Christina y la princesa Flora estarán en la misma habitación. Mantén a todos los demás en habitaciones contiguas.»
«Entendido.» — Natalie y Cosette inclinaron la cabeza.
«Chloe, acompaña a las amigas de Sir Haruto a su habitación. Usarán una habitación para cuatro, junto con Lady Celia.» — dijo Liselotte a Chloe, que esperaba cerca.
«Sí, milady.» — asintió Chloe.
Una vez confirmado, Liselotte se dirigió a Rio, que estaba detrás de ella — «Sir Haruto, siento tenerlo ocupado de esta manera, pero…»
«¿Que sucede?» — preguntó Rio inclinando la cabeza.
«Antes de mostrarle su habitación, ¿Podría tener un poco más de su tiempo? Hay algo que me gustaría discutir contigo por separado.» — dijo Liselotte.
«Claro. Estaba pensando lo mismo, así que será un placer.» — respondió Rio inmediatamente, aceptando la conversación privada con facilidad. Hiroaki los observó de reojo con una expresión aburrida.
¿Eh? ¿Estos dos me ignoran para salir corriendo y estar solos…?
Y él también se había desviado para pasar a visitar a Liselotte. ¿Estaba dando prioridad a un caballero recién ascendido antes que a un héroe?
Dicho esto, había otras chicas que tenían su interés ahora mismo — el grupo de Sara. Estaba un poco descontento por el hecho de que Haruto las había traído, pero las tres estaban bendecidas con una apariencia a la par de Liselotte.
Eran tan atractivas que sería una mentira decir que no estaba interesado en conocerlas. Incluso durante sus discusiones, no dejaba de mirar hacia ellas por curiosidad. O más bien, no tenía ningún interés particular en las discusiones, así que a mitad de la charla se quedó mirándolas.
Por su culpa, Hiroaki decidió que haría la vista gorda a la reunión privada de Liselotte y Haruto y que, en cambio, aprovecharía la ocasión para invitar a las tres a tomar el té mientras Haruto estaba ocupado.
«Mmm. Ah, ¿Qué debo hacer ahora? No hay nada que hacer una vez que regrese a mi habitación… Ser un héroe sí que es aburrido.» — empezó a decir Hiroaki de repente. No estaba claro con quién estaba hablando — o si sólo estaba monologando — pero su tono era increíblemente exagerado.
Las partes en las que había hecho hincapié eran el hecho de que estaba libre y el hecho de que era un héroe. Era un plan para llamar la atención y atraer a cualquier persona con un ligero interés en los héroes — más eficaz cuando se utiliza contra las hijas de los nobles. Se arremolinaban alrededor de Hiroaki incluso sin ser invitadas, por lo que Hiroaki se especializaba en estar en el lado de aceptar y no tenía experiencia en el lado de invitar.
«…» — en ese momento, ni Sara, ni Orphia, ni Alma tenían ningún interés particular en los héroes. Les pareció extraña la forma en que Hiroaki se aclaró de repente la garganta y empezó a hablar, y ladearon ligeramente la cabeza, pero luego desecharon sus palabras por considerarlas irrelevantes y se dirigieron a su guía, Chloe, en su lugar — «¿Podría mostrarnos nuestras habitaciones entonces, por favor?»
«Ah, sí. Por favor, vengan por aquí.» — a Chloe también le parecieron extrañas las repentinas acciones de Hiroaki, ya que volvió a sus cabales al oír la voz de Sara y reanudó sus tareas.
«Pfft…»
Aquello debió parecerle divertidísimo a Cosette, que estuvo a punto de estallar en carcajadas. Sin embargo, como era de esperar para una asistente de Liselotte, naturalmente volvió la cara para que Hiroaki y los demás no la vieran.
«¿Eres estúpida?» — Natalie susurró al oído de Cosette.
«Descansaremos primero entonces, Haruto.» — le dijo Sara a Rio de manera amistosa mientras se iban.
«De acuerdo.»
«Ven a nuestra habitación cuando termines.» — dijo Orphia.
«Entendido.»
«Estaremos esperando.» — dijo Alma.
«Espero que descansen bien.» — contestó Rio a las tres mientras las veía salir. Luego se giró para dirigirse a Celia antes de ponerse él mismo en marcha — «Por favor, disfruta de tu reencuentro con la Lady Aria, Celia.»
…¿Celia?
Debido a que Rio se había dirigido a Celia sin un título, los que no habían viajado con ellos en el camino hasta aquí, todos parecían sorprendidos. Eso tenía sentido, ya que no habían tenido la oportunidad de llamarse por sus nombres durante la discusión de hace un momento. Flora estaba especialmente sorprendida, parpadeando y congelada.
«Sí. Hasta luego.» — respondió Celia con una dulce sonrisa, tras lo cual Rio asintió alegremente.
«Entonces, nos excusaremos primero. Si necesitan algo, por favor, pídanlo a una de mis asistentes. Sir Haruto, venga por aquí.» — señaló Liselotte al grupo de Christina y el Duque Huguenot antes de llamar a Rio.
«Si me disculpan.» — dijo Rio, saliendo junto a Liselotte.
Ah, así es como eran las cosas. Bueno, tenía una vaga sospecha de que era así. Así que ya está en la foto. No sé si realmente están saliendo, pero la más mínima insinuación de otro hombre es suficiente para desanimarme. Es una propiedad no deseada. Ah, esa era una información innecesaria, en serio, no necesitaba saber eso. Qué decepción. Ah, ah, ah…
Fue realmente una fría llamada de atención. Hiroaki estaba terriblemente abatido en su mente, rechinando ligeramente los dientes mientras su boca se torcía.
¿Qué pasa si Liselotte empieza a mostrar favoritismo hacia él también? ¿De qué tienen que hablar a solas? Caminando uno al lado del otro como si estuvieran presumiendo…
Con una cantidad impresionante de resentimiento por un malentendido, miró a la espalda de Rio. Había evitado interactuar con él hasta ahora, ya que le resultaba difícil ganarle la partida. Tal vez tenga que pensar en una forma de poner en duda la reputación de Rio, pensó…
Justo cuando pensaba eso, alguien que había estado observando a Hiroaki sin que se diera cuenta abrió la boca. Era Christina.
«¿Nos vamos también?» — preguntó con fingida ignorancia.
«Efectivamente… Roanna.» — respondió inmediatamente el Duque Huguenot. En momentos como este, Roanna era la que mejor animaba a Hiroaki. Al notar el mal humor de Hiroaki, le había pedido implícitamente que se ocupara de él.
Roanna se acercó tranquilamente a Hiroaki y lo tocó, hablándole desde muy cerca — «Sí. Vamos, Sir Hiroaki.» — cuando sintió su calor a través de su ropa, la atención de Hiroaki se dirigió a Roanna.
Roanna es realmente genial en cosas como esta. Y, sin embargo, Liselotte… Qué pena. Se está comportando como una fácil.
Se había desviado de su camino para visitarla, y sin embargo ella no le daba prioridad. Disgustado por esto, Hiroaki suspiró cansado como si estuviera expulsando toda su rabia.
«Ah, sí. No hay nada que hacer, pero estoy un poco cansado. Vamos a relajarnos juntos en mi habitación. Flora y… ¿Christina? ¿Qué van a hacer ustedes dos?»
Parecía estar de mejor humor ahora, ya que sonrió mientras rodeaba el hombro de Roanna con su brazo antes de volverse hacia Flora y Christina para invitarlas. La breve pausa antes de pronunciar el nombre de Christina fue probablemente porque no estaba seguro del estado de su relación.
«¿Qué vas a hacer, Christina?» — preguntó Flora, esperando la reacción de Christina.
«Tengo un pequeño asunto que me gustaría discutir con el Duque Huguenot, así que ve tú delante. Yo me pasaré por allí cuando haya terminado. ¿Te parece bien?» — dijo Christina, sonriéndole elegantemente a Hiroaki.
«Bueno, estoy seguro de que tienes más información que quieres compartir ahora que se han reunido. No me importa. Pero yo también quiero hablar contigo, así que hazlo cuanto antes.» — Hiroaki asintió con suficiencia, haciendo gala de su generosidad. Ahora que se había unido a Restauración, Christina estaba de su lado y no era una prioridad para él ganársela.
Teniendo en cuenta eso, su atención estaba más centrada en el grupo de Liselotte y Sara, con las que no sabía cuándo tendría otra oportunidad de relacionarse, pero la sonrisa de Christina ahora mismo le dio en el corazón.
«Por supuesto.» — asintió Christina cordialmente.
Qué bien. Tiene una personalidad que difiere bastante de su hermana menor. Un poco parecida a una rosa con espinas, pero eso tampoco está mal. Espero que podamos charlar pronto.
Hiroaki estaba inquieto por la expectación. Gracias a eso, pudo apartar a Haruto de su mente por ahora.
«Entonces haré que Roanna y Flora calmen mi aburrimiento con algo de conversación primero.» — dijo Hiroaki, recomponiéndose.
«Si quieren tener una conversación, pueden usar esa sala abierta de allí.» — sugirió Natalie a Christina y al Duque Huguenot. Parecía que la sala de reuniones que habían estado utilizando hasta ahora estaba justo al lado de otra, pasando otra puerta que conectaba con una sencilla cocina.
«Gracias por la consideración. Aceptaremos con gratitud.» — dijo Christina con calidez. Su elegancia era suficiente para encantar incluso a las de su mismo género.
«Entonces prepararé el té y los aperitivos para ustedes. Cosette, por favor, muéstrales el camino a los demás.» — Natalie confió a Hiroaki y a los demás a Cosette antes de dirigirse primero a la sala de reuniones.
«Claro, no hay problema.» — tarareó Cosette, despidiendo a Natalie.
«Te veré más tarde entonces, Christina.» — dijo Flora de mala gana.
«Alteza, no hay palabras para describir lo honrada que estoy de estar en su presencia una vez más. Espero con ansias nuestra próxima oportunidad de hablar juntas.» — Roanna inclinó la cabeza, expresando su respeto por Christina.
«Has hecho bien en apoyar a Flora. Por favor, cuéntame todo lo que ha pasado en mi ausencia más tarde.»
«Por supuesto.» — respondió Roanna, feliz de recibir el aprecio de Christina. Luego, se dirigió a Celia — «Profesora Celia, yo también me alegro de volver a verla. Espero que podamos hablar mucho más adelante también.»
«Sí, ha pasado mucho tiempo, Roanna. Yo también me alegro de volver a verte. Princesa Flora, cuánto tiempo sin verla.» — respondió Celia, radiante.
«Efectivamente, profesora Celia. Y, umm, bueno…» — Flora respondió a Celia con una sonrisa fugaz, tartamudeando como si buscara las palabras adecuadas. Más que calibrar la reacción de Celia, parecía que quería preguntar algo.
«¿Hmm…?» — Celia pareció darse cuenta y ladeó la cabeza con curiosidad.
«Entonces nos vamos.» — Hiroaki las incitó a moverse, cortando la conversación.
Flora terminó la conversación con tristeza — «Bueno… Por favor, cuénteme su historia más tarde, profesora Celia.»
«Muéstranos el camino… Cosette, ¿Verdad?» — Hiroaki se dirigió a Cosette como si tuviera que recordar su nombre. Sin embargo, todas las asistentes de Liselotte le habían llamado la atención como mujeres de alto nivel, así que había memorizado cada uno de sus nombres y rostros. Fingió que tenía que recordarlo debido a una indescriptible sensación de vergüenza que sentía.
«Es un honor para una asistente como yo ser recordada. Por favor, venga por aquí.» — Cosette sonrió agradablemente, pero inmediatamente comenzó a guiarlos sin ningún tipo de parloteo. Hiroaki la observaba mientras tarareaba para sí mismo.
Hmm, las asistentes de Liselotte sí que tienen un alto sentido de la profesionalidad.
Incluso cuando las felicitaba, parecían contentas, pero lo evadían con elegancia, y nunca caían en sus intentos de captar su atención. Sospechó que se debía a que estaban de servicio, pero gracias a ello no había tenido oportunidad de recabar información personal.
Dado que lo rechazaban en nombre de su trabajo, eran un mal partido para el estilo de Hiroaki de esperar una invitación. Lo que significaba que Hiroaki tenía que intentar activamente interactuar con ellas, pero odiaba que los demás se dieran cuenta de que estaba intentando quedar bien con alguien que todavía le era indiferente. Tenía que estar en posición de superioridad en todo momento, por lo que esperaba pasivamente la invitación.
Si tan sólo pudiera atrapar a Liselotte, entonces su ejército de asistentes vendría de maravilla, pensó Hiroaki mientras caminaba tras Cosette, sin dejar de observar su espalda. Cuando lo pensaba así, la existencia de Liselotte era realmente atractiva. Recordar que ella estaba con Haruto ahora mismo hizo que su resentimiento volviera, sin embargo…
Un momento… ¿Podría la actitud cortante de Liselotte también ser causada por una mentalidad profesional como la de sus asistentes? Tal vez ella no quiere involucrar sus sentimientos personales cuando interactúa conmigo durante su trabajo…
Tal pensamiento vino de repente a la mente de Hiroaki. No era imposible, teniendo en cuenta lo concentradas que estaban sus asistentes mientras estaban de servicio.
Ah…
Los pasos de Hiroaki se detuvieron.
Roanna se detuvo inmediatamente también, mirando la cara de Hiroaki a su lado — «¿Sir Hiroaki?»
«No, no es nada.» — Hiroaki sacudió la cabeza y comenzó a caminar de nuevo. Detrás de él lo siguieron Roanna y Flora, y luego Kouta y Rei.
Christina había estado observando la espalda de Flora mientras salía, pero luego se dirigió a Celia cuando empezó a entrar en la otra sala de reuniones. «Entonces, nosotros también entraremos en la sala. Hasta luego, profesora Celia.»
Esto dejó a Celia y a Aria como las únicas que quedaban.
«Después de usted.» — Aria invitó a Celia a entrar en la sala de reuniones como una asistente.
«Cielos, ¿Qué pasa con eso? Ahora sólo estamos nosotras dos, así que no tienes que hacer de asistente.» — dijo Celia un poco incómoda.
«Hehe. Ahora, entremos. Voy a preparar té.» — Aria mostró un raro atisbo de sonrisa dulce y entró a la sala con Celia.
▼▼▼▼
Mientras tanto, Rio había llegado a la habitación a la que lo condujo Liselotte.
«Espero que no te importe que utilicemos la habitación en la que me hospedo. Por favor, entra.» — dijo Liselotte, abriendo la puerta e invitando a Rio a entrar primero.
¿Está bien que un hombre entre en la habitación de una noble? Ella tampoco tiene a sus asistentes cerca…
Ya se habían dado situaciones en las que se encontraban solos en las salas de reuniones, pero Rio aún no estaba muy familiarizado con la etiqueta de los nobles. Sin embargo, dado que Liselotte estaba de acuerdo con ello, probablemente estaba pensando demasiado en las cosas. Más que nada, el hecho de que estuvieran a solas era una prueba de la confianza que Liselotte tenía en él.
Sería raro que dudara durante demasiado tiempo, así que Rio respondió a la confianza de Liselotte haciendo una ligera reverencia antes de entrar en la habitación — «Disculpa.»
La habitación era como un estudio con una cocina sencilla, una cama, un armario, una mesa y sillas para sentarse.
«Voy a preparar un poco de té para ti ahora. Me temo que no hay mucho espacio, pero por favor toma asiento.» — Liselotte sacó el asiento de la cabecera de la mesa y se lo ofreció a Rio.
«Muchas gracias.» — dijo Rio mientras se sentaba.
«No hay ningún problema.» — dijo Liselotte alegremente, situándose en la cocina detrás de Rio. Comenzó a preparar el té con hábiles movimientos.
Es un poco extraño… pensó Rio mientras observaba la espalda de Liselotte. Ella tenía una fuerte imagen de ser una dama noble, por lo que verla servir el té era más bien doméstico.
«¿Sueles preparar el té tú sola?» — le preguntó Rio mientras calentaba el agua con un artefacto mágico.
«Sí, siempre que estoy sola. Sin embargo, rara vez lo he preparado para alguien más, así que sólo puedo esperar que esto sea lo suficientemente bueno.» — dijo Liselotte tímidamente, con las mejillas ligeramente enrojecidas.
«Es un té servido por ti. Me apetece mucho.» — rio Rio.
«Cielos, no me presiones más.»
Así, charlaron ociosamente hasta que ella terminó y Liselotte volvió con una bandeja en la mano. El té todavía tenía que reposar un rato, así que no lo sirvieron enseguida.
«Ahora, vayamos al grano — pero antes, me gustaría agradecerte que hayas venido aquí.» — Liselotte inclinó la cabeza ante Rio a modo de prefacio.
«En absoluto.» — Rio le devolvió la reverencia — «Como dije antes, yo también tenía cosas que quería discutir contigo… Aunque es más bien una petición de Satsuki.»
«Vaya, ¿De Satsuki?» — Liselotte parpadeó.
«Sí. El tema de la comida japonesa surgió en el banquete, si lo recuerdas. Naturalmente, la comida sabría mejor si comemos todos juntos, así que quise invitarte, ya que estabas presente en ese momento.»
«Será un placer.»
Si Liselotte hubiera estado en la capital antes de encontrarse con Rio aquí, podría haberse encontrado a Satsuki y haber escuchado ya, pero aparentemente ese no era el caso. Liselotte sonrió alegremente.
«El problema es cuándo, dónde y a quién más invitar…»
Rio, Liselotte, Satsuki. Los tres solían estar en lugares separados, lo que hacía bastante difícil hacer planes. No había métodos convenientes de comunicación como en el Japón moderno, donde podían simplemente llamar o enviar mensajes de texto.
Había artefactos mágicos capaces de transmitir a larga distancia, pero la información se filtraría abiertamente a cualquier otra persona con el mismo artefacto dentro del rango de transmisión, por lo que no se podía utilizar para asuntos privados.
Existían códigos, pero la comunicación se limitaba a quienes conocían el código, y existía el riesgo de que los mensajes fueran descifrados. La información altamente confidencial debía transmitirse siempre de boca en boca — era de conocimiento general.
Si personas importantes iban a celebrar un banquete con una cocina inusual, no sería extraño que masas de nobles se enteraran de ello y solicitaran su participación.
«Lo que significa que la planificación tendrá que hacerse en privado.» — supuso inmediatamente Liselotte.
«Sí. No quiero que la reunión sea demasiado grande, ya que sería difícil disfrutar de los sabores nostálgicos mientras te preocupan los ojos que te rodean.»
«Estoy completamente de acuerdo.» — asintió Liselotte con firmeza. Esta era su oportunidad de disfrutar de la comida que no había probado desde su vida anterior — quería disfrutar de su ración sin preocuparse de su entorno.
«Lo que significa que, como mínimo, Satsuki y Miharu estarían incluidas. ¿Hay algún otro al que te gustaría invitar?» — preguntó Rio, empezando por los asistentes.
«Veamos… No hay nadie en particular que me gustaría recomendar de entre mis conocidos… Pero me gustaría hablar más con tus amigas. Especialmente con Lady Celia y Lady Aishia. Ayudaron durante el ataque a Amande, pero apenas he hablado con ellas.»
«Celia y Aishia… ¿Incluiría eso a Sara y a las demás también?»
«Sí. Estoy segura de que Satsuki querrá conocerlas también, si son amigas de Miharu también… Además, si es posible, me gustaría conocer a la chica que siempre iba en el autobús en nuestras vidas pasadas.» — pregunto Liselotte.
En realidad, Satsuki ya ha conocido a todas, durante el tiempo que se escabulló del castillo mientras estábamos allí para el banquete. Lo que sólo deja a Latifa, pero…
Rio le debía mucho a Liselotte, y al menos ahora eran amigos. Se sentiría mal si Liselotte fuera la única que no se diera cuenta de ese hecho durante el banquete. Y, sobre todo, se sentiría culpable haciendo que los demás actuaran como si se conocieran por primera vez ante Liselotte. Probablemente sería mejor explicar las cosas.
Sin embargo, el problema que vino a la mente de Rio fue Latifa.
No estaba seguro, pero había una gran posibilidad de que quien enviara a Latifa a asesinar a Rio hace años fuera el Duque Huguenot. Entrar en ese territorio podría traerle recuerdos traumáticos a Latifa, así que había evitado a propósito ese tema desde que llegó a la región de Strahl y se familiarizó con el Duque Huguenot.
Hasta ahora, había permanecido casi siempre dentro de la casa de piedra y no había sido llevada a ningún evento que involucrara a la nobleza, pero—
Esta puede ser una buena oportunidad para que ella crezca. Para borrar sus cicatrices del pasado.
Recordó lo que la Anciana Ursula había dicho en la reunión antes de venir a Strahl con Latifa.
¿Estaba realmente bien hacerla permanecer en casa, a pesar de que habían venido a Strahl? ¿No debería dejar que Latifa experimentara más cosas, por el bien de su futuro?
No sabía qué era lo correcto. Pero si Latifa quería conocer a Liselotte, él quería respetarlo como su hermano mayor.
Rio lo pensó todo detenidamente antes de dar una respuesta bastante optimista — «Puede que no sea posible organizarlo, pero entiendo. Se lo preguntaré a todas.»
«¿En serio? Muchas gracias!» — Liselotte sonrió feliz.
«De nada. En realidad… esa niña de primaria es mi hermana menor.» — reveló Rio.
«¿E-En serio?» — Liselotte se sorprendió.
«Sí. No somos parientes de sangre, pero ella renació en un entorno bastante complicado. Ciertos acontecimientos me llevaron a convertirme en su tutor. Ahora es una chica brillante, pero puede albergar sentimientos negativos hacia la nobleza, especialmente hacia ciertos nobles del Reino Beltrum… Por eso vive con algunos conocidos cercanos la mayor parte del tiempo y no sale mucho.» — explicó Rio a Liselotte, insinuando el oscuro pasado de Latifa.
«Oh…»
«Sin embargo, quiero hacer todo lo posible por ella. Si quiere salir al mundo exterior, quiero apoyarla. No tendría ningún inconveniente en presentártela. Por eso debo ser yo quien te pregunte — por favor reúnete con mi hermanita. Estoy seguro de que estará encantada.» — Rio inclinó la cabeza en silencio.
«Entiendo… En ese caso, déjame todos los preparativos a mí. A mí también me encantaría conocerla. Prepararé un lugar donde ella se sienta cómoda. También me aseguraré de que su nombre y su rostro no sean revelados a terceros.» — asintió Liselotte con firmeza, asumiendo el papel de organizadora.
«Eso sería muy tranquilizador. Como acabo de mencionar, quiero mantenerla alejada de los nobles del Reino Beltrum. Al menos, mientras ella no quiera lo contrario…» — dijo Rio con una mirada ligeramente preocupada, sus palabras tenían un significado más profundo.
Una sombra cayó sobre el rostro de Liselotte — «Lo que sea que haya pasado debe haber sido terrible…»
«Sí. No puedo decir nada, lo cual lamento sinceramente… Hablaré con ella de eso primero, para que ella misma pueda explicar las cosas si acaba encontrándose contigo en el futuro…
«Entiendo. Entonces limitemos los participantes a Satsuki, tu hermana y tus amigas. Así las únicas personas que conocerá por primera vez seremos Satsuki y yo.»
«Respecto a eso…» — Rio guardó silencio por un momento, antes de hablar con decisión — «Hay algo que debo informarte. Antes era bastante difícil decírtelo, pero creo que es lo correcto ahora que vamos a celebrar un banquete. Si es posible, me gustaría que quedara entre nosotros.»
«Por supuesto. ¿De qué se trata?»
«Mis amigas y Satsuki ya se han conocido.»
Liselotte parecía claramente confundida — «Umm… ¿Había una posibilidad de que eso ocurriera en algún lugar?»
«Sí. En secreto.»
«En secreto… ¿Así que Su Majestad no era consciente…?»
«Él no es consciente de este hecho.»
«Entonces… ¿Cuándo? ¿Cómo se conocieron?»
«Se conocieron mientras estábamos en la capital para el banquete. Fue fuera del castillo. Nos escabullimos sin que alguien se diera cuenta.»
«¿C-Cómo…?»
«Volando.»
«Ya… ya veo.» — Liselotte parecía bastante agitada, pero aceptó sus palabras como una realidad.
«Estoy seguro de que estás sorprendida, pero parece que lo has aceptado con bastante facilidad a pesar de ello.»
Salir volando del castillo era un concepto tan ridículo que normalmente se descartaría de inmediato. Podría haber sido posible si hubieran salido montados en grifos, pero eso no era recomendable de noche y podría llamar la atención de los guardias con el sonido de sus alas.
«He oído que usaste tu espada encantada para volar cuando rescataste a Lady Miharu del barco encantado la última vez.»
«Así que ya lo sabías…»
«Sí. Aunque no esperaba que te escabulleras del castillo.»
«Mis disculpas. Asistí por tu invitación, pero me comporté de manera muy arriesgada.» — Rio inclinó la cabeza de tal manera que parecía estar siendo succionado hacia abajo por la gravedad.
«No, tengo una suposición de por qué lo hiciste… Pero, ¿Por qué me lo has revelado?» — preguntó Liselotte, mirando la cara de Rio.
«Ni yo ni las demás somos personas especialmente hábiles. No creo que hubiéramos sido capaces de mentirle a la cara a alguien de quien nos hemos hecho amigos.»
Liselotte hizo una pausa de asombro — «Muchas gracias…» — dijo con cierta timidez.
«¿Por qué me das las gracias?» — Rio parpadeó.
«Me alegra que me lo digas a la cara… En cualquier caso, ahora soy consciente de la situación. Si es así, ¿Qué tal si lo celebramos en mi casa en Amande?»
«¿En tu finca? Satsuki estará allí, ¿Verdad?»
No podía sacarla del castillo volando como la última vez, y Amande estaba demasiado lejos de la capital. Definitivamente se darían cuenta si ella desapareciera, pensó.
«No podemos hacer que la traigas volando otra vez, ¿No? Tengo la intención de seguir el camino adecuado de pedirle permiso a Su Majestad para invitarla.»
«Ya veo, en ese caso… ¿Es posible?»
«Hay muchas posibilidades de que ocurra.»
«Si tú lo dices, entonces debe ser un hecho. ¿Puedo dejarlo en tus manos? Tendré que avisar a las demás.»
«Sí, puedes contar conmigo. ¿Tienes algún momento preferido para celebrarlo?»
«Si puedes organizarlo dentro de uno o dos meses, lo arreglaré por mi parte. Si es más tarde, puede que tenga que volver a viajar, pero…»
«Entonces será mejor que me mueva antes de que tengas que volver a marcharte. Da la casualidad de que tengo previsto ir a la capital para hacer mi informe sobre este incidente, así que es posible que lo celebremos antes de lo previsto. Sé que te dirigirás a Rodania después de esto, pero ¿Qué harás después?»
Liselotte se preguntó si se quedaría en Rodania, o si la acompañaría a la capital del Reino Galarc.
«No tengo planes de quedarme en Rodania a largo plazo, pero Celia… Pienso irme después de confirmar su seguridad, ya que le debo mucho.» — respondió Rio. Aunque no lo había dicho en voz alta, Celia seguramente se quedaría en Rodania. Era un poco triste pensar que ya no podrían vivir juntos, pero no había nada que pudieran hacer al respecto. Celia era una noble de Beltrum, después de todo.
Aunque una parte de él no quería otra cosa que dirigirse al Imperio Proxia de inmediato, tenía que tomarse un tiempo y asegurarse de que no hubiera problemas en cuanto a las circunstancias de Celia. Por eso no tenía intención de salir corriendo de Rodania.
El hecho de que la llame por su nombre sin título significa que están bastante unidos, ¿No? Me pregunto qué tipo de relación tienen Sir Haruto y Lady Celia…
Liselotte sintió curiosidad al respecto, pero no era bueno entrometerse en las cosas por pura curiosidad. Y así, ejerció su autocontrol.
«Ya veo…» — Liselotte respondió, aunque todavía tenía una mirada curiosa.
«Aishia también está cuidando a Miharu y a mi hermana en este momento, así que tendré que reunirme con ellas para contarles lo del banquete. Pero sería mejor que eso esperara hasta después de reunirme contigo, ya sea en Amande o en Galtuuk, para poder confirmar los detalles de la cena contigo. Puedes decidir la fecha en función de lo que les convenga a ti y a Satsuki.»
«Por cierto, si llevaras a Lady Miharu a Amande ahora mismo, ¿Cuántos días tardarías?»
«Si caminamos normalmente podríamos tardar de una a dos semanas dependiendo del clima, pero si la llevo mientras corro, podríamos llegar en dos o tres días.»
«Qué maravillosa reducción de tiempo… Por curiosidad, pero ¿Cuántos días tardarías en viajar de Amande a Galtuuk?»
«¿Si estoy solo? Dos días.» — su tiempo sería más rápido en realidad si volara, pero—
«¿Dos?» — parecía que para Liselotte, incluso dos días era una gran sorpresa.
«Como sabes, puedo usar mi espada encantada para volar. Mientras no me lo impida el mal tiempo, puedo reducir mi tiempo de viaje drásticamente.»
Por eso el número que había dado tenía en cuenta el clima. El Yermo tenía un clima especialmente anormal, por lo que no era raro que pasara algunos días esperando a salvo el tiempo en la casa de piedra.
«Entonces… digamos que será en algún momento entre tres semanas y dos meses a partir de ahora. ¿Te parece bien?»
«Eso no será un problema.»
«Entonces me adelantaré y supondré que el banquete tendrá lugar en ese lapso de tiempo. Si transportar los ingredientes es demasiado esfuerzo, puedo preparar un barco encantado dependiendo de su ubicación…» — Liselotte tarareó.
«No es necesario.» — Rio negó con la cabeza y luego se quedó pensativo — «Hmm… Yo también debería informarte de esto.»
«¿Qué pasa?»
«Un método de transporte de objetos. Si vamos a intercambiar alcohol entre nosotros en el futuro, sería mejor aclararlo. Sólo mis allegados lo saben, pero confío en que tú seas capaz de mantener el secreto.»
«Me siento muy honrada de que pienses así, pero…»
¿Cómo transportaba las cosas?
«Esto es lo que uso. Dissolvo.»
Rio extendió la mano que tenía el almacén tiempo-espacio y recitó el hechizo. El espacio alrededor de su muñeca se deformó y apareció una botella de cerámica.
«¿Q-Qué es eso?» — Liselotte se quedó paralizada con los ojos abiertos de par en par, y apenas consiguió formular su pregunta.
«Es un antiguo artefacto llamado almacén tiempo-espacio. Hay ciertas limitaciones en su uso, pero puede almacenar cosas en un subespacio aislado del tiempo y el espacio. Como puedes ver, puedes sacar objetos cuando los necesites.» — explicó Rio.
Su revelación de la existencia del artefacto mágico a Liselotte no fue una idea completamente impulsiva — había estado considerando hacerlo desde que firmaron un contrato durante el banquete para que Liselotte vendiera el alcohol casero de Rio. Esta era una buena oportunidad para revelarlo.
«Un antiguo artefacto que puede almacenar objetos en un subespacio aislado del tiempo y el espacio… Basándonos en esa información, ¿Parece que puede almacenar comida sin que se pudra?» — preguntó Liselotte con cautela, sin poder creer lo que estaba escuchando.
«Sí, eso es correcto.»
La voz de Liselotte tembló de sorpresa — «Es un objeto bastante increíble el que tienes ahí…»
Una espada encantada que podía controlar el viento, artefactos que podían cambiar el color del cabello y un sake de alta calidad que podía hacer gemir a un noble con un solo sorbo… ¿Cuántos tesoros tenía escondidos? A estas alturas, empezaba a sentirse más exasperada que impresionada.
Poseer tantos bienes impresionantes era anormal en sí mismo, pero como era consciente de la fuerza irregular de Rio, incluso esta anormalidad era débil en comparación.
¿Un artefacto que puede transportar bienes sin ocupar espacio? Lo quiero! Lo quiero mucho! Pero no puedo decir cosas tan poco razonables a Sir Haruto!
El almacén tiempo-espacio era un objeto por el que cualquier comerciante mataría. Liselotte estuvo a punto de pedirle que se lo diera, pero se tragó las palabras con dificultad. Como era un antiguo artefacto mágico, probablemente era imposible de fabricar o adquirir.
«Hay alcohol en esta botella, si quieres tomarlo.» — Rio puso la botella de sake sobre la mesa como ofrenda.
«P-Por qué, muchas gracias.» — Liselotte inclinó la cabeza.
«Y así, soy capaz de transportar mercancías usando este artefacto. No hay necesidad de preocuparse.»
«Entiendo.» — Liselotte sonrió irónicamente, aceptando que sus preocupaciones eran innecesarias.
«También, Dissolvo.» — Rio extendió la mano sobre la mesa y recitó el hechizo una vez más. Apareció un plato de chocolate finamente cortado — «Este es el chocolate casero de Miharu.»
«El de Miharu…» — Liselotte tragó saliva. Desgraciadamente, no había aperitivos en esta habitación, y lo único que había en la mesa era su té. Este sería el aperitivo perfecto para acompañarlo.
«Canta Conditum para guardarlo.» — dijo Rio con rotundidad, guardando el plato de chocolate de nuevo dentro del almacén espacio-tiempo.
«Ah…» — Liselotte dejó escapar un sonido medio sorprendido, medio decepcionado.
«Dissolvo. Por favor, tómalo con tu té, si quieres.» — rio Rio mientras sacaba el plato de nuevo. Sólo lo había guardado como demostración del efecto del artefacto — tenía la intención de darle el chocolate desde el principio.
«E-Entonces, aceptaré uno con gratitud…» — Liselotte alcanzó tímidamente el plato de chocolate. Sabiendo lo deliciosos que eran los dulces caseros de Miharu, no pudo resistirse — «E-Está muy bueno!»
Rio también alcanzó uno para que Liselotte no se sintiera cohibida mientras comía. Un sabor dulce pero no demasiado espeso se extendió en su boca.
«Está delicioso.» — comentó Rio.
«Mmm!» — un sonido de alegría se escapó de Liselotte, que asintió con entusiasmo mientras sonreía. Su encantadora reacción hizo que Rio sonriera ligeramente.
«Ahora que lo pienso, ¿Dijiste que tenías algo que querías discutir también?»
«Quería preguntarte por los dos chicos japoneses que viajaron contigo. No sé si se han dado cuenta ya, pero en cuanto oigan los nombres de los productos del Gremio Ricca, se darán cuenta del uso de palabras terrestres en los nombres de los productos.»
Para prepararse para ello, quería saber cómo eran las personas. Una vez que Liselotte respondió a la pregunta de Rio, levantó su taza de té con una muestra de etiqueta perfecta.
«Ya veo… No hace mucho que los conozco, pero no creo que alguno de los dos sea mala persona. Kouta es una persona honesta y con un fuerte sentido de la justicia, y Rei puede ser un poco tonto a veces, pero vigila su entorno con cuidado y siempre es considerado con Kouta. Lo único que hay que tener en cuenta es que los dos son estudiantes de secundaria japoneses completamente normales, así que no están muy familiarizados con este mundo…»
Quizás por eso Rui estaba tan preocupado por Kouta y Rei, pensó Rio.
«¿Sabes qué piensan hacer después de esto?»
«No creo que ninguno de ellos lo haya decidido aún. Pero es muy probable que acaben uniéndose a Restauración, creo…» — respondió Rio, pensando en cómo su conversación con Rui hizo que pareciera que habían dejado el castillo en una decisión impulsiva. Christina también había dicho que eran polizones en el barco encantado.
«Entiendo. Gracias por contarme esto.»
«Espero que haya servido de algo.»
«Sí. Por ahora no tengo intención de contarles mi vida pasada, pero dependiendo de cómo vaya en el futuro, puede que les revele cosas.» — se acababan de conocer, así que probablemente era la decisión más adecuada.
«Por curiosidad, ¿Cómo habrías explicado el secreto de tu empresa si alguien poco fiable pregunta por los productos?» — preguntó Rio con interés.
«La explicación que he preparado es que el método de producción estaba registrado en documentos antiguos que fueron descubiertos. También he preparado esos documentos.»
«Lo has cubierto todo.»
Dado que había japoneses que se habían transferido a este mundo en el presente, no sería exagerado pensar que personas similares lo habían hecho en el pasado.
«Sin embargo, fue una gran molestia crearlos.» — Liselotte sonrió con amargura, recordando cómo hizo los documentos. No podía dejar que nadie se diera cuenta de que la letra era suya, así que hizo que Aria escribiera los documentos en su nombre, pero le llevó bastante tiempo conseguir que parecieran convincentes.
«¿Quieres que se lo mencione indirectamente a los dos?» — sugirió Rio.
«Agradezco la preocupación, pero quiero intentar hablar con ellos yo misma. Veré si puedo organizar algún momento para tener una charla con ellos.» — Liselotte negó con la cabeza, rechazando la oferta de Rio. Tras esto, continuaron su conversación durante un rato más.
▼▼▼▼
Unos minutos después, terminaron su charla y Rio salió de la habitación para encontrar a Cosette y Chloe esperando frente a la habitación de Liselotte.
«Hola, ¿Ustedes dos también están aquí?» — las llamó.
«Buenos días, Sir Haruto. Lo estábamos esperando. Ninguna de nosotras recordaba haberle mostrado su habitación y no lo encontrábamos en ningún lugar de la fortaleza, así que nos preguntábamos si estaba con nuestra Maestra.» — respondió Cosette con una alegre sonrisa pegada en el rostro.
¿Por qué estaba Sir Haruto en la habitación de Lady Liselotte? Sólo ellos dos. Miró a su Maestra con una expresión de protesta.
«Oh, qué oportuno. Chloe, acompaña a Sir Haruto a su habitación.» — dijo Liselotte, ignorando hábilmente la mirada de Cosette.
«Sí, Señora. Sir Haruto, por favor, venga por aquí.» — Chloe se movió inmediatamente, invitando a Rio a acompañarlo.
«Bien entonces. Liselotte, Cosette, por favor, si me disculpan.» — Rio se despidió sin darse cuenta del intercambio que se estaba produciendo detrás de las sonrisas de la Maestra y la asistente.
«Por favor, disfruta de tu tiempo aquí y descansa.» — respondió Liselotte con una expresión brillante. Entonces, en cuanto Rio y Chloe desaparecieron por el pasillo y se perdieron de vista—
«Hey, ¿Por qué no me dejaste mostrarle el camino a Sir Haruto? Y lo que es más importante, ¿Por qué se han reunido a solas? En la habitación de Lady Liselotte, nada menos.» — protestó Cosette.
«No había suficiente gente, así que simplemente me ocupé de ello. Además, tenía algo que discutir con él. También lo sabías, por eso estabas esperando frente a mi habitación, ¿No?»
«Hmph. Aun así, invitar a alguien a la habitación de una noble de alto rango sin asistentes alrededor es una clara muestra de favor hacia ellos. ¿Por qué no he oído que estas apuntando a Sir Haruto? Eso significa que no tengo ninguna esperanza.»
«Sin embargo, no recuerdo haber dicho que Sir Haruto me gustara de esa manera.» — la respuesta de Liselotte fue despreocupada, como si dijera que no debía malinterpretar.
Me pregunto si se está transmitiendo… ¿Mi favor? Cuestionó, evadiendo la mirada de Cosette. Había sido criada con cero experiencia en el amor tanto en su vida anterior como en la actual, por lo que carecía de conocimientos en ese ámbito.
«Sé que no recuerda haberlo dicho. Nosotras tampoco recordamos haberlo oído, después de todo. El problema es si lo favoreces o no.» — presionó Cosette a Liselotte con fuerza.
«Basta ya de esto — nos vamos. Quiero ver a los dos chicos que llegaron con Sir Haruto. Tú — acompáñame.» — Liselotte comenzó a caminar a paso ligero, con un leve rubor en las mejillas. Cosette hinchó las mejillas con un ‘Hmph!’ y la siguió.
▼▼▼▼
Alrededor del momento en que Rio llegó a la habitación de Liselotte, Christina y el Duque Huguenot estaban reunidos en un salón.
Para que Charles y Sir Emarle sean hechos prisioneros… La princesa Christina seguro que obtuvo algunos recuerdos escandalosos. La princesa Flora es más fácil de tratar, y la forma en que se queda quieta sin moverse es realmente conveniente, pero… Sus deméritos tienen suficientes méritos para pasarlos por alto. El problema es la cantidad de poder que se le otorga, pensó el Duque Huguenot en el momento previo a la conversación.
«Ahora me excusaré aquí. Si necesitan algo, estaré esperando fuera de la habitación.»
Natalie había estado preparando el té para ellos, pero naturalmente no podía quedarse a escuchar la conversación entre dos nobles extranjeros, así que salió voluntariamente de la habitación. Esto dejó a Christina y al Duque Huguenot solos para que finalmente comenzaran su conversación.
«Si se me permite expresar mi asombro, Alteza: que Charles Arbor y Sir Alfred sean capturados ambos como prisioneros… Es una hazaña espléndida.» — dijo el Duque Huguenot en cuanto se cerró la puerta.
«El que los apresó fue Sir Amakawa, no yo.» — respondió fríamente Christina.
«Sin embargo, conocerlo y encargarle su seguridad fue todo habilidad de Su Alteza. Pensé que era una lástima que el Reino Galarc lo hubiera adquirido ya, pero entonces Su Alteza lo sacó a relucir como as bajo la manga. ¿Y he oído que las otras tres chicas también son hábiles portadoras de espadas encantadas? Celia también es la genio hechicera de nuestro reino. No habría nada más encantador que tenerlos a todos en Restauración, ¿No cree?» — el Duque Huguenot levantó los dos brazos.
Restauración se había preocupado por su falta de personal fiable y hábil en el combate y la hechicería. Si esa insuficiencia podía enmendarse de un plumazo, no tendría más remedio que darles la bienvenida a todos de todo corazón, aunque Christina tuviera el potencial de convertirse en una espina clavada en su costado.
«Todavía es demasiado pronto para decir eso. Dejando a un lado a la profesora Celia, Sir Amakawa y las otras tres chicas no son nobles del Reino Beltrum. Estoy en deuda con ellas, pero siguen siendo forasteras. No hay garantía de que sigan cooperando con Restauración en el futuro. No deberías suponer lo contrario.» — advirtió Christina con rigidez.
«Sin embargo… ¿No secuestró Sir Amakawa a Celia en la ceremonia para dar un golpe a la influencia de la facción Arbor y sirvió como escolta a Su Alteza?»
Debían tener algún interés político en común para que él le ofreciera su apoyo, y así debería haber una forma de seguir recibiendo su apoyo, insinuó el Duque Huguenot en su pregunta.
«El interés común que hizo que Sir Amakawa y las chicas cooperaran con nosotros no está relacionado con nuestro objetivo de reducir el poder de la facción Arbor.»
«¿A qué te refieres…?»
Christina dudó, preguntándose si debía callar sobre la relación de Haruto y Celia, pero se dio cuenta de que la forma en que interactuaban entre sí lo hacía bastante obvio. Con ese pensamiento, se decidió a decirlo — además, daba coherencia a su historia y servía de advertencia — «El rescate de la profesora Celia.»
«Pude notar que Celia y Sir Amakawa son cercanos al verlos, pero ¿Cuál es exactamente su relación?»
«La profesora Celia es la salvadora de Sir Amakawa. Aunque parece que ahora es ella la que se siente más en deuda con él.»
«Bueno, sería difícil pagar una deuda tan grande como los logros de Sir Amakawa… Sin embargo, no es el tipo de persona que piensa que su deuda se paga tan fácilmente, ¿Verdad?» — preguntó el Duque Huguenot, dando a entender que esta era su oportunidad de ponerlo de su lado.
«Claro… Por eso no hay forma de que se oponga a nosotros mientras la profesora Celia se una a Restauración. Pero si alguna vez la perjudicáramos de alguna manera, esa espada suya nos apuntaría directamente sin una pizca de piedad.» — termino Christina con brusquedad.
«Por supuesto, no tenemos intención de dañar a Celia…» — el Duque Huguenot se encogió de hombros con una sonrisa nihilista.
«Naturalmente. Pero no hay garantía de que alguien más en Restauración no acose a la profesora Celia para conseguir la cooperación de Sir Amakawa, ¿Verdad?»
«No permitiríamos algo así, pero…» — el Duque Huguenot no negó la posibilidad.
«Hay que vigilar a fondo las cosas, para que no aparezcan tales tontos. La profesora Celia estará bajo mi protección en adelante, así que seré implacable en mis juicios contra cualquier cosa extraña.»
No estaba claro si eso era una orden o una advertencia.
«Eso suena bastante sobreprotector. ¿Entonces le dará a Celia su patrocinio?» — preguntó en broma el Duque Huguenot.
«¿No es eso un hecho? Sir Amakawa se deshizo con facilidad del escuadrón de caballeros y hechiceros élite que dirigía Charles, dejó fuera de combate a Alfred y a Sir Shigekura, e hizo temblar de miedo a 5.000 soldados. Sería mejor mantener una relación favorable con alguien así. Por eso la profesora Celia será la persona más importante en nuestra relación con Sir Amakawa. Pensé que habrías entendido esto.»
«Soy consciente de ello, pero sé que muchos están anticipando la ayuda de Sir Amakawa también. En mi humilde opinión, deberíamos buscar una relación favorable de forma más proactiva…»
«Estoy de acuerdo… Por eso no voy a ir tan lejos como para decir que deberíamos rendirnos. Sin embargo, no puedo aprobar los intentos persistentes de invitarlo cuando no está interesado. Se trata de mostrarle a Sir Amakawa nuestra buena fe para ganarnos toda su confianza. Por eso lo repito: hay que vigilar que no aparezcan esos tontos.» — dijo Christina, enfatizando fuertemente su punto.
«Entendido. Ser demasiado persistente y crear animosidad sería, en efecto, un plan insensato. Por el momento, lo mantendré en una invitación a Rodania y un asiento en la celebración.» — el Duque Huguenot se puso la mano en el pecho y asintió respetuosamente.
Es un gran entusiasmo por su parte, pero entiendo su razonamiento. Derrotó a un héroe — una de las leyendas vivas de este mundo — y a Sir Emarle, el más fuerte de Beltrum. Posiblemente el más fuerte de Strahl. Sus logros esta vez elevarán su nombre aún más… Es una pieza que quiero obtener como sea.
Pensó el Duque Huguenot con el rostro agachado. Sin embargo, comprendió que usar métodos de fuerza contra Haruto, que actualmente era tan famoso como un héroe, sería una mala jugada. Era una fuerza de combate deseable, y el Duque Huguenot tendría todas las opciones del mundo si fuera Flora la que se opusiera a él, pero no podía correr tales riesgos contra Christina.
Me pregunto qué cara pondría este hombre si supiera que el incidente en el que su hijo se metió en problemas fue lo que hizo salir a tal persona del Reino Beltrum. ¿Y cómo se movería después…? No, no hay pruebas de que Sir Haruto sea la misma persona. No tiene sentido pensar en ello, pensó Christina, para luego borrar ella misma esos pensamientos.
Esta advertencia debería ser suficiente para contener al Duque Huguenot. Lo único que queda es Flora. Tal vez ella…
Había varias cosas de la discusión anterior que molestaban a Christina — tendría que confirmarlas más tarde. Terminó con esa línea de pensamiento y volvió a centrarse en la persona sentada frente a ella. Todavía había cosas que tenía que preguntar.
«Además de esto, me gustaría que me contaras los acontecimientos que han ocurrido mientras yo estaba fuera.»
«Bueno, el evento más notable sería la llegada de Su Alteza con Charles Arbor como prisionero, pero…» — el Duque Huguenot se puso una mano sobre la boca, pensativo — «En primer lugar, como estoy seguro de que ya has oído, la princesa Flora fue secuestrada por un hombre llamado Lucius en Amande. Y…» — miró fijamente el rostro de Christina.
Me enteré de eso por Sir Amakawa de camino aquí, pero le pediré los detalles a Flora más tarde.
«¿Y? ¿Qué más?» — preguntó Christina mientras pensaba simultáneamente para sí misma.
«La princesa Flora y Sir Hiroaki se han comprometido.»
La expresión de Christina se nublo — «…¿Qué acabas de decir?»
«Después del banquete, las ofertas de matrimonio para Sir Hiroaki aumentaron rápidamente. Esto se decidió justo el otro día, cuando decidimos que sería malo prolongar la decisión de la primera esposa de Sir Hiroaki. Sir Hiroaki y la princesa Flora han dado su acuerdo, y el rey François de Galarc ha sido informado.» — informó elocuentemente el Duque Huguenot.
«¿Se ha anunciado públicamente?» — preguntó Christina con voz rígida.
«No. Todavía no se ha anunciado, y ni siquiera Liselotte debe saberlo aún. El plan era hacer el anuncio al llegar de nuevo a Rodania.»
«…» — Christina guardó silencio. Los matrimonios políticos eran el deber natural de las mujeres de la realeza y la nobleza, pero el matrimonio era aún demasiado pronto para Flora. Eso es lo que le decía su corazón, pero ¿Estaba siendo una hermana innecesariamente preocupada?
Flora seguramente no tenía otra opción. Debió aceptar el compromiso preparado para ella sin saber nada de lo que implicaba el matrimonio.
«¿Hay algo problemático en ello?» — preguntó inocentemente el Duque Huguenot. Con el acuerdo de Hiroaki y el conocimiento de François sobre el compromiso, ni siquiera la Primera Princesa Christina podría hacer una objeción tan fácilmente. El Duque lo preguntaba sabiendo eso. Además, era lógico ofrecer algo acorde cuando se trataba de obtener personal beneficioso.
Si el compromiso de la princesa Flora y Sir Hiroaki funciona, me será más fácil intervenir. Valía la pena apresurar el compromiso.
El Duque Huguenot se rio amigablemente.
«…No, sólo me sorprendió un poco.» — Christina sacudió la cabeza con la mayor tranquilidad. No se podía saber lo que Hiroaki escucharía si se emocionaba y decía algo incorrecto aquí. Por eso no tenía otra opción en este momento.
Si sólo… Si solo hubiera venido un poco antes…
Ella habría sido capaz de ocupar su lugar. Ella habría sido capaz de aligerar la carga de Flora. Christina maldijo su propia impotencia desde el fondo de su corazón.
▼▼▼▼
Mientras tanto, en la sala de reuniones al lado de la de Christina y el Duque Huguenot, Celia y Aria celebraban su esperado reencuentro.
«Temí por ti cuando te secuestraron en tu ceremonia de boda, pero me alegro mucho de verte sana y salva. Aunque nunca imaginé que nos reuniríamos de esta manera… No, supongo que sería más exacto decir que ya lo hemos hecho.» — Aria sonrió.
«Ahaha… No podía revelarme como Celia Claire ante nadie en ese momento. Lo siento.» — se disculpó Celia, avergonzada por haber engañado a su vieja amiga.
«No hace falta que te disculpes. En todo caso, debería ser yo quien te diera las gracias. Ayudaste a Amande cuando nos atacaban aún a riesgo de exponerte.»
«Sólo hice lo que era correcto. Y el que decidió ayudar fue Haruto. Deberías darle las gracias a él, no a mí.»
«Sir Amakawa no es alguien con quien pueda solicitar casualmente una reunión, pero si alguna vez tengo la oportunidad de hablar con él en privado, lo haré exactamente.» — Aria asintió profundamente con la cabeza, aceptando.
«Ah, claro… Ahora sí es muy notable. Entonces yo también se lo mencionaré.» — murmuró Celia con seriedad, presionando su mano contra su barbilla en señal de pensamiento. Luego soltó una risita como si sintiera orgullo por ese hecho.
«Sí, por favor, hazlo… Sabes, se te ve muy feliz cuando hablas de él.» — señaló Aria con una risita.
«¿E-En serio?» — Celia se quedó sorprendida, sonrojándose débilmente.
«¿No eres consciente de ello?»
«Y-Yo soy la misma de siempre. Totalmente normal. Es natural alegrarse cuando se reconoce a alguien cercano.» — Celia fingió una expresión tranquila mientras hablaba con una Aria algo exasperada.
«Si puedo atreverme a preguntar… ¿Están tú y Sir Amakawa enamorados el uno del otro?»
«¿Enamorados?» — Celia se puso repentinamente roja.
«Parece que hay circunstancias complicadas en la secuencia de eventos en la que Sir Amakawa te salvó, así que naturalmente, no hay necesidad de responder si no puedes. Sin embargo, como vieja amiga, no puedo evitar sentir curiosidad por esas circunstancias.»
«H-Haruto y yo no somos así, no estamos enamorados ni nada…» — dijo Celia, quedándose sin palabras, avergonzada.
«Ya veo. Dejando de lado sus sentimientos, parece que tú sientes algo por él.»
«He dicho que te equivocas!»
«Cierto, cierto.» — se rio Aria en señal de comprensión.
«¿Y tú?» — Celia hizo un mohín con los labios e indagó en los asuntos amorosos de su vieja amiga.
«Desgraciadamente, mi trabajo es demasiado ajetreado y no me deja tiempo para el amor.»
«Pero tu trabajo te da muchas oportunidades de conocer hombres, ¿Verdad?»
«No lo voy a negar, pero los buenos encuentros son prácticamente inexistentes. En cualquier caso, no trabajo para conocer hombres en primer lugar.»
En realidad, había recibido muchas ofertas de hombres, pero la determinación de Aria era firme, y rechazaba todo tipo de invitaciones en nombre de la cortesía social.
«No has cambiado en absoluto. No te concentres tanto en tu trabajo que pierdas la oportunidad de casarte.» — dijo Celia con cansancio.
«Eso va para las dos.»
«Ugh…» — eso se lo había buscado ella misma. La réplica fue más afilada que la espada encantada que esgrimía Aria.
«En cualquier caso, las dos estamos envejeciendo. Procuremos no tener remordimientos.»
«C-Cierto…» — murmuró Celia, asintiendo con la cabeza.