Soapland Girl! V1 C2

Capítulo 2

«Así que por fin has perdido tu virginidad en un soapland.» — dijo Nakamura.

Nakamura y yo estábamos sentados en un restaurante de udon, sorbiendo fideos durante la hora del almuerzo.

Nakamura era mi senpai. Era varios años mayor que yo y, por tanto, tenía más antigüedad. Llevaba años trabajando en la empresa, pero los rumores decían que había evitado el ascenso a la sucursal principal para quedarse en nuestra pequeña sucursal alterna.

Nakamura emitía el aire de un holgazán. Tenía los párpados caídos, el cabello un poco descuidado y demasiado largo. Pero como tenía más experiencia que cualquiera en la oficina, todos acudíamos a él en busca de consejo.

Por cierto, él y yo nos sentábamos uno al lado del otro en la oficina y nos hicimos compañeros de trabajo. A pesar de que era mi senpai, nos las arreglamos para formar una amistad más estrecha que la mayoría de las amistades de la oficina.

«¿Qué tal fue? Fue bastante divertido, ¿Verdad?»

«Sí… elegí a una JK. Quiero decir que elegí a una chica que parecía una JK.»

«Así que querías revivir tu juventud, ¿Eh?»

«Supongo que sí, aunque no tuve mucha juventud. Por cierto, hoy pareces muy alegre. ¿Ha pasado algo bueno?»

Intenté cambiar de tema, sobre todo porque no quería contarle la verdad sobre lo ocurrido. Por suerte, a Nakamura no le pareció sospechoso porque hoy sí que parecía alegre (los asalariados no nos vemos sonreír mucho).

«Hoy es el comienzo de las vacaciones de verano para los estudiantes de preparatoria. Mi hija viene a visitarme unos días.»

Nakamura estaba divorciado y su hija vivía con su madre. Sólo podía ver a su hija una o dos veces al año. Nunca me dijo por qué se divorció, pero supuse que debía ser un lío porque su mujer no lo dejaba ver a su hija más de lo acordado durante el proceso de divorcio.

«¿Ya son vacaciones de verano para los estudiantes? Ah, eso me trae recuerdos. Aunque yo no tenía novia como los chicos populares y no podía hacer bonitos recuerdos.»

«Hahaha.» — se rio — «Así fue para la mayoría de nosotros. Ahora somos asalariados solitarios, que miran con envidia a los de preparatoria. La semana que viene me tomaré unos días libres para poder pasar más tiempo con mi hija. Contaré contigo para manejar mi carga de trabajo~»

«Vete al infierno.»

Nakamura se rio. No pude evitar sonreír. Él y yo trabajábamos en el mismo departamento y éramos una especie de compañeros de guerra. Cuando las cosas se ponían difíciles en la oficina, nos manteníamos unidos.

«No te preocupes tanto.» — dijo Nakamura — «He oído que vamos a tener una pasante de verano. Podrías descargar tu trabajo extra en ella.»

«Dudo que una mocosa de universidad sea capaz de manejar el trabajo. Sólo causaría problemas.»

«¿No te lo dijo el jefe? No es una universitaria. La pasante de verano es una estudiante de preparatoria local.»

«¿Eh?»

▼▼▼▼

«Mi nombre es Kaneko Ayumi, seré una pasante aquí durante el próximo mes. Por favor, cuida de mí.»

Una chica de preparatoria con su uniforme se paró en nuestra oficina y se inclinó.

«Todos pueden llamarme Ayumi.»

Nuestro jefe, Ogawa, se adelantó.

«Ayumi-chan trabajará como modelo amateur para nuestra empresa. Participará en varias sesiones de fotos para la nueva bebida gaseosa que nuestra empresa quiere vender, así como en un anuncio de televisión. Es sólo un pequeño anuncio local, pero quiero que todos den lo mejor de sí.»

«Sí, señor.» — resonó en la oficina.

Todos dijeron esas palabras menos yo.

Estaba demasiado ocupado mirando a Ayumi. Era exactamente igual que Himeko. No, creo que era Himeko. Ni siquiera los gemelos idénticos podían parecerse tanto. Los mismos ojos, la misma nariz y labios, el mismo corte de cabello, el mismo uniforme.

¿Por qué la chica que conocí en el soapland era una pasante en mi empresa?

Poco después de que Ayumi/Himeko se presentara, Ogawa me llamó a su despacho.

«Sato-san, necesito que la cuides mientras esté aquí.» — dijo y señaló a Ayumi/Himeko a través de su puerta de cristal. Estaba sentada en el sofá cerca de los ascensores.

«¿Qué quiere decir, Ogawa-san?»

«Sé que tendrás que encargarte del trabajo de Nakamura mientras él esté fuera, pero quiero que también te ocupes de Ayumi. Alguien tiene que llevarla a los lugares de rodaje y hacer las presentaciones. Todavía es una estudiante de preparatoria, así que no puede desplazarse sola. Y después de las tomas, sé su mentor y encuentra algún trabajo para ella en la oficina. Le estamos pagando, así que deberías darle algo de trabajo.»

«¿Pero por qué ella, Ogawa-san? ¿No deberíamos contratar a una celebridad para este trabajo?»

«Somos una sucursal pequeña; difícilmente podemos permitirnos una actriz o modelo famosa. Además, quiero que nuestro anuncio tenga el tema de la juventud. Sólo una verdadera estudiante de preparatoria puede encarnar eso. Como se trata de un trabajo a tiempo parcial, podemos pagarle el salario mínimo. De todos modos, aquí está su horario para los próximos días.»

Quise poner una objeción, pero la forma en que Ogawa-san hablaba no me dio otra opción que simplemente asentir y aceptarlo.

Ahhh… Voy a hacer muchas horas extras mientras Nakamura está fuera. De todos modos, no es que normalmente salga del trabajo a tiempo.

Así que respondí con la frase que todo trabajador de cuello blanco utiliza cuando su jefe le da una tarea que no quiere hacer.

«Gracias por esta oportunidad. Podré aprender mucho de esto. Lo haré lo mejor que pueda. Con permiso.»

Salí de la oficina de Ogawa. Era el momento de enfrentarse a ella.

Me acerqué a donde estaba sentada. Llevaba el mismo uniforme que le vi ayer, incluso el largo de la falda era el mismo. Estaba sentada en el sofá con las rodillas juntas y las manos en el regazo. Parecía una estudiante modelo.

«Uhm… err, Ayumi. Me llamo Sato Hiroshi. Me han asignado para ser tu mentor durante tu estancia aquí. Puedes llamarme simplemente Sato-san.»

Me miró. Por un momento no dijo nada. Un sudor frío me recorrió la espalda. ¿Me había reconocido? ¿O ya se había olvidado de mí? Por muy sana que pareciera, tuve que recordar que probablemente recibía varios clientes al día, docenas a la semana, y que probablemente no se acordaría de mí.

Aquel pensamiento me hizo revolver el estómago, ahora que sabía que era una auténtica estudiante de preparatoria. Estaba bastante seguro de que era ilegal que ese soapland la contratara.

Ayumi se levantó y se inclinó — «Siento mucho las molestias. Muchas gracias por atenderme. Estoy deseando aprender de usted.»

Su voz era firme, su expresión neutra.

«Eh, Ayumi, ¿Qué edad tienes?»

«Tengo dieciséis años.»

«Diecis—!»

Esta chica… mintió ayer. Bueno, eso era de esperar. Pero, ¿Qué demonios hacía una chica de dieciséis años en un soapland? E incluso si no era la misma chica que vi ayer, ¿Por qué estaba aquí en el primer día de verano? ¿No debería estar disfrutando de su juventud?

«¿Hmm? ¿Pasa algo malo?» — Ayumi inclinó ligeramente la cabeza.

Himeko hizo exactamente lo mismo ayer. Sus gestos eran idénticos. No podía ser un caso de gemelas; Ayumi y Himeko eran la misma persona.

«¿Has trabajado antes en algún otro sitio?»

«He hecho algunos trabajos a tiempo parcial antes.»

«¿Cómo qué tipo de trabajos?»

«Sólo trabajos que hacen la mayoría de los estudiantes preparatoria.»

No dijo más que eso.

La miré y ella me miró. No había ni un atisbo de reconocimiento en su rostro. Me miró como si fuera un completo desconocido.

Me sentí contento y decepcionado a la vez. ¿Qué demonios quería yo?

«Bien, hoy debo presentarte los productos que fabrica nuestra empresa y repasar el guion comercial contigo.»

«Entendido.»

Yo trabajaba para una de las grandes empresas de bebidas de Japón. Nuestra empresa fabricaba de todo, desde refrescos baratos y cerveza, hasta whiskies caros. No trabajaba en la sucursal principal de Tokio, sino en una pequeña sucursal alterna situada en las afueras de Tokio. Cualquiera que fuera ambicioso deseaba ascender de una sucursal alterna insignificante a la sucursal principal.

Era una empresa prestigiosa. Cualquiera debería estar orgulloso de trabajar aquí.

O al menos eso es lo que debía decir.

A decir verdad, trabajar como asalariado en una empresa de bebidas no era diferente de trabajar en cualquier otra empresa. Recogía datos de ventas, escribía informes, me reunía con los clientes, hacía propuestas, etc. Era un trabajo monótono y aburrido.

La sucursal principal, en el centro de Tokio, quería que todas las sucursales pequeñas idearan una campaña publicitaria para su nueva bebida y la comercializaran a nivel local. El anuncio más exitoso se emitiría a nivel nacional. El trabajo de Ayumi consistía en protagonizar el anuncio que tenía que producir nuestra sucursal.

Pasé la mayor parte de la tarde con Ayumi, explicándole todo lo que necesitaba saber. Durante todo el tiempo no dio ninguna señal de que me conociera.

Se sentó junto a mí en mi escritorio, inclinada hacia mí, mirando atentamente los documentos que le mostraba. No pude evitar fijarme de nuevo en lo linda que era. Con su uniforme y su cabello tan bien arreglado, parecía una muñeca de tamaño humano.

Durante un descanso para fumar en la sala de fumadores, Nakamura me dio una palmada en la espalda.

«¿No eres un perro con suerte?» — dijo.

«¿Por qué tengo suerte? Tendré que trabajar horas extras hasta morir.»

«Pero tú consigues trabajar hasta morir con una belleza así! La mayoría de los chicos tienen envidia, ¿Sabes?»

«Es sólo una mocosa de preparatoria, ¿Qué hay que envidiar? Si nuestra empresa contratara a una modelo de verdad, entonces me consideraría afortunado. De todos modos, Hime — quiero decir, Ayumi, tiene la misma edad que tu hija!»

«Está bien, está bien~»

El tono frívolo de Nakamura me hizo dudar si realmente entendía lo que decía.

Y además, ¿Se refería a que la mayoría de los chicos de la oficina estaban interesados en Ayumi? Era superlinda, pero sigue siendo una JK!

No es que tuviera derecho a juzgarlos después de lo que pasó ayer.

Al final de la tarde, Nakamura se fue a cenar con su hija. El resto de la oficina se marchó lentamente. Yo seguía allí, tecleando. Será mejor que me quite las cosas de encima hoy antes de que se acumulen mañana. Al menos, así seguiré llegando al último tren de cada noche.

«Uhm… Sato-san, buen trabajo hoy.»

Ayumi se puso detrás de mí y se inclinó.

«Ah, sí, sí. Buen trabajo hoy. Nos vemos mañana.»

Ayumi salió de la oficina. La miré mientras se dirigía al ascensor. Su falda se balanceaba ligeramente; su blazer mostraba sus curvas.

Deja de pensar en ello.

Se giró y me sorprendió mirándola.

Oh, mierda.

Sonrió ligeramente y me saludó con la mano.

L-Linda…

Le devolví el saludo.

«Bien, será mejor que me ponga a trabajar.»

Varias horas después me tomé un descanso para comprarme un bento con descuento. Mientras volvía del supermercado, decidí cenar en un parque local. Llevaba tanto tiempo sentado dentro de casa que mi cuerpo ansiaba el aire fresco.

«Hah…» — exhalé — «Esto es un poco triste.»

Me senté solo en el parque por la noche, comiendo un bento en descuento.

Estaba bastante seguro de que, si alguien me viera ahora mismo, daría una imagen bastante triste.

«Terminemos el trabajo y tomemos el último tren.»

De alguna manera este sentimiento era triste en sí mismo.

Terminé mi cena y volví a la oficina.

Había apagado todas las luces de la oficina, con la excepción de la luz que había sobre mi escritorio, formando una triste isla de luz en la oficina totalmente oscura.

Pero cuando volví, incluso esa luz se había apagado. La oficina estaba completamente a oscuras.

¿Eh? ¿Apagué esa luz cuando salí? No recuerdo haber hecho eso.

Encendí esa única luz.

Volví a mi escritorio y comencé a hacer mi trabajo.

Pasó como media hora antes de que algo llamara mi atención.

Pude oír movimientos de crujido y el sonido de una respiración suave.

¿Había alguien durmiendo en la oficina?

No puede ser. ¿Por qué iba a dormir alguien en la oficina si el último tren aún no había salido?

Además, yo era el único que hacía horas extras hoy.

Seguí escribiendo el informe en el que estaba trabajando.

«Hnghh…»

Una voz que no era la mía.

«Mmm…»

¿Qué fue eso? Sonaba como si alguien hiciera sonidos en sueños.

Miré el sofá cerca del ascensor. No había nadie allí.

Si había alguien en la oficina además de mí, entonces la única posibilidad era el viejo sofá que estaba escondido en la esquina.

Me levanté del escritorio y me dirigí hacia allí. Efectivamente, había un gran bulto oscuro en el viejo sofá.

«Hey, ¿Quién está ahí?»

El gran bulto oscuro se movió.

«¿Mmm….hmm?»

Aparté la manta y vi a la persona que había debajo. Era una JK.

«¿Himeko? Q-Quiero decir, ¿Ayumi?»

Ayumi se frotó los ojos. Se sentó.

«¿Sato-san? ¿Qué pasa?»

«Todavía estoy trabajando. ¿Qué estás haciendo aquí?»

«Estoy durmiendo.»

Fue una respuesta tan sencilla que no supe qué decir por un momento.

«Creía que te habías ido a casa.» — dije.

Ayumi bostezó — «Estaba abajo, esperando a que te fueras a casa. Te vi salir del edificio y pensé que la oficina ya estaba vacía, así que podía dormir aquí.»

«¿Por qué duermes aquí?»

«Los cibercafés cuestan dinero.»

«Deberías irte a casa.»

Ayumi me miró. Inclinó ligeramente la cabeza.

«No tengo casa a la que volver.»

«¿Ah? ¿No anotaste la dirección de tu casa cuando solicitaste el empleo aquí?»

«Esa no es mi casa; no puedo volver allí.»

«¿No puedes o no quieres?»

«…»

Ella desvió la mirada. Su expresión era conflictiva. Luego me miró con una ligera sonrisa.

«Sato-san, déjame dormir aquí, ¿De acuerdo?»

«Obviamente no puedo dejarte dormir en la oficina.»

«Entonces… en ese caso, déjame quedarme contigo, tío.»

«¿Ah?»

«Si no me dejas dormir aquí, entonces déjame quedarme contigo.»

Al final, Ayumi esperó a que yo terminara de trabajar y me siguió a casa.

Como fui yo quien la echó de la oficina, me sentí en cierto modo responsable.

Abrí la puerta y entramos a mi pequeño apartamento.

«Te dejaré quedarte aquí esta noche, pero mañana tienes que irte a casa.»

«Mm.» — respondió ella.

¿Era eso un ‘sí’ o un ‘no’?

Cerré la puerta con llave.

«Primero ve a ducharte.» — le dije.

Me observo por un momento y luego asintió con alegría.

«Gracias.»

Esa sonrisa suya era injusta.

Mientras ella se duchaba, me tumbé en la cama. Estaba completamente agotado. Habían pasado demasiadas cosas en un solo día. Esta Ayumi… ¿Quién era realmente?

Mis párpados se sentían pesados. Supongo que tomar una pequeña siesta estaba bien…

Un rato después, alguien me sacudió para despertarme.

«Sato-san, ¿No vas a tomar una ducha?»

Un dulce aroma recorrió mi nariz.

Abrí un ojo y vi a Ayumi envuelta en una toalla, arrodillada ante mi cama.

Esta vista… era casi exactamente lo que vi ayer.

Me levanté. Mi deseo de dormir era abrumador, pero había algo que tenía que aclarar.

«Me ducharé más tarde. Hay algo que tengo que preguntarte primero. ¿Eres Ayumi o Himeko?»

Ayumi sonrió con pesar.

«Así que te acuerdas. Mi verdadero nombre es Kaneko Ayumi. En el… erm, soapland, uso Himeko. Miyagi-san me puso ese nombre. Dijo que un nombre tan bonito como ese encajaba con mi imagen.»

Antes de que pudiera decir algo, Ayumi continuó.

Inclinó la cabeza.

«Por favor, no le digas a nadie en la oficina sobre mi otro trabajo.»

«S-Seguro… Guardaré tu secreto.»

«No le diré a nadie en la oficina sobre tu… uhm, hobby.»

«¿Mi hobby?»

«Tu pasatiempo en el soapland…»

«Espera! Eso es un malentendido. No es un hobby. Fue mi primera vez allí.»

«Siento haber hecho de tu primera visita a un soapland una experiencia tan terrible.» — ella inclinó la cabeza.

«Iba allí a perder mi virginidad, y supongo que me alegré de que saliera como salió.»

«¿Eh? ¿Eres virgen?»

Mierda, he dicho demasiado. Ahora va a pensar que soy patético. Un virgen de veintisiete años…

«¿Entonces quieres hacerlo conmigo?»

«¿Eh?»

Ella se bajó la toalla, revelando su escote.

«Me parece bien. Quiero pagarte por dejarme estar aquí… y guardar mi secreto.»

«Está bien… Yo uhh…»

Esto era demasiado para mí. Una linda JK estaba en mi apartamento y me decía que estaba de acuerdo con hacerlo.

«¿No soy de tu agrado? Sé que soy tu tipo ya que me elegiste entre todas las demás chicas.»

Dio en el clavo. A decir verdad, ella era exactamente mi tipo. Si Dios me diera un creador de personajes y me dijera que creara mi chica ideal, se parecería a Ayumi.

Ayumi tiró de la toalla. Se deslizó hasta el suelo. Se sentó en el borde de mi cama.

«Hagámoslo.» — dijo.

«…!!!»

Cogí la toalla y la envolví.

«Una chica como tú no debería decir cosas así.»

«¿Así que prefieres a las recatadas?»

«Esa no es la cuestión. No eres más que una mocosa; no deberías ir por ahí haciendo cosas así. Deberías llevar una vida normal.»

Ayumi sonrió ligeramente. Era la sonrisa más triste que había visto.

«Una vida normal ya ha terminado para mí.»

Cierto, dijo que no tenía un hogar al que volver.

«¿Dónde están tus padres?»

«No tengo padres, y la dirección que puse no es un lugar al que pueda volver. No soy bienvenida allí…»

No conocía sus circunstancias exactas, pero parece que la vida la puso en una situación difícil y tuvo que hacer lo que fuera para sobrevivir. Básicamente tenía una dirección oficial, pero no era un lugar al que pudiera llamar hogar o al que pudiera volver.

«¿Por eso estás trabajando en el soapland?»

Ella asintió.

«¿Y es por eso que solicitaste el empleo?»

Volvió a asentir con la cabeza.

Suspiré.

En qué mundo de mierda vivimos. Parecía que la habían arrancado de su juventud y la habían arrojado a lo más profundo de la edad adulta — a pesar de que seguía siendo una mocosa.

Por supuesto, podía estar mintiendo para ganarse mi simpatía, pero mi instinto me decía que estaba diciendo la verdad. Su vida en casa debía ser bastante mala si prefería dormir en una oficina o en el apartamento de un desconocido.

«Así que, básicamente, no tienes casa.» — dije.

Ella asintió.

«Tienes una dirección oficial, pero no tienes casa…»

«Sato-san, por favor, créeme, yo—»

«Entonces, al menos hasta que terminen el empleo, puedes quedarte conmigo.»

Sus ojos se abrieron de par en par.

«¿En serio?»

«Ya me has oído.»

Por un momento me miró, con los ojos muy abiertos. Finalmente, asintió con la cabeza.

«D-De acuerdo, lo entiendo.»

Se subió a mi cama y empezó a desabrocharme el cinturón.

«¿Qué estás haciendo?»

«¿Pensé que eso era lo que querías? Cuando un hombre permite que una JK se quede con él, esperará esto de ella a cambio.»

«No sé qué tipo de manga has estado leyendo, pero no soy ese tipo de hombre.»

«Pero estas… duro.»

Me tapé rápidamente con una almohada.

«Sí te encuentro muy atractiva, y ambos sabemos que eres mi tipo, pero no quiero hacerlo contigo.»

«¿Entonces quieres que me ponga el uniforme?»

Esta chica realmente tenía un tornillo suelto.

«No sé qué tipo de hombres has conocido antes, pero no soy el tipo de hombre que simplemente se lleva a una chica a casa y se lo hace, ¿Entendido?»

Ella me miró, con una expresión confusa. Finalmente asintió.

«Mm, entendido. Gracias… Sato-san.»

Abrí el armario y saqué el futón de invitados. Lo compré después de que Nakamura se quedara dormido en mi piso después de una fiesta. Supuse que, como hombre soltero, era mejor estar preparado para los invitados.

Ayumi se acostó en el futón. Se quedó dormida casi inmediatamente. Debía de estar más agotada de lo que decía.

La tapé con la manta y observé su expresión de sueño tranquilo.

Esta mocosa…

Sacudí la cabeza.

«Buenas noches.» — murmuré, y luego apagué las luces.

En la oscuridad pude oír su suave respiración. Intenté no pensar en ello.