Soapland Girl! V1 C9

Capítulo 9

Nakamura y yo decidimos encontrarnos en la estación más cercana a la oficina el sábado por la mañana. Las calles estaban tranquilas. No había ni una sola persona fuera. Los dos bostezábamos y nos frotábamos los ojos.

«Suelo dormir hasta tarde los sábados.» — dije.

«¿Ayumi se levanta temprano los sábados para hacer el desayuno?»

«Ella también duerme hasta tarde.»

«Debe ser agradable tener a una JK cocinando para ti…»

«¿Todavía estás pensando en eso?»

«¿Cómo no voy a hacerlo? Estás viviendo el sueño de todo hombre. Aunque si la policía se enterara, seguro que te arrestarían.»

«Ugh… por favor no digas eso.»

«¿Te ha preguntado Ayumi a dónde vas esta mañana?»

«Le dije que iba a quedar con ‘un amigo’. No me pregunto más detalles.»

«Ni siquiera están saliendo y ya estás aprendiendo a mentirle. Quizá debería delatarte, señor marido infiel.»

Estaba demasiado cansado para encontrar una réplica para eso. Cuando era más joven podía perder unas horas de sueño y estar listo para subir una montaña al día siguiente. Ahora perder una hora de sueño se sentía como si alguien hubiera drenado galones de sangre de mi cuerpo.

«Sólo para confirmar nuestras historias. Yo soy el profesor del aula y tú eres el consejero del club.» — dije.

«Así es.»

«¿Qué tal si tú eres el consejero del club y yo el subdirector?»

«¿Por qué no quieres ser el profesor de aula?»

«A veces las escuelas obligan a los profesores de aula a visitar las casas de sus alumnos para asegurarse de que todo está bien. Existe la posibilidad de que el profesor de Ayumi haya visitado esta dirección antes. Si me presento como el profesor de casa, nos descubrirían inmediatamente como impostores.»

«Huh, eso es muy inteligente de tu parte. En ese caso, yo debería ser el subdirector, ya que parezco mayor que tú.»

«De acuerdo, eso tiene sentido.»

Nakamura y yo tomamos el tren y nos bajamos cuatro estaciones después. Estábamos en otro barrio residencial. Al igual que hace cuatro estaciones, la zona de la estación estaba más o menos vacía. Nadie quería salir un sábado por la mañana cuando se podía dormir hasta tarde.

Siguiendo la aplicación de mapas de nuestros teléfonos, Nakamura y yo empezamos a dirigirnos a la dirección que Ayumi había anotado en su formulario de solicitud de empleo.

Salimos de la zona de la estación y nos adentramos en un tranquilo barrio residencial. La aplicación de mapas nos condujo a una modesta casa de dos pisos con un pequeño jardín y una puerta. Se parecía a cualquier otra casa de Japón.

«Eh…» — dije.

«Hmm…» — Nakamura murmuro.

«Esperaba algo más llamativo.»

«¿Por qué? Este es un vecindario perfectamente normal.»

«Basándome en los antecedentes de Ayumi, esperaba algún tipo de casa de terror.»

«Todavía no hemos visto el interior de esa casa. Tal vez tu expectativa se haga realidad.»

Llamé al timbre.

▼▼▼▼

—Punto de vista de Ayumi—

El sábado por la mañana, Sato-san dijo que tenía que ir a un sitio. No especificó qué iba a hacer, aparte de que había quedado con ‘un amigo’.

No era de mi incumbencia, pero me molestó un poco que no me dijera a dónde iba. Yo no era su novia, sólo era una JK que se alojaba en su casa, así que no tenía derecho a presionarlo para que me diera detalles. Me limité a sonreír y a desearle un buen viaje.

A veces me pregunto por qué Sato-san me dejaba quedarme aquí. Si sólo quisiera hacerlo conmigo, entonces entendería por qué. Pero hasta ahora no me había puesto la mano encima, aunque sabía que se sentía atraído por mí.

No quiero parecer arrogante, pero sabía que, al menos en términos de apariencia física, yo era la chica de sus sueños. ¿Por qué si no me iba a elegir durante su visita a un soapland? Los hombres iban a los soapland para vivir sus sueños.

¿Realmente Sato-san me acogió por la bondad de su corazón?

Sato-san dijo que podía quedarme aquí al menos hasta que terminara el trabajo de publicidad en su empresa. ¿Pero después qué? ¿Me echaría? Eso sería lo lógico.

No podía pedirle que me dejara quedarme más tiempo. Incluso yo sabía que eso sería demasiado egoísta por mi parte. Era peligroso para alguien como él albergar a una JK. Si la policía se enteraba, lo arrestarían. Si la empresa lo descubría, sería despedido.

En primer lugar, era increíble que Sato-san estuviera dispuesto a correr ese riesgo, nada menos que por una chica como yo. ¿Por qué iba a hacer eso?

Supongo que soy lo que algunos llaman ‘mercancía dañada’.

Soy una chica de un soapland.

Aunque era mala en mi trabajo. Aunque la mayoría de los clientes se quejaban de mí.

Sigo siendo una chica de soapland.

Y como chica de soapland, había aprendido a mentir como si fuera mi segunda naturaleza. Había asumido el personaje de ‘Himeko’. Himeko era la chica soñada. Himeko era pura e inocente. Himeko era perfecta.

Yo era lo contrario de pura e inocente.

Miyagi-san me había enseñado a mentir a los hombres. Me enseñó las palabras que querían oír, la sonrisa que querían ver, el tacto que querían sentir.

Se me daba bien mentir porque incluso antes de trabajar para Miyagi-san, tenía que mentir para sobrevivir. Si no hubiera sabido hacerlo, mi tía me habría masacrado.

Llegué a ser tan buena mintiendo que ni siquiera sentía nada cuando lo hacía. Mis mentiras simplemente se convirtieron en una verdad alternativa.

Todo eso era normal hasta que conocí a Sato-san.

Me conmovió su amabilidad, a pesar de que soy recelosa. No podía creer que hubiera alguien tan sincero como él.

Y por eso perdí mi capacidad de mentir a Sato-san.

Para ser sincera, no le he dicho ninguna mentira, pero tampoco le he dicho toda la verdad.

No es una coincidencia que haya conseguido este trabajo en su empresa.

Si le dijera la verdad sobre cómo conseguí el trabajo en su empresa, creo que me echaría. Me mirará con asco. Pero, sobre todo, se sentirá herido.

Me parece bien que la gente me mire así. Estoy acostumbrada a ello.

Pero no quería herir a Sato-san. Él había sido más amable conmigo que cualquier otro. Era tan sincero que algunos podrían pensar que era ingenuo. Era más puro e inocente de lo que la mayoría de la gente podría ser.

Cada vez que pienso en lo que no le he contado, una ola de culpa me invade. Perdía el apetito. Una vez incluso vomité.

«Sato-san…»

Abracé su almohada. Tenía su olor. Solía detestar el olor de los hombres. El olor masculino era repugnante; reflejaba los hábitos alimenticios poco saludables que tenían.

Pero me gustaba el olor de Sato-san.

¿Desde cuándo empezó a gustarme? No podía recordarlo. Tal vez nunca me importó en primer lugar.

Me he imaginado diciéndole la verdad, y lo que pasaría después. No importaba cuántos escenarios se me ocurrieran, siempre terminaban con Sato-san herido y echándome.

No me importaba que me echaran, pero no quería hacerle daño a Sato-san.

Apoyé mi cara en su almohada.

Me había mostrado mucha amabilidad a pesar de que sabía que era una chica de soapland. Le debía la verdad.

Pero la verdad puede ser algo terrible.

▼▼▼▼

—Punto de Vista de Sato—

Llamé al timbre de la puerta. Nakamura y yo esperamos.

Alguien habló a través del interfono. Era la voz de una mujer.

«¿Hola? ¿Quién es?»

«Somos los profesores de Ayumi, de la preparatoria Kimura, y nos gustaría hablar con ella. Sólo una visita normal a casa.»

Afortunadamente, me las arreglé para recordar el nombre de la preparatoria de Ayumi de aquella vez que vi su carnet de estudiante.

La mujer no respondió inmediatamente.

«…Por favor, pase.»

El interfono se apagó. La puerta principal se abrió.

Nos dirigimos a la puerta principal y nos abrió una mujer con gafas rectangulares y cabello hasta los hombros. Llevaba una sencilla blusa de color crema y unos vaqueros.

Nakamura nos presentó.

«Soy Nomura, el subdirector de la preparatoria Kimura, y él es Miyazaki-sensei, el asesor del club de Ayumi. Me disculpo sinceramente por venir sin avisar, sin embargo, hay un asunto relacionado con Ayumi que nos gustaría discutir.»

«Gracias por venir hasta aquí, Nomura-sensei. Mi nombre es Ito Kagura.»

Sus palabras eran obviamente una cortesía. Pude ver en sus ojos que nos miraba con recelo. Su expresión me decía que no quería dejarnos entrar, pero la cortesía social no le permitía hablar con nosotros en su puerta.

«Por favor, pasen.» — dijo sin alguna emoción en particular.

Nakamura y yo entramos, nos quitamos los zapatos y nos sentamos en la sala. Unos instantes después, Ito-san entró con tres tazas de té.

«Sólo tenemos té verde, espero que les parezca bien.»

«El té verde es perfecto. Pido disculpas por las molestias.» — dije.

Se sentó frente a nosotros.

«Ito-san, me disculpo por la descortesía, pero usted es la madre de Ayumi, ¿Correcto?» — preguntó Nakamura.

Tenía una mirada de sorpresa. Negó con la cabeza.

«Soy la tía de Ayumi. Se mudó conmigo y con mi marido hace medio año. De todos modos, ¿Cuál es el motivo de su visita? Estoy muy ocupada.»

Vaya, estaba claro que quería que nos fuéramos de su casa lo antes posible. Miré a Nakamura. Parecía tranquilo y sereno. ¿Tenía un plan?

«Ha habido algunos problemas en la escuela que involucran a Ayumi.» — dijo Nakamura — «Si es posible, ¿Podrías llamar a Ayumi para que podamos tener esta discusión con ella?»

Miré a Nakamura. Él sabía que Ayumi se quedaba conmigo y eso significaba que Ayumi no había estado en casa en dos semanas. ¿Qué sentido tenía hacer esa pregunta?

«Ah, es una pena, Ayumi ha salido a encontrarse con unos amigos. ¿Quizás deberían venir de nuevo cuando ella esté de vuelta?»

Parpadeé. Eso era una mentira. Ayumi no estaba fuera con sus amigos porque estaba en mi apartamento. ¿Por qué iba a mentir así?

La miré. Ito-san no parecía preocupada en absoluto. Ella mintió con una cara seria. En otras palabras, no le importaba que Ayumi no hubiera estado en casa en dos semanas.

Pensé en lo que Ayumi dijo cuando le dije que volviera a casa.

‘No tengo ningún hogar al que volver.’

¿Ayumi y su tía no se llevaban bien? ¿Podría ser una razón tan simple el motivo por el que Ayumi no quería volver a casa?

No, tenía que haber algo más. Ayumi era más madura que esto.

Además, esto todavía no explicaba por qué el dinero de Ayumi había desaparecido.

«Eso no será necesario.» — dije — «Si puedo preguntar, ¿Por qué Ayumi se queda con ustedes y no con sus padres? Como sus profesores, creo que sería bueno que lo supiéramos, ya que Ayumi se ha metido en algunos problemas en la escuela. Podría ayudarnos a entenderla.»

«Es una historia muy larga.» — dijo Ito-san — «Sus padres se divorciaron y ambos se volvieron a casar poco después. Ayumi no pudo encajar en ninguna de las dos familias y termino conmigo.»

Normalmente, los niños se quedaban con la madre o el padre después del divorcio y vivían con un padrastro o madrastra si su padre biológico se volvía a casar. En el caso de Ayumi, parecía que no podía vivir con ninguno de los dos padres. Quizá ninguna de las dos familias quería a Ayumi en su casa. Ella era un recuerdo del pasado; un matrimonio fallido.

Apreté los dientes. ¿Qué había hecho ella para merecer algo así? Básicamente, no la querían las personas que la habían dado a luz.

Pero me las arreglé para mantener mis emociones bajo control. Quería saber qué había pasado con el dinero de Ayumi, pero no podía preguntarle a Ito-san directamente. Tenía que encontrar una forma indirecta de conseguir esa información.

«Gracias por contarnos este delicado asunto.» — dije — «¿Tiene Ayumi problemas relacionados con el dinero?»

«¿Hmm? ¿Por qué preguntas eso?»

«A Ayumi la han descubierto trabajando a tiempo parcial, y la política de nuestra escuela lo prohíbe.»

«Ah…»

Ito-san desvió la mirada. No parecía la menos molesta. Más bien su expresión era de molestia.

«Miyazaki-sensei, ¿Podría mantener esto en secreto?» — dijo — «Verá, nuestra casa es muy pobre y no puedo permitirme criar a Ayumi. Ella ha estado trabajando a tiempo parcial para ayudar a pagar el alquiler y la comida. Es una chica muy buena. Yo estaba dispuesta a trabajar más horas para mantenerla, pero Ayumi insistió en que tomaría trabajos a tiempo parcial.»

«¿Es así? En ese caso, cuanto menos sepamos, mejor.» — esta vez fue Nakamura quien habló — «La economía ha sido dura para todos nosotros. La entiendo.»

«Me alegro de que lo entienda, Sensei. La vida ha sido muy difícil para mí. Nunca hay suficiente dinero, y he tenido que renunciar a mis viajes de compras, aunque antes podía comprar todo lo que quería. Y ahora que mi hermana me ha impuesto a Ayumi, la vida es aún más difícil.»

La tía de Ayumi pasó los siguientes veinte minutos hablando de lo dura que ha sido la vida. En su mayor parte, le gustaba rememorar los años mejores en los que tenía mucho dinero para gastar, pero entonces la empresa de su marido quebró, y él había estado trabajando a tiempo parcial desde entonces.

Todo el tiempo quise gritarle y preguntarle por qué no le importaba que Ayumi no hubiera estado en casa en dos semanas. Pero ya tenía mi respuesta. Sin Ayumi, había una boca menos que alimentar, y además su tía seguía teniendo el control de la cuenta bancaria de Ayumi.

En otras palabras, Ayumi no era más que una vaca lechera a los ojos de su tía.

Nakamura y yo nos excusamos. Antes de irnos, prometimos varias veces que mantendríamos en secreto el trabajo a tiempo parcial de Ayumi en la escuela.

Nos sentamos en un banco de un parque cercano. Compré dos latas de café en una máquina expendedora cercana y le di una a Nakamura.

«¿Has averiguado algo?» — me preguntó Nakamura.

Me senté y pasé un largo rato pensando. Necesitaba organizar mis conclusiones.

«Casi todo lo que dijo esa mujer era mentira, pero hubo algunas cosas que apuntan a una oscura verdad.» — dije — «En primer lugar, no parecía importarle que Ayumi no hubiera estado en casa durante dos semanas. Le preocupaba más que la escuela no interfiriera en el trabajo de Ayumi. En otras palabras, le importa más el dinero que gana Ayumi que la propia Ayumi. Además, creo que obligó a una menor como Ayumi a salir a ganar dinero, aunque dice que Ayumi se ofreció a hacerlo. Si Ayumi se ofreciera realmente a hacerlo, entonces se iría felizmente a su casa y no se quedaría conmigo. Además, da a entender que Ayumi está trabajando a tiempo parcial en una tienda de conveniencia, cuando ambos sabemos que no es así. Creo que Ayumi se ve obligada a pagar todo el alquiler de la casa y algo más, de lo contrario no habría acabado trabajando en un soapland y habría optado por trabajar en una tienda de conveniencia. Pero el sueldo de una tienda de conveniencia no es suficiente para pagar el alquiler.»

Bebí mi café. Una ira hirviente se arremolinaba en mi pecho.

«También creo que la tía de Ayumi controla su cuenta bancaria y le quita hasta el último céntimo. Antes de que le comprara ropa, la única ropa que llevaba era su uniforme escolar. Ayumi ni siquiera tenía pijama.»

Básicamente, sus padres se deshicieron de Ayumi después de que se divorciaran y termino con su tía. Su tía decidió hacer trabajar a Ayumi como un caballo y exprimirle hasta el último céntimo. Era imposible pagar el alquiler con el dinero de los trabajos normales a tiempo parcial que suelen hacer los estudiantes de preparatoria, por lo que Ayumi tuvo que buscar otros trabajos que pudiera hacer sin dejar de ir a la escuela. Y no podía huir si quería seguir yendo a la escuela. Los únicos trabajos a tiempo parcial de fin de semana que podían pagar el alquiler de una casa de dos pisos eran ese tipo de trabajos.

Naturalmente, Ayumi prefería dormir en la oficina que volver a esa casa. Ella no era bienvenida allí. Esa no era su familia. No era su hogar. Esa casa y la gente que había en ella eran la fuente de todo el dolor de su vida.

Como era una estudiante de preparatoria, no podía alquilar su propio apartamento porque no tenía la edad suficiente para firmar un contrato de alquiler. Además, tampoco podía abrir una segunda cuenta bancaria que no estuviera bajo el control de su tía.

Aplasté la lata de café vacía entre mis manos.

Ayumi no tenía familia.

Ayumi no tenía dónde ir.

Estaba totalmente a merced de los adultos, y los adultos de su vida eran todos unos pedazos de mierda.

«¿No hay nada que podamos hacer?» — no pregunté a nadie en particular, aunque sólo Nakamura podía oírme.

Sentí la mano de Nakamura en mi hombro.

«¿No estás ya ayudándola?»

Me olvidé por completo. Ayumi se estaba quedando en mi casa ahora mismo.

«Tengo una idea.» — dijo Nakamura — «Simplemente cásate con Ayumi, ella pasará a estar bajo tu registro familiar, y de esa manera podrá finalmente vivir su propia vida.»

«¿Qué?»

«Una vez que sea tu esposa, puedes abrirle una cuenta bancaria. Ella podría seguir viviendo contigo como tu esposa y todos estos problemas se resolverían con un final feliz~»

«No seas estúpido. Ayumi es sólo una mocosa. Además, no hay sentimientos románticos entre nosotros. El matrimonio es imposible así. Y no me casaré con una mujer que no me ama. Hasta yo tengo ese orgullo.»

«¿Has leído alguna vez Crónicas de una muerte anunciada de ese tal Gabriel García?»

«En realidad no… ¿Lo has leído?»

«Nunca te lo había dicho; mi afición es leer novelas.»

«Huh, no lo pareces.»

«¿Quieres decir que parezco demasiado tonto para leer novelas?»

«Me imagino que la gente que lee novelas por diversión deben ser estudiantes de literatura en la universidad. Nadie en el mundo real lee esas cosas por diversión. Eres el primero que conozco.»

«De todos modos, en Crónicas de una muerte anunciada el autor escribió: ‘el honor es el amor’, y ‘el amor se puede aprender’.»

«¿Eh? No entiendo. ¿Qué estás tratando de decir?»

«Estoy diciendo que hay mucho honor en salvar a una chica que ha sido pateada por sus circunstancias, y aunque ustedes dos no sean amantes ahora, de ese acto de honor, el amor puede nacer y eventualmente aprenderse. El amor no tiene por qué ocurrir siempre a primera vista, como en esos mangas shoujo.»

«¿Tú también lees manga shoujo?»

«Después de que mi mujer y yo nos divorciáramos, ella se llevó a nuestra hija, y mi hija se dejó su colección de manga. Pensé que podría entender mejor a mi hija si leía el mismo manga que ella.»

Miré a Nakamura. Había una profundidad oculta en su mirada, una profunda reserva de emoción debajo de esa sonrisa falsa.

«El matrimonio está descartado, y sería raro que Ayumi se quedara conmigo indefinidamente.» — dije — «Y no hay nada que podamos hacer porque su tía controla su cuenta bancaria.»

Nakamura se encogió de hombros.

«No te preocupes tanto. Al menos ahora sabemos cuáles son sus circunstancias. A partir de ahora, puedes tomar medidas.»

«¿Qué tipo de acciones?»

«Eso lo tienes que decidir tú. Mi único consejo es que seas sincero contigo mismo.»

Después de eso, Nakamura y yo almorzamos temprano y nos fuimos a casa.

Cuando llegué a casa, encontré a Ayumi en la cocina.

«He vuelto.»

«Bienvenido a casa.»

Olí algo bueno en el aire.

«He hecho curry para almorzar.» — dijo.

«Eh…»

«¿Hmm?»

«Ya he almorzado…»

Ayumi levantó una ceja.

¿Por qué me sentía tan culpable por esto? No había hecho nada malo. Sin embargo, me sentí encogido ante la mirada inquisitiva de Ayumi.

«¿Hmm? ¿Te escabulles por la mañana para reunirte con un amigo misterioso, vuelves hacia el mediodía y ya has almorzado temprano? Si yo fuera tu novia, pensaría que me estás engañando.»

«No me he escabullido, ¿Entendido? Te dije que iba a salir, y no te estoy engañando. Espera, eso no tiene ningún sentido.»

«Hmmmm~ Entonces, ¿Con quién te encontraste?» — preguntó Ayumi mientras me apuntaba con un cucharón.

Desvié la mirada. Tenía que responderle, pero no quería decirle toda la verdad — «Solo me encontré con Nakamura. Teníamos que hablar de algunas cosas.»

«¿Nakamura?» — Ayumi parecía sorprendida — «Pero si se ven todos los días en la oficina! Y si tenías algo que discutir, podías haberlo llamado en lugar de quedar un sábado por la mañana.»

«Bueno… había algo importante… así que…»

«Algo tan importante como para que se tuvieran que ver en secreto un sábado por la mañana…»

Ugh, Ayumi no parecía querer dejar pasar esto. ¿Es esto lo que era vivir con una novia? No es que Ayumi fuera mi novia, pero a veces actuaba como tal.

«¿Será que tú y Nakamura son de esos? Tendría sentido entonces…»

«Espera! Tienes una idea completamente equivocada. Nakamura y yo sólo somos amigos de oficina. Eso es todo! Me siento cien por cien atraído por las mujeres.»

Ayumi sonrió. Había un brillo peligroso en sus ojos.

«Quieres decir que te atraen al cien por cien las JK, tío.»

«…»

«¿Nada que decir?»

Ayumi suspiró.

«Sato-san, tus reacciones ya no son divertidas. Antes era muy fácil burlarse de ti.»

«Bueno, he aprendido tus tácticas, problemática JK.»

Ayumi soltó una carcajada y sus hombros temblaron ligeramente.

«¿Seguro que no tienes hambre?» — preguntó.

«Ya he comido con Nakamura.»

«Oh… entiendo.»

Ella sonaba un poco triste.

«Me sentaré en la mesa y te veré comer.»

«¿Eh? ¿Por qué?»

«Comer sola puede ser bastante solitario, ¿No?»

Ayumi parpadeó. Su sonrisa pícara se desvaneció y su cara se puso roja. Rápidamente me dio la espalda.

«¿Qué estás diciendo?»

Parecía estar avergonzada por cosas que normalmente no deberían avergonzar a alguien. ¿Significaba eso que realmente se sentía sola comiendo sola?

Me hizo preguntarme, ya que no era aceptada como parte de la familia de su tía, ¿Comía sola todas las comidas antes de empezar a vivir conmigo?

Fui a la cocina y me senté frente a ella.

«Voy a cenar las sobras del curry.» — le dije.

«No puedes comer sólo las sobras. Te cocinaré algo nuevo para cenar.»

Algo de lo que dijo me pareció mal. La forma en que hablaba era como si no perteneciera a este lugar. ¿Era así como tenía que comportarse en casa de su tía? ¿Siempre dando prioridad a los demás? ¿Siempre actuando como una especie de sirvienta?

«Mira.» — dije con un profundo suspiro — «No eres una sirvienta ni una especie de empleada. Así que no actúes así. Puedes ser tú misma. No soy el tipo de persona que te echaría sólo porque me moleste un poco por algo. No necesitas ser hipersensible sobre mi estado de ánimo. Y tampoco necesitas hacer un bento todos los días. Me encanta tu cocina, pero estoy seguro de que levantarte temprano todos los días debe ser agotador para ti.»

«Pero… cocinar es la única forma que tengo de recompensarte.»

Suspiré profundamente.

«No te preocupes tanto. Al menos mientras vivas conmigo, quiero que te relajes.»

Ayumi frunció los labios y miró hacia otro lado. Arrugó las cejas y luego sonrió ligeramente.

«Mm, de acuerdo. Intentaré hacerlo, Sato-san.»

Creo que he conseguido llegar a ella. No podía sustituir a la familia que había perdido, pero al menos podía hacerlo mejor que su tía.

«Me siento mal porque tú cocinas todas las comidas. Intentaré cocinar la cena.»

«Por favor, no hagas eso, Sato-san. Podrías quemar la cocina.»

«¿Crees que soy tan incompetente?»

Ayumi soltó una carcajada despreocupada.

Su risa era contagiosa. Me encontré riendo ante la idea de una cocina en llamas.

Era gracioso porque el contrato de alquiler de este apartamento no incluía ningún seguro contra incendios.