Astrid V1 C1

Capítulo 1 — La llamaban villana

Casas quemadas. Calles quemadas. El palacio quemado.

La que fuera una gran ciudad estaba ahora envuelta en llamas y ahogada por el humo negro. Había sido aclamada como centro cultural; desde la literatura hasta la música y la ópera, la ciudad había producido mucho. Y ahora estaba siendo reducida a meras ruinas.

Me movía por esa ciudad cultural en ruinas.

Con una descomunal arma — un fusil de 120 mm — en mi mano derecha, avanzaba por los escombros de la ciudad que mi arma había arrasado. Acribillé todo lo que pudiera entorpecer mi avance mientras me abría paso sin palabra alguna hacia el palacio.

Los soldados que, de alguna manera, seguían vivos, intentaron hacerme retroceder con las flechas de sus ballestas. Esquivé sus flechas con movimientos sobrehumanos, como si pudiera ver la trayectoria de cada una de ellos.

Mis medidas de preparación para el combate de tipo 3 fueron un gran éxito: mi fuerza se incrementó y mis reflejos aumentaron enormemente. Era como si las flechas disparadas por mis enemigos apenas se movieran. Esquivarlas no me supuso ningún esfuerzo y devolver una muestra de mi agradecimiento tampoco supuso ningún esfuerzo.

¿Qué tal un proyectil explosivo para mostrar mi gratitud? Aquí tienen!

«Blau, Gelb, Rot.» — llamé a mis hadas — «¿Hay algún sobreviviente cerca?»

Las tres hadas que cumplieron mis órdenes compartieron su visión conmigo. Eran lindas criaturas con vestidos vaporosos cuyas cabezas abarcaban aproximadamente un tercio de su altura.

Las imágenes que llegaban a mi nervio óptico creaban pantallas parecidas a las de un ordenador. Los tres campos de visión de mis tres hadas fluyeron hacia mis ojos al mismo tiempo.

«Los soldados están construyendo una barricada frente al palacio, Maestra.»

«No hay señales de enemigos en la retaguardia.»

«Los alrededores están despejados!»

Sólo aquellos con aptitudes podían percibir a las hadas, lo que las hacía perfectas para usarlas como drones de reconocimiento. Las propias hadas no estaban especialmente contentas con ello, pero se les pasaría rápido si les daba caramelos después.

Avancé a través de lo que quedaba de los soldados ahora que habían perdido toda fuerza para resistirse a mí. Me acercaba cada vez más al palacio y sentí que incluso podría empezar a canturrear mientras veía con regocijo cómo mi arma destrozaba los carruajes rotos y las barricadas improvisadas.

La guardia imperial esperaba frente el palacio. Estos soldados habían sido enviados a las más feroces batallas durante esta guerra. Sus uniformes militares de color azul índigo y blanco me resultaban familiares.

«Hah… No puede ser.» — un anciano de la guardia imperial frunció el ceño y luego soltó una corta risa seca — «Creía que era un mito más de los campos de batalla, ¿Pero era real? ¿Este monstruo existe realmente? El Demonio Rojo. La bruja asesina de dragones. El Castigo de Plusen. ¿Cómo puede existir un monstruo así? No debería ser posible. Un soldado, un solo soldado, capaz de asaltar nuestra capital y convertirla en un mar de llamas… Tal cosa no puede existir. Y sin embargo, aquí está…»

El anciano de la guardia imperial me miraba como si algo en su interior no pudiera comprenderlo.

«Señores, su fracaso radica en su estrechez de miras.» — miré al anciano con una amplia sonrisa — «He logrado todo esto sin más que la magia comúnmente conocida. Puede que tenga algo de talento, pero mi incesante creatividad y mi continuo estudio de la magia es lo que me permite estar ante ustedes. ¿Qué más explicación necesitan?»

«Monstruo…»

«No podemos ganar…»

«Asqueroso demonio…»

Los lamentables soldados temblaban de miedo mientras me apuntaban con sus ballestas.

«Debo preguntarte, Demonio Rojo. ¿No eres todavía una niña? ¿Cómo puedes matar tan tranquilamente? ¿A tantos y sin vacilar? Había mujeres y niños en los edificios que has destruido, esos soldados tenían familias esperándolos. ¿Cómo puedes estar tan tranquila

El anciano de la guardia imperial se estaba volviendo bastante agobiante — «Te diré cómo. Hay módulos en el cerebro que nos hacen dudar de matar a la gente. Eso que llamamos conciencia es el principal elemento disuasorio que nos impide matar y hay varios módulos asociados a ella. Pero, ¿Qué pasaría si esos módulos pudieran apagarse por la fuerza?» — esto era algo de lo que disfrutaba presumiendo.

«No puedes hablar en serio. ¿Usarías magia de sangre para manipular tu propio cerebro? ¿Has detenido esos m-módulos de los que hablas? ¿Has borrado tu propia conciencia?»

«Precisamente. Ahora mismo, no tengo conciencia, ni piedad, ni compasión, ni simpatía. Soy simplemente una máquina de guerra diseñada para eliminar a todos los enemigos. Puedo apretar el gatillo sin piedad ante un soldado enemigo. Incluso si los transeúntes quedan atrapados en mi asalto, no sentiré compasión por ellos.»

Había tenido éxito. He moldeado el cerebro humano para que sea perfectamente adecuado para el combate.

«Realmente eres un monstruo. Una máquina de matar sin conciencia no es más que un monstruo. Incluso los soldados veteranos dudan antes de matar a sus enemigos.»

«Y ese es un defecto de esos soldados, Señor. Los soldados no necesitan tener conciencia. Todos los hombres deberían marchar a la señal del pífano* y tambores sin miedo a la muerte, y luego deberían luchar hasta aniquilar a todos los enemigos. Ese es un verdadero soldado. ¿No estás de acuerdo?» (NT: Pequeña flauta travesera de tono muy agudo, usada en las bandas militares.)

¿Qué pasa? Este anciano debe ser del tipo que romantiza las viejas guerras. No podríamos tener menos en común. Lo que quiero es eficiencia en todos los niveles. No soporto el espectáculo de los antiguos campos de batalla. No hay nada más triste que un soldado que duda en matar cuando matar es su propio trabajo.

«¿Ni siquiera tienes amor por tu propio país?» — preguntó el anciano.

«Supongo que no. Mi única preocupación en este momento es la aniquilación total de mis enemigos. Aunque preferiría que la gente de mi patria lo aceptara.»

¿Amor por mi país? ¿Por qué alguien amaría un país que destierra a la familia de un duque por nada más que la heroína siendo intimidada un poco?

«Ya es hora de que nuestra pequeña charla termine. Sería una pena que un palacio tan espléndido y bello no fuera destruido, así que hasta que no lo reduzca a tierra firme, aún tengo trabajo que hacer. Me ha gustado hablar contigo, pero no puedo dejar que te interpongas entre mi trabajo y yo.»

Con eso, apunté despreocupadamente el hocico de mi arma hacia el guardia imperial. Munición: proyectiles de alto poder explosivo. Fuego continuo.

«Demonio! Arderás en el infierno, recuerda mis palabras!»

«¿Por qué siempre me llaman demonio? Mis padres ya me dieron un buen nombre.»

Llamas salieron del arma justo cuando el hombre empezó a gritar. El impacto del proyectil creó un infierno que hizo volar a los soldados junto con su barricada y el anciano que acababa de hablar conmigo. Se unieron a las filas de cadáveres mudos que llenaban las calles.

Un mecanismo de recarga automática — similar al de un revólver — cargó el siguiente proyectil y mi arma rugió una vez más mientras disparaba contra los miembros sobrevivientes de la guardia imperial.

«Blau. ¿Esos eran todos los enemigos?» — pregunté con el hocico caliente de mi arma apuntando al cielo.

«No hay más, Maestra.» — respondió mi hada Blau — «¿Pero estás segura de esto? No era necesario llegar tan lejos…»

«Es necesario, Blau. El enemigo me toma demasiado a la ligera. Tengo que hacer que todos ellos experimenten el verdadero miedo. Y quiero recoger datos de campo.» — tengo que admitir que mi verdadera motivación para todo esto es esa información de campo. Tee hee.

Luego, apunté el hocico del arma hacia el palacio — «Ups. Casi se me olvida decirlo: me llamo Astrid Sophie von Oldenburg. Soy una incansable investigadora de la magia y también un arsenal andante. También resulta que soy la villana. Encantada de conocerlos a todos. Y adiós.»

Tras esa rápida autopresentación, sonreí y me puse a la tarea de convertir el palacio en escombros. Destrozar un espléndido palacio en pedacitos era lo más genial que se me ocurría. Cuando lo que destruyes es hermoso, eso hace que realmente valga la pena. Estaba a punto de disfrutar de la destrucción en su forma más pura. Oportunidades tan buenas como esta no se presentan a menudo.

Ahora, probablemente te estés preguntando cómo se llegó a esto. Retrocedamos un poco, ¿Les parece?

▼▼▼▼

Todo empezó cuando yo, Astrid Sophie von Oldenburg, tenía sólo cuatro años.

Era una niña con un nombre estúpidamente largo y mi rasgo más encantador era mi cabello rojo brillante. Siempre me sentía orgullosa al admirar mi cabello rojo y la forma en que me llegaba a la cintura.

Un día me enteré de que mi prima menor, Iris, había venido de visita y bajé corriendo las escaleras para verla. Me caí de bruces desde el quinto escalón. Ese fue el día en que lo recordé todo.

Tengo recuerdos de mi vida pasada!

Por favor, no me tachen de niña delirante todavía. Por favor.

La yo de mi vida pasada acababa de llegar a la edad adulta y estaba en su primer año de universidad. Por cierto, estaba estudiando humanidades. Me había convertido un poco en una friki militar y me estaba introduciendo en el estilo de vida otaku. En cuanto a mis buques de guerra, tanques y aviones de combate favoritos — bueno, si hablo de ellos me desviaré del tema…

Volvamos al tema principal. Había entrado a la universidad a la que aspiraba y debería haber pasado mi primer año disfrutando de la libertad de tener mi propia casa y vivir mi estilo de vida otaku sin restricciones. Y sin embargo, antes de darme cuenta, me había convertido en una niña de cuatro años. No tenía ni idea de cómo había sucedido. Ni la más mínima.

Lo único que sabía era el nombre de Astrid Sophie von Oldenburg. Había un juego otome llamado Wish Upon a Shooting Star que un amigo otaku me había obligado a jugar y uno de los personajes del juego se llamaba exactamente así.

Tras darme cuenta de ello, no tardé en recordar el resto. Me encontraba en un país conocido como el Imperio Plusen. El nombre del emperador que gobernaba el Imperio Plusen era Wilhelm III. El nombre de la escuela a la que asistiría era la ‘Santa Academia de Hechicería Satanachia’. Y el nombre del primer príncipe imperial era Friedrich. Todo coincidía con el escenario de Wish Upon a Shooting Star.

Tras superar todas las rutas del juego, comprendí a qué me enfrentaba.

En primer lugar, no era la heroína principal del juego. Yo era lo que se podría llamar la villana. Mi papel era crear problemas a la heroína. Mientras que la heroína conseguía uno de los muchos finales felices que tenía a su disposición, yo tenía el privilegio exclusivo de que todas las rutas terminaran conmigo exiliada del país mientras los dominios de mi familia eran confiscados. La mayoría de la gente pensaría Estoy jodida! Pero ese no era mi estilo. Afrontar cada situación con optimismo era una regla por la que vivía.

Según lo que recordaba, mi personaje tenía un nivel de potencial mágico que rivalizaba con el de la heroína. Así es, la magia existe en este mundo! La gente aquí vive su vida con comodidad gracias a la magia. Era lo que podríamos llamar un mundo de fantasía de espada y brujería.

Lo que significa… todo lo que tengo que hacer es perfeccionar mi talento para la magia como una loca para poder contraatacar mi final malo!

Mi conocimiento de vidas pasadas iba a ayudar. Me había convertido en una especie de friki militar; entendía más o menos el funcionamiento de los proyectiles perforantes capaces de destruir los tanques blindados del enemigo, los principios que mantenían a los aviones de combate en el aire y los mecanismos de los misiles guiados que nunca fallaban un objetivo.

Que yo supiera, en este mundo aún no se había inventado ni magia ni armas de este tipo. Después de todo, este era un mundo de fantasía de espada y brujería.

Lo que significa… Desarrollaré mis talentos mágicos rápidamente y fusionaré la magia a medias de este mundo con la tecnología de las armas modernas. Quemaré mucha munición — quiero decir, quemaré a todos mis enemigos! Entonces podré abrirme paso a través de cualquier final malo que me espere!

Muy bien! Este parece un plan increíble! Todas las que estén de acuerdo, por favor levanten la mano!

«Estoy de acuerdo!» «De acuerdo!» «De acuerdo!»

La moción ha sido aprobada por unanimidad por el consejo del cerebro de Astrid.

Y así es como establecí mis objetivos de vida a la edad de cuatro años. Primero, entrenaría incansablemente para desarrollar mis talentos mágicos. Segundo, encontraría una manera de fusionar la magia de este mundo con la tecnología de las armas modernas. Tercero, evitaría hacer cualquier cosa que pudiera llevarme a un final malo. Y cuarto, adquiriría y acumularía suficientes habilidades para asegurarme de estar bien incluso si los dominios de mi familia fueran confiscados.

Si logro hacer esas cosas, estaré bien, sin duda alguna!

El día que tuve estos pensamientos, empecé a arder de hambre de conocimiento, tanto que me enfermé. Mis padres entraron en pánico y llamaron a un curandero que trató de curarme, pero no hubo manera de borrar los recuerdos que habían vuelto de repente a mi pequeño cerebro.

La fiebre persistió durante siete días… pero entonces me desperté llena de nueva determinación!

Pase lo que pase, no voy a aceptar el final malo que me depara el destino! Utilizaré toda la potencia de fuego de la que dispongo para abrirme paso a través de cualquier final malo que pueda estar esperándome! No soy la lamentable Astrid del juego! No es momento de dormir, Gadermann*! Tu entrenamiento mágico comienza hoy! (NT: Medico militar miembro de la Alemania Nazi que tras culminada la guerra trabajo como especialista en cardiología.)

¿Qué? ¿Mi entrenamiento mágico no empieza hasta que entre a la academia? No puedo esperar tanto tiempo! Padre!