Precuela: Ayaho & Iroha
1
Ese día — Ese día de verano de hace 4 años.
Un dragón gigante apareció en los cielos de Tokio, y una lluvia de color sangre diluvio las calles.
Y entonces los japoneses dejaron de existir.
†
«He preparado un bento.» — dijo Iroha-chan con una mirada ligeramente orgullosa.
«Bolas de arroz, tortillas enrolladas, panceta de cerdo estofada y kinpira gobo*. Aunque estos dos últimos son de lata.» (NT: Guarnición tradicional hecho a base de raíz de bardana.)
Sonríe mientras abraza con cuidado la mochila en la que mete sus cosas.
Su largo cabello castaño claro es cristalino bajo la cálida luz del sol primaveral.
Iroha-chan tiene 16 años, tres más que yo. Con una cara pequeña, una figura esbelta y unos ojos grandes, es una joven de rasgos muy bonitos.
Esta impresión de ella no ha cambiado desde que la conocí hace cuatro años.
Incluso la camiseta de la escuela, de color marrón rojizo, parece algo bonita si es ella la que la lleva.
«Al menos habría preparado el bento si me lo hubieras dicho.»
Sintiéndome culpable por haber hecho que Iroha-chan preparara el bento, protesté con un tono malhumorado. Siendo la mayor del ‘Hogar’, Iroha-chan tiene muchas cosas que hacer. Lo único que puedo hacer es cocinar, después de todo.
«De repente se me ocurrió esta mañana que, si vamos a un distrito desconocido, sería mejor llevar algo de comida.»
«Sí. Tienes razón.»
Estoy de acuerdo con las palabras de Iroha-chan.
El destino de hoy es el antiguo barrio de Shinjuku. Como es una región con la que no estamos muy familiarizados, encontrar una tienda o un supermercado no es fácil. Es importante preparar la comida y el agua mínima necesaria.
«Además, voy a hacer que Ayaho me acompañe para salir a comprar.»
Diciendo eso, Iroha-chan agarra mi mano. Aunque se supone que es la mayor, es una niña mimada y se pega a mí así siempre que tiene la oportunidad. Pero bueno, no me importa mimarla así.
«Entonces, ¿Qué buscamos hoy?»
«Errr… ropa, ¿Quizás?»
Iroha-chan respondió a mi pregunta. Por alguna razón, su tono sonaba evasivo.
«Si se trata de ropa, ¿No sería mejor llevar a Rinka en vez de a mí?»
Vuelvo a preguntar, mientras pienso que es extraño. Rinka es una de nuestras hermanas menores. Aunque sólo tiene 11 años, es exigente con la belleza y la moda, y es la líder de la moda de nuestro ‘Hogar’. Si se trata de a quién elegir para un viaje de compras de ropa occidental, creo que ella es más adecuada que yo, que soy indiferente con respecto a la ropa.
Pero Iroha-chan desvía su mirada torpemente y dice,
«Eso es… bueno, ya sabes, es un poco demasiado pronto para Rinka—»
«Un poco demasiado pronto para Rinka dices… ¿Por casualidad lo que buscas es ropa interior? Iroha-chan, de nuevo…»
Vuelvo mi mirada al pecho de Iroha-chan sin pensarlo.
Iroha-chan da una impresión de esbeltez en general, pero sus pechos son grandes. Realmente grandes. Ya eran grandes al principio, pero incluso ahora no dejan de crecer. Mirándola de lado, se ve realmente hermosa y, sinceramente, me da envidia, pero la persona en cuestión dice que le resultan desagradables porque la hacen parecer gorda. Además, encontrar ropa interior que le quede bien es realmente problemático.
«T-Te equivocas! Me han quedado un poco apretado, pero sigue estando bien…!»
Iroha-chan sacude la cabeza mientras usa sus dos manos para ocultar sus pechos.
Ahora que lo pienso, yo también la acompañé en busca de ropa interior hace 3 meses. Ciertamente, ese papel es demasiado temprano para la Rinka de 11 años.
«Espero que encontremos ropa interior bonita.»
«Sí… espera, como he dicho no es eso!»
Iroha-chan negó con la cara roja. Ignoro sus palabras con un ‘sí, sí’.
El camino, que llevaba abandonado unos cuatro años, se había derrumbado aquí y allá, y la maleza excesiva dificultaba el paso. Aun así, no era una mala sensación caminar junto a Iroha-chan por el bonito y soleado paseo de la ribera. Ahora que lo pienso, hacía tiempo que no salía así con ella.
Seguimos caminando en silencio cogidas de la mano durante un rato.
Y cuando estábamos cerca del final del foso exterior, Iroha-chan hablo de repente como si recordara algo.
«El camino, es por aquí, ¿Verdad?»
«¿Eh? ¿Estabas caminando sin saberlo?»
La miro boquiabierta. Iroha-chan esboza una vaga y preocupada sonrisa y dice,
«No — Mi intuición me dijo que sería por aquí de alguna manera.»
«Sabes, eso es algo que una persona sin sentido de la orientación nunca debería hacer.»
«Estaba más o menos segura de ello. Pensé que caminar en dirección oeste saldría bien.»
Desplegué el mapa de papel mientras ignoraba las excusas de Iroha-chan. De alguna manera me las arreglé para determinar nuestra ubicación actual, basándome en las señales de tráfico rotas y en los carteles de los edificios.
«Sí, está bien. Si giramos en el cruce de delante, nos llevará a la carretera correcta. Aunque es un pequeño desvío.»
«Lo siento por eso, Ayaho. Pero bueno, mira. Qué bonito.»
Iroha-chan señaló al frente, dejando escapar un suspiro de alivio. Los árboles plantados a lo largo del camino tenían sus pétalos de color claro floreciendo magníficamente en todo su esplendor.
«Son los cerezos en flor.»
«Hey — Ya es esa temporada.»
Iroha-chan extiende su mano, mirando los pétalos que revolotean en el viento.
Quedé encantada con su figura por un instante. Iroha-chan se dio la vuelta desde allí y me miró, sonriendo pícaramente, como si se le acabara de ocurrir una buena idea.
«¿Comemos nuestro almuerzo?»
«¿Eh? ¿Ya?» — le pregunto, con cara de asombro. No ha pasado ni una hora desde que salimos del ‘Hogar’. Apenas hemos recorrido la mitad de la distancia hasta nuestro destino, Shinjuku.
Pero Iroha-chan me tira fuertemente de las mangas como si fuera un niño haciendo una rabieta, y dice,
«Por favor. ¿No está bien? Podemos pensar que es una fiesta para ver los cerezos en flor.»
«Bueno… está bien.»
Muestro una sonrisa irónica, pensando que no se puede evitar. No es que me haya dejado llevar por el ímpetu de Iroha-chan, sino que yo misma quería almorzar bajo los cerezos en flor.
Después de escuchar mis palabras, Iroha-chan hizo una pequeña pose victoriosa diciendo ‘Yay’.
Luego se dio la vuelta y llamó con voz fuerte.
«Nuemaru, ven aquí. Es hora de comer.»
Una enorme bestia se mostró, respondiendo a sus palabras.
La longitud de su cuerpo sería probablemente de unos 6-7 metros, incluyendo la cola. Era un monstruo de pelaje blanco puro que ni siquiera un lobo, zorro o tigre pueden tener — era una Bestia.
Mientras esparce rayos de color blanco azulado, la bestia llamada Nuemaru ruge.
Las otras Bestias que acechaban en las sombras de las ruinas de nuestro entorno apuntando hacia nosotras, se estremecieron ante la intimidación de Nuemaru, y su presencia pareció desvanecerse.
Mirando a Nuemaru que se acercaba lentamente, Iroha-chan sonrió con un ‘gracias’. Nuemaru se inclinó frente a ella y ronroneó, sintiéndose bien al tener sus cejas acariciadas.
Bestias. Los monstruos devoradores de hombres que aparecieron de repente en este país. La razón por la que podemos movernos libremente en los 23 distritos donde se hacinan es porque tenemos a Nuemaru escoltándonos.
Y la que ha establecido un vínculo emocional con Nuemaru y los demás, y los ha tratado como una familia, es Iroha-chan.
Hasta donde sabemos, Iroha-chan fue la única ‘Domadora de Bestias’ en todo el mundo.
2
Ese día — Ese día de verano de hace 4 años.
Un dragón gigante apareció en el cielo, y una profunda lluvia carmesí diluvio las calles.
Al mismo tiempo, aparecieron Bestias por todo Japón. Con poderes similares a los de las criaturas míticas, atacaron a todos sin piedad, se los comieron y destruyeron las ciudades.
Lo que siguió inmediatamente fueron las órdenes de los dignatarios, jefes de estado y líderes religiosos de todo el mundo.
Maten a los japoneses, dijeron. Animándolos.
Una cadena de masacres se extendió por todo el mundo en un abrir y cerrar de ojos. Cada país comenzó rápidamente a invadir Japón con sus ejércitos.
La nación conocida como Japón desapareció en medio de esa locura. Los pocos japoneses que seguían en el extranjero también perdieron la vida uno tras otro, expuestos a la violencia despiadada. A eso lo llamamos la ‘Gran Masacre’ —《J-nocidio*》. (NT: Japanese Genocide.)
Y entonces los japoneses dejaron de existir.
Eso ocurrió unos escasos seis meses después de que comenzara la Gran Masacre.
†
«Woah, increíble. El sótano de estos grandes almacenes es realmente increíble! Hay muchos alimentos enlatados que no he visto antes!»
Iroha-chan exclamó con voz animada sosteniendo en sus brazos un conjunto de alimentos enlatados de alto grado que normalmente se utilizan para regalar.
En las ruinas de unos antiguos grandes almacenes de Shinjuku. Lo que encontramos, tras entrar por un pasillo subterráneo, fue una montaña de productos intactos dentro de la tienda.
Hay muchos edificios cuyos sótanos están inundados por el agua de la lluvia debido a su abandono durante 4 años. Sin embargo, estos grandes almacenes tenían un túnel de metro que pasaba directamente por debajo, y evitaron quedar sumergidos gracias a toda el agua que entraba en ese túnel.
Por supuesto, la mayoría de los alimentos se pudrieron y perdieron su forma original.
Sin embargo, una gran parte de los alimentos enlatados y en conserva seguían siendo seguros. Todos los productos alimenticios raros que son difíciles de encontrar en las tiendas y supermercados no sólo aumentaron la emoción de Iroha-chan, sino también la mía.
«Es imposible llevar todo esto a casa.»
Le dije a Iroha-chan, que estaba recogiendo diligentemente una cantidad inusual de comida enlatada.
Iroha-chan se agarró la cabeza al oír esas palabras como si recibiera una descarga y dijo,
«Aaaah… habría sido mejor traer a Tabby y a los demás. Ya que Nuemaru no quiere llevar el equipaje. Ahora tengo problemas para decidir cuál de ellos llevar a casa.»
Iroha-chan se agacha en ese lugar y empieza a clasificar las latas con cara seria.
Por supuesto, ella no tendría tanto si sólo se tratara de lo que tiene para comer. Pero en lo que probablemente está pensando es en los hermanos y hermanas menores que quedaron en el ‘Hogar’.
Hay un total de 8 personas en el ‘Hogar’. La mayor Iroha-chan tiene 16 años, y la menor Runa sólo 7. No somos parientes de sangre, pero seguimos siendo una preciosa familia que vive junta ayudándose mutuamente. Somos los supervivientes de los pocos japoneses que quedan en esta ciudad en ruinas.
Es gracias a Iroha-chan que afortunadamente logramos sobrevivir a esa infernal Gran Masacre. Cuando fuimos atacados por una bandada de Bestias y estábamos a punto de morir sin saber nada, apareció Iroha-chan, trayendo a Nuemaru con ella, y nos salvó.
No sólo eso, las Bestias domesticadas por ella empezaron a protegernos de las otras Bestias desde entonces. Tabby es una de esas bestias aliadas.
Hubo alrededor de 70 personas salvadas por Iroha-chan de esa manera. Entre ellos había profesores cualificados, enfermeras y electricistas. Ellos fueron los que prepararon el edificio para el ‘Hogar’, instalaron paneles solares y bombas de agua potable. Fueron los que establecieron los cimientos de nuestra vida.
Sin embargo, al cabo de un año, todos los adultos desaparecieron.
Algunos temían a Iroha-chan y se marcharon como si escaparan. Algunos murieron debido a accidentes o enfermedades. Sin embargo, un gran número de ellos se quitó la vida. Todos estaban desesperados. Desesperados ante la realidad de que eran los únicos supervivientes que quedaban en esta ciudad en ruinas y que todos los demás japoneses se habían extinguido—
Al final, los 8 éramos los únicos que quedábamos.
Por eso Iroha-chan nos aprecia. Como una verdadera familia, o incluso más.
Esa es la razón por la que, en este sótano lúgubre y arruinado, está rebuscando con tanto ahínco entre las conservas para llevarlas a casa como recuerdo.
«¿Está bien llevarse sólo las conservas a casa? Ya sabes, ¿No hemos venido aquí a buscar ropa interior?»
Se lo digo a Iroha-chan con una mirada de asombro mientras sigue preocupada.
Iroha-chan levanta la cara con expresión de sorpresa y dice,
«No ropa interior, sino ropa! Ropa!»
«Tengo la guía del piso. Dice que la ropa interior está… en el tercer piso, creo. También tienen tallas grandes.»
«Creo que probablemente el significado de ‘talla grande’ es un poco diferente.»
Iroha-chan dejó las latas y se levantó mientras hacía un mohín con los labios por alguna razón.
3
«Es espacioso…»
Al llegar a la sección de ropa de mujer, nos sentimos ligeramente abrumadas por su tamaño.
No teníamos muchas expectativas ya que estuvo abandonada durante 4 años, pero los productos dentro del piso estaban casi todavía en su perfecto estado sin estar dañados.
Ropa occidental de marcas de lujo, bolsos, zapatos, accesorios — Todos ellos brillantes y deslumbrantes, transmitiendo la opulencia de este país en los tiempos de paz. Era una escena emocionante y a la vez dolorosa.
«Ojalá hubiera podido echar un vistazo a esto en un lugar más luminoso.»
Suspiro suavemente, mirando al maniquí elegantemente vestido con un enterizo de verano.
Los grandes almacenes sin iluminación estaban a oscuras, lo que hacía que las escasas prendas de colores brillantes parecieran sombrías.
«Puede parecer así, pero he traído la linterna más potente.»
Iroha-chan sostuvo la linterna LED de uso exterior a su máxima potencia por encima de su cabeza.
Con eso, ahora podíamos ver hasta el suelo, pero todavía estaba muy lejos de la luminosidad original de unos grandes almacenes.
«Ya veo… en ese entonces era la temporada de trajes de baño…»
Al adentrarnos en la sección de trajes de baño especialmente preparada, tanto Iroha-chan como yo intercambiamos miradas.
La Gran Masacre tuvo lugar en verano. En esa época, este lugar especialmente preparado habría estado definitivamente abarrotado de gente en busca de nuevos trajes de baño.
«¿Te gustaría probártelos?»
Con los ojos iluminados, Iroha-chan me mira fijamente. Niego con la cabeza, nerviosa, y digo.
«No, no. Estos tan llamativos no me sientan nada bien. Otra cosa sería que fuera Iroha-chan quien los llevara.»
«¿Es así? — Aunque este me parece bonito.»
«Ni hablar. Definitivamente no. En primer lugar, ni siquiera sé nadar.»
No es que esté poniendo excusas, pero sólo tenía 9 años cuando experimenté la Gran Masacre. Y desde entonces, la oportunidad de nadar en una piscina nunca llegó. Naturalmente, tampoco había clases de natación, así que no había forma de que aprendiera a nadar.
A pesar de eso, Iroha-chan, que se resistía a desprenderse del bikini que había cogido, dijo,
«Realmente quiero ir a nadar — Vayamos todos juntos cuando sea verano. Llevaremos fuegos artificiales. Y también sandías.»
«¿Llegarán las sandías a tiempo para el verano si las plantamos ahora?»
«Quién sabe. Lo comprobaré la próxima vez. También tendremos que buscar semillas de sandía en algún sitio.»
Iroha-chan dice eso con su habitual actitud positiva. Parece que, en su mente, ir al mar se ha convertido en un hecho.
Bueno, no es que esté totalmente en contra de la idea.
Especialmente, quiero que nuestros hermanos menores tengan experiencia práctica en la natación, y si las cosas van bien, existe la posibilidad de que podamos conseguir ingredientes frescos como las almejas. Sin embargo, como era de esperar, soy un poco reticente a ponerme el bañador.
De todos modos, somos los únicos japoneses que sobreviven, así que no es que nos vaya a ver nadie más que nuestra familia.
Sin embargo, imaginarme a mí misma de pie junto a Iroha-chan en traje de baño, sólo eso ya me avergüenza lo suficiente como para salir corriendo. Porque Iroha-chan no sólo es hermosa, sino que también tiene una gran figura. Además, todas nuestras hermanas menores son adorables, y no hay duda de que se volverán hermosas en el futuro. Creo que el mundo es un poco injusto.
«El futuro… huh…»
Murmuro distraídamente mientras miro la sección de trajes de baño.
Desde la Gran Masacre, los 23 distritos de Tokio fueron designados como zonas de aislamiento sin acceso, e incluso fueron abandonados por los países que dividieron y conquistaron Japón. Ni siquiera los criminales se molestan en entrar en este lugar, que es un cumulo de Bestias.
Por eso, nosotros, que estábamos protegidos por las Bestias, nos sentimos seguros.
Cosechando las verduras del huerto de la casa, recogiendo los huevos de las gallinas domesticadas y recuperando los productos enlatados y las conservas de los edificios abandonados, vivíamos sin mayores inconvenientes.
Pero no creo que ese tipo de vida cotidiana continúe para siempre. Incluso los alimentos en conserva sólo durarán unos pocos años más, antes de que llegue su fecha de caducidad. Algún día, nosotros también tendríamos que dejar estos 23 distritos.
Caminando distraídamente mientras pensaba eso, no noté algo inusual.
La presencia de Iroha-chan había desaparecido antes de que me diera cuenta.
«¿Iroha-chan?»
Me detengo y la llamo.
La linterna que se suponía que estaba sosteniendo seguía en lo alto de una estantería.
Sólo su figura había desaparecido.
Me pregunto si habrá ido a probarse un traje de baño.
Pero no creo que se tome la molestia de ir al vestuario en esta situación, en la que sólo estábamos nosotras dos.
«Iroha-chan, dónde estás!»
Mi voz tiembla sin pensarlo.
Sola en un lugar desconocido. Estaba aterrorizada por este hecho.
Nuemaru tampoco estaba a nuestro lado. Como su tamaño le prohibía entrar en el edificio, le hicimos esperar en la entrada de los grandes almacenes. Si me ataca una Bestia en este momento, no tendría medios para protegerme.
La razón por la que podemos movernos libremente en los 23 distritos, donde ni siquiera los ejércitos ponen un pie, es porque Iroha-chan estaba aquí con nosotros. Si ella, la domadora de bestias desapareciera, entonces nosotros—
«—!»
Los dedos de mis pies tocaron algo.
Las ropas puestas a la vista se agitaron, y algo salió rodando por el hueco entre ellas.
Lo que vi primero fue un cabello largo.
Unos brazos delgados y huesudos. Dientes al descubierto. Unas cuencas oculares huecas.
Jadeé, y tragué en lugar de gritar, haciendo un sonido con la garganta.
Inmediatamente después.
«Ayaho!»
Alguien me sostuvo por detrás antes de que me desplomara. Alguien con una temperatura corporal cálida y un olor dulce.
«Iroha… chan…»
Iroha-chan, que se suponía que había desaparecido, me abrazaba mientras estaba ligeramente sin aliento.
Mirando su cara, todo el miedo que tenía hasta ahora desapareció.
«Siento haberte dejado sola. He visto a este niño acercarse, así que—»
Iroha-chan mostró una expresión mezcla de culpa y alivio.
«¿Este niño…?»
Tras darse la vuelta, esta vez solté un pequeño grito.
Lo que estaba detrás de Iroha-chan era una bestia con un cuerpo tan grande que había que mirar hacia arriba.
Un monstruo bípedo con una figura parecida a la de un mapache. Una bestia.
El monstruo, que se supone que es el enemigo natural de la humanidad, está junto a Iroha-chan como una mascota obediente, y está pegado a su espalda. Antes de que pudiera darse cuenta, Iroha-chan encontró a la Bestia acechando en el edificio, se apresuró hacia ella y la domesticó fácilmente.
Nadie sabe por qué Iroha-chan es capaz de hacer esas cosas, y ella misma no tiene ni idea de ello. En cualquier caso, nada cambiará el hecho de que me salvó esa habilidad. Eso es lo único que importa por ahora.
«Parece una víctima de la Gran Masacre. Ha pasado mucho tiempo desde su muerte.» — dijo Iroha-chan después de agacharse a mis pies.
Tumbado en el suelo estaba un ser humano convertido en un esqueleto.
Eran los restos de una mujer que llevaba el uniforme de los grandes almacenes. Parecía haber perdido la vida en medio del alboroto de la Gran Masacre por alguna razón, y había quedado sola en este lugar desde entonces.
No fue asesinada por las Bestias. Creo que podría haber sido empujada por la multitud en pánico, pero no hay manera de asegurarse ahora.
No era la primera vez que veía un cadáver, pero eso no significa que estuviera acostumbrada.
Mientras contengo mis lágrimas, Iroha-chan me abraza y me habla con voz suave.
«Enterremos los restos más tarde. Mira, Donburi también ayudará.»
«… ¿Donburi?»
Hice una expresión de duda ante esa palabra fuera de lugar.
«Es el nombre de este niño. Se lo acabo de poner. Ya ves, como el dibujo de su cola se parece a un bol de ramen.»
Iroha-chan hincha el pecho con orgullo por alguna razón, señalando a la Bestia detrás de ella.
Ciertamente hay un patrón en espiral en la cola de esta Bestia que tiene la apariencia de un mapache. Se puede decir que se asemeja a un bol de ramen.
Incluso si es el caso, ¿Qué clase de nombre es ese para una Bestia?
«Es lamentable que tengas ese sentido de los nombres, Iroha-chan.»
Mientras suspiraba, hable en un tono menos nervioso que antes.
«¿Eh? ¿En serio? ¿No te parece bonito?»
Mientras me miraba con cara de sorpresa, Iroha-chan dejó caer los hombros como si estuviera un poco dolida.
†
Después de enterrar los restos del empleado en un jardín del tejado de los grandes almacenes, volvimos a entrar.
Pasó casi una hora cuando Iroha-chan encontró la sección de los productos que buscaba.
Innumerables camisas, blusas, blazers o faldas se alinean en esta sección limpia y espaciosa.
«Esto es…»
«Así es. Esta es la sección de uniformes.»
Iroha-chan se ríe dulcemente ante mi sorpresa.
«Ayaho, habrías empezado la escuela secundaria a partir de este año, ¿Verdad? Por eso quería que llevaras uniforme. Las escuelas ya se han ido, pero al menos puedes llevar el uniforme.»
«Ah…»
Quedé boquiabierta mientras miraba los torsos de los uniformes alineados junto a la pared.
En este mundo donde los japoneses se extinguieron, no hay ninguna escuela a la que pueda asistir.
El día en que me convierta en una verdadera estudiante de secundaria nunca llegará.
Sin embargo, los uniformes frente a mis ojos hicieron que mi corazón se estremeciera.
El símbolo de la pacífica vida cotidiana de antaño y la esperanza del futuro.
Frente a mí, existía el fragmento de anhelo que había empezado a olvidar.
Incluso en este mundo cruel, sigo viviendo y creciendo.
Los uniformes de escuela secundaria que hay aquí son la prueba de ello.
Es el mejor regalo que Iroha-chan preparó para mí.
«Vamos, está bien que elijas el uniforme de cualquier escuela secundaria que te guste.»
Iroha-chan, mientras sostenía la linterna, trajo los uniformes uno por uno frente a mí. Los anticuados uniformes de marinera y los blazers algo pasados de moda, cada uno de ellos parecía muy atractivo y difícil de elegir.
«Me pregunto si está bien que me los ponga sin permiso…»
«Por supuesto que está bien. La escuela secundaria es parte de la educación obligatoria, así que no hay exámenes de ingreso.»
«Si es una escuela privada, probablemente habrá un examen de ingreso… ah, pero este uniforme es bonito.»
«Se hace difícil elegir cuando hay tantas opciones, ¿Verdad? Me pregunto si debería probarme también un uniforme de preparatoria.»
Iroha-chan dice mientras mira con avidez el rincón de los uniformes de preparatoria.
No pude evitar sonreír ante esas palabras, tan típicas de ella.
«A Iroha-chan le encanta el cosplay, después de todo.»
«¿Cosplay? Espera, todavía estoy en la edad en la que habría asistido a una preparatoria…!»
Iroha-chan protesta débilmente como si estuviera molesta.
Mientras tanto, recogí el primer uniforme. Un uniforme de marinera completamente ordinario, de color azul marino. Era un diseño sencillo que se esperaría de una escuela secundaria, pero creo que eso, por el contrario, lo hacía maravilloso.
«¿S-Se ve bien esto?»
«Sí! Es muy bonito! Como se esperaba de mi hermana menor!»
Iroha-chan abraza a la yo que se había puesto el uniforme de marinera.
Esta vez me apetecía recibir obedientemente todos sus exagerados cumplidos. Ya que Iroha-chan es mi preciosa familia, mi única hermana mayor.
«Gracias, Onee-chan.»
Transmití mis palabras de gratitud a Iroha-chan mientras contenía la vergüenza.
Sin embargo, en el siguiente momento, me sobresalté cuando las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos.
«Ayaho…»
«Oh, hey, no llores Iroha-chan! Te estás emocionando demasiado por algo así.»
«Porque… porque…!»
«Cielos, no se puede evitar entonces…»
Acaricio la espalda de Iroha-chan con una sonrisa irónica. Llorar después de ver a un miembro de la familia en uniforme por primera vez, en lugar de una hermana mayor, eso más parece algo que haría una madre.
No podemos quedarnos así para siempre.
Con el tiempo, seguramente llegará el día en que tengamos que dejar esta ciudad en ruinas.
Pero aun así, el tiempo que pasamos como familia no es una mentira.
Por eso, hasta entonces, seguiremos viviendo aquí.
En este mundo hueco.