Eien no Hanami C10

Capítulo 10: Intereses encontrados.

Esa misma tarde, mientras tomaba mis zapatos de los casilleros, las palabras de Kotori Onee–chan resonaron en mi cabeza, porque cuando abrí el casillero, había un sobre amarillo dentro. Sentí un escalofrío al recordar que Waraki traía un sobre idéntico aquella misma mañana.

Siendo sinceros, imaginé lo peor, es decir… lo que le había dicho. Pero no se trataba de eso, era aún más malo, en muchos sentidos, porque esto explicaba por completo el hecho de que no quisiera que saliera con Hoshika, explicaba también el hecho de que me hubiera invitado a su casa.

El muy miserable me había mentido, la prueba era este sobre, que seguramente había sido mandado a colocar, y era una nota de amor.

Akai Imura, me gustas mucho, no puedo dejar de pensar en ti, por favor, sal conmigo

Firma:

Hatake Minami.

Como si las cosas no pudieran llegar a ser peores en ese momento, Hakua–chan apareció justo al lado mío. Hay que ver que nuestros casilleros eran contiguos. No supe por qué Hakua estaba allí a esas horas de la tarde, pero el verla parada al lado mío antes de que yo pudiera guardar la nota fue como un cubo de agua fría.

– ¿Akai–kun? ¿Has terminado de hablar con Hoshika…chan? –

Preguntó mientras yo volteaba a verla, todavía congelado, y con la nota en las manos. Inevitablemente, ella pudo verla.

– ¿Es una nota de amor? –

–Lo es, pero… –

Sin dudarlo ni un momento, le extendí la nota para que ella pudiera verla, Hakua la leyó, luego se quedó muda por un momento. Reaccionó después y lo primero que hizo fue reclamar.

–Akai–kun ¿Cómo pudiste mostrarme eso? –

–Es que… no me lo puedo creer ¿En verdad dice lo que creo que dice? –

–No puedo entenderlo… Minami–chan ¿Por qué ella? –

–Acompañé a Waraki ayer a su casa, porque tendría problemas por volver a tan altas horas de la noche, sólo la vi por tres segundos, te juro que… –

Hakua batió la cabeza.

–Minami–chan… ella es muy valiente… –

Admitió Hakua. Yo también tenía que admitirlo, nunca me lo hubiera esperado. Pero aquello solamente iba a complicar las cosas.

– ¿Vas a rechazarla? Minami–chan puede que sea linda, pero es muy joven. –

Insistió Hakua, yo asentí con la cabeza, pero no estaba tan seguro. Rechazarla podría hacer que Waraki se enfadara conmigo, no sabía hasta qué punto estaba involucrado, pero si él había dejado la nota, quería decir que cuando menos, apoyaba la postura de su hermana.

–Pero Waraki… –

– ¿Cómo pueden ustedes estar siquiera pensándolo en serio? Además, tú ya tienes una novia, Akai–kun. –

–Escucha, no quiero que haya más problemas por esto, entiendo que apoyas la idea de que salga con Nagasami, pero tiendes a olvidar que este no es asunto sólo mío, también ella cuenta mucho, y ahora mismo, estoy confundido. –

Ella cruzó los brazos, parece ser que todo este asunto estaba acabando con su paciencia, finalmente, quiero decir, tenía que tener un límite.

–Yo sólo digo, que no deberías de lastimar a más personas sólo porque eres egoísta, no volveré a entrometerme, pero espero que puedas hacer lo que es correcto, yo quiero mucho a Minami–chan, pero esto es demasiado pronto, Waraki puede haberle convencido, no estoy muy segura de por qué, pero quizá odia a Hoshika ¿Por qué es todo el mundo tan cruel con ella? –

–Si tan sólo supieras como es… –

Comenté mientras comenzaba a caminar, Hakua montó en cólera.

– ¡Se mucho más de lo que tú crees! ¿Qué sabes tú de ella? ¿Eh? ¿Sabías que su padre la golpea simplemente porque si? ¿Sabes que no trae desayuno y que tampoco le dan dinero? ¿Por qué crees que siempre estoy comiendo con ella? Es porque si le dejo sola ella moriría de hambre… ¿Sabías que su padre le roba dinero para comprar alcohol? Dinero que su madre tiene que ganar de alguna forma que no quiero pensar ¿Por qué crees que terminó la cita de esa forma? Es porque ella no pudo encontrar el dinero que había reservado para ello, además de que algo horrible le sucedió esa mañana… pero esa idiota estaba tratando de parecer normal… se lo dije, le dije ¡Dile lo que sucede! Pero ella no quería que salieras con ella debido a esas cosas… Sé que ella no es sincera, con un demonio, pero es porque nunca nadie le da la oportunidad de serlo… y sé a la perfección que ella va a enfadarse porque te he contado todo esto, pero… ¡Al demonio con todo! Eres horrible, Akai–kun. –

Básicamente lo único que hice fue tragar todo lo que ella estaba diciéndome, sin decir una palabra, solo bebiendo ese oscuro licor amargo que sacaba lágrimas de mi cara, luego la miré irse. Yo nunca había visto a Hakua enfadarse de aquella forma. Y nunca lo volvería a ver. No supe cómo responder, ni hizo falta.

––––––––––

Agotado mentalmente, regresaba a casa cuando ya estaba bastante oscuro, le había enviado un mensaje a Kotori Onee–chan diciéndole que llegaría muy tarde, aunque en realidad, no imaginé que ya sería de noche para cuando yo abriera la puerta de mi casa.

Onee–chan no parecía estar en casa. Busqué por todas partes sus zapatos, pero no los encontré. Estaba solo. ¿Por qué estaba solo siendo la hora que era? Desesperado, tomé el teléfono y marqué el número de Kotori. Ella cogió el teléfono enseguida.

…¿Imura? ¡Has tardado demasiado! ¿Estas ya en casa?

Fue lo primero que dijo.

…Kotori Onee–chan, pensé que ya estarías en casa. ¿Dónde estás ahora?

…Bueno, estaba en casa, la verdad es que he salido a la combini un momento, verás, no había nada de jugo o té, y Misaki está conmigo…

Eso tenía mucho más sentido para mí, Kotori Onee–chan no desperdició la oportunidad.

…¿Eh? Quieres que te la pase, de acuerdo Imura, espera un poco ¿sí?

No comprendí de lo que hablaba, pero antes de que yo pudiera protestar, estaba al teléfono con Misaki. Eso fue raro y muy vergonzoso.

…Esto… yo… Akai–kun, Buenas noches ¿Pasa algo?

Fue lo que escuché en el teléfono. “Kotori Onee–chan, me las iba a pagar, ya verás cuando hayas vuelto a la casa” me dije mientras pensaba en algo qué hablar con Misaki.

… Tobichi–san yo, la verdad es que…

…No necesitas ser tan formal, Akai–kun, está bien si me llamas “chan” por ahora.

…¿Está eso bien? Pero si ya estaba siendo demasiado informal, eres mi Sempai de cualquier modo.

Escuche una risita nerviosa por el teléfono, al parecer, ella tampoco había planeado esto, así que tampoco debería estar segura de que decir.

…Sólo llamaba para decir que no tardaran ¿De acuerdo?

Y colgué. Kotori Onee–chan daba algo de miedo cuando se empecinaba tanto en algo. Aunque supongo que fue esa actitud lo que permitió que yo estableciera una relación con ella, aun así, era una mujer dura de roer cuando se lo proponía. Comencé a tener un pequeño problema mientras pensaba en el modo más adecuado de castigar a Kotori Onee–chan por sus avances, así que fui al baño y bueno… ya saben.

Ambas chicas llegaron mientras yo estaba en el baño, para cuando salí, las encontré tranquilamente comiendo dulces y bebiendo jugo en la sala de la casa. Estaban riéndose de algo, aunque no quería averiguar de qué. Me pareció poco educado reclamar a Onee–chan por haberme puesto al teléfono con Misaki estando ella presente, así que no dije nada. Onee–chan se puso de pie.

–Yo… tengo que ir al baño, esperen aquí ambos ¿de acuerdo? –

Me quedé sólo con Misaki después. Sinceramente, sentí que Onee–chan iba muy rápido, no estaba para nada siendo sutil. Pero entonces recordé que a quien había que “convencer” era a mí. Misaki bien podría haber aceptado si me declaraba enseguida.

–Tobichi–chan entonces ¿De dónde conoces a Onee–chan? –

Le pregunté, yo ya sabía que eran de la misma escuela, pero mi única intención, era entablar una conversación. Tobichi parecía una chica recatada, pero no tanto como para permanecer en silencio. Ahora que le habían dado la oportunidad de hablar, la aprovechó.

–Estamos en el mismo club, el club de música, yo practico junto con ella en cada reunión. –

–Vaya, eso es toda una sorpresa, de cualquier forma, gracias por cuidar de mi Onee–chan. –

Le dije, estaba siendo correcto, ella asintió, aunque dijo lo contrario.

–Por supuesto que no, tu Onee–chan es una chica muy talentosa, me gustaría tener algo de su talento para mí, de todos modos, es un gusto tocar con ella. –

En ese momento, Onee–chan bajó las escaleras con algo en las manos, algo a lo que no presté atención, Misaki se puso de pie inmediatamente.

–Bien, tengo que retirarme, lamento mucho la intromisión, Akai–kun, y espero podamos volver a hablar otro día. –

–Vaya… me avergüenza que digas esas cosas, Tobichi–chan. –

Le dijo Kotori Onee–chan mientras la acompañaba a la puerta.

–Tengo algo para ti. –

Añadió, yo ya no presté atención a ellas, se despidieron en la puerta de la casa mientras yo buscaba algo que comer en el refrigerador. Tomé un vaso de helado.

––––––––––

– ¿Y bien? –

Yo volteé a ver a Onee–chan, quien estaba recargada sobre el respaldo del sillón en el que yo estaba sentado.

– ¿Cómo te ha ido? –

Preguntó ella, yo suspiré, no estaba seguro sobre si contarle a Onee–chan todo lo que había pasado era una buena idea, pero resolví que, si no se lo contaba a ella, me seguiría molestando y no tenía a nadie más en quien confiar.

–Nagasami quiere que seamos novios de nuevo. –

Comenté, ella asintió, había algo de celos en su rostro, pero ella estaba esforzándose por no demostrarlo, fue muy evidente porque ella comenzó a tocarse el cabello, cosa que sólo hacía cuando algo no le gustaba en absoluto.

– ¿Tú quieres ser su novio aún? –

Preguntó ella tentativamente, yo asentí, de nada iba a servir ocultarle la verdad.

–Ya veo… no puede hacerse nada entonces. –

–No estoy seguro, he recibido una nota de amor esta tarde, es de una chica llamada Minami, de primer grado. –

Le confesé, estaba seguro de que todas esas cosas, iban a terminar acabando con mi paciencia, ella infló sus mejillas.

–Eres todo un Playboy ¿Sabías? –

Reclamó.

–No es mi intención. –

Respondí, con algo de tedio, a decir verdad, si a alguien le molestaba esta situación, más que a nadie, ese era yo.

–Me dijeron unas cuantas cosas sobre Nagasami, que no es fácil sacarse de la cabeza. –

Añadí. No estaba seguro de cómo reaccionaría Onee–chan si yo le decía lo que sabía ahora. Pero tengo que admitir que eso me hizo reconsiderarlo. Kotori se acercó a mí, y acarició mi cara.

–Lo que sea que haya sido, no tiene nada que ver contigo ¿Cierto? Tú hiciste las cosas bien con ella. –

Batí la cara, negando con la cabeza sin saber exactamente qué era lo que quería decirle a Kotori Onee–chan, quería vomitarle todo lo que sabía, ese licor amargo estaba revolviéndome el estómago.

–No se trata de eso, es que ella lo necesita. –

– ¿Y qué hay de ti? ¿Necesitas estar allí? Entiendo que quieras ser un héroe, es algo que sin duda está en el pensamiento de todos los chicos, pero… no puedes basar tu decisión en las necesidades de las otras personas. –

Me dijo Kotori Onee–chan, yo me enfadé.

– ¿Eso te incluye? –

Las lágrimas llegaron a sus ojos inmediatamente. Me di cuenta de que le había dicho algo horrible cuando ella asintió con la cabeza, estaba llorando.

–Pues… si, eso me incluye… –

–Lo siento, Onee–chan, yo no sé qué estoy diciendo, lo nuestro es diferente. –

Pero aquella simple pregunta le había hecho perder esa seguridad con la que me había hablado hasta hacía unos pocos momentos, ella necesitó verificarlo.

– ¿Estás seguro? ¿Por qué es diferente? –

–Porque… soy yo quien necesita de ti. –

Admití. Era la verdad. Pero todo este asunto estaba tornándose tan oscuro que quizá yo estaba perdiendo la cordura, sin embargo, Onee–chan lo entendió. Se limpió las lágrimas, y volvió a sonreír.

–Lamento estar desquitándome contigo, Onee–chan, sé que esta situación no te concierne en absoluto, también entiendo que odies a Hoshika, y que tienes derecho a estar celosa. No pasa nada, incluso está bien si me gritas por ello, es sólo que esta situación está comenzando a volverse insoportable… yo no sé qué debería hacer. –

Kotori Onee–chan se sentó al lado mío. Puso su rostro en mi pecho, y me abrazó.

–No quiero gritarte… quiero que estés feliz… pero lo he hecho todo mal ¿No es verdad? –

Me dijo Kotori, no parecía recuperarse de la estupidez que yo acababa de decir. Me quedé callado por un momento, ella no.

–Perdón. –

Y luego de eso ella se puso a llorar. No era el llanto estridente que ella había tenido la última vez, eran lágrimas silenciosas y amargas, que se volvieron más fuertes, como una lluvia que arrecia, mientras ella comenzaba a apretar mi camiseta. Yo la dejé estar. Nunca la había visto de aquella forma, así que no sabía cómo actuar.

Algo que siempre me gustó de ella, es que no sabía fingir, le salía terriblemente mal. No importaba la situación en la que estuviera, si ella estaba triste, lloraba, si estaba feliz, reía, si estaba enfadada, gritaba. Todas esas con una intensidad envidiable. Así que ahora mismo, su llanto me decía, que se sentía inmensamente culpable.

–Soy una mujer horrible, que sólo sabe pensar en sí misma, lo siento Imura, te he fallado como Onee–chan, soy un desastre. –

No presté mucha atención a esas palabras. No era posible tomarlas demasiado en cuenta por el estado en el que ella se hallaba, yo ni siquiera sabía por qué ella estaba disculpándose.

–Tenía miedo, aún lo tengo… tengo miedo de ver a mamá a los ojos, tengo miedo de que nos descubran, estaba forzando todo con Misaki para que saliera lo más pronto posible, soy una egoísta, sólo pensaba en mí. –

Bueno, eso tenía más sentido para mí. Y de todos modos ella tenía razón, no tenía por qué ser un héroe. No digo que fuera a rechazar la petición de Nagasami, pero estaba claro que lo que Hakua había dicho no debería influir en mi decisión. Dicho esto, no estaba dispuesto a abandonar a Kotori.

–Eres un fracaso como Onee–chan, dices, pero a mí me gusta cómo eres, eres la única Onee–chan que conozco, así que para mí estás bien así… no necesitas ser perfecta, yo te amo así. –

Le dije, ella comenzó a llorar aún más fuerte mientras yo acariciaba su cabello.

–Ya te lo he dicho antes, Imura, no es justo que me mientas así. –

Me dijo, yo la tomé de la cara y la forcé a mirarme, sus ojos llenos de lágrimas se clavaron en mi pecho y ella dejó de llorar. Tenía toda su atención ahora, pero no estaba seguro de cómo decirle lo que quería decirle.

¡Kya!

En lugar de decir cualquier cosa, utilicé el remedio más fácil que encontré con la intención de evitar que ella estuviera triste. No sé de dónde salió la idea, pero tener a aquella chica junto a mí, con los ojos llenos de lágrimas y la expresión más indefensa que yo pudiera imaginar, me metieron en la cabeza que la mejor forma de arreglar esto sería el sexo. Metí mi mano entre sus piernas.

–Te amo Kotori, no tienes que ser perfecta, a mí me gusta que seas así. –

Le dije después de comenzar a tocarla. Por toda respuesta, ella me besó, y mientras me besaba, se acomodó sobre mí, asegurándose de que mi mano tendría libre el camino para seguir haciendo lo que estaba haciendo. Una vez así, ella enrollo sus brazos sobre mi cabeza, acercándola a su pecho, y enrolló sus piernas alrededor de mi cintura también. Levanté la cara para volver a besarla.

–Te…creo… –

Respondió ella, su respiración estaba acelerándose mientras yo comenzaba a besar su cuello, sin detener mis manos. Dejaría todas esas idioteces para el día siguiente, ahora mismo, era mi tiempo con Kotori.

–Haremos esto una vez, luego realmente debemos ir a dormir ¿está bien? –

Pregunté. Ella dijo que sí.

––––––––––

Hakua faltó a clases al día siguiente. Aquello no hubiera sido tan importante para mí, de no ser porque había tenido una pelea con ella el día anterior. De todas las personas que conocía, Hakua era quien había sido más amable conmigo, con excepción de Onee–chan, y estar enfadado con ella me remordía la conciencia. Aun así, traté de no pensar en eso mientras estaba en clases.

Durante el descanso, lo único que hice fue salir al jardín de la escuela y me senté en el primer sitio que encontré. No estaba planeando desayunar, porque había desayunado muy bien antes de venir a la escuela, así que lo único que tenía era un termo con jugo que Onee–chan me había dado cuando salí de la casa.

En ese momento, alguien más se acercó. Era Nagasami.

Parecía haber recuperado su color luego de todos esos días turbulentos, también se veía más tranquila, y lo que era más, sonreía. Yo no la veía sonreír a menudo, y tengo que agregar que, muy aparte de la impresión que su sonrisa me causara, estaba feliz de que ella estuviera mejor.

–Imura–kun… ¿Puedo seguir llamándote así? ¿Puedo sentarme? –

Preguntó ella, yo asentí con la cabeza varias veces, no respondí porque ella me encontró justo en el momento en que tomaba mi jugo.

–Claro. –

Le dije, una vez que había pasado mi jugo, ella colocó su mochila frente a ella y se sentó elegantemente, acomodándose el cabello que el viento le había desordenado.

–Bueno yo… resulta que he comprado doble ración de comida, yo… olvidé que ya había comprado la primera así que… bueno, creí que estaría bien si lo compartía contigo… –

– ¿Qué hiciste qué? –

Pregunté, enfadándome inmediatamente. Aquello era un gran problema, y para alguien que conocía su situación, era motivo de enojarse, cualquiera lo entendería. Sólo que ella no entendió, porque no sabía hasta donde estaba enterado yo de su situación.

– ¿Estoy siendo una molestia? Si es así me disculpo, yo… me retiro. –

Ella se puso de pie con una velocidad impresionante, lo único que alcancé a hacer fue a sostenerla del brazo antes de que se marchara y entonces ella cayó al suelo. Pero no fue una de esas caídas graciosas donde uno queda debajo de la chica en alguna posición vergonzosa, fue una caída dolorosa, porque su codo cayó sobre mi entrepierna.

Nagasami no supo cómo reaccionar, se asustó porque yo rodé por el suelo por un momento, tratando de soportar el dolor.

– ¡Eres un imbécil! Pero… pero… ¿estás bien? –

Como pude, le respondí.

–Estaré bien… no te preocupes. –

– ¡Es tu culpa! me jalaste muy fuerte… yo toqué tu… ¿te hice daño? Lo siento mucho… yo no quería. –

Me vi forzado a entender lo que ella trataba de decir. Ya más repuesto del dolor, y mirándola ir desde la vergüenza hasta el coraje profundo y de vuelta a momentos, entendí que estaba teniendo una serie de emociones muy extraña, la una detrás de la otra.

–Ya no importa. –

Respondí yo, tratando de olvidar el tema, ella replicó.

– ¡Claro que importa, eres un pervertido! –

Me dijo, su cara estaba roja como un tomate. Probablemente debido a que su codo había tocado mi entrepierna, pero… aquello no había sido especialmente agradable. Se lo dije.

– ¿Pervertido? Perdona, no conozco a nadie, por pervertido que sea, a quien un golpe en ese sitio le resulte agradable, me dolió mucho ¿sabes? –

– ¿Entonces habría sido agradable para ti de no haber sido doloroso? Eso es indecente además, si te dolió es por tu culpa ¿Por qué me jalaste en primer lugar? –

–Nadie dijo que te jalé porque quería que me tocaras ni ninguna otra cosa, esas son cosas que tú piensas de la demás gente, y si te jalé fue porque no quería que te fueras, es todo. –

Ella montó en cólera.

– ¿Por qué no puedes sólo pedir disculpas? ¿Por qué debo ser yo la que se disculpe? Tú me jalaste… yo no pretendía golpearte, mucho menos en un sitio como ese, Imura–kun, idiota. –

–Es estúpido pedir disculpas por algo así, además, tú eres la que quería irse, por eso te jalé, si no te hubieras levantado tan de prisa entonces esto no habría pasado y yo no sentiría tanto dolor. –

– ¡Pues si me quería ir es porque sé que soy una molestia! –

Repuso Nagasami. Desde allí comenzaba su problema.

–Ahí es donde estás mal, nadie ha dicho que tú eres una molestia, ahora ¿Puedes sentarte un momento? Hay cosas que quiero decirte. –

Nagasami se sentó de nuevo, al menos ya no parecía avergonzada por lo que había pasado, no sé si eso era buena o mala señal.

–Tienes la costumbre de disculparte siempre, y esperas que los demás lo hagan también, si no hay disculpas entonces lo que dicen es agresivo para ti, las cosas no son tan simples como eso, Nagasami–chan. –

Pasada la conmoción, y habiendo bebido un poco más de mi jugo, eso fue lo que le dije, ella hizo un chasquido con la lengua, pero no dijo nada.

–Volviendo a lo que estábamos hablando, nadie dijo que fueras una molestia, tienes que sacar esa idea de tu cabeza. –

–Todos lo dicen siempre. –

Ella dejó escapar eso. Estoy seguro de que no quiso decirlo. Ella sabía que la cuestionaría si hablaba, pero supongo que había estado dándole tantas vueltas que no pudo evitar ese pequeño escape.

– ¿Todos? –

Ella me miró, sabiendo que había hablado de más, pero no podía echarse atrás ahora.

–Sí, todos, mi mamá, mi papá, mi Onee–chan, incluso estoy segura de que mi mejor amiga también lo dice, así que… supongo que debe ser cierto, soy una molestia. –

Su mejor amiga. Es decir Hakua. ¿Había peleado con ella?

–Para mí no eres una molestia, Nagasami, es cierto que te irritas con facilidad, pero eso no te hace indeseable. –

–Pero te has molestado hace un rato, cuando vine a que compartiésemos el desayuno, te he parecido una molestia y por eso te enfadaste conmigo, no me digas que no es verdad porque si estabas enfadado. –

Me explicó ella, a punto de montar en cólera de nuevo.

–No estaba enfadado porque quisieras compartir el desayuno, estaba enfadado porque los has comprado, ambos. –

Estoy seguro de que ella sintió un escalofrío, porque permaneció en silencio por un largo rato, sólo mirándome. Yo tampoco dije nada, finalmente, ella me preguntó, con una expresión de desconcierto que sería difícil de describir.

– ¿Cuánto sabes? –

Yo tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para responder, sobre todo porque entendía cómo debería sentirse, y sabía que mi respuesta no iba a gustarle. Para nada.

–Más de lo que me gustaría. –

Eso le dije. Ella comenzó a derramar lágrimas, se puso de pie, y yo también. Iba a irse de nuevo, pero la sostuve, esta vez con mucha más delicadeza, tomándole de la mano.

–Déjame irme, por favor, tengo que irme. –

Me decía, pero ni siquiera se molestó en soltar mi mano, sólo tenía que soltarme y podría irse, pero no lo hizo, en lugar de eso, se recargó en mi hombro, y se puso a llorar.